miércoles, 25 de febrero de 2015

EL FÚTBOL, COMO EL TIEMPO EN FEBRERO

Este juego de nuestros disfrutes, con más pasiones que entendederas, suele removerse cuando asoma la primavera. Así, tras la Pascua, cuando los ceros abundan en los resultados, los goles florecen con los almendros. Y parece que se volviera al principio del campeonato, cuando se dan lo resultados más asombrosos porque aún no se conocen bien los equipos. Si miran las jornadas de esas épocas del año verán resultados deslumbrantes.

 Y también al final, en sentido inverso al mero juego, en cuyas últimas jornadas también se producen tanteos que más que sorprender sonrojan; la poca vergüenza y los vuelos de maletines tienen la culpa. Sería bueno que las sospechas de compraventas que siempre han acompañado al fútbol se volvieran alguna vez evidencias demostrables judicialmente y algunos acabaran donde deberían. Y no hablamos de primar a cualquier equipo por obtener un resultado positivo, sino por perder vergonzosamente. ¿Condenarán a alguien por ello? Lo dudo. Para dar ejemplo negativo siempre les queda el Murcia a los impresentables que rigen nuestro fútbol.

Finalizando la primera vuelta el Real Madrid parecía un ciclón imbatible, con record de victorias para Ancelotti seguidas, y un mes largo después pareciera que se les hubiera olvidado ganar. Pues miren, ni una cosa ni otra. Los que peinamos canas, y algunos ni eso, podemos recordar que ni el Madrid de Di Stéfano, Rial o Puskas y Gento, que pasa por haber sido el mejor de su historia, ganaba siempre, ni siquiera tenía asegurados los campeonatos domésticos. Aunque ganara cinco copas de Europa seguidas, no pudo hacer lo mismo en la Liga ni en la Copa. Entonces, el Barça de Kubala, Ramallets y Luisito Suárez competía en igualdad de condiciones.

El lunes pasado decíamos que los blancos no atravesaban ninguna crisis y ahora decimos lo mismo del Barça, que después de perder con el Málaga en un mal partido dentro y alejarse sus opciones de liderar la Liga muchos dirán que ha entrado en depresión. O que la pelea de Messi con Luis Enrique aún colea, que los problemas extradeportivos están influyendo, etc. Y aunque todo ello tenga su influencia, lo cierto es que el fútbol se mueve en una especie de rueda de la fortuna que es lo que en el fondo le da su picante. Si no fuera simplemente un juego sería demasiado aburrido.

Y hay otra evidencia que no por mucho repetirla deja de ser cierta. Los futbolistas son personas, no máquinas, y no siempre están igual de despiertos, de rápidos o de acertados. Y no tienen tampoco las mismas rosas en el culo un día que otro. Quienes han jugado compitiendo alguna vez, en el deporte que sea, lo saben muy bien.

Un amigo y antiguo futbolista modesto de mi pueblo, pero tan buen goleador en los años sesenta como persona siempre, y que me llevé a la directiva que presidí del Murcia, Jesús Ruiz, guadalupano de pro y qepd., desgraciadamente; me confesó que había épocas en las que no veía la portería y que, cuando la enfilaba, le parecía más pequeña que el balón. Y otras, sin embargo, enchufaba para dentro todo lo que le caía hasta con la uña. Venía a confirmar lo que tantas veces se ha dicho de que los goleadores van por rachas. De ahí lo enorme y grande de la regularidad de Cristiano y Messi, a quienes  tenemos la suerte de disfrutar en nuestra liga tantos años. Y que nos duren.

El Madrid, simplemente y como hemos reiterado, sufre cuando se enfrenta a equipos de enjundia en el medio campo. El otro día, alguien de la categoría futbolística de Stielike dijo que a él le parece Kroos un ocho y no un cinco, y que habría que arroparle para que luciera mejor y que el equipo blanco no se resintiera.

También el Barça, aunque juegue con su famoso trío de delanteros, con Neymar y Suárez pululando alrededor de Messi, precisamente en ese liderazgo tiene su punto débil. El día que no está acertado todos los demás se nublan. Esa es la circunstancia que Luis Enrique quería superar con sus rotaciones, pero no le han dejado. Ya veremos cómo lo solucionan, porque ni el argentino ni nadie debería ser nunca insustituible, como tampoco lo es nadie en la vida.


Finalmente, coincidimos con el citado Uli en que la Liga debería tener más equipos que pudieran optar al título. A ver si la última jornada de febrero apretara algo la cabeza.

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