martes, 30 de septiembre de 2014

EL ESTADISTA PUJOL, AHORA ENVILECIDO

Será todo lo corrupto que los papeles y las pruebas demuestren y la justicia dictamine, al margen de los muchos indicios que nos llevan a pensarlo, pero nadie le puede negar que ha sido un enorme estadista para Cataluña. Ya quisiéramos los españoles haber tenido una figura de ese tamaño en el diseño de lo que debería ser España en el futuro.

El inicio
Su relieve de estadista para Cataluña empezó en la redacción de la Constitución del 78, cuando logró colar el sistema electoral que hizo de su formación la bisagra necesaria para gobernar el país. Y enfrente tenía a personalidades como Fraga o Carrillo, viejos zorros del juego político, que desde opciones políticas diferentes tragaron con aquel engendro que quintuplicaba el valor de un voto nacionalista periférico respecto de cualquier otro a nivel nacional. Suárez andaba subido a su caballo vencedor en las urgencias de los primeros comicios después de Franco y González era el claro futuro. Ellos no temían que unos cientos miles de votos regionales les quitaran sus expectativas mayoritarias parlamentarias. Y a los vascos del PNV, con menos caladero de votos, les venía muy bien el invento.

Después, afianzado en el poder de Cataluña y vendiendo una imagen de moderación y centralismo político respecto al resto de España, fue alquilando los servicios de sus parlamentarios en Madrid para apuntalar mayorías minoritarias del centro derecha y el centro izquierda españoles: UCD, PSOE y PP; consiguiendo cada vez más cesiones y contraprestaciones del Estado para favorecer su inequívoca idea de ir configurando sin retorno el utópico estado catalán. Atribuciones políticas, dinero, cultura, enseñanza y lengua fueron cayendo como frutas maduras en las alforjas de la cada vez más arrogante y voraz autonomía catalana.

El final
De negar sus enviados a Madrid con serenos razonamientos en múltiples declaraciones en los medios de comunicación en los albores de la democracia española y durante la Transición aquello del separatismo, tan en boga respecto al verdadero deseo de los nacionalistas catalanes, y declarándose él mismo como adalid de la estabilidad democrática española con una gran cercanía incluso al Rey Juan Carlos; al “España nos roba”, como colofón de la estrategia largamente llevada a cabo y guinda de la misma, han crecido dos generaciones de catalanes en los que cualquier raigambre cultural o histórica españolas han desaparecido. Hoy sería difícil hallar una mayoría de catalanes por debajo de los cuarenta años que se consideren igualmente españoles. Y eso no tiene vuelta atrás.

La realidad
Ya no solo es una cuestión de dinero, como fue, sino que ahora es una cuestión de sentimientos basados en el convencimiento personal. Conozco catalanes muy orgullosos de serlo y de ambas tendencias, con muchos o pocos apellidos catalanes en los dos casos, y lo apuntado antes es una realidad. Tardarán más o menos pero al final Cataluña pasará por el experimento de su independencia y ya veremos con qué resultado, aunque se me antoja duro si sus líderes son de la cuerda de quienes han llevado a la  difícil situación económica de su Generalidad durante sus últimos gobiernos, arrastrando de alguna manera a la otrora boyante Cataluña; cuestiones morales y delictivas aparte.  Y el autor del diseño de esa Cataluña independiente siempre será Pujol.

Culpables
Si en el resto de España tal circunstancia se ve como una desgracia no miremos a nadie de allí, la culpa ha estado de un modo recalcitrante en quienes la han gobernado. Todos los gobiernos españoles han cedido ante Pujol. Y desde el principio, como decíamos, otorgándole una relevancia política producto de la chapuza legislativa electoral citada que no se corresponde con aquello de un ciudadano un voto. ¿Cómo se explica, si no, que todos tragaran y sigan haciéndolo con que CIU obtenga en el Congreso el doble o triple de diputados que formaciones que les duplican o triplican en votos a nivel nacional? Es un atropello – otro más - a la débil democracia  española.

Sin ninguna duda, de haber sido Pujol ciudadano de cualquier otro lugar de España y con el poder de sus homónimos Suárez, González, Aznar, Zapatero o Rajoy, nunca hubiera consentido que alguien con unos pocos centenares de miles de votos en una esquina de la nación fuera el factor determinante de la gobernabilidad española durante treinta largos años.

Otra cosa es que pensaran los sudo dichos continuamente que tal disparate democrático podía favorecer sus ansias de poder, por encima de su honra y sus ideas. Los unos porque a fin de cuentas era un conservador como ellos, como representante de la burguesía catalana, y los de enfrente por aquello de que lo importante de un gato es que cace y no su color. Y, en este supuesto tan verosímil, tal evidencia nos lleva a la segunda conclusión: todo fue y ha sido un juego de truhanes en el que el más listo ha barrido a los más zopencos.

¿Que ahora ha resultado un defraudador el tal Pujol? De acuerdo. Y no solo por temas fiscales. Entre otras cosas ha defraudado la confianza de su gente. De esos a los que ha ido llevando del ronzal con la zanahoria del Estat Catalá. Y también a los otros, llevados del morrillo con la supuesta moderación política de sus planteamientos y sin ver nunca, o no interesarle verlo, que les ha engañado durante decenios.

La prueba del algodón
Ahora bien, y hablando de corruptelas y demás felonías, como la ‘pujoliana’, ¿qué ocurriría si le pasáramos el algodón a quienes han gobernado España o sus Autonomías durante todo este tiempo? Aparte de lo que ya sabemos, y con todos los beneficios de la duda,  seguramente nos sorprenderíamos. Y no para bueno.


Pujol puede que sea, además, un golfo, el tiempo lo dirá; pero es evidente que ha sido un estadista muy por encima de quienes han gobernado España.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

LAS COSAS EN SU SITIO

Eso puso el Madrid en La Coruña. Y no refiero solo a que ganara, que hubiera sido lo normal siempre, sino a cómo lo hizo. Es verdad que le salió todo y que difícilmente repetirá otro partido así a domicilio, pero viendo la diferencia de jugadores que había en el campo por una vez se justificó la diferencia de presupuesto de ambos clubes. Y también se puso de manifiesto, tal y como irá sucediendo a lo largo de la temporada, la doble liga que se juega en nuestro país.

Por un lado los dos grandes, Madrid y Barça, con el añadido del Atleti de Simeone mientras rule y la revelación de turno, que este año puede ser el Valencia, el Sevilla o el Granada de Caparrós y Pina, y, por otro, todos los demás con cualquiera de los citados a la cabeza.

Pero donde los grandes españoles deberán demostrar su potencial será cuando se enfrenten a sus equivalentes europeos: Manchester, Chelsea, Bayern, etc. Ahí veremos si los fichajes millonarios que han hecho mejoran lo que vimos el año pasado. En el caso de los blancos será difícil porque a lo sumo podrían empatar ganando el campeonato, y en el de los blaugranas se comprobará el efecto real de Luis Enrique. El asturiano está haciendo una apuesta muy ilusionante apostando por algunos jóvenes. Munir, Sandro o Samper están jubilando a antiguos canteranos como Pedro, en una interesante mezcla con los consagrados y en interesante competencia con los nuevos fichajes. Veremos qué ocurre con el descendiente de marroquíes en cuanto Luis Suárez esté disponible. Ahí veremos su verdadera dimensión y la confirmación, o no, de los inicios prometedores del técnico azulgrana.

Por otro lado, y a pesar de los clavelitos del sábado en Riazor, Ancelotti deberá continuar con su búsqueda del equilibro porque como venimos comentando carece, de momento, de un medio centro adecuado al resto del equipo. Aquí el interés estará en saber si de verdad piensa apostar por Illarramendi, tal y como se deducen de sus declaraciones en el sentido de que al donostiarra solo le falta que su entrenador le ponga; un mea culpa en toda regla que suena más a un brindis al sol que a una auto exigencia.

Simeone va a tener muy complicado reiterar el éxito de la liga pasada porque también es muy difícil reinventar un equipo que rayó la excelencia dentro de su estilo. Costa, Courtois y Luis Filipe, sobre todo, aportaron mucho al conjunto, que fue lo que de verdad funcionó bien, y sus huecos serán difíciles de llenar.

Y llegamos a lo que concretábamos el lunes pasado y que ya veníamos comentando temporadas atrás, en cuanto a la relación entre los fichajes del Real Madrid y los intereses empresariales, y por ende personales, del señor Pérez. Ahora resulta que los violentos de Ultrasur arguyen lo mismo para hacer campaña contra el presidente blanco. Se han dado cuenta tarde y de un modo también muy interesado. Si Pérez les hubiese seguido consintiendo todo, como ocurría antes de ponerlos en su sitio: en la calle, nunca hubieran mordido su mano. Estos impresentables hace tiempo que deberían haber desaparecido del panorama madridista porque son unos energúmenos que tan solo ensucian el glorioso escudo blanco.

Han protagonizado hechos tan lamentables como la salvaje agresión en plena autopista a un joven murciano que venía hacia Murcia con su novia sin nada que ver con el equipo contrario de esa jornada. Desde su irrupción en la escena madridista cualquier celebración blanca en la capital de España es un ejercicio no apto para menores y para gente normal por los altercados que propician con la policía y el resto de aficionados. Y la continua muestra de símbolos que nada tienen que ver con el deporte y con el fútbol dan la medida de su grado de gilipollez extrema. A esos grupos de asistentes a los estadios de fútbol, que no aficionados ni exclusivos del Madrid, habría que impedirle la entrada a un espectáculo al que agreden tanto como a las aficiones y equipos contrarios.

En este punto me solidarizo con don Florentino y le deseo todos los ánimos del mundo para no dejarse amedrentar por sus amenazas. En el Barça ya pusieron a sus ultras en su sitio, o, al menos, lo intentaron en medio de otra dura batalla.


¡Ultras a la puta calle! O un zurrón y al campo, con las cabras, su sitio más natural. ¡Hala!

lunes, 22 de septiembre de 2014

EL AGRIDULCE REAL MADRID A.C.S.

Es un club de autor. De quien ostenta records contradictorios: máximo gasto con los peores resultados deportivos; máximas ventas patrimoniales y mayor facturación con la máxima deuda histórica: 700 millones; más fichajes de figuras y entrenadores y menos canteranos triunfando en su mandato; ninguno, caso único. Pero es un fenómeno: el presidente de mayor aceptación popular en su historia. Y ceba la bomba año tras año, en palabras suyas.

Ahora, no importa que Kros, aun siendo un buen futbolista  y pueda jugar bien ahí contra equipos de menor enjundia, no sea un medio centro que tapone jugando como tercer central por delante, llegado el caso. Ni que James, igualmente un buen pelotero, no aporte nada nuevo a la plantilla. Ni que Navas, a punto de ser titular, que para eso lo fichó el Autor, sea un portero aseado para jugar en cualquier primera al que le chuten mucho, que es diferente a ser muy bueno para aparecer las pocas veces que el rival le llegue con peligro a un equipo como el Real – lo que ha hecho siempre Casillas hasta hace un tiempo-. Ni que Chicharito sea un goleador  intermitente, que por tal era suplente en el Manchester. No, no importa nada de eso. En el Real Madrid A.C.S lo que tiene relevancia es que vaya paralelo a los intereses personales y empresariales del Gran Fichador, el señor Pérez.

Ya señalamos que había que ir a China de pretemporada, aunque fuera fatal para el equipo, porque había muchas obras públicas que rascar. Había que ir al mercado alemán porque allí estaba la segunda marca de ACS, destinada a potenciar su desarrollo internacional. Antes al del Reino Unido por aquello de los aeropuertos, las infraestructuras y los servicios, y vino Beckam. Ahora tocan los países árabes del golfo – 800.000 M de Euros en infraestructuras - y ya tenemos al Banco Nacional de Abu Dhabi en el antepalco como patrocinador  del club, cuyo presidente es el Jefe del Estado del emirato. Y, también, se anunció hace poco el enorme desarrollo que van a experimentar algunas infraestructuras de los países centroamericanos; ahí aparecen los últimos fichajes. Como muestra un botón: ACS se acaba de adjudicar junto con Técnicas Reunidas un contrato con PEMEX, la petrolera pública mexicana, de ochocientos y pico de millones de euros. La historia viene de lejos.

En el 2000 a don Florentino lo conocían en Madrid sus círculos y  algunos centros políticos, tras su paso por la UCD y una dirección ministerial, y el fallido Partido Reformista de Roca, cuya candidatura madrileña encabezó, pero pocos en España. Poco después era el empresario de moda al que recibían alcaldes o presidentes de comunidades cuando iba a sus ciudades para concurrir a concursos públicos. En el 2006, harto del engendro que había creado en la plantilla y ya en la cúspide española, pensó que era el momento de dejarlo. Y lo hizo. Pero llegó la crisis y vio peligrar sus asuntos españoles; había que abundar en el extranjero Y entonces volvió. Todo lo demás es historia reciente.

Sigue siendo el peor presidente en la historia madridista en cuanto a resultados deportivos y tiempo en el cargo, aun con la agónica Copa de Europa última de Lisboa encarrilada en el último suspiro por el cabezazo de Ramos, pero eso tampoco importa a muchos aficionados blancos. ¡Ay los forofos! Pero, ¡ojo!, sin ese gol milagrero la vuelta desde Portugal hubiera sido de aúpa. Incluso se rumoreaba que el propio Pérez estaba hecho un basilisco con el equipo y rumiaba su abandono. Y es que, en realidad, poco más necesita el hombre, aunque esta semana haya recibido, como si de un jefe de estado se tratara, a la mismísima primera autoridad panameña. Ya está en la cúspide mundial. Es más que brillante.

Pérez hizo dos buenos fichajes por criterios futbolísticos: Figo y Zidane; a Cristiano lo fichó Calderón. Todo lo demás han sido relaciones públicas para sus intereses. Su herencia serán mil millones de euros de deuda y una afición dividida por uno de sus desvaríos:  Mourinho. Los pitos actuales a Casillas son buena muestra de ello, y otra la inquina a otro indudable supermadridista, Del Bosque, de una parte del madridismo.


Mientras, el Barça a seis puntos y reinventando la cantera, que ya veremos lo que le dura la valentía a Luis Enrique; ¡ojalá! Y el Atleti a cuatro con Simeone reinventando el equipo tras el éxodo imparable de varias de sus figuras. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

ENTRE LA BANCA Y PODEMOS

Un erial. Eso es lo que tenemos entre la cruz financiera que seguimos soportando y el fenómeno político naciente. Una tierra social quemada en la que solo aportan algo de sombra algunos jueces, empeñados en sacar a la luz y procesar al sinfín de mangantes que en su descaro han dejado demasiados rastros, y las escasas instituciones no contaminadas por decisiones políticas.

La banca

Reitero que las Cajas de Ahorro fueron el hemocultivo ideal en el que anidaron y proliferaron todo tipo de bacterias de la imprudencia, la avaricia, los protagonismos y la sinvergonzonería polítiquera. El epicentro que singularizó la crisis española, al margen de la mundial, financiando sus préstamos hipotecarios con dinero pedido prestado en Europa a corto, aparte de su desastrosa irrupción en el mercado inmobiliario con promotoras propias, y de dejarse manosear y prostituir por quienes llegaron a sus órganos de dirección desde, otra vez, la vil política.

Europa rescató con unos cincuenta mil millones de euros a una parte muy considerable del sector financiero español que representaban las antiguas Cajas - más del 50% del mismo-, pero no a España. Ahí teníamos uno de nuestros problemas estructurales. Al otro, aún sin resolver, lo siguen rescatando de forma diferente. Me refiero al del insoportable sector público que padecemos, más disparatado cuanto más estéril por ineficaz e ineficiente, al que le siguen inyectando dinero a mansalva vía barra libre del BCE a la banca para que también pague a sus acreedores centroeuropeos.  Que es ¡qué descaro!, otra forma de rescatar a los propios bancos. En lugar de financiar a los Estados prácticamente gratis, como hacen con aquellos, permiten que engorden sus cuentas de resultados con riesgo mínimo prestándoles el mismo dinero a sus Estados varios puntos por encima de su coste. Tan vergonzoso como inexplicable para los expoliados contribuyentes españoles que, además, tenemos que aguantar unos diferenciales de interés usureros entre el menos del uno por ciento que pagan los bancos por los ahorros y los tipos desproporcionados que nos cobran por sus préstamos; comisiones variopintas y pseudomafiosas aparte.

Y siguen con sus prácticas aberrantes. Un ejemplo es la reciente condena al Popular por la Audiencia de Murcia por el atraco a una viuda y huérfanos a quienes exigían el pago de un préstamo cuando el finado había contratado un seguro de amortización por fallecimiento con la propia compañía aseguradora del banco. La sentencia no tiene desperdicio, pero ¿por qué se limita la Justicia a censurar la actitud del banco y no enchiquera a sus responsables? Y no me refiero al currito de turno, que también y por cómplice ‘bienmandao’, sino a sus superiores hasta el vértice de la pirámide, que son los responsables y quienes exigen.

El Gobierno

Dicen Rajoy y sus corifeos con algunos ‘cátedros’, de esos que se empollan los datos macroeconómicos por toda ciencia, que España está saliendo de la crisis gracias a su timoratas reformas. Y es que, ante la ausencia de entendederas para imaginar lo que hubiera ocurrido de seguir el experimentado programa fiscal y económico que prometieron, solo cuentan los conejos que ven. ¿Cómo se puede decir que España va mejor gracias a las reformitas del gobierno cuando la prima de riesgo de la deuda pública española, como presumen, sigue la misma curva descendente de países como Italia y Portugal? ¿Allí gobernamos también? ¿Y qué ocurre con su escandaloso montante?

El dinero

Con la crisis no desapareció el dinero privado existente; sus poseedores lo guardaron. Ocurre que ante la nula rentabilidad de los ahorros algunos van poniéndolo en circulación. O se han cansado de vivir con estrecheces y se permiten ciertas alegrías. Y sucede también que la bolsa de dinero negro, producto de la economía sumergida tradicional española, ha engordado hasta cifras escalofriantes precisamente por la nefasta política fiscal del gobierno de Rajoy y Montoro. Para percatarse solo hay que poner la oreja en la calle y observar cómo se consume. Basta mirar lo que se paga con dinero de plástico en relación al dinero contante. Y compararlo con lo que ocurría hace unos años. O las obras, arreglos y derivados, y compras ascendentes de algunos productos nuevos o de segunda mano de cuantía elevada y su facturación, sin que haya paralelismo en la curva crediticia.

Los partidos

El PSOE sigue cayendo después del cambio de jinete. ¡Ay, Sánchez! IU está estancada. UP y D continúa en su irrelevancia nacional y enfangada en personalismos. Ciudadanos es aún demasiado local. Y para qué hablar de algunas formaciones nacionalistas como CIU y sus clanes ‘camorreros’. Las formaciones políticas tradicionales siguen sin enterarse de que España ha cambiado sin marcha atrás. Su estulticia y corruptelas nos han llevado al erial. En el PP andan sus eminencias pergeñando chapuzas para seguir en el palmito. Rajoy se hartó de decir que no abordaría cambios constitucionales sin consenso y ahora, Arenas mediante, parece dispuesto a aprobar un decreto que reformaría la ley electoral violando preceptos magnos.  Y no para regenerar la democracia, como dicen. Ni para mejorar nuestra vida, no. Se trata de preservar sus culos en los sillones que ocupan.

Podemos

¿Cómo se extrañan, por tanto, de que el fenómeno Podemos, esperanzador para muchos, avance a pasos agigantados? Deberían tener más políticos con mayúscula y menos incalificables.

Los movimientos asamblearios solo perviven en tribus, regímenes dictatoriales o en periodos convulsos. En cuanto quieren jugar como partidos en un sistema  pacífico de libertades aflora el virus que les autodestruye. Y la vacuna ante las utopías populistas del signo que sean no es temerle como a la peste, sino haciéndose fuertes y propiciando que participen con normalidad. Enseguida asoman sus contradicciones y ‘desespuman’.

Nuestras vergüenzas  

Pero para eso hay que tener imaginación, valentía, honradez y ganas verdaderas de servir al pueblo que representan. Justo de lo que carecen demasiados. O carecemos.

A pesar de todo, las próximas lunas nuevas nos seguirán regalando su espléndido armiño plateado. No desesperemos. Tendremos vida en la vida nueva. España es demasiado para estos ‘mindundis’.                                                          

miércoles, 3 de septiembre de 2014

OTOÑO NUEVO PARA UNA NUEVA ESPAÑA

Y esperemos que mejor. España está cambiando de un modo irreversible y afrontamos una etapa nueva con todas las incertidumbres que tal muda supone. Porque no es solamente un cambio de piel culebrero, sino una mutación sobre aquella primavera democrática que nos alumbró el cambio de régimen de hace casi cuarenta años. A los brotes multicolores de nuestra esperanza de entonces le sucedió un verano agostador en sus postrimerías, con algunos rebrotes sintiéndonos protagonistas de la nueva construcción de Europa, que ha mustiado el panorama.

Las viejas ilusiones

A las elecciones cantadas por las calles con letras y músicas ilusionadas de tantos le fueron sucediendo las ansias de vivir de la política y sus aledaños de unos pocos, atrincherados en las ciénagas de las nomenclaturas de los partidos y en los oropeles y las inevitables cloacas del poder.

A la juventud pletórica de una sociedad española salida del secano de decenios liderada por la no menos esperanzadora vitalidad de los Suárez, Juan Carlos, González, etc.,  de entonces, incluidas las primeras lunas de un resplandeciente regenerador Aznar, le sucedieron quienes a su amparo hicieron del medro la consigna de su vida. Y aquí no solo entran los políticos de toda laya, sino personajes de diversa condición que quisieron ser émulos de aquellos en todo tipo de sinvergonzonerías: empresarios, sindicalistas, banqueros y “cajarios” – sobre todo -, conseguidores, españolitos y españolotes mil que, junto a quienes vieron la teta del Estado en todas sus variantes como sustento seguro para sus vidas, decidieron con más o menos conciencia de ello echar la persiana a la primavera española surgida con la imperfecta y disgregadora Constitución del 78.

Los últimos filibusteros

El tórrido verano empezó con el infame infantilismo de Zapatero, cuando lo que de verdad necesitábamos era alguien con la madurez y la imaginación suficientes para dar un giro importante a la deriva alocada de los últimos años “aznaritas”. Y al iluso esperpéntico socialista le siguió el aburrido marmóreo conservador. Aquel fue malo de solemnidad pero Rajoy es malo hasta el hastío. El del supuesto talante arruinó España desde una relativa situación de riqueza y de paso laminó al PSOE, y el autollamado previsible ha firmado la defunción de aquella España devolviendo al centro derecha español a la época “fraguista”; cuando ni con don Manuel ni sin él tenían sus males remedio. El PP deberá refundarse sobre las ruinas que dejará quien representa lo más casposo del conservadurismo patrio: ni lealtad a los suyos, ni valentía, ni sinceridad, ni la más mínima imaginación para anticiparse al futuro; virtud imprescindible para quien quiera liderar algo.

Y de paso se han cargado también la piedra angular sobre la que se asentaba aquella España política: el bipartidismo.

Hacia la nueva España

España es otra y con los nuevos mimbres habrá que hacer el cesto. El cansancio indignado de una gran parte de la sociedad, sobre todo de la generación que ha de tomar el relevo, ha dado lugar al fenómeno Podemos. Y no es una cuestión baladí. Porque tampoco lo es el descrédito que han alcanzado las instituciones políticas y sus representantes. Tenemos que remirarnos y repensarnos, como deberían hacer ellos dando un paso atrás o los que sean menester, y mirar hacia adelante imaginándonos el futuro. Y haciendo posible el mejor de ellos. Y eso no se hace tratando de desacreditar a quienes solamente son intérpretes del cambio que la sociedad reclama, por muy filocomunistas que sean. Ni, mucho menos,  cambiando las leyes electorales para evitar que empiecen a tocar poder, como se le ha ocurrido al inefable Rajoy y a sus secuaces de cara a las próximas municipales. Con ello se pone de manifiesto una vez más el aserto de que los cobardes solo respetan a quien temen. Llevamos demasiados años diciendo que es necesario cambiar muchas cosas en España y ahora se les ocurre hacer cuantas chapuzas sean necesarias para evitar lo inevitable: que la sociedad que les ha dado tan justificadamente la espalda tampoco pueda sacar la escoba y barrerlos de sus poltronas. Pero no tienen la vergüenza de limpiar ellos mismos sus casas y levantar las alfombras para que se oxigene la vida pública, empozoñada hasta el vómito con sus cobardías, latrocinios y chanchullos; por ahí deberían empezar.

Es cierto que la solución a nuestros problemas no puede venir de engordar aún más el inasumible Estado que soportamos sangrando hasta la inanición con más impuestos a una buena parte de la sociedad, la más relevante, tal y como se desprende de los inviables postulados económicos de Podemos. Pero resulta curioso y esperpéntico que tal circunstancia la denuncien desde el Partido Popular de Rajoy y Montoro, que con tal de no tocar a sus paniaguados, ni a los de los otros, no tuvo reparos en subir los impuestos a niveles que ni los comunistas oficiales españoles de IU lo proponían en su último programa electoral.

Pero claro, es que andan tratando de borrar sus vesanias y las huellas de los dineros más negros que sus conciencias con los que se han financiado hasta hace cuatro días.

España ha cambiado para no volver atrás aunque algunos no quieren enterarse. El pueblo, como siempre, se lo recordará a bocinazos. Con Podemos, Limpiemos, Marchemos o Machaquemos. Mientras, esperemos que se den cuenta a tiempo y solo suenen músicas de viento. Este otoño democrático puede traer un invierno demasiado gélido. Ojalá fuera, por el contrario, un invierno de siembra útil para que una nueva primavera social y política nos arrulle con trinos amables.

El dios dinero

Para ello habría que arrumbar al dios del dinero fácil, a cuyo altar se ha postrado una buena parte de la desorientada sociedad española en estos años de pérdida de todo tipo de valores. ¿Por dónde empezamos? El verdadero cambio debería empezar por uno mismo.    

lunes, 1 de septiembre de 2014

MERCENARIOS Y OLÉ

No sé de qué se extrañan los madridistas porque Di María, como tantos otros antes, hayan elegido el dinero a los colores. Bueno, sí que lo sé. Es el fenómeno de la hipocresía social frente al poder del dinero en manos ajenas. La mayoría de los que echan sapos y culebras por sus bocas ante tal hecho harían lo mismo. El fútbol de los que llegan lejos es profesional y nadie tiene vocación de trabajar sin incentivación económica. Otra cosa es la voluntariedad por causas sociales.

El Madrid es precisamente una de los clubes que tiene el marchamo del vil metal desde que cayó en manos de quien está. Todo por y para el dinero. Por eso no importa que el técnico de turno tenga que hacer un cesto nuevo con los nuevos mimbres que le traen cada año, como vulgar equipo de tercera malo. Porque no se trata de que incorporen a jugadores de la cantera para ganarse un puesto en el equipo titular, sino que fichan jugadores titulares por chequera. El señor Pérez habla de publicidad y camisetas - merchandising, que diría un tontarra de esos que usan términos anglosajones como sinónimo de distinción o cultura cuando no es más que ignorancia extrema -, pero oculta sus verdaderas motivaciones. Como hemos reiterado, es tan listo que tiene a la primera marca española, el Real Madrid, como su departamento de relaciones públicas. Claro que, en todo caso, es preferible eso a otros que se las llevan directamente cuando hay traspasos por medio.

Volviendo al principio, nadie debe extrañarse de que los que llegan a futbolistas profesionales miren ante todo su cuenta corriente. Es lo natural. Ahora bien, otro tema es el de los gustos personales, y en esto cada cual es muy libre de tener sus inclinaciones. Tan válido es preferir el fútbol del dinero, el Madrid, Barça, etc., que el de cantera, aunque también sean  profesionales; el Bilbao, por ejemplo. Quienes siguen esta columna saben que el que suscribe es un amante del fútbol base, por eso disfruté tanto con los blaugranas de Guardiola. Como antes me ocurrió con el Madrid de Sanchís, Michel, Butragueño, Martín Vázquez y Pardeza, que sin ganar nada relevante en Europa jugaban de maravilla y sin mirarse. Claro que ahí tuvieron a un técnico que amaba el fútbol: Di Stéfano, que tuvo los bemoles de pasarlos de golpe desde el Castilla. Y antes de ese equipo tuve la fortuna de ver al jovencísimo Madrid ye-yé ganar la sexta Copa de Europa en el 66; ese de los Pirri, Velázquez, Groso, Zoco, Pachín, De Felipe, y compañía con legendario Gento como capitán; todos españoles, por cierto. ¡Qué hermosura!

Es fácil decir para algunos que la eclosión del mejor fútbol español ocurrió cuando en España sus clubes jugaban los mejores jugadores del mundo, y algo de eso hay, pero la realidad es que la selección campeona de Europa de 2008 de Luis Aragonés se fraguó en su genialidad de construir un bloque al margen de individualidades en base al fútbol asociativo del Barça. Así empezó todo. A veces se nos olvida la enorme polémica que hubo con aquello de ¡Raúl selección!, porque, como siempre, el fútbol vive de resultados.

Esta temporada tenemos a un Madrid al que Ancelotti tiene que reinventar de nuevo con las obligaciones que le han impuesto desde la presidencia. Básicamente, Diego López fuera con Navas de tapado aunque pueda parecer otra cosa con la titularidad inicial de Casillas; Kros a los mandos aunque haya costado la marcha de Alonso, James en la media punta sacrificando a Di María y Benzema intocable, para lo que habrá que buscar o inventarse un suplente, con el buenísimo Isco de chico para todo hasta que se canse.

Y por enfrente algo parecido; veremos lo que aguanta Luis Enrique como se empeñe en darle juego a cantera – Bartra o Munir, por ejemplo – obviando a los figurones. Auguro un año complicado para los culés por la demasía de gallos en su corral. Entre los Messi, Neymar y Suárez, y los antiguos: Xavi, Iniesta, Piqué y Busquets, pueden haber demasiadas banderías en el vestuario. Y eso es malo.

Mientras, el Atlético sigue pastoreado esencialmente por el espíritu de Simeone. Y no es mala cosa, pero como los resultados no acompañen lloverán chuzos de punta. Al tiempo.

En resumen, no veo un año claro para ninguno de los tres. Y digámoslo claro: tienen plantillas de mercenarios. Es el fútbol que aplaudimos.    
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