lunes, 30 de noviembre de 2015

EL ALMA EN JUEGO

EL ALMA EN JUEGO
Es invisible, pero no inodora. Transparente, pero no incolora. Clara, pero no insípida. Y ante todo, no ocupa lugar pero es determinante. El alma está hecha del mismo material que los sueños, y, como ellos, ilumina el camino a la inteligencia. Su brillo acompaña a quienes luchan, y su ausencia oscurece la mar de la cobardía, del conformismo, la resignación o la falsa prudencia. Es igual en un hombre que en cualquier actividad de grupo, como el fútbol. Benítez debería leer menos estrategia y más filosofía, y mirar menos al palco.
Cercana la Navidad, mucho más hermosa que el solsticio de invierno anhelado por la actual alcaldesa —esa desgracia con bastón de mando y antes con pancarta alborotadora—de la ciudad del Barça, los culés brillan con el alma que decíamos. Sin renunciar al juego base de la Masía; ahí están Busquets, Iniesta, Alba, Sergi Roberto, Rafinha y Piqué con el punto y aparte de Messi, dentro de lo mismo, para atestiguarlo; Luis Enrique ha sabido amalgamar a ellos a otras dos estrellas como Neymar y Suárez, de lo que muchos dudábamos con razones fundadas, y unidos a los antiguos valores de Mascherano y Alves, más el concurso de Rakitic, Mathieu y Bravo, y las esporádicas apariciones de los canteranos Munir, Sandro y otros, están consiguiendo aunar el objetivo de los grandes: ganar, jugar bien, golear, divertir a su parroquia y encandilar sin distinción de colores a los aficionados.  Por lo que decíamos, el Barça es un equipo con un juego claro, transparente, con sabor, oloroso y brillante. Un equipo, juegue quien juegue, con alma. Decimos los futboleros que cuando un equipo está bien, entre quien entre se contagia del buen juego y saca lo mejor de sí hasta salirle casi todo lo que intenta. Por el contrario, cuando un grupo no está bien no le sale nada a nadie. Si el alma que ahora atesoran los blaugranas no se les apaga, el triplete del año pasado puede quedarse corto esta temporada. Por eso, sus aficionados sueñan con toda la razón que les dan sus jugadores. Están intratables y encima divierten y se divierten. No se puede pedir más.
El Atlético, por su parte, continúa con el alma que poco a poco Simeone fue inculcándole. Lo ratifica el hecho de que cada año cambian a varios jugadores determinantes y la marcha apenas se resiente: sigue siendo el mismo equipo peleón, eficaz y eficiente, que saca sus partidos adelante con más dificultad que brillo. Y en ese partido a partido que preconiza el aguerrido técnico argentino encuentran su gloria. Por eso, también, sus aficionados sueñan con repetir las gestas que vienen alcanzando estos últimos años. La llama que les ilusiona no será siempre rutilante, pero sí generosa, emocionante y esforzada; el alma eterna de los colchoneros. La de los pupas; la de los Adelardo, Luis, Gárate, Ayala, Futre, Pantic y tantos otros, con nuestro Juan Antonio López Gallego entre ellos —ánimo, amigo—. Esa que el Cholo les ha devuelto.
Finalmente, el Madrid sigue buscando la suya. Tras la debacle ante el Barça parecieron encontrarla en Ucrania, pero el último cuarto de hora volvió a traer sombra a su estrella. Y ayer, en Éibar, ante un equipo menor tan gris y romo como el juego desplegado por los blancos, a pesar de su victoria, volvieron las negras golondrinas a anidar en la tiniebla de lo insulso. Dicen algunos cronistas que el Madrid ganó bien, pero no añaden ante quién ni cómo. Solo en la primera parte, sus medios centros de fortuna: Modric y Kroos, perdieron varios balones en el inicio del juego que ante un equipo fuerte les hubieran costado, como ante el Barça la semana pasada, más de un disgusto. En Ucrania pareció que Benítez había vuelto al buen criterio para jugar como siempre lo han hecho sus equipos, con equilibrio, pero en tierras vascas la burra ha vuelto al prado. Un equipo grande, como el Real Madrid, no puede jugar con arreglo a sus rivales, salvo cuando lo hace con alguien de su nivel y aún así es discutible. Por eso necesita optar a una alineación que los aficionados conozcan de memoria; como en los buenos tiempos.
Si Benítez entiende que debe jugar como Ancelotti el año pasado no justificará su fichaje. Su fracaso será peor que el del italiano: no habrá aprendido de sus errores.

“Chapas”, lo recalcitrante es contrario a la sabiduría. Y con los ajenos, de tontos.       

lunes, 23 de noviembre de 2015

¡ES EL MEDIO CENTRO, ESTÚPIDO!

¡ES EL MEDIOCENTRO, ESTÚPIDO!
Permitan que recurra al sobado aserto de Clinton referido a la economía en la gobernanza política, pero es un desahogo por el hartazgo sobre lo que llevamos escrito respecto a la situación del Real Madrid: ni Kroos ni Modric, siendo excelentes jugadores, son mediocentros.
Y lo señalamos desde que Ancelotti puso ahí al alemán, si bien es cierto que tras la marcha imprevista de Alonso solo tenía a Illarra – menudo partido hizo contra el Sevilla el sábado —, en quien dejó de confiar demasiado pronto por un mal partido en Alemania.
Benítez empezó esta liga con el equipo del sábado contra el Barcelona y, percatado de lo anterior, sacó enseguida a Casemiro, que ha sido su equilibrio, consiguiendo una racha importante invicto. Por eso el título de este artículo, sin ir dirigido contra nadie, como reflexión para opinantes, futboleros y periodistas que han  hablado de mal juego o excesivas precauciones defensivas, alabando a Keylor como el equilibrio blanco.  El portero costarricense ha estado bien, como cabe esperar del sustituto de Casillas, y con sus buenas intervenciones ha evitado goles, pero nunca ha sido el eje del Madrid. Ese tiene un nombre: Casemiro.
Los tres primeros goles del Barça vinieron por el mismo sitio. La corona del área blanca era un merengue por donde Sergi Roberto e Iniesta, sobre todo, metieron sus botas e inteligencia como cuchillos de tarta. Y tras el golazo del extraordinario manchego, que ha heredado el sitio del inolvidable Xavi, se acabaron el partido y los pitos a Piqué. Un encuentro que pudo quedar cero a ocho, uno a siete, o cero a seis porque, paradójicamente, la suerte estuvo esta vez del lado madridista y le evitó un bochorno escandaloso.  Si hubiera estado Casillas, los forofos paniaguados que Mourinho dejo como herencia entre los aficionados blancos, y los periodistas de su cuerda, le hubieran echado parte de la culpa, pero tampoco su sucesor pudo hacer nada para evitar la debacle. Solo la enorme superioridad blaugrana desde el minuto uno explica la goleada, y la suerte, como decíamos, impidió que fuera la mayor humillación madridista de su historia. 
Benítez ha cavado su tumba porque Pérez no le va a perdonar el bochorno de las pañoladas y los gritos mayoritarios de “Florentino dimisión” que se escucharon en el descanso y al final del partido, por mucho que subieran el volumen de la megafonía del estadio. Su ingobernable soberbia se lo impide, a pesar de que tiene buena parte de la culpa de los pesares presentes del Real. Como hemos reiterado también, la plantilla está hecha a la imagen y semejanza de los gustos futboleros del presidente, que para eso ficha y desficha él. Un grupo abarrotado de medias puntas y con un solo especialista en el medio centro.
En cuanto se supo la alineación de Benítez,  medida política por lo de agradar al palco y a ciertos jugadores en detrimento de sus convicciones, algunos aventuramos que el Barça le pasaría por encima al Madrid. Y ocurrió lo que decíamos a los compañeros de tribuna. Lo sorprendente es que tal realidad no la previeran quienes tienen muchas razones para apreciarla, porque tampoco era tan difícil el pronóstico. Enfrentar a Kroos, Modric y James, con el supuesto apoyo de Bale, a Iniesta, Rakitic y Sergi Roberto, con el soporte del seguramente mejor mediocentro europeo y del mundo, Busquets, al decir de los técnicos más reputados, es una apuesta segura al fracaso. Nunca sabremos lo que hubiera pasado si en lugar del galés o del alemán, en un estado de baja forma preocupante, hubiese jugado Casemiro por delante de los centrales, dando cobertura tanto a los medios como a los laterales. Marcelo subió con timidez y Danilo ni eso, porque Modric y Kroos, en línea, no pudieron nunca con sus rivales y a ellos les llegaban siempre los culés en superioridad, igual que a los centrales.
Otros temas inquietantes son el físico y las lesiones blancas. Y es que, como dicen en privado algunos futbolistas de peso específico, las pretemporadas que se planifican y los servicios médicos del club no responden a las necesidades deportivas, sino a intereses inconfesables.
Finalmente, si lamentable fue no ver en el Madrid a ningún canterano, peor fue la presencia de un solo español de inicio mientras que en el Barça lo hacían cinco canteranos internacionales con España. Y en la grada blanca gritando ¡España, España! Sería para animarles, digo yo. Penoso.
Y a todo esto, sin Messi.

   

lunes, 16 de noviembre de 2015

ESPAÑA ANTE SU ESPEJO

ESPAÑA ANTE SU ESPEJO
Si hacemos una fusión de la primera con la segunda parte contra Inglaterra, y recordamos lo de Ucrania, la selección nos retrotraería a la España campeona de todo hasta hace dos años. Hay varias imágenes de las constantes de seguridad de Luis Aragonés, que nos catapultaron a la cabeza del concierto futbolístico mundial hasta el punto de ser objeto del deseo émulo de todos.
Empezando por atrás, la portería española está más que garantizada con dos porteros de enorme nivel. Casillas y De Gea, o viceversa, aúnan distintas condiciones y primaveras contrapuestas en su idéntica solidez: juventud y experiencia. El exatlético y futuro merengue reposa en sus alámbricas extremidades unos reflejos solo al alcance de los mejores, que nacen en un corazón explosivo bajo un cerebro rebosante de intuición. Casillas, que tenía esas mismas cualidades hace unos años, aunque fuera peor por alto en los balones cruzados, ha suplido el paso del calendario por el poso de la sabiduría. Antes llegaba en plan gatuno a cualquier balón sobre la raya de la verdad y salía a por el contrario en ventaja con idéntica rapidez, y ahora suple la décima de los reflejos por la calma y la colocación.
De laterales muy bien, con el goleador Mario recordándonos al sobrio Capdevila y al oportunista Alba, que continúa con Juanfran,  Carvajal, Azpilicueta y Bernat; y por el centro amanece otra estrella. Bartra dio en Alicante un recital de gran futbolista —cómo recuerda a los mejores Sanchís  y Pujol en su juego de anticipación —, y es el asegurador del candado que suponen Ramos y Piqué, todavía titulares indiscutibles en cualquier equipo del mundo; con Nacho en la recámara.
Y en la media seguimos sobrados. Aún no hay en el panorama mundial  unos centrocampistas, ni en calidad ni en calidad, que igualen a nuestros Iniesta, Busquets, Cesc, Silva, Cazorla o Mata, como veteranos en plenitud, y muy pocos equiparables a sus recambios coyunturales: Navas, Thiago, Koke, Isco, Javi Martínez, Muniaín, Sergi Roberto, San José o Bruno, más los que vienen apretando desde la sub 21. España, como entonces, se puede permitir jugar con tres, cuatro o hasta cinco medios, sacrificando a un delantero, porque cualquiera de los que jugaran más adelantados tiene tanto gol como los mejores puntas, salvando, claro está, a los especialistas consumados de los que España carece. Si Cristiano o Messi fueran españoles, o Raúl tuviera doce años menos, el ahora reinado español seguiría siendo el imperio que instituyó Luis hace ocho. Y eso que ya no está el mejor medio español de la historia, Xavi —con el balón de oro Luisito Suárez— tan indiscutido como insustituible.
Y llegamos a la delantera, nuestro único punto flaco. Desde que se fue el Villa eléctrico todavía no ha aparecido un punta de su efectividad: el máximo goleador histórico. Han pasado algunos pero ninguno con la necesaria regularidad y esa chispa que distingue a los delanteros imprescindibles. Llorente, Soldado o Negredo, por ejemplo, como Costa o Alcácer  y tantos otros, son delanteros de club, en el mejor de los casos, pero carecen del marchamo de los elegidos.  Antes hemos nombrado a cuatro que le darían a nuestra selección actual el aura suficiente para afrontar el futuro con las máximas garantías, pero dos de ellos nunca hubieran podido, por ser extranjeros, y los dos mejores goleadores españoles de los últimos veinticinco años ya no están para estos trotes. Habrá que buscar en los jóvenes como Morata o Nolito — ¡qué calidad atesora y en qué forma se halla el celtiña exblaugrana! —, o tal vez en los veteranos como Adúriz, que lleva unos años en estado de gracia; o en los que están llamando a la puerta desde la citada Sub 21  —Munir, Williams, Deulofeu, Asensio— aunque no sean puntas puros, quien bata con regularidad al portero que menos conozca, como decía Di Stéfano.
Finalmente, no podemos obviar la lacra sempiterna de nuestro combinado: el calendario de las competiciones nacionales. La selección nunca ha podido preparar con tiempo suficiente un campeonato. Si a ello le unimos que los jugadores básicos juegan en los equipos que disputan las semifinales y finales de Europa, tendremos la mezcla tóxica que debilita sus fuerzas. El Mundial de Brasil fue un ejemplo. Además de falta de imaginación táctica, jugaron andando por carencia de reservas.
En todo caso, debemos ser optimistas si juegan como saben. ¿Del Bosque? Merece el máximo respeto pero da para otro capítulo. De momento, como él, todos tranquilos.         

    

jueves, 12 de noviembre de 2015

DOMADOR DE EGOS, DESATASCADOR Y ESPABILADOR

DOMADOR DE EGOS, DESATASCADOR Y ESPABILADOR
Se buscan un domador de egos, un desatascador y un espabilador. El Madrid necesita un especialista capaz de serenar al mejor goleador de su historia: Cristiano Ronaldo, y al presidente más listo: Florentino Pérez.  En el Barça, por su parte, urge hallar un desatascador capaz de sacar al club del caos que padece en todo lo que no sea fútbol: hacienda, juzgados, UEFA, FIFA, despachos y política. Y en la Federación Española alguien que espabile a Del Bosque; que le susurre la evidencia del deterioro con el paso del tiempo en alguno de sus preferidos: Diego Costa, por ejemplo.
Cristiano está otra vez triste. ¿Qué le pasa al rey del gol? ¿Por qué se pone otra vez volantero y merodea nuevos lares, ahora parisinos, provocando los celos llorones del emperador Pérez?  Es muy sencillo, como veremos. Algunos lo achacan a que no está contento con el juego blanco; yerran en el diagnóstico sobre su dolencia. Benítez, ante la ausencia del resucitado goleador Benzema, que afronta tras su lesión otro lío judicial, uno más; le ha colocado de ariete libre, sin posición delantera fija, y ello, aunque le suponga más opciones de gol, lo ha dejado sin referencia geográfica en el campo y, lo que es peor, sin metros por delante para llegar con ventaja al área y encañonar inmisericorde a los porteros rivales. Pero eso no es la causa de sus devaneos extramatrimoniales con el club. Más que nada porque es una situación transitoria y de fácil arreglo, aparte de que no le afectan al ego ni a su bolsillo; crisoles donde funden sus querencias. La causa de sus flaquezas, y de sus infantiles llamadas de atención, fue la publicación reciente de los sueldos de su club y de los del máximo rival a todos los niveles: el Barça y Messi. Que el argentino cobre tres millones más que él al año por ese concepto ha desatado los sentimientos: le han tocado el corazón y la cartera. ¿Qué más tiene que hacer por el Madrid para ser el jugador mejor pagado del mundo, ya que lo de los Balones de Oro depende de otras instancias, y hollar, al menos en eso, el número uno en el podio? Ahí está la rata que hace rechinar sus dientes. Tome buena nota Florentino si no quiere una tempestad en el vestuario que ocasione otra temporada en blanco; una más, también.
En el Barça parece que vuelven a sus antiguas andadas; lo llevan en los genes. Aquellos larguísimos años en los que con los mejores jugadores y técnicos del mundo, al menos sobre el papel, posibilitaron, sin embargo, que el Madrid fuera nombrado mejor club del siglo XX. Lo de ser más que un club le puede pasar ahora una factura demoledora. ¿Se imaginan lo que ocurriría si por la gilipollez de las esteladas le echaran de la Champions? ¿Qué es exagerado? Como el ínclito Villar pierda pie en la FIFA y en la UEFA, que está al caer, lo veremos más pronto que tarde porque la tontuna galopante de sus mandamases es manifiesta. ¡Qué falta de personalidad para dirigir un club tan grande en lo futbolístico como el Barça! Ya debieron ser expulsados de la Copa del Rey en España cuando se presentaron a una final para negarse a jugarla. Entonces, el primo de Bilbao, Villar, se sacó uno de los conejos de su chistera y enterró el desmán. Lo mismo que hizo para no cerrarle el estadio tras la lluvia de objetos por el asunto de Figo, con la cabeza de un cochinillo como estandarte. Pero ahora, con la política comunitaria europea por en medio con el tema independentista del enloquecido Mas y sus mariachis antiespañoles y antisistema, carnes de presidio todos que deberían ser por sediciosos, traidores, sinvergüenzas y algo más, que no digo por no atraer antes de tiempo la sangre que originarán impunemente a los tontos que echen por delante, como siempre hacen los mayores cobardes del mundo; se pueden encontrar con la horma del zapato que nadie ha querido ponerle en España nunca. Necesitarán un desatascador tan enorme como la tontuna que arrastran.
Y, en la selección, haría falta alguien que fuera justo con los mejores futbolistas de cada momento y desenredara el clientelismo de Del Bosque y compañía. Adúriz lleva tiempo siendo el mejor delantero español y lo tienen olvidado. Debe ser porque nunca ha sido del clan federativo. ¡Ay, Luis, cómo te echamos de menos!   


jueves, 5 de noviembre de 2015

AZNAR, EL PÁJARO DEL ALBA

AZNAR, EL PÁJARO DEL ALBA

Ni a la quinta ha ido la vencida. Es el reiterado trino al amanecer y sin recaderos al encantado Rajoy, del ojizaino y antiguo presidente del PP y del Gobierno, padrino suyo y referente onírico de las huestes conservadoras, elevado antaño a sus altares como paradigma de mando y ejemplaridad. Pero tiene tan poca fortuna en sus despertares mañaneros como alabado fuera por quienes deberían reflexionar sobre tan ajustado clarín: con Rajoy y sus viejos olmos de ribera, el bosque pepero acabará en la mar machadiana por ríos y barrancas.
Pregones
Salvo en solemnidades y fiestas de guardar, donde se homenajea a algún personaje haciéndole el honor de pregonar cualquier tradición o ‘fiestorro’, los pregoneros eran unos mandados para esparcir a los cuatro vientos los anuncios, recordatorios o advertencias que la Autoridad tenía a bien comunicar a la ciudadanía.
Nuestro personaje de hoy aúna ambas caras. Con una se hace un auto homenaje, convencido de ser la reserva espiritual del centro derecha español,  y pregona con la cobertura de FAES, o en el evento y medio a los que ‘acepte invitaciones’, lo que considera que deberían tener en cuenta sus ex devotos; hasta hace siete años a pie juntillas y sin pestañear, por la cuenta que les traía.
Por otra se otorga la autoridad —que no poder —de la presidencia honorífica del PP, y sermonea de cosecha propia lo que considera respetable para sus otrora incondicionales, cada vez más díscolos y descreídos.
De mal estratega a estéril remendón.  
Es una pena que quien creó sueños colectivos desde un razonable manejo del timón de las Españas, no sumara a sus demostradas capacidades la de buen estratega a largo. De aquella supuesta primera división mundial, solo queda el remoto reflejo de sus fotos con quienes sí pertenecían a ella.
Declaró su amor por interés a un Pujol lagartón en el Majestic, sirviendo como prenda la inmersión lingüística. Ni su tactismo personal, ni mucho menos ninguna estrategia coyuntural para favorecer la estabilidad nacional, justificaban tal indignidad.  La lluvia del tiempo ha hecho crecer la cizaña en aquella mala siembra: Cataluña hoy.  Por mucho que él apunte remiendos dolidos, triste consecuencia de lo propiciado junto a sus antecesores, y preludio de lo que perpetrarían sus herederos monclovitas.
Gurú ruinoso
Tampoco podría ejercer de pitoniso; si acaso, de echador de cartas trucadas. Lo demuestra su dedocrática apuesta por Rajoy como proyecto de presidente del gobierno, desde la realidad que él debería conocer mejor que nadie: probo militante funcionarial en la nomenclatura de Génova, por muchos cargos electos y de confianza que ostentara. Lo disculpable y más a mano sería que el Señor no lo haya llamado por el camino de la intuición, y, lo imperdonable, que optara ladina aun equivocadamente por un Mariano títere.

La del millón no se la cree nadie, o… sí: que Rajoy fuera más listo, y lo engañara a conciencia durante demasiados años vendiéndole su recauchutada moto como de kilómetro cero. ¡Quién lo iba a decir!  

SÁNCHEZ Y LOS PERROS DEL TÍO ALEGRÍA

SÁNCHEZ Y LOS PERROS DEL TÍO ALEGRÍA

Pedro Sánchez arrastraba con la dignidad de su honradez el pesadísimo lastre ‘zapateril’, luciendo un discurso renovado con el que establecer su lugar al sol.
Las últimas elecciones le supusieron el respiro que todo luchador necesita para coger aíre. Y las sucesivas encuestas posteriores confirman un segundo puesto en las preferencias ciudadanas, que en Ferraz sabe a gloria viniendo de donde vienen; el pasado reciente no permite otras alegrías. Es lo único que justifica que los sucesivos ‘hostiones peperos’ no le propicien un ascenso proporcional.
Pero las viejas burras sociatas no descansan y han vuelto a parir humo en la siega. Enjugascan al personal con partos superados y paren ratas, cuando lo que necesitan es imaginación para distanciarse de quienes han estado chupándoles el voto desde su supuesta izquierda: Podemos está en caída continua y el PSOE no necesita esfuerzos baldíos buscando recuperar lo propio. 
Además, Sánchez hace de Florentino ramplón con un fichaje tan mediático como polémico, que no le dará ni para, al  menos, hacer caja vendiendo camisetas. Irene Lozano llega al PSOE pisando los justificadísimos callos de los socialistas honestos, que se han sentido durante años ofendidos por sus continuas descalificaciones sobre las más diversas corruptelas. Haberlas ‘haylas’, y corruptos también, pero generalizar es malvado e indemostrable, y demuestra indigencia mental y retórica.  La nomenclatura del PSOE quiere sumarse con ello al festín carroñero de los despojos de UPyD, cuando ese controvertido movimiento puede acelerar la fuga a Ciudadanos de unos y el reforzamiento en otros de la fidelidad al partido liderado ahora por Herzog, quien puede añadir a su antigua baza de látigo de corruptos, el banderín de reenganche de la coherencia honesta desde la lealtad a unos principios. Emblema que pierde el PSOE con su ex bicha.
¿Es que no tendrá Sánchez nada nuevo que ofrecer a la expectante ciudadanía que la cabeza de la religión en las aulas, ausente en los informes PISA sobre la escasa calidad de la enseñanza en España;  las secuelas de la Guerra Civil de la malhadada Memoria Histórica, de lo que habría mucho que hablar y nada bueno, como por ejemplo incluir las fosas de anarquistas de la CNT y la FAI y troskistas del POUM,  masacrados por los comunistas estalinistas del PCE y PSUC — con Campanys mudito— en connivencia activa con el gobierno republicano del PSOE de Negrín;  la defensa de los insolidarios conciertos vasco y navarro, consecuencia de señoríos y conflictos bélicos civiles también; o el traslado del trampantojo Senado a Barcelona, verdadero panteón ruinoso de hombres dudosamente ilustres?
Les puede suceder al líder socialista y a sus asesores, con el objetivo de las generales a mano, lo que a los lebreles del tío Alegría: eran buenos siguiendo la pieza pero cuando la tenían a la vista levantaban la patita para hacer pipí.
Mientras, Rajoy aleando en cabeza y Rivera subiendo pletórico. La tercera división acecha por mucho cara a cara folletinesco que promueva Sánchez. ¡Imaginación al poder! ¿Le sonará?


   (artículo publicado en diversos medios, como todos los de este blog)

lunes, 2 de noviembre de 2015

DE LOS DESPACHOS AL FÚTBOL Y AL ESCÁNDALO

DE LOS DESPACHOS AL FÚTBOL Y AL ESCÁNDALO

En cualquier espectáculo priman los artistas sobre los gestores. En el fútbol, como evento que concita las mayores concentraciones de espectadores en los países donde reina, ocurre lo mismo. Se recuerdan los nombres del pasado: Pelé, Di Stéfano, Beckenbauer, Maradona, Cruyff y compañía, y se nombran con deleite los contemporáneos: Messi, Cristiano, Ramos, Iniesta, Ibrahimovic, etc., comparándolos muchas veces con los recientes: Raúl, Ronaldo, Romario, Van Basten o Xavi, por citar algunos.
Con los entrenadores pasa lo mismo, aunque su memoria es más corta. Actualmente podríamos meter en ese grupo de gerentes artistas a los Guardiola, Mourinho, Del Bosque, Klopp o Ancelotti, junto a quienes lideran en cualquier momento a los grandes equipos: Luis Enrique, Van Gal, Benítez, Simeone y pocos más. También en este cupo se recuerdan a los recientes: Michels, Menotti, Cruyff, Capello, ValdanoSacci, Fergusson o Aragonés, por rescatar a algunos que aportaron novedades futbolísticas destacadas.
Sin embargo, salvo el legendario Santiago Bernabéu, es difícil que los aficionados rememoren los nombres de quienes dirigieron el cotarro desde los despachos: los presidentes de clubes y de instituciones. Y cuando se les recuerda no es precisamente sin polémica; un ejemplo podría ser Florentino Pérez, al margen de contadísimas excepciones. El segundo plano es una virtud institucional para quienes llevan las riendas de cualquier organización, y una muestra de servicio honrado a la cosa. Por eso, a muchos nos escandaliza que ahora estén en candelero los Blatter, Platini o Villar de turno; es un decir, porque más que de turno son de oficio sempiterno, cuando no de escasa vergüenza o, directamente, de mangoneo descarado continuo. Es insólito en cualquier escala comparativa que los mandamases del fútbol manejen los cotarros a su antojo, durante decenios, sin nadie que los fiscalice.
Los lobos se guardan entre ellos, lo que demuestra que el fútbol está en manos de gente sin escrúpulos llegada a los cargos con el afán exclusivo de echarse al bolsillo cuanto puedan, directa e indirectamente, además de lucir un lustre para el que no suelen tener mérito, formación ni bagaje personal alguno, salvo el de una alarmante y  demostrada mediocridad en sus derroteros profesionales y vitales antes de llegar al sillón.  Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para comprobar tal evidencia. Y empeoran aún más la situación de lo que en teoría administran, que en realidad saquean, rodeándose, como buenos mediocres, de más ‘mierdaembrazos’ para reinar como soles en el desván de sus tinieblas.
A pesar de ello, algunos, como el propio Villar, aciertan a veces en materia exclusivamente deportiva y consiguen éxitos indiscutibles. El tiempo reciente de la laureada selección española es un buen botón de muestra, aunque para ello se han de concitar circunstancias tan excepcionales como el propio brillo ocasional de estos personajes; nefastos en su mayoría. ¿Cuándo vamos a contar en España con una pléyade de magníficos futbolistas como la de Xavi, Iniesta, Pujol, Casillas, Villa, Senna, Busquets, Alonso o Ramos, y de un técnico como Luis que supiera ver los puntos fuertes reales que les adornaban, conjuntándolos bien, con el coraje y el valor de jubilar a otros tan buenos como ellos — Raúl o Salgado—pero con el paso cambiado para la idea que finalmente resultó acertada; y otro como Del Bosque que supiera darle continuidad al invento? Desgraciadamente pasarán generaciones de artistas y de aficionados para que se pueda repetir. Porque, además, el modelo que tan sabiamente impuso Luis, el del dominio mediante un toque exquisito, sin prisas, y con buena llegada: el celebérrimo “tiquitaca” que todos quisieron imitar después en el planeta, coincidía con la forma de jugar de quien mejor fútbol hizo en esos años en el mundo: el Barça.
A quienes aún ningunean el modelo de la Masía aduciendo que los blaugranas contaban con el mejor Messi, se les caen los palos del sombraje con el argumento contrario de que el argentino no jugaba con España y sí con Argentina, sin que los albicelestes se parecieran en juego ni en resultados a nuestra selección. Y, ¡ojo!, los que se aburrían eran los rivales y sus forofos, a quienes los del “tiquitaca” hacían pequeños en cada partido haciendo arte del juego de la pelota. 

La pena es que los escándalos de corrupción de Blatter, Platini y ahora parece que de Villar, ensombrezcan algo que puede ser tan bello, amparados en las sombrías prácticas que avergüenzan el fútbol desde los despachos. ¿Penarán? Lo dudo. Ellos juegan con baraja marcada.

jueves, 29 de octubre de 2015

EL REAL MADRID DE BENÍTEZ

EL MADRID DE BENÍTEZ

Como todo proyecto, tiene una base lógica. Un equipo se hace en función de la plantilla disponible y en el Madrid nunca escasea; es la ventaja de ser un grande.
En cualquier deporte lo primero es el equilibrio, y en el fútbol se empieza a construir por atrás. Hay que valorizar el gol como logro más preciado y difícil, y para eso hay que evitar sobreesfuerzos asegurando en lo posible que los rivales marquen pocos. ¿Una buena defensa? Sí, pero es mucho más que eso. Porque como decía Cruyff —¡mucho ánimo, por cierto!—, y ejercían los Di Stéfano del mundo, aparte de una buena zaga, la mejor defensa es tener el balón; cuestión harto difícil. 
Vimos al Madrid en París casi todo el partido y contra el Celta la primera parte. Como los rivales también juegan, Berizo —bastante mejor entrenador que Blanc— cambió el sistema celtiña tras el descanso y evitó atacar por el centro para hacerlo muy abierto. Así esquivó al gran Casemiro con el que Benítez, al fin, ha asegurado el medio centro madridista. ¡Ya era hora! Algunos llevamos tiempo señalando su carencia como el gran problema blanco. Ancelotti se empeñó en poner ahí a Kroos, excelente volante derecho, y ante los rivales de postín el equipo hacía aguas hasta vaciarse en esfuerzos baldíos y quedar varados en la orilla —en Lisboa ganó la décima al Atlético por el postrer suspiro milagroso de Ramos, sin Alonso en el campo  —.  En su descargo, es cierto que  Xabi estaba suspendido y se marchó de improviso en la pretemporada siguiente, pero también es verdad que se quedó Illarra y vendieron a Casemiro; decisión cuya paternidad desconocemos aunque todo apunte al palco. Para don Florentino, la valía de los futbolistas empieza por su coste.
Benítez construye sus equipos desde el medio centro y el Madrid lo notará esta temporada, igual que su Valencia lo notó con el mejor Albelda. Junto al brasileño, canterano madridista y ex del Oporto, sitúa en sus flancos por delante a Kroos y Módric, quienes deben ganar en continuidad. El teutón llegará pronto a ser el que deslumbraba en el Bayern y con Alemania y empezará a marcar goles decisivos. Además, uno de los tres de arriba se encaja con ellos para formar el clásico cuatro, uno, tres, dos, que tanto gusta al técnico madrileño. Así se explica su predilección por Lucas Vázquez, que en principio apuntaba al ostracismo; James e Isco son los llamados a ese puesto.  Ronaldo queda libre para entrar al área por donde quiera, y el otro delantero debe adaptarse a él, lo que creará problemas cuando Bale esté disponible. El mejor Benzema y Jesé desempeñan bien ese papel, aunque el canterano, al ser barato, tendrá que salir al final de temporada para intentar volver con algunas decenas de millones de costo en su currículum. ¡Ah!, y para aprender idiomas y ganar ese lustre cosmopolita extranjero que tanto gusta por la planta noble del Bernabéu; cuestiones básicas para triunfar de blanco que algunos, pobres ignorantes y romanticones del fútbol, desconocemos.  Es lo que les faltaba a Hierro y Del Bosque o al mismo Raúl, que ha enmendado tarde, y que, a destiempo, también ha iniciado Casillas.
Hablando de porteros, el debate está en criticar a Ancelotti por no haber apostado por Keylor, y de paso, ¡ay lastimosos descamisados!, en censurar al presidente que lo tuvo vendido al Mánchester para traerse a De Gea.
Navas es un buen portero y lo está haciendo bien, pero, como decían por Argentina, aún no ha empatado con nadie. Ya veremos cuando lleguen los momentos clave que marcarán la temporada del Madrid. Compararlo con Casillas es un ejercicio de desmemoriados, por cierta que sea su irregular trayectoria en las dos últimas temporadas, enmarcada en la tensa situación que vivió tras el tsunami Mourinho.
El otro acierto de Benítez es que la defensa ha recuperado la anticipación, y juegue quien juegue no se resiente la seguridad atrás. Varanne y Nacho cumplen perfectamente, junto al emblemático Ramos, con Pepe en la recámara. Y los laterales, el otro punto fuerte del madrileño, como lo eran en el Valencia o en el Liverpool; son dos flechas alternativas. Nunca atacan a la vez, y Marcelo sobre todo, Carvajal o Danilo, son el cuarto centrocampista o el tercer atacante con licencia de gol.

Benítez ha cambiado al Madrid en dos meses y a los madridistas les aguarda una temporada exitosa. Si lo dejan, claro.         

martes, 20 de octubre de 2015

Y LLEGA RAÚL

Y LLEGA RAÚL

Aún recuerdo su debut con el Madrid de Valdano en Zaragoza. Como entusiasta de los futbolistas jóvenes, me dispuse esperanzado a conocer al juvenil que venía rompiendo los registros goleadores desde crío, cuando pertenecía al Atlético de Gil —vaya vista tuvo el inabarcable personaje disolviendo las bases colchoneras, empeñado en hacer filiales por España, sin embargo, con el Cádiz de su amigo Irigoyen en la primera probeta. ¡Un desastre! Otro más…—. Y lo que vimos esa tarde no fue nada especial. Un chaval descarado que parecía jugar sobre alambres torcidos, por su escuchimizada figura, que, todo voluntad, falló varias oportunidades de gol.
Pero de ahí a la gloria, gracias al empeño de Valdano por mantenerlo en el equipo. Esa apuesta, como la contraria del fallecido dirigente atlético, nunca aparecerá en la contabilidad de sus clubes, porque los hitos de verdad relevantes de cualquier institución nunca se contabilizan como debieran. Podría exponer muchos ejemplos de temas que he conocido bien al respecto. Se exponen los números pequeños de lo realizado, pero nunca los grandes de lo que se debería haber hecho en su lugar o, de lo que genera a la larga una decisión acertada o errónea. Es la mayor falacia contable.  Eso no va nunca en el balance aunque signifiquen la vida o la muerte de lo que se analiza y se expone como realidad cierta. Esa realidad que es la foto de un día cualquiera, pero siempre consecuencia de decisiones tomadas mucho tiempo antes. La verdadera responsabilidad de quien dirige cualquier cosa. La esencia de un dirigente. Su obra.
El otro día hablábamos de goleadores y jugadores, pero Raúl es mucho más que eso. Indudablemente es el mejor goleador español de todos los tiempos, pero también significa bastante más. Guardiola lo señaló como el mejor jugador español de la historia, y tal vez no le faltara razón, aunque cuando lo dijo España aún no era bicampeona de Europa y del Mundo consecutivamente; solo albergaba la Eurocopa del 64 de Suárez, Amancio, Pereda, Zoco y Marcelino, entre otros.
Más que gol y juego, Raúl es espíritu. Un espíritu solo comparable al de los irrepetibles Di Stéfano, Gento o Pirri. Y lo ha demostrado donde ha ido. En Alemania retiraron su número del equipo, como en la NBA hacen con sus mitos. En el Madrid, donde ahora le espera don Florentino con los brazos sospechosamente abiertos y la boca pequeña, no supieron estar a su altura cuando dejó el club voluntariamente — es un decir — al llegar Mourinho, antes de que el ‘ser superior’ de Butragueño, que sigue ahí porque sabe dar lustre a su señorito, se lo cargara, como hizo con Del Bosque, Hierro y este año con Casillas, o con el mismo Valdano dos veces. Demasiado brillo para el único sol que puede lucir en el todavía Bernabéu —¡cómo le jode el insigne nombre de don Santiago al señor Pérez!—.
Raúl representa lo que nos gusta a los amantes del fútbol como deporte y espectáculo emocionantes, antes de que el vil metal, único objetivo, viniera a ensuciarlo. Juventud, se tengan los años que sean; valentía, pundonor, profesionalidad, juego, goles, espíritu, honradez, limpieza, amor auténtico a una camiseta, sacrificio y humildad en el triunfo y en la derrota; esa virtud que solo atesoran los grandes de verdad.
Y ahora, cuando entona el difícil camino de la retirada desde el éxito y el  reconocimiento allá donde ha estado, vuelve a su casa. Y es lógico que en el Madrid aguarden con expectación sus intenciones, más allá de que todo el planeta fútbol ansíe verlo convertido en otro referente aun con distintas funciones.
Dice Pedrerol, descosido palanganero presidencial, que don Florentino aspira a que se convierta en el Guardiola del madridismo. Debería saber el presentador catalán que la historia no se repite, aunque pueda asemejarse, y que dentro de la amistad que se profesan desde su eterna rivalidad de clubes, aunque compañeros defendiendo a España, ¡ojo!, atesoran cualidades opuestas. Y tendrían que remar en condiciones diferentes.
Guardiola, junto a Cruyff, son quienes más riqueza económica y futbolística le aportaron al Barça en jugadores y títulos, de la contable y de la que decíamos; pero Raúl representa algo más. También podría hacerlo si le dejaran hacer —ojalá—, pero igual que aquellos salieron del Barça por la puerta de atrás, mientras en el Real manden el dinero rápido, los intereses bastardos — empresas ajenas— y la egolatría, Raúl estaría condenado a lo mismo. Al tiempo.     


RAJOY, LIRÓN A LA BROCHA

RAJOY, LIRÓN A LA BROCHA.

Ponga usted un espíritu almidonado regido por una mente funcionarial al mando de cualquier empeño humano en dificultades, y obtendrá lo más parecido a una nada surgida de otra nada con nada por delante y nada por detrás; un estío sofocante sin nada que recoger por falta de siembra. Una ruina.
Ahí, las personas con aversión cerval al riesgo sucumben al mayor de los peligros: la inanición, o,  peor aún, abusan inmisericordemente de los indefensos bajo su mando: la cobardía facilona. Y se excusan con las socorridas circunstancias o la herencia recibida, a la que no renuncian cuando se les encomienda, desde su sempiterna hipocresía: lo socialmente correcto por apariencias.
De la pereza y el miedo a la rutina, con la connivencia de sus  homólogos, consumiendo el tiempo de quienes aguardan lastimosamente y con paciencia franciscana que alguna vez haga algo; tome decisiones útiles; corte por lo sano; alumbre futuro desde proclamas ilusionantes o se vaya pronto a casa. Porque lo de sacrificarse por sus gobernados, quemándose en el empeño, no lo esperan; sería demasiado para ‘don comodón’.
Si añadimos el espíritu del opositor estéril, que alberga el origen del peor funcionariado, obtendremos lo más parecido a un parásito que tiene por objetivo vivir eternamente a costa de los ciudadanos.
Sin nombrarlo, es fácil imaginar un perfil fiel del actual presidente del gobierno: Mariano Rajoy en estado puro.
El único presidente electo que no repetirá mandato. El gobernante que llevará su partido al desierto, partiendo de una espléndida y fructífera ribera, en solo cuatro otoños. Un político que debería leer la realidad española como nadie por haber tocado todas las teclas desde concejal a presidente, al que confiamos una nación con problemas económicos y financieros por deudas y gastos improductivos inasumibles, que nos la devuelve incrementándolas y sin limarlos, y presumiendo de haber superado la situación. La realidad es que debíamos seiscientos mil millones y ahora debemos un billón, porque Europa nos ha aliviado por interés prestándonos dinero a mansalva y a un coste bajo, de momento... ¿Ese pulpo, es rescate o calamar?
¿Qué haríamos con un gestor que nos deja en manos de los prestamistas aun aumentando las ventas —impuestos—, incapaz de reducir gastos estériles y enfadando, de propina, a los clientes —contribuyentes—? Su dudoso logro: aplazar las soluciones endeudándonos en una cuantía impagable. Si España fuera una finca se la quedarían el BCE y los bancos.
La peor ceguera es voluntaria, y este lirón, que oculta bajíos en su pasado —¡Ay, Bárcenas!—, sueña con seguir pintando tras cinco elecciones seguidas cuesta abajo, ¡cinco!; siendo, además, el político peor valorado desde sus principios presidenciales. Otro caso único y definitivo.
Decenas de millones de españoles, propios, indiferentes y extraños; quisieran decirle: Mariano, ¿por qué no sueltas la brocha de una puñetera vez, que te vamos a quitar la escalera, y haces un favor a tus compañeros, a tu partido, a tus gobernados, a tus más próximos, a ti mismo y a España?


lunes, 12 de octubre de 2015

DE MOURINHO A DEL BOSQUE

De Mourinho a Del Bosque
Es tan difícil establecer comparaciones entre profesionales futboleros como entre personas corrientes. Todos llevamos en la mochila circunstancias tan distintas que nos harían irreconocibles en las experiencias de otro y, por lo tanto, en su trayectoria vital y profesional, que junto a la formación, el carácter y la personalidad que al final conforman, pueden explicar los éxitos y fracasos ocasionales. Sin olvidar, como diría mi desde hace sesenta años amigo Tato, la suerte. Ese azar que se busca en la lucha tesonera e inteligente diaria, y también en su lotería: andar el camino durmiendo lo justo. Luego hay tipos con suerte y otros que parecen gafados, pero siendo necesaria tal fortuna, no es suficiente.
Napoleón, además de buscar en su mujer el secreto de cualquier hombre relevante, indagaba si sus oficiales eran hombres de suerte antes de ascenderlos. Experiencia, valía e intuición no le faltaban al militar y emperador francés, aunque, como a tantos, al final le perdieron la ambición y la soberbia. Y es que, hay quien tiene la voluntad y la sabiduría de levantarse después de uno o varios fracasos, y, por el contrario, todos conocemos a gente que no se recupera nunca de un éxito, y sigue entontecido hasta que la vida les da una lección de humildad. Los más señalados dentro de esta categoría mesiánica, jamás se recuperan de su cadena de éxitos y terminan en el hoyo.
Desde esas premisas, vayamos a las figuras que originan estas líneas. Mourinho lleva en el candelero desde el año 2000, con el Benfica, hasta ahora, que anda empantanado en el Chelsea. Ganó dos Ligas con el Oporto, dos Premier con el Chelsea en su primera etapa, dos Serie A con el Inter y una Liga con el Real Madrid. A ello hay que sumarle como títulos más relevantes dos Champions: Oporto e Inter y una Europa League con el club portuario portugués, aparte de ser nombrado tres veces como mejor técnico del mundo. Un palmarés al alcance de pocos entrenadores: diez títulos en 15 años. Como jugador fue mediano en la mediocridad.
Del Bosque, por el contrario, estuvo 13 años en la primera plantilla del Real, jugando más de trescientos partidos y fue dieciocho veces internacional, con un Mundial. En esa época ganó cinco Ligas. De entrenador, se curtió en la cantera madridista hasta que en 1999 le dieron la alternativa en el primer equipo. En cuatro años ganó dos Ligas y dos Champions. Relevó en el 2008 al inolvidable Sabio de Hortaleza en la selección española, y con ella ha sido campeón de Europa y del Mundo. Individualmente, ha sido nombrado dos veces mejor entrenador del mundo y cuatro mejor seleccionador mundial. Otro palmarés deportivo – nueve títulos y dos titulazos en 11 años- difícil de alcanzar, por no decir imposible.
Es decir, que como profesionales, y con la decisiva fortuna de haber entrenado a grandes equipos, estarían los dos en el podio de los diez mejores de la historia, sin establecer diferencias notables, salvo que el portugués ha sido más errante y solo en clubes, con el valor añadido de triunfar en tres ligas importantes, y el español ha sido de un solo club de relieve y de nuestra selección, con el galardón de ser el mejor equipo del siglo XX, el Real, y la mejor del mundo en el último decenio: España.  
Ahora bien, si vamos a los valores personales que traslucen como personajes públicos, las diferencias son abismales. Hablando en callejero, Mourinho es un bocazas maleducado y Del Bosque un señor. El luso, además de metededos, metepatas y desatado saltarín, es tan lenguaraz en sus desvaríos con la sin hueso que resulta imposible sintetizarlos: desde despreciar a un periodista español calificándole de ‘mierda en su profesión’, proclamándose él como top en la suya, hasta retar a su último equipo pontificando que si lo despiden echarían al mejor técnico que pueden tener. Del Bosque, al contrario, como recomendaba Kipling en “If”; es hombre en la victoria y en la derrota. Sobran comentarios.
Por eso, el ensoberbecido “special one”, Xosé, es como Atila: por donde pasa no crece la hierba  – deja plantillas, y hasta aficiones, rotas: Oporto, Chelsea, Inter y Madrid-, y don Vicente genera equipos para el triunfo. Lo hizo en el Madrid y lo hará con España, como Luis Aragonés, salvando su enorme distancia: el Sabio valiente creó estilo y escuela. Como otros en diferentes momentos: Zagallo, Michels, Cruyff, Sacci, Guardiola..., o Bernabéu de presidente.


martes, 6 de octubre de 2015

CRISTIANO RONALDO

CRISTIANO RONALDO
Como la mayoría de los genios, Cristiano es un tipo de singularidades extrañas para el resto de mortales; rarezas, se diría en callejero, pero su desmesurado ego aparente le distingue sobre otros.
Sin embargo, es posible que esa peculiaridad denote más transparencia que otra cosa, dejando ver también alguna debilidad íntima. Desde la personalidad que proyecta dentro y fuera del terreno de juego, al margen de la que mantenga en su vida privada, el ansia por ser distinguido de un modo especial por quienes le rodean en su entorno más próximo, quizá tenga mucho que ver con una inseguridad impropia de alguien tan importante: el máximo goleador histórico del Real Madrid, por encima de dos mitos como Di Stéfano y Raúl. Tal lastre sería producto de una infantilidad no superada, por carencias o por demasiados mimos.
Y abona tal conclusión el hecho de que esas ansias de protagonismo individual las mostrara ya en su etapa del Manchester, antes de venir a Madrid. Allí se desentendía del juego cuando no le pasaban un balón propicio sus compañeros, descarándose con las manos en la cintura, y aquí, además, celebra con poco entusiasmo, si lo hace, los goles de sus compañeros.
Sea como fuere, como venimos afirmando hace años, estamos ante el mejor goleador en la historia blanca y posiblemente, añadimos ahora, de la historia del fútbol. Y es así porque alcanza hitos difíciles de igualar desde la condición exclusiva de goleador. Con la derecha, su pierna buena, con la izquierda como recurso y con la cabeza, donde también es un especialista, es un espectáculo y un peligro continuo para sus rivales. Se le puede discutir que chuta a la portería más que nadie y que en las faltas directas su efectividad baja a niveles mediocres, pero nadie le puede discutir su primacía en el reino del gol.
Ha habido y hay mejores jugadores de fútbol, y más completos si se quiere: Pelé, el propio Di Stéfano, Boby Charlton, Puskas, Rossi, Torpedo Muller, Cruyff, Eusebio, Van Basten, Ronaldo, Messi o Maradona, por citar a los más significados, pero la mayoría sin el gol como cualidad exclusiva, y los que sí, de menor cuantía individual.
Como genios, cualquiera de ellos albergaba rarezas, incluso más antipáticas, aunque no se recuerdan a la hora de criticarlo a él. El gran don Alfredo, por ejemplo, tenía dentro y fuera del campo una lengua viperina, sobre todo hacia sus compañeros y hacia quienes se acercaban al vestuario madridista. El entonces  Príncipe don Juan Carlos de Borbón sabe de eso: en plena época de don Santiago Bernabéu, lo mandó a una faena maloliente de pantalones bajos en el descanso de un partido de Copa de Europa en el extranjero, cuando entró al vestuario para darles ánimos porque andaban alicaídos. ¿Qué diríamos ahora si Cristiano hiciera algo así con cualquier otro personaje?
Lo que ha hecho hasta ahora en el Real, y lo que aún le queda, es de una importancia legendaria. Pasarán muchos años, o generaciones, para que otro jugador alcance esas metas. Le falta para coronarse a nivel mundial, eso sí, haber tenido otra nacionalidad y lucir en una de las selecciones aspirantes rutinarias a las Copas del Mundo. En todo caso, su paisano Eusebio y el propio Di Stéfano, para mí el mejor jugador de todos los tiempos, por más completo; tampoco ganaron nada en ningún Mundial.
En la actualidad, solo Messi le discute la primacía futbolística con ventaja: consigue tantos goles como él y, además, hace jugar al Barça a su antojo aunque no lo logre en la selección Argentina, donde se le critica su juego en comparación al que despliega en su club. El canterano culé es más completo que Ronaldo porque golea, se asocia y distribuye. También exige un protagonismo absoluto en su equipo, aunque quizá sea más taimado en su personalidad y se le note menos. Tiene, sin embargo, unas debilidades distintas: las derivadas de su entorno con su padre a la cabeza; en Hacienda conocen alguna de su ‘rarezas’. Singularidad que no tiene nada que ver con su prerrogativa de genio, sino con la de la poca vergüenza fiscal contribuyente de sus más cercanos; no sabemos si también con la suya. 

En todo caso, ojalá Cristiano nos dure mucho jugando, porque cuando ya no esté lo recordaremos continuamente como algunos hacemos con los citados y con otros. Entonces entrará en la leyenda, y tendremos la fortuna de poder contarlo a quienes no tengan esa suerte. 

viernes, 2 de octubre de 2015

CARADURAS POR CATALUÑA

CARADURAS POR CATALUÑA
Tras las elecciones al parlamento de Cataluña volvemos cosechar caraduras. Uno de allí y otros de aquí, sobresale especialmente Mas
¿Alguien puede confiar en personajes como el valido de Pujol para nada serio, cuando sus propios lo han puesto de cuarto vergonzoso en la lista? Anda la misma senda que Rajoy, el preferido de Aznar. Les une al Presidente y al President la vieja máxima maoísta —¿quién lo iba a decir en dos burgueses irredentos?— de ir de derrota en derrota hasta la victoria final. Solo que en su caso tal victoria es más sueño que posibilidad.
Insensatos manifiestos
Desde que Mas inició su deriva independentista ha ido perdiendo apoyos en las urnas hasta dejar a su partido en precario. Ahora depende de Ezquerra y de los extremistas antisistema de la CUP. Resulta patético que la organización creada por el clarividente Pujol para aglutinar al conservadurismo catalán, por muy golfo que resultara ser, se haya abrazado en su locura rupturista a sus antípodas ideológicas.  
Rajoy, por su parte, desde que abandonó a sus votantes naturales con la estafa postelectoral más flagrante conocida en nuestra democracia; lleva  cinco elecciones seguidas perdiendo votos.  El “hostión” municipal y autonómico de doña Rita de Valencia, se ha visto reconfirmado en las catalanas. La ciudadanía no cree en su recurrida recuperación económica porque ni a sus bolsillos ni a sus expectativas llega; solo es cierta en parte para la banca y algunas grandes empresas. Lo que sí sabe es que con sus políticas ha llevado a España al mayor endeudamiento conocido; lo pagaremos durante generaciones. Y, también, que las corruptelas son el pendón más cierto de un PP a la deriva.
 Tampoco quiere enterarse de que, con él al frente, su partido no tiene nada que ganar. El apoyo mayoritario en las generales de 2011 se pierde sin solución por el desagüe de su inadecuada incompetencia. Y lo peor será que esa realidad, reiterada desde aquí, conducirá al PP a las sentinas de la España representativa. Con él de candidato en las próximas elecciones generales, los populares ocuparán el banquillo de la oposición para tiempo. Y no solo a ese; la corrupción les pasará una factura a la que se resisten con todo tipo de argucias legales.
Lo más lamentable será, además, que en su caída arrastrarán a una pléyade de jóvenes políticos que ahora han echado por delante —Casado y compañía—, en lugar de haber dar un paso atrás los de la vieja guardia, dándoles la oportunidad de liderar la regeneración de su partido y ayudar a la de España. Esa idea que abandera quien lleva un camino diametralmente opuesto al de Rajoy y su PP: Rivera y Ciudadanos.
Ingobernabilidad y riesgos
Estas elecciones dejan un Parlament ingobernable, salvo que en aras a una imposible independencia — de este modo— , los conservadores de Convergencia y los republicanos de Ezquerra entreguen armas y bagajes a los minoritarios y extremistas de izquierdas de la CUP. En cualquier caso, mal asunto para ellos, para Cataluña y para España, porque la otra posibilidad sería que los antieuropeos y antisistema renuncien a sus proclamas y las quemen en la misma pira secesionista. Muchos sapos para tragar en tan poco tiempo. Lo normal será que se convoquen nuevas elecciones.
Hay un hecho en nuestra historia reciente que deberían tener en cuenta. Aunque pueda parecer tan exagerado como lejano en el tiempo, a tenor de la radicalidad que se viene observando en Cataluña y de la clara división en dos grandes mitades de la ciudadanía, propiciada por la demencia egoísta de unos cuantos dirigentes; sería bueno que recordaran que durante la guerra civil que sumió a España en el salvajismo de los bandos enfrentados entonces —de todos, sin excepción—, los catalanes sufrieron en sus carnes la mayor y más diversa represión que hubo en aquel incivil enfrentamiento: religiosos, empresarios, burgueses y conservadores, por una lado, y comunistas troskistas del POUM, libertarios y anarquistas de la FAI y de la CNT— en una guerra civil catalana dentro de la Guerra Civil española— por otro, fueron masacrados con una crueldad tremenda, antes de Franco, por sus contrarios ideológicos.
Los caraduras activos y pasivos de cualquier signo deberían valorar las consecuencias de su poca vergüenza política, y dejar que llegue la hora de quienes puedan aportar sensatez y serenidad a la situación que han engendrado. Nadie es insustituible en esas cuestiones.
La criba de la vergüenza
Por mucho que Mas y su socio coyuntural Junqueras, apoyados por la AC,  Ómniun, Guardiola y deportistas de postín, digan lo contrario, han obtenido menos votos que en las pasadas elecciones, tras votar quinientas mil catalanes más que en 2012. Esgrimir la escisión de la Unió Democrática de Durán como causa, solo señalaría los cien mil votos cosechados por estos, cuando ellos solitos y revueltos han perdido el doble.
De la caradura se han apeado al propio Durán, que ha puesto su cargo a disposición; Pablo Iglesias, que ha reconocido su fracaso catalán; y  Albiol, quien reconoce el batacazo del PP que él ha liderado en Cataluña, junto al inusual callejero Rajoy y a sus ministros “lenguaraces”, Margallo sobre todo.
Los demás asoman su jeta hormigonada, salvo el de verdad triunfador Rivera, con Arrimadas de exitoso ariete, para intentar eso tan hermoso de regenerar España desde Cataluña. Empeño regenerador que tanto nos ilusiona a tantos.  


miércoles, 30 de septiembre de 2015

GUARDIOLA, EL CIELO PUEDE ESPERAR

GUARDIOLA: EL CIELO PUEDE ESPERAR
Ha optado por la política cuando podía haber liderado una parte del deporte nacional.  En caso de querer una relevancia social al margen de su trabajo, ambición tan noble como legítima aunque deba medir sus repercusiones, así como la de expresar sus opiniones, tenía todas las posibilidades y no se da cuenta. Y ha elegido su querencia aldeana, en lugar de su relevancia nacional, europea y hasta mundial, con lo que supone de minusvaloración de su propia imagen y de su futuro.
Defendí siempre su clarividencia cuando daba la pelota a la primera y podía parecer simpleza, inexperiencia o timidez. Después, alabé su determinación y sapiencia como técnico al apostar por Pedrito, que él había tenido en el filial de tercera, cuando sus directivos había acordado su traspaso al Portuense; y por Busquets, en lugar de vacas sagradas como Deço y Ronaldinho. Además de hacer que Messi entrara por donde quisiera, sacándolo de su inicial banda derecha, aunque le costara largar a Eto’o, a quien mantuvo el primer año hasta sacar lo mejor de él, y luego la enemistad de Ibrahimovic, fichado por él mismo.
También valoré positivamente su elegancia, en detrimento del polémico Mourinho, y disfruté hasta el infinito con el juego de su Barça, origen de la mejor selección española de todos los tiempos, sin menoscabo de mis querencias.
Pero con la misma convicción, deploro su deriva política en versión nacionalista, porque recuerdo otras ideologías de su misma raíz que han ocasionado desastres a la humanidad. Ya sé que alguien me puede decir que la situación actual no es tan grave, pero los españoles sabemos cómo nos arde la sangre en cuestiones políticas, solo hay que poner la oreja en la calle y escuchar lo que se comenta por ahí al respecto de la cuestión catalana. Tenemos la experiencia, que avala cualquier hipótesis, de haber sufrido en España tres guerras civiles en el siglo XIX, las carlistas, y una atroz y generalizada en el XX: la Guerra Civil. Y, no lo olvidemos, aquellas y otras ideologías extremas fueron la semilla de la que vivieron nuestros padres y abuelos, y en buena medida, con otras tampoco lejanas, del enrarecimiento localista que padecemos.
Enmanuelle Petit, el internacional francés que jugó en el Barça a partir del 2000, acaba de declarar en la BBC que el ambiente era irrespirable en aquel vestuario blaugrana entre holandeses y catalanes. Y ha añadido que lo de estos últimos era lo más cercano al racismo. Aunque pueda parecer también exagerado, eso me recuerda otros ejemplos cercanos: el nazismo, el exterminio balcánico en Serbia y Bosnia, o el de los tutsis y hutus en África. La verdad es que nos puede parecer lejano, pero escuchar lo que también suena en ocasiones, como lo de españoles y catalanes de mierda y cosas parecidas, puede ser la semilla de la sangre derramada. Algo parecido sucede en el llamado País Vasco.
Guardiola, con su deriva política catalanista, olvida que el lenguaje del fútbol y el del deporte es bien entendido en el mundo, con todas sus diferencias, al nivel del que se expresa en el arte o la ciencia, en contraposición con el de la política, que no deja de ser un compendio de dialectos hablados por unos pocos interesados, seguidos, aunque no lo entiendan mucho ni lo sepan explicar, por millones de personas que en el fondo los deploran por ser los paganos de sus egoísmos.
Así, en vez de aspirar a conseguir el cielo de un liderazgo deportivo a gran escala, persigue un lugar al sol de su localismo geográfico, que solo debería ser una defensa noble de sus raíces, o, viviendo fuera, un sentimentalismo personal rayano en la nostalgia.
Lo lamentable es que cuando se quiera dar cuenta su tiempo habrá pasado. Una pena que tendrá que sumar a la decepción que le causarán quienes ahora lo utilizan. Mas, Junqueras y compañía, junto al innombrable Pujol de fondo, solo lo quieren de cebo útil, por no decir de tonto, y se lo demostrarán si aspira a sacar la cabeza en la política catalana: le recordarán cuál es su sitio. El mismo que él desprecia ahora.
Gasol, con más imagen y dimensión que él a nivel global, ha sabido estar en su sitio a ese respecto, así como Xavi. Scariolo lo ha defendido ante algunos patéticos franceses: “Dime cómo pierdes y te diré cómo seguirás perdiendo” . ¡Olé!, en lugar de chapeau; suena mejor.
Tome nota Guardiola     


sábado, 26 de septiembre de 2015

SÁNCHEZ, LÍDER Y SENADO DE FERIA

SÁNCHEZ, LÍDER Y SENADO DE FERIA
Pedro Sánchez ha llevado al PSOE a la campa electoral catalana, y subasta promesas de feria desde su caseta. Travestido en charlatán, porque se trata de ofrecer más por menos tal que el recordado Ramonet, se permite jugar al chalaneo con una institución, el Senado, que junto a las Diputaciones —esto lo ofreció Rubalcaba—, entre otras, debería estar en la lista sensata de gastos a eliminar para el necesario ahorro público. Apuesta nunca afrontada con determinación por ningún gobierno de España.
No aprendemos.
Hace unos días, señalábamos desde aquí que los culpables originales de la situación irreversible que padece Cataluña han sido todos los presidentes de gobierno españoles, mendigantes de los votos de Pujol, sobre todo; que han vendido la dignidad nacional de España cediendo competencias, con la educativa a la cabeza, sin ningún tipo de controles para evitar derivas como la que ahora amenaza la convivencia ciudadana en general, y que desde hace tiempo envenena la de los catalanes en particular.
Maragall, Carod, Montilla y Mas, son personajes menores en la demencial deriva, a pesar del que el actual President se ha empeñado en hacer de primer espada, tapado de cuarto por vergüenza, eso sí; cuando en cualquier época pasada no hubiese pasado de becerrista salta tapias; siempre fue un subalterno de poco brillo de su maestro Pujol.
Algunos políticos como el socialista Sánchez no han aprendido nada de las consecuencias de las sucesivas bajadas de pantalones. Prometer a los catalanes que si manda en España trasladaría allí el Senado, es un disparate más en la larga cadena de los que nos han traído el desmadre actual. Y no por el hecho en sí, que tan inútil sería allí esta Cámara como lo es desde el principio en Madrid. Ni porque se radicara en Barcelona, porque tendría tanto derecho como la capital de la nación a albergarla, sino por lo que supone de zanahoria para buscar el voto perdido del PSC, y por ende, del PSOE en las próximas elecciones generales.
Y es un desprecio insensato, otro más, a quienes sostenemos el tinglado público y político español con nuestros impuestos. Como decíamos, en lugar de ver dónde ahorrar para sangrar menos nuestros bolsillos, el líder socialista promete algo que supondría para las arcas del Estado otra millonada estéril. Seguramente estará pensando en consolidar su liderazgo con unos buenos resultados en diciembre, y para ello sabe que es básico sacar a su franquicia catalana del pozo donde se encuentra, después de haber sido primera fuerza en votos en su zona en pasadas elecciones generales, ya muy lejanas por cierto.
La insensatez irresponsable
Es decir, que puede prometer y promete desde su insensatez irresponsable, porque nadie le pediría cuentas por ello ni él pondría un euro de su bolsillo ni del de su partido, un despropósito público a costa de los paganos de siempre: los contribuyentes, que asistimos pasmados a su lenguaraz discurso de feria.
Otra decepción en ciernes
Otro líder demagogo y facilón, otro disparate político español y otra promesa electoral que, de llevarse a cabo, sería otra puñalada trapera a los ya muy esquilmados ciudadanos que dedican más de medio año de trabajo a pagar impuestos.
Fuimos enormemente críticos con Zapatero, lo somos con Rajoy  —los dos peores presidentes de nuestra democracia, con mucha diferencia sobre el siguiente—, y me temo que lo seríamos con Sánchez, si llegara al poder con propuestas políticas como la que ha expresado estos días en Cataluña.
La pena sería que puede desperdiciar el capital político que ha acumulado en los últimos tiempos, y que 2015, en lugar del “añón” que desde aquí le auguramos si superaba con éxito la prueba andaluza y la municipal y autonómica, puede ser el de su entierro político.
Y lo más decepcionante, que su deriva demagógica actual sea un intento de huida de los ruidos de cuchillos a sus espaldas. Eso demostraría dos cosas: que para mantenerse o conseguir el poder es capaz de cualquier indignidad personal y política, y que el PSOE sigue sin tener un discurso homogéneo en toda España, ni es coherente con lo que cabría suponerle como partido vertebrador de la nación. Realidades que se han puesto de manifiesto en diversos territorios españoles y en algunas cuestiones básicas y otras de menor cuantía, defendiendo determinados criterios y sus contrarios, según conviniera a su coyuntura ocasional, para conseguir simpatías, votos y poder. Ahí radica, y aún no se han dado cuenta, su pérdida paulatina de sufragio popular; millones de ciudadanos que antes les votaban y ahora confían sus votos a Podemos, a Ciudadanos, a formaciones diversas o, sencillamente, no votan.
El futuro socialista.
El PSOE volverá a ser fuerte cuando logre estructurar un discurso nacional potente, que aglutine una idea clara de España y defienda lo que debe caracterizar a una formación socialdemócrata cierta.
Y eso no es posible sin un liderazgo que sea capaz de ilusionar desde la claridad de ideas, la honestidad, y la fortaleza personal y política para mantener criterios a costa de dejarse los pelos necesarios en la gatera que sea menester.
Pedro Sánchez, lamentablemente, apunta en la dirección contraria con su chalaneo electoral respecto al Senado y Cataluña.

Enfrente, el soso y ahora callejero Rajoy se frota las manos; ¡si tendrá suerte el tío!    

miércoles, 23 de septiembre de 2015

CATALUÑA, DE XAVI Y GASOL A GUARDIOLA

CATALUÑA, DE XAVI Y GASOL A GUARDIOLA
Desde aquí hemos alabado los criterios futbolísticos de Guardiola, y también se ha censurado su vena política cuando abusa de su situación para apoyar posiciones independentistas catalanas, tan fuera de lugar como discutibles.
Su excompañero Xavi, por el contrario, ha dicho que no se debe politizar al Barça porque es un emblema mundial. Eso se llama sentido común.
Y Gasol, tira de la selección española de baloncesto sintiéndose tan catalán como español. Esto es valentía y claridad.
En medio de la confusión, han pedido en Cataluña registrar la marca Liga Catalana de Fútbol. Y desde la base radical, si se quiere, de creer que por ahí debíamos haber empezado, me pasmo ante la flojera de las autoridades españolas.
En distintos medios de comunicación, he defendido hasta el cansancio que cuando empezaron a pedirse selecciones oficiales de fútbol en Cataluña y en el llamado País Vasco, más allá de la RFEF, debería haber intervenido el pomposo Gobierno de España para invitarlos a que lo hicieran, con el compromiso de apoyarlo en la UEFA y en FIFA. La consecuencia inmediata sería que también organizaran sus propias ligas, tal y como sucede en el Reino Unido. Les ahorro las valoraciones que ya hemos expuesto varias veces, pero el resumen sería que tienen tanto que perder que ellos mismos hubieran dado marcha atrás para evitarse el desastre de ver minusvalorados a sus equipos fundamentales y a su fútbol; solo hay que ver lo que ocurre en Gales y en Escocia.
Ante peticiones extremas, hay que enfrentarlas a sus propias contradicciones, en lugar de ir con paños calientes para calmar las ansias, normalmente egoístas e insolidarias, de quienes las promueven.  Todo lo demás es mal acostumbrar, como a los niños, a que el que no llora no mama. Y eso conlleva agravios comparativos inmensos a los que mantienen el tinglado, desde esa mayoría silenciosa que tanto se ensalza como se le machaca.
La cobardía es patrimonio de quienes no se enfrentan con decisión a los grandes problemas, amparados normalmente en la falsa prudencia, que no es más que falta de agallas y de visión de futuro.
También creo que lo de Cataluña no tiene solución. Son dos generaciones de catalanes educados en las mentiras clamorosas de que no son españoles y que, además, España les roba. Es difícil hallar allí a ciudadanos menores de cuarenta años que conozcan la historia común que les unen al resto de españoles, por no señalar su sangrante falta de conocimiento de la lengua que hablamos más de quinientos millones de personas en el mundo; la tercera lengua más conocida, tras el chino y el inglés.
Volviendo al deporte y al fútbol, no deberíamos escandalizarnos de la realidad catalana, cuando el poder español ha consentido todo tipo de desmanes. Acabando por los pitos e insultos al himno y a la bandera de España en las últimas finales de Copa, deberíamos empezar por el consentimiento que hubo con el Barça cuando se negó a jugar otra final de Copa, hace años, estando incluso los equipos formados en el estadio. Si entonces se hubiera sancionado a los azulgranas con años suficientes de no participación en ninguna competición española, para que reflexionaran, seguramente no estaríamos lamentando ahora las vejaciones a España y a nuestras instituciones en los campos de fútbol.
Ya sé que puede sonar a exagerado, por aquello de equiparar la sanción al hecho punible, pero cuando tampoco se toman otras medidas, como las de la inteligencia que decíamos: la de ponerlos ante sus contradicciones, que siempre es la mejor, algo habría que hacer. Lo que conduce a las posturas de los Guardiola y compañía, es precisamente lo mismo que ha conducido a la lamentable situación política y social de Cataluña; no tiene billete de vuelta, salvo por la fuerza, y eso es, a todas luces, un disparate.
Como disparates sucesivos fueron las reiteradas cesiones políticas por parte de todos los gobiernos españoles, todos, al ahora innombrable Pujol, antes protocolariamente honorable. La peor fue la cesión de competencias en educación; el crisol donde se fundieron los aceros que ahora nos lanzan.
Dice el irresponsable  y ‘tontarrera’ Mas, y no digo más por educación, que la liga española no puede resistir sin los Madrid-Barça. Y yo le digo, que se puede llevar a su equipo, si le sigue, adonde quiera. Ya está tardando.  

Muchos nos acordamos con nostalgia de cuando los españoles éramos de cualquier sitio y compatriotas. ¡Qué lástima, tú!

martes, 15 de septiembre de 2015

De Piqué a don Florentino.

DE PIQUÉ A PÉREZ
A pesar de su brillantez y de las enormes diferencias que les separan, sus flaquezas les acercan.
El defensa barcelonista e internacional español nunca pasará desapercibido. Ha ganado todo lo ganable con el Barça y con España, y eso, unido a la apariencia física y a su insultante juventud, en la que ya amasa millones y fama, le genera envidias. Pero, además, las potencia con su demostrada incontinencia verbal.
Por un lado se podría justificar por su carácter extrovertido y por una inexperiencia vital galopante, que generalmente es larga y con numerosos altibajos para alegrías y penas. Hasta ahora parece que su mundo lo ha sido de rosas y luces; ya le llegarán los días espinosos y las sombras. Pero por otro, demuestra una inteligencia tan básica que, salvo que sus declaraciones encierren solo una pose y una mirada informal y desenfadada ante la vida, le traerá problemas siempre. ¡Con lo fácil que son la generosidad y la elegancia desde el éxito! Pero para ello se requiere madurez  e inteligencia emocional.
Es normal que siendo culé a ultranza le traicione el subconsciente  y  celebre sus éxitos con euforia desmedida; todos lo hemos hecho alguna vez. Pero hasta eso tiene un límite; que es el de faltar al respeto al rival y a sus aficionados. Es más, el disfrute es doble cuando te permites el consuelo hacia ellos y resaltas que han caído con dignidad, aunque hayas sido muy superior, y les felicitas. Llega a ser hasta emocionante, como también hemos sentido y presenciado todos. Y eso no quita para que cuando se trata de rivalidades extremas, como la del Barça y el Madrid, desees que pierdan los contrarios hasta en los entrenamientos. El propio Piqué ha reconocido que Casillas le felicitó un día por una circunstancia familiar, y él le deseó, dentro de la confianza que les une, que le metieran cuatro en su siguiente partido.
Finalmente, y si me permiten la licencia, los amigos, compañeros y allegados del central blaugrana deberían ponerle un bozal, porque asegura que no va a cambiar nunca y que ni se arrepiente ni pedirá perdón. Lamentable. Y lo de menos es que le piten por barcelonista o por política, que en nuestro fútbol ya se mezcla todo; lo peor es que le dediquen música de viento por tonto, para lo que apunta maneras recalcitrantes. ¡Con lo brillante que es como futbolista!
El señor Pérez, don Florentino, sigue en su megalómano empeño de confundir al Real Madrid con su persona. Cada vez que tiene ocasión tacha de anti madridista a cualquiera que ose criticarle. A este hombre también le traiciona el subconsciente, pues es lo más parecido a los dictadorzuelos y a quienes se consideran ungidos por el Cielo para dirigir a los hombres: los mesías de turno que tanto han abundado en la historia y abundan en nuestra sociedad, para la desgracia de tantas personas como ingenuos hay.
Vamos a ver, que él diría, el presidente del Madrid es el dirigente más importante del deporte español. Y desde esa notable atalaya debería llevar las riendas de un club tan importante. Y bajo él y sus directivos, deberían llevar el club los profesionales: gerentes, directores sectoriales, técnicos, jugadores, etc. Y ser responsables cada cual de sus funciones ante la directiva, socios y aficionados merengues. Pero don Florentino, que sin ninguna duda llegó al cargo en el 2000 con ese esquema, como empresario de éxito, ha ido confundiendo su sillón con el banquillo, sobre todo, porque para jugar hace tiempo que se le pasó la edad. Y desde que laminó por segunda vez a Valdano, además de cepillarse a la vieja guardia del Real, hace de todo.
Y como verdadero superdotado, preside, administra, ficha – presume de ello-, echa a técnicos y jugadores, planifica la plantilla y hace de portavoz  bajando a la arena de los medios, a los que también se permite aconsejar. Y en esa polivalencia, ¡ojo!, comete los errores que deberían ser de otros.
Un buen amigo suyo –veterano profesional de éxito en empresas semipúblicas - me aseguró que de lo que de verdad entendía era de fútbol, por encima de su trabajo. Debe ser que Pérez piensa igual de él mismo, además de creerse un experto en cuanto maneja. ¿A qué les suena eso? Pues sí: el Madrid es él. Así que, o estás con él, o eres enemigo.

Como al otro, deberían bajarlo los suyos de la nube, porque el ‘hostión’ será histórico.         

viernes, 11 de septiembre de 2015

LA ESTÉTICA

LA ESTÉTICA
La ética se ilustra y honra a quien la practica, además de mejorar al conjunto del ser humano, y la estética se luce otorgando dignidad plástica a la sociedad y belleza al mundo. Las dos vienen en parte con los genes o la naturaleza, y corren caminos paralelos dentro de sus diferencias a pesar también de sus similitudes. En el fútbol no podía ser diferente.
Lo hemos visto en el Real Madrid, con el disparatado tema de su portería, sobre todo; en el Barça con el tema Neymar y con su instrumentalización  como ariete político; y en la selección con su juego y con lo de Piqué.
Lo de Casillas fue un sainete desafortunado por lo que tuvo de antiético y antiestético. Nació con Mourinho y creció con los forofos del luso ‘metetodo’, y la anuencia del señor Pérez y sus lacayos en los medios de comunicación y en el estado Bernabéu, y ha terminado con el presidente de protagonista y la complicidad del cancerbero, desbordado por la situación. Y como lo que no se cura continúa sangrando, ha tenido una especie de reencarnación con De Gea y Navas.
¿Pero es culpa de los blancos? Evidentemente no. El asunto hunde sus raíces en la informalidad y el disparate que rodea al fútbol. Un jugador ficha por cinco años con un club, por decir algo, y si no destaca cumplirá su contrato, sí o sí, lo haga mejor o peor.  Ahora bien, si por aquellas cosas del destino resulta que pasado un año o los que sean, crece deportivamente hasta superar las expectativas puestas en él, exige una renovación al alza y, si no, se marcha, ‘tristezas’ o rebeldías mediante.
A Casillas quería echarlo don Florentino hace ya tiempo – miren sus intentos con Buffón, entre otros, por ejemplo-, igual que desde el año pasado tenía decidido lo de De Gea. El problema surgió cuando el de Móstoles exigió cobrar los dos años que le quedaban de contrato y el Manchester jugó a la contra en el fichaje del ex atlético. Ahí surgió el fenicio Pérez, que no estaba dispuesto a entrar por los aros que le pusieron delante. Y ahí, dentro de que lo de Casillas y los clubes era ético, todos defendiendo sus intereses aun a costa de lo estético, pues era feo por donde lo miraras; lo de De Gea ha sido igual de antiestético como antiético. El todavía portero del Manchester, si en el fútbol funcionara la ética, debería haber aguantado hasta el final de su contrato para pensar en un cambio de aires.
Al final, en el frustrado fichaje, ha ocurrido aquello de que entre todos lo mataron y él solo se murió. El  Manchester puso todas las pegas posibles y el Madrid esperó hasta el final para ahorrarse dinero, metiendo al sufrido Navas como baratija de cambio.  ¿Culpables?, pues menos el costarricense, todos y ninguno; según se mire.
Lo del Barça es un cúmulo de disparates, lo económico y lo político, bajo el paraguas de sus éxitos deportivos. El fichaje de Neymar fue ejemplo de lo que no se debe hacer contractual ni fiscalmente, igual que la petición de independencia en el Nou Camp o en la simbología ex azulgrana. Cuando pase el tiempo y la pléyade de magníficos futbolistas surgidos de su cantera, en esencia, los culés volverán a lo que siempre fueron: un equipo con los mejores del mundo fichados con el talonario en detrimento de la única política que debería manejar un club de fútbol, la deportiva, y chupando rueda de sus rivales en España y en Europa. Siempre fue así hasta el milagro de Guardiola y los canteranos de la Masía. Con Rosell y Bartomeu han iniciado ese camino cuesta abajo. Al tiempo.
Han logrado conjugar lo antiético con lo antiestético, aunque los resultados deportivos no dejen ver el panorama.

Y en la selección, encontramos la estética cuando su juego actual se asemeja al que nos hizo campeones de todo, como el otro día contra Eslovaquia, pero somos capaces de ensuciarlo, todos, mezclando churras con merinas. Y en la ética, Piqué, tan buen futbolista y defensor de la selección nacional como ‘boqueras irredento’, suscita pitos de los aficionados españoles en recuerdo de algunas declaraciones suyas poco afortunadas. Sin embargo, no se tiene en cuenta cuando dice que Cataluña ha expresado su voluntad treinta y tantas veces en los últimos treinta y tantos años. ¿Tiene varias lecturas? Sí. Y por ello, el beneficio de la duda. 
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