jueves, 30 de octubre de 2014

EL NEGRO NUESTRO DE CADA DÍA

Es sustituto de valores. Él y su primo blanco son el único valor. El que lamentablemente ha sustituido a los que debían haber presidido nuestro quehacer de cada día. Y nadie, o casi, escapamos a ello.

Ahora bien, si malo es que lo sentemos cada día a nuestra mesa los ciudadanos de a pie, peor y sin perdón razonable es que lo hagan quienes tienen la misión de guiarnos en la selva de nuestra vida en comunidad.

Uno tiende a pensar en una sociedad ideal en la que un partido político, o un sindicato, como cualquier otra organización, fueran disueltos por una Justicia de verdad e independiente si se demuestra que han usado negros en su día a día. O blancos ilícitos. Fueran quienes fueran; estuvieran en el poder o en la oposición; fueran mayoritarios o minoritarios.


La pregunta recurrente y el sueño

Cada día los ciudadanos españoles se desayunan con un interrogante desesperanzador: ¿cuándo se acabará todo esto? Y miran a su alrededor, al páramo irredento en que han convertido España sus responsables, sin hallar respuestas regeneradoras. Dan igual que sean ‘pujolitos’ o ‘pujoletes’; ‘peperos tiznaos’ genovitas , ‘barcenianos’ o ‘gurtelillos’; compis de pupitre o de gobierno del ‘palquero’ del Bernabéu, don Josemari, que vaya ojo tuvo el tío del bigote con algunos; ‘sindicaleros’ o ‘empresarietes’ de fortuna, ‘eres’ desvergonzados, sobres negros, enchufes y ocasión; frescos ‘cajarios’, ‘socialistos’ o ‘comunistoides’ de trinques varios, visas opacas, camisas nuevas, corbatas y ‘delasjons’; golfos todos. Por donde mires, se escapan pocos.

Y sueñan con que algún día, alguien o varios proclamen en serio que ya está bien. Que el futuro de España estará libre de negros y de blancos ignominiosos. De dineros amasados al descuido y de gentuza.


Sálvese quien pueda

Dicen que andan Rajoy y Sánchez enhebrando un pacto por la regeneración, con llamadas inverosímiles del don Tancredo gallego a una gran coalición postelectoral a la alemana porque se huele la tostada,  mientras la Cospedal asegura que nunca han realizado esas prácticas delictivas que ahora vamos conociendo -por mucho que puedan haber prescrito-, ni las volverán a hacer más... ¿Y quién se puede creer ya nada? Los más avispados aseguran que todo ello es producto del miedo cerval que le tienen a Iglesias y su Podemos y no porque a las malas sería lo deseable. ¿Y por qué se extrañan de la ilusión que ha generado ese movimiento asambleario quienes desgobernando el país y rebozándose en negros y blancos sucios de miseria y desvergüenza nos han llevado hasta aquí? Debería venir un balamío de aguas desbocadas que les llevara hacia donde muchos debieran estar. A la sombra. A la sombra de un futuro más negro del que nos han propiciado con sus fechorías. Porque ya me dirán ustedes qué supone que el partido con más poder en España desde Franco y sin oposición, por descrédito unos, desprestigio otros e incomparecencia unánime casi todos, el PP de Rajoy desde 2011; haya estado manejando al parecer dinero negro a mansalva y ahora masacre fiscalmente a sus votantes y a los ajenos. Y que con él haya pagado supuestamente sobresueldos a sus dirigentes, obras, sedes y campañas electorales.  O que su alternativa, el PSOE, además de lo que ya sabemos con certeza de su ruinoso pasado reciente ‘zapateril’ y del antiguo, también negro, cuando mandaba el tándem González-Guerra; haya dilapidado cientos de millones de dinero público en su feudo andaluz en connivencia con su sindicato afín, la UGT, y que sus máximos responsables se hagan los locos y los asciendan a senadores. Si el futuro socialista se llama Susana Díaz, corresponsable por acción u omisión de la gestión de Chaves y Griñán, aviados van y vamos.


El Pacto necesario

De los cimientos que deberían soportar nuestro mejor futuro sobran, como venimos reiterando, quienes hayan tenido algo que ver con nuestro pasado inmediato, Rajoy el primero, salvo para convocar el cónclave y marcharse a continuación. Sánchez todavía tiene crédito por virginidad, y deberían sumarse esperanzas blancas de las distintas opciones políticas, PP e IU renovados incluidos, con los periféricos ‘cerebrados’ regionalistas –nacionalistas de utópica nación en su jerga, común y constitucionalmente aceptada -, UPyD y Ciudadanos – qué buen invento sería un partido centrista unido-, más sindicatos de trabajadores y emprendedores remozados y organizaciones sociales, con la Casa Real en una discreta expectativa. Y ahí cabrían todos: los viejos y los nuevos, los Podemos, los refrendemos ‘pa largarnos’  de la quema y los soñemos; pero ante y sobre todo la ciudadanía española, que, aunque no quepa en una mesa, debería ser el sujeto básico y único de la misma.


El partido de los viejos valores perdidos lo jugamos todos


Y todo ello volviendo a poner en valor los viejos valores. Esos que se han  ido sustituyendo por el dinero y sus derivados: el negro, el blanco sucio y el también despreciable blanco ante todo. Y a ese confesionario deberíamos acudir todos. Porque, en definitiva, los responsables últimos del desaguisado somos quienes siguiendo el mal ejemplo hemos consentido elección tras elección que los responsables directos de tanto desmán, elegidos en gran medida por nosotros demasiadas veces de un modo irreflexivo y votando con el corazón contra los otros en lugar de hacerlo con la cartera en la mano, la cabeza avizor y sin prejuicios antiguos, camparan y robaran a sus anchas. Aunque nos hayan estafado alguna vez incumpliendo lo que prometieron, pensemos que esos golfos, inútiles y sinvergüenzas, que forman una parte decisiva de la llamada casta, no vienen de fuera ni han surgido de la nada. Salen, como los buenos, que también los hay, de nuestras mismas casas. Son amigos, familiares, vecinos, conocidos, paisanos y conciudadanos nuestros.

miércoles, 29 de octubre de 2014

FÚTBOL ESPECTÁCULO

La lástima es que no podamos ver otro partido así de nuestros dos mejores equipos hasta la segunda vuelta. El fútbol de calidad, a falta de la emoción que temporadas atrás nos proporcionaba que cualquier equipo de la liga pudiera hacerles frente, lo atesoran el Madrid y el Barça gracias a sus enormes jugadores. Y ello es así fundamentalmente por la gran diferencia presupuestaria con todos los demás. Juntar en un partido a una docena de los mejores futbolistas del mundo, junto a los dos o tres indiscutibles que encabezarían la mejor selección mundial, es algo que solo se puede ver en un encuentro entre merengues y culés.

A lo anterior se sumó que Ancelotti y Luis Enrique no escondieron nada y salieron con sus mejores hombres para jugar claramente su fútbol más excelso, aunque quepan algunos matices. Lo de no sacar a Alba es algo que quizás le costó el partido al Barcelona. Me refiero a los detalles que marcaron el resultado. Si en los primeros veinte minutos hubieran contado con el internacional español por la banda izquierda tal vez su temprana ventaja inicial se habría incrementado, pero eso nunca lo sabremos. De todos modos ahí estuvo, en otro detalle decisivo, el increíble balón de gol que Casillas le sacó a Messi en otro pase del excelente Suárez. Jugó muy bien el colombiano hasta que las fuerzas le aguantaron. Igual que Xavi, que mientras estuvo en el campo su equipo tuvo opciones.

Otro detalle fue su cambio por Rakitic. Ahí también falló el técnico blaugrana. El croata, sin duda otro buen futbolista, tuvo la desdicha de entrar cuando se fue el de Tarrasa y, además, tampoco tuvo su día en los saques de esquina. Sacó tres consecutivos al primer palo que supusieron otros tantos contraataques peligrosos de los blancos, que parecieron tenerle tomada la matrícula. En el primero de ellos vino el gol de Benzema; el tercero del Real. Y ahí se acabó la historia para los catalanes. A partir de ese otro detalle los blancos se gustaron, y pudieron y debieron conseguir una de aquellas viejas manitas porque el equipo de Luis Enrique se vino abajo con estrépito.

En resumen, un gran partido en el que los a la postre perdedores pudieron resolverlo a su favor en los primeros veinte minutos, pero que después se vieron desbordados por el juego y la pegada del mejor Real Madrid de los últimos tiempos. Ancelotti ha vuelto a hacerlo. Si ya en la segunda parte de la temporada pasada consiguió enjaretar un equipo excelente –recordemos el excepcional partido de Munich- en esta lleva camino de hacerlo antes. Pero ojo con el medio centro. En esos primeros minutos del partido que comentamos, Messi, Xavi e Iniesta jugaron muy cómodos entre líneas porque ahí no había nadie que los parara. Kros y Modric, siendo muy buenos jugadores, no tienen el empaque necesario para apuntalar los veinte metros por delante de los centrales. Y eso se nota hasta que se multiplican en la zona o son ayudados por sus compañeros. Ahí, Isco tuvo un papel excelso para superar los inconvenientes de sus carencias, y, sorpresivamente, de las suyas propias: ¡qué partidazo hizo el malagueño en el achique de espacios en su línea media! El Bernabéu, tantas veces degustador del mejor fútbol, así se lo reconoció reiteradamente y en una emocionante ovación final.

Por su parte, el Barça mostró su excelente pinta desde el inicio de temporada, con  el lunar de París, mientras las fuerzas le respondieron a sus tres tenores: Xavi, Iniesta y Busquets –claramente mermado-, con la impagable contribución de Mascherano desde atrás. Y arriba tiene un peligro solo comparable al de sus rivales del sábado. Neymar y Suárez, con Messi haciendo magia unos metros detrás de ellos enlazando con los medios, son la otra mejor delantera del mundo. Cristiano, la mejor versión del gabacho Benzema y el galés Bale, con Isco o James y Kros a los mandos, no tienen parangón en ningún otro equipo.


Eso no quiere decir que se vayan a disputar ellos solos todos los títulos. En Europa habrá que refrendarlo frente a rivales que también tienen sus argumentos. Hemos visto a equipos como el Bayern de Guardiola que le pueden hacer un roto a cualquiera. Ahí estará la medida de sus posibilidades. Y debiera estar también, como dijimos, su Liga. Hasta su partido de la segunda vuelta nos aburriremos en la nuestra. Salvo que Valencia, Sevilla o Atleti nos animen. ¡Suerte!   

miércoles, 22 de octubre de 2014

LA PENOSA POLITIZACIÓN DEL FÚTBOL

Cuando las pasiones cambian de acera se tornan en absurdos. Las mentes se ciegan y la tontuna, cuando no algo peor, suele sustituir a la inteligencia. Es lo que ocurre ahora con la instrumentalización del Barça, y por lo tanto del fútbol, a favor del catalanismo independentista extremo. Y la pena no es que los políticos proclives a tal pretensión lo intenten, que ya sabemos cómo esta especie humana aprovecha cualquier cosa para sus fines, sino que secunden el disparate algunos deportistas profesionales que mejor estarían callados cuando el asunto en cuestión divide a la sociedad. Otro asunto deprimente es el de los miles de aficionados que se dejan pastorear en ese sentido por los dirigentes, como ocurre actualmente en el Nou Camp del Barça. Y, ya, la gota que colma el vaso es que algún medio catalanista independentista como TV3 trata de vincular las glorias de su gran rival, el Madrid, con el viejo régimen de Franco.

Llegados a este punto, es muy saludable acudir a la historia para tener una visión lo más fina posible de la realidad. En el año 1961 el presidente culé Enric Llaudet solicitó al alcalde de Barcelona, Jose María Porcioles, la recalificación de los 27.000 m2 de las instalaciones de les Corts, donde jugaba el Barça de Kubala, para poder construir en otro lugar un estadio capaz de albergar a la creciente hinchada culé. Con el húngaro nacionalizado español, don Ladislao, acompañado de los Basora, Moreno, Cesar, Menchón y compañía, en 1957, que fue cuando el presidente Miró-Sans inició los trámites, los blaugranas lo habían ganado todo durante varios años y el viejo estadio de Les Corts se les había quedado pequeño a pesar de su ampliación a 60.000 espectadores.

Seis meses después el ayuntamiento barcelonés aprobó la recalificación de los terrenos, que eran zonas verdes, y puso en marcha el proyecto.  Finalmente, en 1965, un Consejo de Ministros presidido por el Generalísimo Franco en el Pazo de Meirás autorizó tal recalificación y el Barça pudo vender esos terrenos  a la inmobiliaria Habitat por 226 millones de las entonces escasísimas pesetas. En 1966 derribaron el viejo estadio y dio lugar a 15.300 metros de jardines, a un palacio de deportes y a otro de hielo; y en los once mil largos restantes a viviendas y comercios. El Barça pudo construir así el actual estadio y salvarse de la quiebra.

Por eso, en 1971 se le otorgó a Franco su primera medalla de oro del Barça, nombrándole además presidente honorífico del Palau Blaugrana y del Palacio de Hielo.  En 1974 recibió la segunda de manos de la directiva culé por su enorme contribución al desarrollo del Barcelona, curiosamente tras un cero a cinco de los blaugranas de Cruyff al Real Madrid en el mismísimo Bernabéu; caprichos de la historia.

Lo que relato está a disposición de cualquier interesado en internet, no hay que buscar ni estudiar mucho, pero es curioso cómo a pesar de ello hay quien desprecia su pasado y a la historia, y que incluso trata a los aficionados, y no, de tontos. Porque hay que ser bastante ladino para creer, y tal vez con alguna razón en algunos – tal vez demasiados- , que el personal es gilipollas y se va a tragar así como así sus mentiras solemnes en cualquier medio de comunicación de masas.

La política debería dejarse para los políticos y para las ocasiones en lugar de llevarla al estadio sin pagar entrada. Porque esa es otra. Qué costaría a cualquier empresa o institución anunciar así sus mensajes.

Me consta la enorme presión que reciben quienes no se sienten independentistas en Cataluña y lo expresan –putos españoles les llaman en alguna que otra ocasión-, pero las figuras deportivas  como Guardiola, Gasol, Piqué y compañía, que tanto y tan bien han defendido siempre los colores de España, harían bien en reservarse sus legítimas ideologías, porque si tales iniciativas políticas derivaran alguna vez en episodios lamentables, como no sería la primera vez, en sus inmaculadas zamarras deportivas llevarían desgraciadamente incorporados también funestos blasones luctuosos. Que no se dé lugar.

Y, volviendo a lo nuestro, los partidos de los grandes en nuestra liga, como decíamos, siguen contabilizándose por goleadas, y lo que aburridamente queda; y las aguas de la selección española vuelven a serenarse tras la última victoria menor. Pero hay algo que se rompió para siempre en Brasil. Del Bosque ya anuncia sucesiones dulces y habla de jubilaciones. Es lo natural.       

viernes, 17 de octubre de 2014

CASILLAS, LA SELECCIÓN Y EL ‘MINUSBARÇA’

Casillas es la cuarta pérdida fundamental que ha sufrido nuestra selección en los dos últimos años. Hace ese mismo tiempo que no es el mejor portero español. Antes de su lesión en Valencia y del ostracismo al que le relegó Mourinho, Víctor Valdés estaba mejor. Y después, en el propio Madrid, Diego López le superaba claramente según el criterio de sus  técnicos.  Pero tuvieron que llegar los partidos decisivos de la pasada Copa de Europa y el Mundial para que se enterara mucha gente. Y ahora ya es un clamor.

Recuerdo que en este tiempo he discutido cordialmente con amigos que defendían que debía jugar el mejor siempre,  otorgando tal cualidad a Casillas seguramente por el recuerdo que tenían de sus portentosas actuaciones en momentos clave de nuestras glorias futbolísticas. Pero el tiempo pasa para todos y, como nos ocurre en la vida ordinaria también a todos, las debilidades se agudizan y las fortalezas van menguando. Si antes no era bueno en los balones cruzados por alto ahora es peor, y si tenía en los reflejos bajo los palos y en las salidas de poder a poder sus mayores virtudes, hogaño no le distinguen. Y es que, con el tiempo se pierde también esa décima de segundo física y mental que electriza nuestras decisiones instantáneas. Casillas ha sido el portero más laureado de nuestra historia, y quizás el mejor, pero ahora solo es un portero digno para un equipo como el Madrid, en el que lleva toda su vida. En la selección debería jugar cualquiera de los otros que actualmente están mejor que él.

La selección sufre ahora el mal de altura provocado por su exitosa y emulada forma de jugar y su envidiada trayectoria, pero aunque creamos otra cosa ahora es una más por mucho que durante cuatro años, al menos, haya sido alabada por los mayores prohombres del fútbol mundial.  Comentaba que ha perdido cuatro piezas fundamentales: a la pérdida del mejor Casillas hay que sumar la del mejor defensa, Pujol; el mejor medio, Xavi; y el mejor delantero, Villa. Y claro, cuando se pierde la columna vertebral de un equipo hace falta un creador que imagine el futuro con otros mimbres; un Luis Aragonés.  Del Bosque es un buen administrador pero nunca fue un creativo. Así lo demostró en el Madrid con muy buenas plantillas, en su momento, y en la propia selección cuando supo administrar la magnífica herencia que le dejó Luis. Pero él nunca se hubiera atrevido a jubilar a un Raúl todavía en plenitud de facultades, por ejemplo, como tampoco ahora lo hubiera hecho con ninguno de los señalados. Tres de ellos han dejado la selección por diversos motivos personales y el portero blanco, sin embargo, sigue soñando con París. Haría falta por lo tanto un giro radical en los mandos de nuestra selección porque no hay éxito ascendente que administrar sino un futuro que imaginar enjaretando los restos aprovechables  del naufragio y los valores emergentes de nuestro fútbol. Y esa figura no es del perfil de Del Bosque. Mientras no sea así iremos, como Mao, de derrota en derrota hasta la victoria final; que solo llegará, sin duda, cuando alguien descubra caminos en la tarde, como el poeta.

Menos bucólico está el Barça, que ahora se ha tirado de cabeza al monte declarándose catalán, que está muy bien porque es de bien nacidos honrar la tierra propia, y catalanista independentista, en un alarde de tontuna pueblerina y partidista extrema porque es una opción de la que como mucho participan una mitad de catalanes y, desde luego, casi nadie fuera de allí. El Barça tiene seguidores en toda España y en el mundo que forman parte importante de la base de su importancia futbolística, y por lo tanto de su economía, y no se merecen esta pirueta absurda que nada bueno presagia. En la liga española no deberían jugar si se produjera tal secesión y desde la francesa ya se han levantado voces relevantes augurándoles que no serían bien recibidos.

En mi caso, que no soy culé pero sí admirador del buen juego que emana su Masía,  me da pena solo futbolísticamente el futuro del ‘minusBarça’ de Bartomeu y sus secuaces, pero nada más. Les daría puerta sin problemas a ellos y a quienes quisieran mediante la correspondiente factura y pago de lo que deban, claro. Desde el respeto y el cariño, a mí no me hacen falta para nada, ¿y a ustedes? 

miércoles, 15 de octubre de 2014

UNA LIGA EUROPEA

Ya nos gustaría a muchos que el asunto del reparto del dinero en el fútbol profesional se ajustara. Es decir, que hubiera menos diferencia entre lo que ingresan unos y otros. Antes, cuando no existía el maná televisivo publicitario, también manejaban presupuestos muy diferentes los diversos equipos dependiendo del  número de socios y aficionados que pasaban por sus taquillas. Pero ahora, a esas grandes diferencias se han sumado otras abismales. El resultado es el de una competición adulterada donde manda más el dinero que el talento. El dinero que todo lo puede, claro. Y las consecuencias de tal discriminación es que salvo hecatombe o accidente, y así se señala con grandes titulares, el interés por un partido que enfrente a uno de los grandes, dos o tres, con otro cualquiera es el de saber cuántos goles le meterá. A algunos nos gustaba más cuando existía el picante de que un modesto, sobre todo en su campo, tenía posibilidades de meterle mano al grande. Ahora es una utopía.

Por eso, hemos señalado en alguna ocasión la oportunidad de que puestas así las cosas, y sin solución a la vista, sería preferible que los grandes españoles jugasen una liga europea con sus pares de otros países. Al margen de ello, podrían tener filiales que jugaran la liga nacional en igualdad de condiciones que el resto de equipos. Es decir, recibiendo un trato económico más justo de los dineros televisivos locales. De esa manera la liga española tendría el aliciente de que cualquiera pudiera ganarla o, al menos, de que fuera normal que un modesto pudiera hincarle el diente al poderoso. Ya sé que esto puede sonar también a utopía, pero tal vez sea más factible que pensar en que Madrid o Barça vayan a renunciar a sus tetas grandes en beneficio de los demás para favorecer el espectáculo.

Otro cantar sería el encaje de tal competición europea y de la conformidad del resto de países que pudieran participar, pero mirando lo que ocurre en Alemania, donde el Bayern le saca ya diez puntos al segundo al poco de empezar el campeonato, no creo que hubiera grandes problemas. Y me pueden decir que allí no existen esas grandes diferencias en el reparto de la tarta televisiva, pero sí esas grandes simas competitivas entre los dos o tres grandes y el resto.  

La liga más igualada es la inglesa, con media docena de equipos que pueden razonablemente optar al título, pero con mejor criterio también en el reparto de los dineros publicitarios televisivos viven ahora mismo en la burbuja económica que proporcionan los grandes magnates rusos, árabes o americanos que han comprado a varios grandes clubes. Maná que algún día desaparecerá.

No creo, para concluir, que sea tan difícil enjaretar una liga europea que sustituya las actuales competiciones continentales en las que de alguna manera se reproducen ligas parciales que podrían desembocar en una gran Liga de Europa. Y mantienen también sus buenos dineros televisivos que  diversos equipos aprovechan para plantear unos presupuestos u otros en caso de pasar o no determinadas eliminatorias. Incluso, con la formula analizada, el fútbol del continente europeo optaría a una parte mayor del reparto mundial de la publicidad en eventos deportivos mundiales. Todo ello al margen del interés competitivo que despertaría para muchas aficiones que se han de conformar con la abrumadora superioridad de los grandes de cada lugar. Y, con ello, seguramente se aumentarían las afluencias directas a los estadios. En España ya es normal que el Madrid o el Barça, que antes agotaban las localidades, apenas llenen tres cuartos de aforo en el mejor de los casos.

Por otra parte, y dentro de la polémica por los bienintencionados baremos económicos puestos en marcha por la LFP, aunque mal ejecutados por lo que tienen de discriminaciones como la sufrida por el Real Murcia, sería muy bueno que se tomaran medidas serias como las que se anuncian en el caso del amaño de partidos. Las últimas jornadas deparan siempre resultados tan extraños como indicativos de tongo. Los maletines llevan alas y plomo. Alas por cuanto corren y plomo por la vergüenza que acarrean y esconden.

Y ya, puestos a terminar esta carta adelantada a los Reyes Magos, también sería deseable que se tomara más en serio lo del dopaje en nuestro fútbol. Algunos, cuando vemos a futbolistas que en determinados partidos corren como en su vida habían hecho, con los ojos desorbitados, nos echamos a llorar de vergüenza ajena. Amén.    

jueves, 2 de octubre de 2014

EL COTARRO SE ANIMA

Decíamos el otro día que la Liga de dos o tres podría animarse con la irrupción de algunos más, y parece que el asunto va por ahí. El Sevilla de Emery y el Valencia de Nuno han empezado briosos el campeonato y apuntan a los puestos cabeceros. Eso está muy bien, pero el reto será la continuidad, y en ese tema es determinante el fondo de armario que tengan. Los primeros impulsos es tradicional que lleguen hasta la Pascua, pero en enero aparecen las realidades de las plantillas. Es cuando hay que sustituir a lesionados, sancionados, agotados o a jugadores que les ha sonreído la fortuna inicialmente pero que alcanzan su máximo grado de incompetencia, como en el principio de Peters, conforme se les asciende  con urgencia en el escalafón de estrellas y deben volver a sus realidades de buenos jugadores pero sin pasarse. También es cuando se han estudiado las singularidades tácticas del técnico exitoso de turno y aplican los demás competidores los antídotos correspondientes.

El Atlético, por su parte, está encontrando más dificultades de las previstas con el gol. Era de esperar más contundencia con las incorporaciones de Griezmann y Mandzukic, pero las sombras de Costa, sobre todo, y de Villa son demasiado luengas. Menos mal que les sigue funcionando el balón parado y de eso viven, de momento.

El Madrid sigue rentabilizando el grandísimo fichaje de  Calderón. Cristiano  es el mejor goleador de su historia - incluyendo a todos – y de la historia del fútbol, y pulverizará cualquier registro del pasado. Ya le quedan pocos. Junto a esa realidad, Ancelotti sigue buscando el equilibrio. A ver si con Illarra por detrás de Kros lo encontrara; ojalá. Y, por delante, tiene mucho interés la evolución del portugués por el centro porque, aparte de estar más cerca del gol, eso posibilitaría que jugara un volante ofensivo más e Isco tendría también su oportunidad; es demasiado bueno para calentar banquillo habitualmente. El tema de la portería ya va llegando a lo hondo, como se dice siempre del agua. Navas será el portero titular del Madrid porque para eso lo fichó Pérez. Tiene demasiado en juego, como ahora parecen haberse dado cuenta tantos.

Aparte de lo que denuncian los despechados Ultrasur, esos energúmenos a los que se debería haber fumigado antes, pero que bienvenida la hora en la don Florentino ha decidido hacerlo, el famoso economista, columnista y  profesor Gay de Liébana, ha dicho en un periódico deportivo nacional que los fichajes del Madrid huelen demasiado a los intereses de ACS. Y ha dado datos concretos que coinciden al pelo con los que desde aquí hemos señalado semanas atrás, incidiendo en lo que venimos defendiendo hace ya mucho tiempo respecto a las decisiones estratégicas deportivas del Real Madrid. Las obras públicas de Centroamérica son un motivo poderoso para las últimas incorporaciones madridistas, y el futuro océano de inversiones en los países árabes un acicate para el desmedido interés blanco por los emiratos del golfo. Por otra parte, este hombre, que maneja los datos económicos de la mayoría de clubes españoles, medio ha aclarado en términos contables lo de la deuda del club, cifrándola efectivamente en más de 600 millones de euros frente a lo declarado con tanta media verdad como media mentira y prepotencia el presidente Pérez en la reciente asamblea respondiendo al compromisario señor Mendoza, a quien ridiculizó innecesariamente. Otro día entraremos en detalle, pero es muy fácil explicar el realismo de tan apabullante cifra.

Cambiando de acera, el Barcelona deberá buscar esas alternativas que desde hace tiempo se le demanda a sus técnicos cuando un equipo se les cierra con acierto. Llevar el balón continuamente de una banda a otra, como en el balonmano, resulta a veces improductivo y desesperante. Si  no se cuenta con el acierto del de siempre, Messi, habrá que pensar en tirar más desde fuera o en contar con un delantero centro que vaya bien de cabeza para que aproveche mejor los innumerables centros cruzados  cuando todo lo demás no les funciona. De todos modos me sigo quedando con la valentía de Luis Enrique con los jóvenes.


Finalmente, otro asunto que se anima es el de la LFP del inquisidor Tebas. Tras Hacienda con lo suyo, la Federación también se le ha desmarcado aprovechando el tema del murciano muleño Pedro León. Y el Murcia de los Samper al acecho judicial pidiendo 25 M. de indemnización. Mira que si al final la abuela fumara habanos... ¡Joer, joer!    
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