martes, 25 de abril de 2017

DE HOMBRES, HOMBRECILLOS Y VICEVERSA


Con mi amigo del alma y torero, que no taurino, el maestro y académico Marcial García, comparto entre otras cosas las enseñanzas de un ilustre profesor de vida franciscana que quiso bautizarnos de humildad, aparte de ilustrarnos en Filosofía y a él especialmente en Latín y Griego. Don Pedro Ortín quiso enseñarnos el regalo de la sencillez y expresión lingüísticas y del lenguaje directo, y otro antiguo profesor de Ciencias Naturales, don Miguel Baños, a distinguir entre hombres, hombrecillos, monicacos, monicaquillos y m….
Acabados los cuartos de Champions y al margen del sorteo de semifinales, relativamente decisivo a estas alturas, quedan algunas evidencias.
Como aventuramos, nuestros grandes han estado en las uñas del gavilán, y mientras los equipos madrileños se han salvado justitos, cada cual con su estilo, el Barça ha confirmado que todo ser vivo tiene principio y  fin. Bartomeu debe enhebrar un nuevo cesto y no lo tiene fácil. Messi, la piedra angular azulgrana, es el capo di tutti en el vestuario y fuera, lo que supone un fielato tan inmanejable como imprevisible. La historia futbolera es rica en abismos parecidos.
Mientras, Simeone retornó a sus principios con Giménez de escudero de Gabi para contener la avalancha del Leicester, soltando a sus lebreles con su grande Griezmann para cazar algún gol y la eliminatoria; y Zidane fio la administración de su ventaja a la enorme presión del Bernabéu y a la superioridad de sus grandes, en especial Cristiano y el sorprendente Asensio, para eliminar al  equipo más compensado de Europa hoy — sin expulsiones hubiera sido distinto—, que se permitió el lujo de dominar durante gran parte del partido en ese estadio donde, según Juanito, un partido parece durar más minutos que los noventa reglamentarios. Y en este caso con los treinta añadidos de una prórroga inesperada porque el Real debió ganarlo antes por méritos globales en Múnich y Madrid. Luis Enrique, sin embargo, afrontó el partido de vuelta como quien pide la eutanasia para una muerte digna, víctima sin esperanza de unos primeros cuarenta y cinco minutos infames en Turín.
Y llegamos a los nombres propios. En la categoría de hombres, sin adjetivos, entrarían Zidane, excelente gestor de recursos, por su elegancia, señorío y sencillez a las buenas y a las malas; Cristiano, por aparecer en los momentos cumbre; Simeone, Griezmann y Saúl, por inteligencia y oportunidad supremas; Allegri, Dybala y Sandro por asomarse con categoría a Europa; y la afición culé por el sentido homenaje a sus jugadores en la derrota.
En la de hombrecillos, pero relevantes, a cuantos propiciaron las victorias merengue y colchonera desde sus resignados segundos planos, así como a los legionarios de la Juventus, sin grandes estrellas, y a Mbappé y sus compañeros y técnicos del Mónaco por su enorme éxito frente a un machacado Borussia, más por circunstancias extradeportivas que estrictamente futboleras; que también.
Ancelotti, de un modo inverosímil dada su moderada trayectoria, encabezaría la de monicacos por su injustificada rabieta tras ser eliminado, sin reconocer que no fue casualidad ni injusticia arbitral.  Siendo ciertos los errores arbitrales en el Bernabéu en su contra, no lo son menos el penalti injusto a su favor que no aprovecharon en Múnich, el fuera de juego de Lewandowski antes del  autogol de Ramos, su clamoroso error quitando a Xabi, que propició la subida de Casemiro al minuto siguiente para facilitar el empate a Cristiano; y que no supieron rentabilizar su buen juego parcial en ambos partidos.
Una vez más, Piqué entraría en la de monicaquillos. Dar la nota es imprudente, pero hacerlo de un modo tan tonto diciendo que en el Bernabéu están acostumbrados a pitar a su equipo, aun ganando, es tanto como señalar a los aficionados merengues de exigentes, como debe ser, y a los suyos de forofos simplones; poco menos que tragaldabas. Y no es eso, como hemos ponderado.
Finalmente, en la de la eme escatológica entrarían algunos directivos culés y sus comunicadores bufanderos del Sport, RAC 1  y el Mundo Deportivo fundamentalmente, rasgándose las vestiduras por el justo pase del Madrid, olvidando su discutible pasado reciente con el PSG. Y sus homólogos merengones, alegrándose sobremanera de las desventuras ajenas y alabando sin tasa las glorias propias, que no dejan de ser efímeras.  ¡Ay, como al final pinten rojiblanco!, que tiene menos pesebreros.

Para entendernos, Marcial, en lugar del clásico “sic transit gloria mundi”, habría que decirles con nuestro cachondo don Miguel: “hijos que tenéis padres, padres que tenéis hijos, ¡¡¡melones!!!” 

lunes, 17 de abril de 2017

EL AZAR Y LOS GRANDES



Por Can Barça lamen heridas, en el Calderón templan gaitas y en el Bernabéu cantan glorias. Ya comentamos que habría más soleás  que  bulerías en estos cuartos de Champions porque la suerte nos fue esquiva en el sorteo. En la mitad de la eliminatoria tenemos perspectiva.
Luis Enrique dice que no erró en su planteamiento, y quizás solo lleve su razón. No le dejan cambiar más de medio equipo y sigue empeñado en jugar sin laterales de largo recorrido; su apuesta más personal. Jugar con tres centrales y cuatro medios; o cinco, si Messi se empeña en ser interior; porque Sergi Roberto es un mediocampista más, ha supuesto el ostracismo de Alba, su defensa más agresivo y el acompañante ideal de Neymar en la banda izquierda, dada la tendencia del brasileño a las diagonales hacia dentro abriendo el ángulo de su pierna buena. Y eso, cuando Iniesta entraba también por ahí podía ser un acierto, ya que dos en banda son pareja y tres multitud, pero el manchego juega ahora más centrado intentando llenar el vacío inabarcable que dejó Xavi.  Hay quien dice que  cuando está Busquets pueden acuchillar más,  pero en Málaga estuvo y el Barça también fue romo. No nos engañemos. Es cierto que Mascherano ya anda muy justo para jugar en el medio; recordemos cómo está Argentina; pero tampoco Mathieu y Piqué son Ferraris, y solo Umtiti atesora rapidez. Para la apuesta del asturiano se precisan al menos dos velocistas atrás, y esa es la otra aportación que podría hacer Alba, aunque se resintiese el juego aéreo. Así, el empeño del técnico azulgrana le va a costar la Liga y seguramente no pasar a semifinales en Europa. Milagros como el sucedido ante el PSG ocurren rara vez, y la Juventus es otra cosa, como aventuramos y pudieron comprobar Neymar y Suárez —salvo que aparezca Messi, el más grande—. De todas formas, solo Buffon pudo superar al azar, ya que si Iniesta hubiese acertado en su mano a mano, o Suárez, otros gallos cantarían. A veces, aun jugando mal, la suerte o la grandeza superan la realidad. Y los de Allegri  tuvieron las dos; tres paradones y  dos tiros del extraordinario Dybala, el otro grande de la noche, supusieron su puerta a cero y dos golazos.
Como la tuvieron el Madrid y el Bayern en Munich; cada cual a su manera. Los  blancos cantan un buen partido, pero solo lo fue la segunda mitad, a raíz del empate. ¿Qué hubiese ocurrido si Vidal acierta en el penalti injusto que falló? Pues con dos a cero el asunto hubiese pintado mal para los de Zidane. Y aquí no hubo grande, pues el chileno se quedó a medias tras su impresionante primer tiempo. Tampoco nos engañemos. Ya advertíamos que Bale no estaba para sentar en el banquillo a nadie, y solo cuando Asensio lo sustituyó el Real cuajó su gran noche. ¡Qué mal empeño hacia el palco, don Zinedine! ¿Por qué Vázquez en la grada? También ayudó la expulsión de Javi Martínez, pero antes sí hubo tres grandes merengues: Carvajal y Casemiro, sublimes, y Benzema, y después un cuarto;  el enorme Cristiano. ¡Y eso que está acabado, según algunos! La suerte ayudó, pero también fue esquiva con el imperial cabezazo del francés; entre el otro grande de la noche, Neuer, y el larguero impidieron el primer gol blanco en la primera parte, y el Madrid hubiese resuelto antes. Los de Zidane pasaron por encima de los de Ancelotti física y anímicamente en cuanto Ronaldo hizo el primero. Y como reconoció el italiano,  tuvieron la fortuna de que su grande impidiera con varias intervenciones categóricas que el Real liquidara la eliminatoria.
Y el Atlético de Simeone dejó con vida al Leicester; mal asunto. Los de Shakespeare ven puerta con facilidad en su estadio y los madrileños tendrán que salir a marcar en Inglaterra. Su pírrica renta no bastará. Y es que, contar con solo un grande, Griezmann, lastra sus posibilidades. Torres hace de mascarón de proa para que el francés no sienta en la nuca el aliento de los centrales contrarios, pero no hace los goles de antaño. Su mayor virtud, el desmarque por velocidad, precisa de su antigua potencia. Faltó su golito o el de sus interiores, Koke, Saúl y Carrasco, y Correa salió demasiado tarde. Últimamente tiene que golear Filipe Luis, y eso es una mala noticia para los colchoneros. A falta de más grandes, necesitarán más suerte.

       

lunes, 10 de abril de 2017

LIGA BLANCA Y ZAFARRANCHO EN EUROPA



Con el pronóstico liguero confirmado, nuestros tres grandes afrontan el sprint final europeo. El Madrid ganará la Liga que tanto se le resiste a pesar de su juego irregular, ya que es el mejor tuerto en el reino bicéfalo de los ciegos. El Barça, la otra cabeza, sigue enjugascao con el disparate de rotaciones que Luis Enrique baraja de medio campo hacia atrás, porque delante no se atreve ni le deja Messi. Y Zidane, a pesar de que tuvo fortuna en Leganés y Éibar, otro tanto de lo mismo. Solo que rota menos, porque en el centro también tiene a dos señalados desde la prensa y el palco. Y claro, si arriba hay tres fijos —Ronaldo, Bale y Benzema— y detrás cinco —Kroos, Modric, Marcelo, Ramos y Navas—, poco tela queda por cortar.    
Esperemos que en Europa no se confirmen los temores que también dijimos,  porque Simeone travista a los del Leiscester de blancos o blaugranas para mentalizar a los suyos, que Luis Enrique compita de verdad en vez de distraerse viendo jugar a sus artistas y no le ocurra en Turín lo de Málaga, y que Zidane acierte contra los de Ancelotti y se deje de guiños al palco para sacar a los mejores, que no son los supuestos buenos, precisamente; Bale está para darle descanso, y Kroos, Modric y hasta Navas otro tanto.
Vázquez, Kovacic, Casilla e Isco están en mejor forma de largo, y Ronaldo necesita espacios para exprimir su final de temporada, que como en años anteriores no es su mejor época. Deberían sentar al otro solista, Bale, que tampoco anda en su mejor momento, y poner a suministradores generosos de balones, aparte de la colaboración de Benzema o Morata con sus desmarques y salidas a banda. Lucas Vázquez y Kovacic, además, ayudan por dentro y por fuera al indispensable Casemiro en su incesante labor de tapón por las fisuras de sus colegas de línea, Kroos y Modric, que tienen el depósito de ideas y oxígeno en mínimos.
Se suman a tales tinieblas las lesiones de Varane y Pepe, por lo que Nacho deberá seguir confirmando que es un jugador para acaparar más titularidades y no un comodín de usar y sentar, tal y como lo tiene Zidane.  Junto a Carvajal, es su defensa más en forma, y Pérez debería poner velas a San Isidro para que Ramos no se lastime, que sería el acabose, y lo mismo con Marcelo, que tampoco tendría repuesto. ¡Ay, la planificación deportiva del presidente orquesta “fichaor”!
Luis Enrique, como decíamos, deberá dejar los experimentos para la Liga perdida y centrar en Europa sus esfuerzos si quiere aspirar a algo más que a la Copa del Rey, donde son favoritos aunque harían bien en no confiarse. En todo caso, es más relevante ahora mismo en el Barça el papel que quiera interpretar Messi que el de su técnico, que ya sabe cuál es su sitio. Ver al argentino en Málaga jugando por delante de los centrales para poner algún balón con peligro en el área contraria es el mejor indicativo de por dónde van ahora los tiros blaugranas: él juega, organiza, golea y dirige al equipo, y eso nunca ha sido una buena referencia en el fútbol. Me recordó al declive de Cruyff en el Barça de Núñez y al de Di Stéfano en el Madrid de Bernabéu, aunque ambos daban ya sus últimos toques a un balón en el terreno de juego; uno veterano racional —ya le gustaban más los despachos— y el otro por años. Pero el mejor jugador del mundo, hoy, no está aún en ninguna de esas situaciones, y como no lo embriden puede acabar definitivamente con la era dorada del Barça.
Y, finalmente, Simeone debe engrasar bien su apuesta por un mejor juego, que aunque le ha costado no pelear por la Liga es el argumento más sólido que tiene en Europa y una magnífica apuesta de futuro. Si el Atlético quiere dar el saldo de calidad que anhela, además de no vender a Griezmann, debe reforzarse y andar el camino de los grandes de Europa, que lo fueron desde un sello de fútbol creativo más allá de la seguridad defensiva y el tesón legionario. Koque, Saúl y Carrasco, aparte de Godín y sus alfiles Juanfran y Filipe, su goleador francés y Oblak son básicos, y debe buscar recambio a los canteranos Gabi, por edad, y Torres, ya cuesta abajo.

¡Suerte!, que también juega.  
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