domingo, 12 de julio de 2015

HASTA LUEGO, PRESIDENTE

HASTA LUEGO, PRESIDENTE.
Muy lejos, a un día de viaje por carretera, me llega la imagen sonriente y hasta bonachona de Pepe Pardo; la suya de siempre. Pero la sustenta una noticia que me deja sin palabras: se nos ha ido el mejor Presidente del Murcia; el que más alto llevó a nuestro equipo en su historia. E inmediatamente se me han escarchado los recuerdos en esta tierra de verdes y meigas, de castros y lluvia fina, y hoy, también, de lutos.
A mil kilómetros tengo la doble pena de no poder darle un último adiós de cerca, y un abrazo a los suyos, pero también la distancia suficiente para calibrar su figura con serenidad. Porque Pepe Pardo no era solo un buen empresario, y de éxito, ni un extraordinario expresidente con registros también difíciles no ya de superar, sino de igualar, ni un padre de familia a la vieja usanza, rodeado de cariños cercanos, ni siquiera solo un hombre entrañable que rendía culto a la amistad, no, era algo más.  Pepe era un murciano de la cabeza a los pies hecho a sí mismo desde la más modesta humildad; cualidad que no le abandonó nunca. Como tampoco la inteligencia parda que hacía honor a su figura y a su apellido.
Recuerdo cuando me contaba sus tardes infantiles de cántaras saltarinas vendiendo agua en las puertas de la plaza de toros o de la Condomina. Y cuando acompañaba a su padre vendiendo ropa por la huerta en una bicicleta vieja. Y lo hacía con esa sonrisa suya tan singular desde su mirada socarrona y nada jactanciosa, anticipándose siempre a sus palabras; más lentas pero igual de grandes en su sencillez.
Y tuvo la sinceridad, tan difícil de hallar pero tan fácil de exponer, de explicarme por qué era presidente del Murcia sin que el fútbol le atrajera especialmente. Fue en un avión, de viaje a Canarias, para jugar contra el Tenerife y que ganamos dos a cero, en el que yo acompañaba al equipo como aficionado con varios amigos. Con esa parquedad suya, otra de sus características, me dijo: “José Luis, yo vendo más pantalones siendo presidente del Murcia que de mi empresa”. ¿Cabe más verdad en cualquier presidente no profesional de un equipo de fútbol? Pepe Pardo en estado puro, del que tanto debían aprender  otros mucho más rumbosos. Una realidad absolutamente lícita en quien no llega a un club a llevárselas directa o indirectamente, ni a vender humo de amores ni sacrificios por unos colores. Como a cualquier otro sitio de relieve social. Eso que todos sabemos pero que pocos implicados reconocen.
Le conocí a principios de los ochenta de la mano de un amigo de los de verdad: Juan Ignacio de Ibarra, a quién he llamado enseguida para darle el pésame porque sé de su íntima relación y amistad sin reservas. Después, desde mi trabajo,  negocié con Pepe la publicidad de la entonces Caja de Ahorros Provincial en las camisetas del Murcia para ir dando a conocer la nueva marca que queríamos implementar: Cajamurcia.
Luego tuve la inmensa fortuna de recibir su cercana y elogiosa felicitación cuando conseguimos que el Murcia volviera a segunda división, tras la primera injusticia que condenó a nuestro equipo a bajar a 2ª B en los despachos, dejado de la mano de propios y extraños, con Samper, curiosamente, de secretario general de la LFP. Porque Pepe Pardo siempre estuvo ahí, apoyando al equipo que hoy debe recordarle con gratitud, junto a todos sus socios y aficionados.
A lo largo de treinta y cinco años tuve ocasión de coincidir con él en diferentes lugares, y nunca faltó un abrazo ni unas palabras cariñosas en recuerdo de los tiempos en que compartimos equipo desde distintas responsabilidades. La última fue en un restaurante de su barrio, Santa Eulalia, en el que volvió a ganarme por la mano y antes de que pudiera reaccionar tenía una botella de champán en la mesa que compartía con familiares. Los detalles de generosidad de Pepe con sus amigos  y conocidos, como era mi caso, tampoco tenía límites. Nuestro mejor presidente, además de ser un murciano de pro, de los que van quedando pocos,  y un hombre con el mérito extraordinario de llegar a la cima desde la nada, siempre fue un caballero.
Desde tan lejos, mi admirado Pepe, miraré esta noche al cielo para descubrir tu estrella, porque seguro que brillarás también allí y no será difícil encontrarte.  Y la abrazaré en la distancia.    


OTRA LECTURA DEL REMOZADO PP

OTRA LECTURA  DEL REMOZADO PP
O del pretendido nuevo PP, que quizá sería más claro. Albergo dudas sobre si los cambios que alguna vez enjaretan los populares se los hacen amigos o enemigos. Y es que, tras la tibia reflexión reciente echando la culpa de sus males a la comunicación política, desde la base de que la gestión llevaba a cabo ha sido buena, empiezan por un debilitamiento de su identidad corporativa encerrando tanto su charrán como sus siglas en un círculo, con el añadido del apelativo común en plural, populares, a modo de cola de un cometa no sugerido por ninguna parte.
Ni gestión ni comunicación
Además de que la comunicación no ha sido mala, sino peor – lo de Floriano es el paradigma – y de que la gestión política gubernamental que han desarrollado con su mayoría absoluta ha devenido en estéril, y ese es el verdadero problema, ocurre que han tenido a sus peores enemigos dentro: la corrupción como plaga ha oscurecido cualquier atisbo positivo tras sus tres años y medio a los mandos del timón español.     
El gobierno de Rajoy confundió desde el principio los fines con los objetivos, y claro, usó los medios inadecuados. Si el fin era sanear España reduciendo su déficit público, y para eso reformaron la Constitución de la mano del PSOE, todavía en el poder, no es de recibo que pasado el tiempo continúe engordando la deuda pública española – de 600.000 M de Euros cuando llegaron al Billón largo que dejarán tras cuatro años, tan impagable como la deuda griega – porque no han logrado reconducir el gasto a pesar de haber sangrado a los españoles con una subida de impuestos tan brutal que no la llevaban ni los de IU en su programa en 2011. ¿Algún lumbrera de los de Montoro calculó, por  señalar un solo ejemplo, qué ocurriría con las miles de pequeñas empresas a las que subieron el IVA del 8 al 21%? Fueron micro empresarios de sectores culturales, de ocio y deportivos, la mayoría votantes suyos, a quienes hicieron cerrar o pasarse a la economía sumergida para poder subsistir, porque con la crisis encima era imposible subir ¡un trece por ciento! los precios a sus clientes.
Hemos reiterado que se dedicaron a ahorrar donde no debían porque no tuvieron valor para meter la tijera en cualquier gasto que sonara a mamandurrias clientelares; ni propias ni ajenas. Y, de paso, le dieron un eje muy potente a la oposición por aquello de la supuesta austeridad, que tanto les ha servido elección tras elección; y lo que queda.
Tiro al votante
Es decir, que machacaron a sus votantes y les dieron armas a sus contrarios. O lo que es lo mismo, son malos en comunicación pero aún peores en gestión. Y dentro de su tremenda confusión no quieren ver la evidencia: hay millones de ciudadanos que les votaron en el 2011 que se cortarían una mano antes de votarles de nuevo. ¿Y saben por qué? Pues porque siguen siendo los mismos. Se lo dijo el propio Aznar el otro día: o cambian radicalmente o están muertos. Lo del miedo no funciona y los votantes rehenes van a menos.
La quema del nuevo
Y ahora van a quemar a los escasos nuevos que han puesto en primera fila. Como ocurrirá con el prometedor Pablo Casado en cuando pasen unos meses y siga teniendo de telón de fondo a los de siempre, con el propio Rajoy y su compadre Arenas, entre otros, y el añadido plúmbeo del chico listo Moragas.
Ver al nuevo responsable de comunicación del PP presentar como un hallazgo el nuevo logotipo, fue todo un poema de tristeza rimbombante. Seguramente se estudiará en primero de comunicación corporativa como un ejemplo de lo que no se debe hacer nunca. Porque, señores peperos, encerrar a un charrán, que no gaviota por aquello de carroñera; uno de los dos mejores símbolos de identidad política en España – el otro es la rosa socialista– , que sugiere vuelo alto, libertad, sueños y futuro, en un círculo, junto con su eficaz acrónimo PP, significa caparlo, limitarlo, enclaustrarlo o encarcelarlo. Claro que, pensando mal, igual les ha traicionado el subconsciente; solo les ha faltado sombrearle una reja.
Un chiste y una pena
Tras su desconocida, por triste, sonrisa, diciendo que se trataba de centrar la identidad, como hallazgo del nuevo PP que pretenden, me acordé del chiste del ciego que parecía acariciar a su perro por detrás, y unas piadosas damas se le acercaron para encomiar su actitud. Aquel atribulado hombre, tras unos segundos negando con la cabeza, les espetó con crudeza que estaba centrándole para darle una patada en los c….., porque le había tirado al suelo de un tirón un momento antes.
Las cabezas pensantes del PP deberían hacer caso a su antiguo presidente y cambiar hasta las cortinas de la calle Génova, además de dedicarse a gestionar bien y, desde luego, a comunicar mejor. ¡Qué pena de ave simbólica, de siglas, de partido y hasta de votantes de buena fe! Esos que han dejado fuera de su círculo como ‘populares’; cosa normal, por otra parte, en el PP de Rajoy, que sigue con aquello de que gracias a él no nos rescataron.

Pero don Mariano, hombre, ¿lo de las antiguas Cajas no fue un rescate? Pues – discúlpenme la nueva licencia – como en el chiste clásico de la vigilia de los viernes, en vez de carne sería bacalao.         

lunes, 6 de julio de 2015

DEL PÚLPITO AL BANQUILLO

ÚLPITO AL BANQUILLO
Así andan Aznar y Rivera, uno predicando y el otro en la búsqueda necesaria de titulares. Y no solo ellos. Iglesias está en la prédica y en el campanario.
El caudillismo
Aznar debería saber que España no es tierra para profetas, pues rendimos culto al mesías de turno cuando manda, y se torna en irrelevante al dejar la vara. Somos un país de caudillos; desde Viriato a Franco. Al primero lo vendieron sus propios para heredarle, en su momento de mayor debilidad, e Hispania se hizo romana. Y al segundo, por mucho que se le critique y hasta parezca que fue un apestado,  se le tuvo devoción patria hasta el mismo día de su entierro: dos millones de españoles pasaron compungidos ante su féretro en el Palacio de Oriente.
Sería bueno que pasáramos la página del vasallaje y abriéramos al fin la de ciudadanos, en la que huir de cualquier caudillismo es la piedra angular.
Así, aunque don José María lleve razón señalando las carencias del PP de Rajoy, y el camino a seguir, no debe extrañarle que nadie le haga caso. Incluso que le recomienden callar la mayoría de militantes o le critiquen con saña sus antaño aduladores; es lo que da la mata.
 Claro que tampoco él ha entonado el mea culpa público por el sucesor que endilgó a su partido, aunque sí lo lamente en voz baja, y por ende a los españoles. La prueba más clara del caudillismo imperante es que le nombró su dedazo y nadie osó contradecirle desde sus filas.  Y es que, aunque cumplió a rajatabla su promesa de estar solo ocho años en el cargo, nadie creía – ni él tampoco- que fuera a apartarse totalmente del machito; de ahí la bendición general, o abstención unánime, según se mire. Tal vez por eso nombró a Rajoy, pero le salió rana.
En resumen, que o se decide a volver para retomar el mando, y eso le otorgaría una pléyade de nuevos ‘aznaristas’, por si acaso; o seguirá clamando en el desierto porque nadie espera o teme nada de él. Aquí solo se respeta al que se teme o al que puede dar algo, y a algunos que llevan decenios bajo tierra por aquello de que no les conocimos y solo nos han contado sus aciertos. Pero en todo caso, España tampoco es buena tierra para segundas partes; Suárez fue un ejemplo.
El equipo
Rivera hace bien en buscar plantilla porque su partido corre el riesgo de ir en paralelo a su trayectoria. Y eso, mientras le suene la flauta de la esperanza le irá bien, pero en cuanto flaqueen los votos, o empiecen a vérsele las costuras en los lugares donde ahora son decisivos para los gobiernos de turno, la cuesta abajo consiguiente será camino sin retorno. En este aspecto, los caudillismos funcionan cuando hay fuerza detrás. Como antes decíamos, si no pueden dar prebendas o leñazos se pasa pronto de ellos. Es condición humana, que no sé si general, pero desde luego muy hispánica.
Así, cuanto antes tenga un equipo de gente valiosa detrás que le asegure cohesión ideológica y territorial, aparte de relevancia y votos, mejor para Ciudadanos. Ahora mismo, salvando a los notables que le dieron su primer lustre económico a nivel nacional, Garicano y Conthe, y los escasos delegados regionales que han surgido en las pasadas elecciones, como Marín y Villacís, por hablar de quienes ahora están en candelero; no tiene equipo visible. Y eso le puede pasar una enorme factura. Las elecciones catalanas pueden catapultar a quien le sustituya, y sería otra baza interesante; las urnas dictarán sentencia. Si su partido se cuartea en Cataluña, Rivera tendrá poco futuro a nivel nacional. Y él lo sabe, de ahí sus dudas hasta última hora; y todavía.
En misa y repicando
Iglesias está sujetando las riendas de Podemos para que no se le desboquen los Círculos, porque él sabe mejor que nadie lo ingobernables que pueden llegar a ser los movimientos asamblearios. De ahí su empeño en estructurar un partido fuerte desde arriba controlando a los de abajo. Y en ello ha puesto su empeño. Sabe muy bien que en las generales se juego su futuro. Si al final repite el porcentaje de votos de las pasadas municipales y autonómicas, o poco más, habrá perdido el tren de la historia. No llegar al veinte por ciento será reeditar una Izquierda Unida, aunque con más fuerza por el impuso inicial del movimiento asambleario de donde procede, y es muy difícil que lo consiga.
Ahí se ancla también su empeño en defender hasta extremos casi suicidas a Syriza, porque si el enorme envite de Tsipras le sale mal, Podemos e Iglesias pueden ver lastradas sus esperanzas de replicar su éxito en España. Y al revés, si aquello saliera bien y lograran doblegar a Europa, cosa difícil aunque no descartable por el miedo consustancial de una Unión Europea de mercaderes, tendrían mucho ganado aquí. Desde luego, si los gobiernos europeos apelaran a la dignidad humana que enarbolan legítimamente los izquierdistas extremos helenos, hace tiempo que Grecia estaría fuera de todo. 
No tiene mucho sentido que quienes no pagan un IBI generalizado, por ejemplo, porque tienen un catastro tan precario y limitado como reciente, estén exigiendo a los ciudadanos europeos, que de media tiene que trabajar seis meses para pagar sus impuestos, que les permitan vivir eternamente como hasta ahora. Como les ha venido a decir el líder de los socialistas alemanes, no pueden pretender mantener sus privilegios e ineficiencias a costa de los pensionistas y ahorradores germanos. Ni de los españoles.

Ayudarles en lo razonable para que puedan cumplir con decoro sus compromisos, sí, pero a que parasiten al resto de ciudadanos europeos, un no con chorreras, don Pablo. O teta o sopas.        
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