lunes, 24 de diciembre de 2018

DEL CUENTO AL ESPERPENTO Y LA ESPERANZA



Tan bonito es soñar situaciones agradables como horroroso despertar con pesadillas. Y al recordarme — que se decía en la huerta — del cuento soñado la semana pasada, hallé en el mundillo futbolero una esperpéntica amenaza: Mourinho cabalgaba de vuelta un ex brioso corcel tordo, blanco casposo ya de viejo.
De nuevo en el banquillo del Bernabéu. Otra vez en la Liga. Los forofos merengues y sus contrarios reverdeciendo horrores satanizándose con sus disparates. La palabra incendiada. La mesura por los suelos con dedos acosadores y agresivos y caballitos grotescos a lomos de cualquier paniaguado. Pancartas desvergonzadas. Un equipo convulso, una afición dividida hasta el odio y un presidente agilipollado. Y lo que es peor, una plantilla permanentemente bajo sospecha, viejas estrellas desacreditadas y un equipo desarbolado por su entorno inmediato con la consecuencia de jugar a  nada y ganar menos. Pero como todo tiene principio y fin, menos la energía, volví a entornar los ojos e imaginé la causa de mis pavores: la inseguridad, la avaricia o la intoxicación y el miedo. La inseguridad de algunos directivos blancos de pijama y orinal, la avaricia de ciertos medios de comunicación para vender más a costa de lo que sea o los correveidiles que Pérez tiene por ahí juntando letras para sondear a la plebe, y el miedo de quienes temen que la magnífica etapa blanca de los últimos cinco años llegue a su fin; justo desde que el depredador luso se marchó o lo marcharon.
Y desde la realidad de ser un  imposible teniendo a Löw en la recámara, mientras Solari persigue su lugar al sol con Abu Dabi como última etapa, pude descansar de nuevo. ¡Uf, que susto!
El Madrid ha ganado otro desvalorizado Mundial, con el único aporte de encontrar en Marcos Llorente un jugador apreciable que andaba despidiéndose de sus compañeros, y además canterano, porque el sueño presidencial del renacimiento de Bale como goleador seguro es solo humo nuevo sobre rescoldos viejos. Sus tres goles ante unos japonesitos que aquí estarían en Segunda B, o como mucho coleando en la A, son ‘milnovecientosna’. Y, eso sí, alargan una racha titulera que entona el camino sin retorno a una inevitable travesía desértica. El futuro espera a los madridistas, pero no debe enturbiarles las entendederas. Tras la marcha de un ciclón siempre hay que reconstruirse.
El Barça sigue a todo trapo sobre el infinito abanico de posibilidades que ofrece Messi. Un futbolista excepcional que ayuno de sus antiguos suministradores de balones francos se reinventa cada partido. Deleita, golea, hace jugar, contagia, lidera, mejora a sus compañeros, imagina, muerde y no descansa hasta ganar, ganar y ganar, que diría el recordado Luis Aragonés. ¡Qué lujo de futbolista!, para muchos, entre los que me encuentro, el mejor de la historia si los tiempos fueran comparables. La Liga es difícil que se les escape, pero es que ahora vemos que el objetivo fundamental desvelado por el argentino de ganar la Champions se antoja más cerca. El Barça y la Juventus tienen más argumentos que nadie porque se manejan con los dos mejores del mundo de la última década. Dos monstruos que se echan de menos en sus competiciones domésticas y que se han retado en Europa. Uno por quitarse sequías recientes que le roen los adentros, el otro, Cristiano, por reafirmar su hegemonía a despecho de su antiguo club, y los dos porque su cadena genética es un sinfín de trofeos: el ADN que los iguala. Ambos pertenecen a la familia de la docena de futbolistas que han marcado épocas en el fútbol. Nuestra gozosa esperanza es soñar que continúen medio lustro.

AGUILANDO MURCIANO

La Pascua nos ha traído el liderato del UCAM, el subidón del Cartagena, la continuidad airosa del Jumilla y el resurgimiento del Murcia con tres triunfos seguidos. El último de tanto valor que ha destronado al líder.
Los inverosímiles universitarios del deportista excelso y futbolero Mendoza están haciendo bueno el extraordinario trabajo de Munitis: con el presupuesto más austero de los tres grandes regionales, divierte, puntúa y manda en la clasificación. Y, encima, saca partido a canteranos y brillo a veteranos y promesas. ¡Cuánto mérito!
Los blanquinegros del ahora rutilante Munúa están haciendo del Cartagonova un castillo inexpugnable, que es el camino más seguro hacia la categoría superior. ¡Bendita esperanza!
Y los granas del valeroso Herrero se sobreponen a sus tenebrosas circunstancias, apoyados dentro y fuera por murcianistas de pro. El Murcia se resiste a morir. ¡Qué grandeza!   
       


CUENTO NAVIDEÑO



La nieve pesa más que los sueños, con los que a veces imaginamos paraísos. Y rodeado de esos copos blancos que refrescan el alma y endulzan los ojos, rebusco en la alforza de mis recuerdos para despertar un lunes esperanzado.
Isco ha estirado su cuerpo al compás de un alma grande hasta levitar sobre el césped sin que le pese nada.  Juego ágil, de cara, a uno o dos toques, o regate hacia delante y desmarque rápido para recibir y ponérsela sutilmente al compañero en ventaja u hollar la red como si nada.  Entorno los ojos y pienso que Iniesta ha retornado veinteañero y merengón.
Asensio ha logrado pegarse el balón a la bota para conducir con seguridad y peligro directo. Y la antigua rapidez hacia cualquier sitio se ha tornado  productiva. Goles y asistencias inapelables. Gordillo y Michel, aquellos celebrados socios futboleros, se han fundido en un futuro balón de oro.
Bale  ha cambiado cristal por acero y corriendo la banda izquierda rompe cualquier defensa o partido con pases de la muerte y goles. Gento cabalga de nuevo.
Benzema piso más barro y menos moqueta y las enchufa con regularidad. Amancio ha vuelto gabacho.
Un error en la partida de nacimiento de Messi confirma que el argentino tiene diez años menos. Maradona, Kubala y Cruyff vestirán un decenio más la zamarra azulgrana cuan futbolísima trinidad.
El Barcelona entiende que el fútbol es más importante en España y en el mundo que la pajiza generalidad independentista y sus laceros. Los azulgranas recuperan tanta deportividad como nobleza y vuelven a enganchar sin reservas.
Florentino y Cristiano se arrepienten ante la soflama de un antiguo predicador: ¡”arrepentíos, pecadores”!, se piden perdón mutuamente y el luso vuelve a Chamartín en el mercado de invierno. El Madrid gana otra Champions, Pérez iguala a don Santiago y el archigoleador logra su sexto Balón de Oro.
Simeone cambia el percal por la seda y logra enjaretar su anhelado buen juego. El Atlético gana enamorando, logra otro doblete y el joven Gil emula a su padre con un desfile madrileño acolchonado, aunque sin faroles, enanos ni caballo.
Y así continué soñando hasta evaporarme. Despertar fue lo peor. ¿Cómo demonios pueden ocurrir esas cosas? Pero lo malo es que ocurren. No los sueños, sino las realidades. ¿Cómo pueden ser así con las magníficas condiciones que tienen? No quiero reiterarme, así que les dejo a ustedes su calificación; figurillas, soberbias, edades, política, estilos traperos… ¡Qué penas más grandes!

GOLES A UNA CASA CON BALCONES

Tres eran tres y ninguno era bueno. El primero sigue desaparecido, el segundo amaga con absurdos y el tercero vació. A falta de goles en el terreno de juego, goleadas de despropósitos y golfadas en los despachos. Dicen que el extremeño puso algo, que el mejicano nada y que el oriolano se los llevó, hasta ennegrecidos, aunque parece que antes abocó algo.  
Y después han llegado murcianos en bandada para remediar la agonía, pero qué mustios son los duelos en casa del pobre por muchos deudos que tenga. ¡Ay, esa soledad del presidente en el palco!
La afición llora penas entre cánticos y esperanzas desmochadas con pocas migajas en el corazón de esa gran casa con balcones que parece la mal llamada Nueva Condomina, que aparte de estar como el palo de un gallinero ni es condominio ni tiene nada que repartir. ¡Qué mérito tienen esos miles de murcianistas incondicionales! Lo más valioso del Real Murcia, aparte de su centenaria historia. Y a propósito, hay quien se lamenta continua y desabridamente de lo mal que se han hecho históricamente las cosas en el club grana. No reparan en que también hubo grandezas y gente de tanto esfuerzo como valía para que todavía respire. Tal vez debieran preguntarse algunos, antes de lanzar más piedras baldías, qué han hecho ellos por el Murcia. Es peor y más feo no hacer y criticar que equivocarse. A nadie se le ha negado nunca echar una mano.
Por eso, tanto los miembros de la Plataforma como los del Consejo, los peñistas y los accionistas merecen el apoyo del murcianismo en general. La lástima es que afloren desavenencias en este tiempo turbulento.
También sueño con el Murcia en Primera y las cuentas al día. Que es de miles de murcianistas y se gestiona bien. Y con un estadio lleno donde se cantan goles triunfantes. Y con el Cartagena y el UCAM en superior categoría. Se lo ganaron a pulso. No quiero despertar.
Feliz Navidad.  

martes, 11 de diciembre de 2018

DE PELÉ A CHOCHÉ



Al choché derivado de chocho del verbo chochear. Porque mi admirado y el de millones de futboleros, Edson Arantes do Nascimento, ‘Pelé’, parece que chochea.
La admiración general como futbolista nos la produjo viéndole jugar en su exitoso Mundial de 1970 en México, ya con treinta años,  tras el fiasco que supuso el del 66  en Inglaterra porque fueron a por él hasta que lo lesionaron entre el búlgaro Zhechev  y el portugués Morais,  y también porque a lo largo de los años fue coherente. Pero ahora, en una entrevista  en Brasil, aseguró que Maradona era mucho mejor que Messi. Y dicho así es respetable porque debe saber de esto infinitamente más que la mayoría y para gustos están los colores. Lo malo fueron los adornos, que diría Juncal: argumenta que el actual barcelonista, en comparación con el anterior, solo tiene un regate y una pierna y no va bien de cabeza. Es decir, justos los mismos defectos que achacó trece años antes a Maradona, en enero de 2005, en una entrevista en España.
Entonces respondía al  ‘Pelusa’ por bocazas y engreído, pero ahora Pelé debe estar choché, aunque sea prematuro a sus 78 años. Una inmensa pena por el referente mundial que representa y porque nunca fue tan contradictorio.
Al margen de gustos, los números y las estadísticas son concluyentes. Maradona marcó 352 goles en una carrera de 692 partidos oficiales, a un promedio de medio gol por partido, y Messi lleva 631 en 779 a un promedio de 0,81 goles por encuentro, usando la izquierda en ocho de cada diez dianas como hizo su ahora ajado compatriota. Y en cuanto a títulos individuales y colectivos la comparación es infinitamente favorable a ‘La Pulga’, aunque le falte un Mundial, como al tercer argentino prodigioso: don Alfredo Di Stéfano.
Citamos a la Saeta Rubia porque Pelé amplía su afirmación señalando a otros y a él lo ignora. Muchos también preferimos los grandes futbolistas que utilizan más del tercio de campo que pisa Messi, idéntico al de Maradona y cercano al del mismo Pelé: desde el centro del campo hacia la línea de gol contraria, escorados normalmente a una banda los dos argentinos y más centrado el brasileño. Por ejemplo a Cruyff, que pisaba dos tercios, desde su línea de medios a la línea de gol contraria por cualquier lado, y sobre todos a Di Stéfano, que iba de un área a otra en la misma jugada, dándose casos de verle defender un córner de cabeza en la suya y rematar a gol el contraataque subsiguiente en la contraria. Un auténtico todocampista con el gol, la rapidez y el liderazgo por banderas. Don Alfredo fue el futbolista más completo. El propio Pelé lo reiteraba hace años. No sé si ahora, por su prematura chochez, lo olvida.
En todo caso, es ocioso dogmatizar en el fútbol y señalar a nadie como el mejor de la historia estableciendo comparaciones individuales porque las épocas y condiciones competitivas son diferentes. La velocidad a la que se juega ahora es superior a la de entonces, así como las facultades atléticas que priman y el mimo a los profesionales por parte de técnicos y sanitarios, pero también es verdad que los antiguos terrenos de juego estaban mucho peor que los de ahora, los balones eran más rústicos y los árbitros cuidaban menos a las figuras; para echar a un jugador poco menos que debía romper alguna pierna. Tampoco los intereses económicos son los mismos ni los medios de comunicación analizaban tan al detalle ni los árbitros tenían tantas ayudas, cuestiones que influyen más de lo que parece. Como en la agricultura, cada cañada tiene su añada y cada tiempo su fruto.
Lo indiscutible es que Maradona y Messi están tan en la historia como Pelé y los citados, aunque algunos pensemos lo contrario de ‘O Rey’. Que vea, si no, el partido de don Leo el sábado en Cornellá; una enciclopedia de fútbol, hasta bajando a recuperar balones perdidos, con un Barça extraordinario a sus órdenes. Tomen nota algunos figurines que nombramos a menudo.

Y apunten los merengues a Löw como su próximo técnico, Y esta fecha, prenavidad de 2018.

 MELÉ
Todos empujándose por tomar decisiones alrededor de una ruina: el consejo, los de la plataforma, el máximo accionista, el mexicano, el TAS, la Federación, los administradores concursales y alguien piensa que hasta  golfos desde fuera. ¿Quién manda en el Murcia?

Parece que todos y nadie. Mal asunto.

jueves, 6 de diciembre de 2018

NO ME LLAMES DINERO, LLÁMAME FALSO



Emulando al viejo estribillo de Concha Piquer de “no me llames Dolores, llámame Lola”, cualquier aficionado podría cantar lo anterior. Y también, no me llames calidad, llámame mentira. 

Ahora que la pasta impone su dictadura en el fútbol de élite y hasta en el modesto, nadie puede asegurar que se juega mejor que hace cuarenta años. Ni citar ningún equipo hecho a golpe de talonario que haya triunfado proporcionadamente a tal ventaja. Ni que Isco sea mejor que cualquiera de los tropecientos magos aparentes que han pasado por nuestro fútbol. Su partido frente al Melilla no debe cegarnos; ese juego, como le hubiera dicho un célebre torero bragado con miuras, contra el Barça o el Atleti para ser auténtico.  A ciertos deslumbres puntuales, que los tiene, hay que añadir su modo cansino de bajar a recuperar la pelota o la posición. Así tendremos un reflejo de su aporte al conjunto, como de la mayoría de engañosos fenómenos medias puntas que pululan por el fútbol.

El dinero como triunfo, a secas, es una solemne mentira aplicada al fútbol, igual que a tantas otras cosas de la vida. Es solo un medio, y consecuencia en el mejor de los casos, pero nunca causa de ningún éxito vital ni deportivo. Quienes defienden tal explicación para montar su manual de éxito tienen la ignorancia como realidad propia o émula, que es la antítesis de toda ciencia, reflexión seria o personalidad. Puede ayudar a conseguir objetivos, pero no garantiza nada, salvo la libertad en la vida, que es su fin más noble junto a la solidaridad generosa. 

Y en el fútbol, aparte de la ausencia de valores, genera frustración por falta de resultados previstos, el desprestigio o la ruina. Y cuando don dinero consigue algo nunca garantiza su continuidad; miren el Chelsea. O la Liga inglesa: la que más dinero recauda y donde más dinero invierten fortunas extranjeras, pero en los últimos veinte años solo han ganado tres clubes británicos la Champions y no han hecho nada a nivel de selecciones. O El Madrid ganador de cuatro Champions en los últimos cinco años, cuando menos dinero gastó, en contraste con el prepotente florentiniano de sus primeros seis años, cuando Pérez hubo de huir por la gatera por incapacidad de barajar su engendro y la orfandad de resultados. Y allende los Pirineos, el PSG cabalga un corcel millonario desbocado hace años y aún no ha conseguido nada en Europa.

A veces coinciden los jugadores extraordinarios con los clubes más poderosos, fichados o no a golpe de millonadas, pero eso solo explica éxitos esporádicos. Guardiola se encontró en el Barça al extraordinario canterano Messi sin explotar, aún no había ganado ningún balón de oro, y fue quien le dio rienda suelta para que fructificara en cuatro consecutivos a partir de 2009, imprescindiblemente ayudado, claro, por otros canteranos irrepetibles a los que dio el mando blaugrana. La herencia que dejó el defenestrado Calderón con Ronaldo tiró  del carro en el Madrid hasta encumbrarlo en Europa costando lo mismo que luego Bale, quien sigue siendo una incógnita. Kaká llegó al Bernabéu también por empeño personal de Pérez y otra millonada y nunca deslumbró. Ahora, Solari está esperanzando al Real Madrid con jugadores de segunda fila en lo cualitativo y económico, pero con hambre y canteranos, como Lucas Vázquez, Reguilón o Marcos Llorente; la última sorpresa. Buen principio para la tan necesaria como inevitable transición tras la pérdida de gol con la marcha de Cristiano. Ya lo hizo Miguel Muñoz con el Madrid yeyé tras la baja de Di Stéfano en 1964. 

Dinero y calidad, sí, pero hace falta mucho más: inteligencia en la dirección; imaginación, creatividad y valentía de los técnicos; paciencia, actitud,  coraje sobre el césped y suerte. Mucha suerte.

¡CATE EN BREVAS, NUESTRO MURCIA!
Ahora que el grandísimo murcianismo da el do de pecho en todo, los resultados deportivos no acompañan. La cruzada de sus esforzados dirigentes se antoja muy complicada. Sortear las trabas societarias, federativas y económicas; renegociar contratos con determinados y  hasta sufridos futbolistas; empitonar judicialmente a los ex dirigentes golfos de ayer y antes,  que vaya bandas; mantener la moral de profesionales y aficionados, que no es baladí; cebar la bomba del murcianismo y rearmar la unión de sectores básicos murcianistas, penosamente esturreados; aglutinar a los poderes sociales, políticos y económicos en torno a la grandeza del club y hacer un proyecto ilusionante. ¡Ahí es nada! 

Muchos, al aire de su extraordinaria afición, dudan entre la refundación y el heroísmo de esta gente.

Mientras, el Jumilla bien, el Cartagena irregular y el UCAM a reengancharse. Ánimo.


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