martes, 28 de enero de 2014

LA ESPAÑA QUE VIENE

Producto de las sucesivas irresponsabilidades de quienes nos han gobernado en el último decenio, el panorama es inquietante. Muchos ciudadanos, aburridos ya de nombrar al dúo del pavor que han encabezado esos gobiernos, con el gallego todavía al frente del último; se han refugiado en un pasar de la política que tampoco es recomendable. Por ese hecho, arguyen desde distintos foros, los mediocres galopan a sus anchas por las moquetas de nuestros impuestos.

El de León, en cualquier otra circunstancia política y social más seria, no hubiera pasado de cualquier ayudantía a profesores universitarios con cierta enjundia, o de diputado ‘pulsateclas’ como estuvo tantos años por el sistema de listas cerradas que nos desespera. Y el de Pontevedra, de ayuda de cámara de políticos con más bagaje, gracias también al sistema de medro en los partidos que nos asolan; o de probo registrador de la propiedad, a lo que nunca debió renunciar por el bien de los contribuyentes a los que masacra.

Falso reformismo

Ahora se han sabido dos circunstancias que dicen bien a las claras las falsas ansias reformistas del tal Rajoy. A pesar del tremendo ajuste que ha hecho el sector privado de nuestra economía, resulta que el montante de los sueldos públicos ha aumentado en los últimos años. Y, escandalosamente, se sigue subvencionando a partidos y sindicatos a despecho del clamor popular en contra de esas mangancias encubiertas con eufemismos de toda índole. Aunque no me gusta el término por generalista e indeterminado, cabe decir que el presidente del desgobierno es un clarísimo representante de la casta política que parasita a la sociedad española desde hace ya demasiado tiempo; subconjunto de eso que llaman ‘élites extractivas’.

Tiempo de mentiras

Y ahora nos viene el despelote gubernamental y político con la llegada de un carrusel electoral encadenado; elecciones europeas, locales, autonómicas y generales en los próximos dos años y pico.

A nivel nacional vendrá el tío Mariano con las rebajas fiscales – ya han empezado a anunciarlas -, y bajando al feudal saldrán los ‘taifeños’ con las reivindicaciones de todo tipo que hasta ahora no se han atrevido a exponer en voz alta. Ya han empezado también, como es el caso de los presidentes mediterráneos abanderando el proceso de quejas generalizadas por los mimos a la ‘robada’ Cataluña. A este respecto hay que señalar  que el inefable Montoro está jugando con una supuesta baza que hace tiempo debería haberse hecho pública: las balanzas fiscales de las autonomías. Cuestión ésta que quizás hubiera impedido ‘sanbenitos’ demagógicos como los enarbolados por Mas y compañía, antes de tirarse al monte independentista, salvo que sea tan manifiesta su injusticia que encima les otorgue alas en su carrera hacia la nada. Sea como fuere, la transparencia en las cuentas públicas nunca debería ser una excepción oportunista sino una normalidad obligada en todo gobernante.
Es otro más de los juegos que se traen los políticos con minúscula que nos ha legado la prostituida Transición. Tan loable en tantos aspectos, pésele a quien le pese, como mal llevada en su continuidad por la apatía de quienes deberían haberse percatado de que nada vivo permanece quieto. Todo en esta vida debe ir actualizándose, y mucho más en los vertiginosos tiempos en que vivimos: cualquier realidad empieza a quedarse vieja cuando aún está madurando. Y eso es así, para pasmo de todo tipo de conservadores que ven en cualquier cambio un riesgo extremo.

Los peligros están en el inmovilismo que ejercen personajes como el actual presidente del Gobierno o su oposición más relevante. La imaginación debería ser una cualidad fundamental para la política; con la honestidad, los valores humanos y la capacidad de sacrificio.

Incumplir contratos electorales – los programas - ; mentir – los papeles de Bárcenas y similares -; y la cobardía – no acometer los temas con valentía a riesgo del propio puesto o no decir la verdad a los españoles -;  son demasiadas evidencias de lo peor de un gobernante.

La realidad callejera que no sale en los papeles

El resultado de todo ello, junto con la envenenada herencia de su predecesor, será una España ingobernable salvo chanchullos a todo plan, producto de un mapa electoral dividido en demasiadas opciones políticas con escasas posibilidades de gobierno. Si a ello le sumamos la ruina que padecemos, y la expulsión del mercado hacia la economía sumergida de decenas de miles de autónomos y pequeños empresarios, más la incapacidad manifiesta de hacer el ajuste del sector público y la inevitable reforma constitucional que la mayoría demanda, consenso mediante; tendremos perfilado lo que nos espera.

Hace poco un amigo ha hecho reformas en su vivienda: fontanero, electricista, carpintero, tapicero, pintor, albañil y cerrajero. Importes individuales de varios cientos de euros y ni una sola factura por deseo expreso e innegociable de aquéllos; todos hasta hace poco  en la economía aflorada. Otro amigo, votante tradicional del PP, confesaba su decisión de no votar,  o de hacerlo por cualquiera de los partidos pequeños de centroderecha, a lo que se sumaron bastantes de quienes le escuchaban. Y el tercer ejemplo era de un sufrido empresario que aún mantiene su taller abierto, y confesaba su temor cerval a que se hiciera la reforma del sector público poniendo en el mercado laboral a los centenares de miles de empleados, que no funcionarios, sobrantes; porque imaginaba las calles a tiros. Alguien le argumentó que eso ha pasado en el sector privado,  con millones de nuevos parados, y no ha habido ninguna revolución. Tal es el miedo que infunden a los que mantienen el cotarro con su esfuerzo los paniaguados de los gobernantes.


Con esos mimbres es difícil que hagamos en España un buen cesto. Sólo nos queda, como tantas veces hemos dicho, el optimismo congénito de los españoles. Como en el romance del Mio Cid, ¡qué buenos vasallos si hubiese buen rey!    

lunes, 27 de enero de 2014

EL FÚTBOL QUE NOS LLEVA

Rememorando aquella estupenda película de unos madereros transportando troncos sobre el Júcar, con un buen Alfredo Landa de protagonista, como siempre; podríamos hablar del fútbol español que nos lleva y nos trae cada jornada en estos tiempos tan absurdos. En cuanto a los clubes, es tan fácil aventurar sus clasificaciones finales que están perdiendo interés tanto la Liga como la Copa. Como alguien decía, no tiene mucho sentido que se enfrenten equipos de 500 millones de presupuesto con otros de unas decenas. Al final serán unas competiciones tan aburridas que sólo habrá cierto atractivo por la cola o por los ascensos de la categorías inferiores.

Afortunadamente hemos vivido unos momentos extraordinarios con nuestra selección nacional, que de tan buenos ya empiezan a cansar también a los agoreros que prefieren ver la botella medio vacía en lugar de medio llena. En cuanto hay un mal resultado, o el fútbol que despliegan nuestros internacionales decae en su brillantez, auguran la vuelta a la mediocridad de la que tanto sabíamos antes. Muchos estamos esperando la llegada del verano para ver competir de nuevo al combinado que nos representará en el Mundial de Brasil, dándole la espalda cada vez más a las jornadas de liga que se suceden monótonamente con la única expectativa de un pinchazo de los grandes. ¡Qué diferencia con aquellas temporadas en las que cualquiera le hacía un roto a los poderosos! E incluso aspirando a ganar los trofeos finales.

Pero quienes tienen la responsabilidad de primar la competencia están enredados en defender causas sonrojantes, como los señores Villar y Tebas pidiendo el indulto del condenado Del Nido, o diciendo que la desigualdad en el reparto de los dineros televisivos no le preocupa lo más mínimo. Lo de este sujeto, Tebas, antaño azote de poderosos y denunciante de chorizos amañadores de partidos, es escandaloso. Que ahora venga pidiendo árnica para un personaje cooperador  del saqueo al ayuntamiento de Marbella nos dice bien a la claras en manos de quién está nuestro fútbol. Tan bajo como el lagrimeo peliculero del expresidente sevillista, quien nunca reparó en fastos para testimoniar el lujo del que se rodeó cobrando facturas falsas. Este sujeto ascendió desde su asesoría jurídica sevilllista al palco del Sánchez Pizjuán con las ansias de señorito andaluz que siempre le ha caracterizado. Como diría Machado, un maestro en refrescar manzanilla y diestro en manejar caballos, en su despotismo de cacique y nuevo rico. Hasta en su buena época deportiva gracias a los buenos servicios de Monchi, que hay que reconocerle, despertaba la antipatía general por sus nunca disimulados aires de estirada y ridícula suficiencia. ¡Llegó a decir que el Sevilla era el mejor club del mundo!

Y lo del Barça es esperpéntico. Como hemos venido anunciando en este rincón del periódico, al final Rosell se ha visto desbordado por sus oscuros manejos del dinero ajeno. Ha tenido que dimitir porque sabe perfectamente que saldrán a la luz mangancias variopintas, no sólo lo de Neymar, que ya lo señalamos hace poco; sino que una vez destapada la caja de los trinques irán saliendo en cadena. Por Brasil no podrá pasar ni en avión a ocho mil metros de altura. Y su sustituto, secuaz suyo también en lo del brasileño, tendrá una presidencia efímera si la justicia sigue su curso. O, de continuar, dará sabrosos titulares diciendo gilipolleces.

El tal Bartoméu, la ha empezado a la defensiva señalando a extrañas manos ocultas, naturalmente madrileñas, como manejadoras del tema Neymar. Otro cantamañanas más subido al carro de los etéreos agravios centralistas para esconder sus carencias, cuando no sinvergonzonerías y otras cosas más impresentables. Pero claro, es lo que les enseñan sus políticos y demás bazofia aldeana que vive de los impuestos de los demás a costa de lo que sea; salvapatrias y redentores de pacotilla con más cara dura que vergüenza.

Y en medio de todo ello la pelota, los peloteros, y los aficionados. Aquélla, redonda como siempre y maltratada por demasiados. Los buenos entre éstos viendo cómo hacer alguna temporada, acorde con lo que ya cobran, para exigir aumento de contrato bajo amenaza de tristeza súbita o su marcha a otros equipos; y los sufridos paganos  cada vez más desesperanzados yendo cada vez menos a los estadios. Si a ello le sumamos la ruina endémica de los clubes tendremos el panorama en el que se mueve nuestro fútbol. ¿No se darán cuenta sus responsables? Yo creo que en su estulticia les da lo mismo.         

miércoles, 22 de enero de 2014

EL BALÓN Y LOS PALCOS DE ORO

El Balón de Oro es una engañifla inventada por una revista francesa para dar lustre a sus paisanos a la menor ocasión, sustraída después por la FIFA con el fin de seguir perpetrando cacicadas a mayor gloria de sus dirigentes. No se explica, por ejemplo, que en tiempos de Di Stéfano sólo obtuviera dos galardones y el gabacho Kopa lo ganara una vez. Como tampoco que  Gento no lo fuera nunca con seis copas de Europa en su haber. O antes Kubala y después Puskas. La única excepción española fue Luis Suárez con un trofeo cuando ya estaba en el Inter, quedándose Amancio sin premio en aquellos tiempos habiendo sido campeón de Europa de selecciones con España en el 64 y por clubs con el Madrid en el 66.

EL BALÓN DE ORO


Más recientemente tenemos el ejemplo de Butragueño y el más flagrante de todos en el caso de Raúl. Que quien sigue siendo el máximo goleador europeo no lo haya obtenido, y jugadores coetáneos suyos como el inglés Owen o el italiano Cannavaro lo posean, dice bien a las claras la seriedad de tal invento. Unas veces se excusan con que determinados futbolistas no han ganado nada ese año con sus clubes o selecciones, y otras que es a título individual, como realmente fue instituido.

Y ya, en el colmo del disparate, veremos cómo los extraordinarios Xavi e Iniesta, habiéndolo ganado todo con su selección y club y siendo catalogados como los mejores centrocampistas del mundo durante varios años seguidos, coincidiendo con sus mayores triunfos; se retirarán sin obtenerlo. O sea, que tampoco es para tanto tal distinción. Que Messi haya sido el ganador varios años seguidos es de justicia discutible, porque si bien con el Barça sí fue el mejor, en su selección bajó muchos enteros. Y es que, sin los citados anteriormente ‘Cascales ya no es Cascales’, como se decía por Murcia hablando de un celebradísimo torero artista local con más sombras que luces. El argentino ha sido, sin duda, el delantero más determinante del fútbol europeo en los últimos años, a excepción del pasado, en el que Cristiano ha sido el mejor. Por eso ha sido de total justicia su reciente galardón. Pero hablamos de goleadores, que no de jugadores totales como otros que sí lo ganaron en su momento.

En ese caso podríamos reiterar a D. Alfredo, y a Boby Charlton,  Cruyff, que lo obtuvo en tres ocasiones, como Platini, aunque con menor recorrido; a Zidane y al desaparecido Eusebio, también más delantero.  Fenómenos que llenaban con su presencia casi todo el campo.

Viene lo anterior a cuento de que realmente debería haber un galardón por demarcaciones y no mezclar churras con merinas. Lo más equilibrado sería premiar al mejor portero, defensa, medio y delantero, dejando como mejor jugador a quien supla con su gran diferencia cualquier comparación con  otros. Y eso, amigos míos, sólo se da de vez en cuando, como es el caso de alguno de los citados que nadie discutiría.

Cambiando de tema, me decía mi amigo Ibarra en la comida semanal de la Peña del Pavo, con esa ironía suya que es un modo de señalar cariñosamente cosas chocantes, que se me notaba mucho el aprecio que siento por el actual presidente del Real Madrid. Y desde aquí aprovecho para aclarar la circunstancia.

El señor Pérez me parece un personaje tan brillante en sus negocios y seguramente a nivel personal, como oportunista en la presidencia blanca. Y no sólo eso, sino que su paso nunca será recordado por haber metido la mano en la caja, como sí se podría decir de otros en ese mismo club y en similares, sino por el brillo mediático y la seriedad que le ha dado a la institución. Otro aspecto también destacable fue sacarlo de la ruina económica anterior cuando accedió al cargo en el 2.000, aunque mucho me temo que su sucesor hallará una bola tan grande como el estadio Bernabéu, que esperemos no sea un socavón de esas mismas dimensiones. Que a  estas alturas, siendo el club mundial  que más ingresa, su deuda ronde los 600 millones de euros – cien mil de pesetas -  es de susto.


Diferentes cuestiones son el uso interesado para sus negocios del  palco merengue y  otros - cosa lícita - o en fichajes y demás lucernarios, y la evidencia de ser el peor presidente de la historia blanca en resultados deportivos; sin comparar el gasto, que sería de escándalo.           

miércoles, 15 de enero de 2014

A BUENOS Y MALOS

Como cuando de críos jugábamos en las calles, ayer pudimos contemplar dos espectáculos bien diferentes con un mismo valor brillando: la intensidad. Y daba entonces igual quién hacía de quién. Niños policías y niños ladrones con idéntica ilusión en el juego. Buenos futbolistas y también menos lucidos con el denominador común de buscar el triunfo a base de ilusión, de lucha y momentos de juego excelente. Y en todas esas facetas se puede brillar si se ponen en juego los argumentos propios, pero sobre todo la intensidad citada.

El sábado, tanto en el Alfredo Di Stéfano como en el Vicente Calderón se vieron unos jugadores intensos en el juego, sin reservas, desde perspectivas distintas y valías diferentes, y con dos árbitros muy dispares: uno malo-malísimo y otro muy bueno.

Los futbolistas del Real Murcia hicieron un partido excelso sobreponiéndose a las circunstancias nefastas del horrendo arbitraje de un impresentable vestido de negro, pero desnudo de cualquier atributo que explique cómo le dejan ser juez de un partido de fútbol. No recuerdo su nombre ni tampoco me importa, porque de personajes así lamentablemente está sobrado nuestro fútbol. Se suele remarcar lo difícil que es arbitrar, y es cierto, pero hacerlo tan mal es aún más complicado. Echar a dos jugadores del mismo equipo en los primeros veintitantos minutos, en dos jugadas harto discutibles, sólo está al alcance de un indocumentado que, además, hace gala de ello con unas maneras de dictadorzuelo de opereta. Y los granas supieron hacer su partido adaptado a tales desgracias originadas por un árbitro que es una desgracia en sí mismo. Y lo hicieron con juego, intensidad y la ambición de ganar un partido que afrontaron durante setenta minutos con dos menos y un gol por abajo; y casi lo logran. Enhorabuena a los profesionales que ayer dejaron en Madrid un partido para el recuerdo.

En el Calderón vimos a los dos mejores equipos de la Liga hasta ahora con la misma intensidad y rachas de buen juego, cada cual desde sus excelencias. Los blaugranas tocando y los rojiblancos con una velocidad suprema. Y, además, tuvieron y tuvimos quienes disfrutamos del partido a quien es seguramente el mejor árbitro español de primera división. Y de los mejores que recuerdo en mis más de cincuenta años viendo fútbol de un modo consciente. Matéu Lahoz deja jugar al fútbol y tiene eso que se llama autoridad, porque además del poder que le da su papel en el terreno de juego lo ejerce desde la norma y la comprensión de lo que es un juego de choque. Es desesperante ver a otros trencillas que a la menor disputa con alguien en el suelo disparan con el pito como los malos de las películas sus pistolas. Y mucho más rápido si el que cae es un defensa acosado por un delantero. El resultado de los buenos arbitrajes es que propician más tiempo de juego real y una rapidez en el juego que otorga al fútbol su máxima belleza. Por eso los primeros sorprendidos son los futbolistas, que acostumbrados como están a los conciertos de pito desafinado de tanto mal árbitro, se quedan parados en cuanto alguno de ellos cae al suelo en la disputa de un balón. ¡Qué delicia ver partidos pitados por jueces de juego que dejan jugar!

Aunque hubo escasas ocasiones de gol, el Atleti y el Barça nos brindaron un partido estupendo. Y no sólo por su intensidad, sino porque adaptaron sus excelencias técnicas a las exigencias de aquélla, viéndose algunas jugadas extraordinarias de jugadores igual de extraordinarios. Y al final se dio un resultado justo a tenor de los méritos de unos y otros. Ninguno de ellos mereció perder y, sin embargo, sí ganar. Así que empate y punto.

El beneficiado de tal circunstancia será el Real Madrid si logra ganar al Español. La Liga se pondría en un pañuelo, dotándola por arriba del interés que los despachos le niegan con un reparto de los dineros de la publicidad televisiva también malo-malísimo, por injusto y favorecedor en extremo de culés y merengues.

Supongo que los madridistas que vieran el partido acabarían muy satisfechos con el empate, pero alguno de los que aman el fútbol de cantera también tendría el disgusto de ver a dos magníficos laterales: Juanfran y  Filipe Luis, dándolas todas con los colchoneros habiendo salido de las bases blancas. Y ambos, por cierto, internacionales con sus selecciones. Ahí está la mano de un gran entrenador: Simeone.           

martes, 7 de enero de 2014

AÑO NUEVO Y FÚTBOL VIEJO

Poco cambiarán las cosas en este año que ahora comienza. La única ilusión nueva será el Mundial de este verano, con nuestra laureada selección defendiendo el título.


Por la Liga de primera ya sabemos el cuento. El Barsa y el Atlético se disputarán el campeonato, con un Madrid esperando algún fallo de los anteriores para aspirar como mucho al segundo puesto, según marchan ahora las cosas. Los azulgranas continúan sólidos con sus estrellas atacantes Messi y Neymar casi en reserva, mientras que los de la segunda fila, Pedro y Alexis, les han cogido el relevo y el gusto en cuestión de goles siendo los máximos realizadores del equipo a mitad del ejercicio. Con tales argumentos parece difícil que tropiecen teniendo en cuenta que su fabulosa media le sigue funcionando como un reloj y que en la defensa, recuperado Valdés, no deben tener muchos problemas; con Montoya y Bartra cada vez más asentados supliendo estupendamente a los supuestos titulares Alves y Mascherano o Pujol.

El Atlético no baja el pistón, y aun tirando de garra por encima del buen juego que también lucen en ocasiones, parece que le han cogido el tranquillo a ir de colíderes y se dejan la piel en cada envite. La única duda es su escasez de goleadores en cuanto a número, que no en efectividad. Si Costa sigue en su excepcional momento de juego, tanto en goles como en colaboración con el conjunto y abriendo el área a sus compañeros, se mantendrán ahí, incluso con creces, si Villa recupera el olfato que siempre le ha distinguido y Adrián se entona.

 Lo del brasileño hispano sería, además, una gran noticia para Del Bosque, que no anda muy sobrado de delanteros en estado de gracia. Ojalá continúe don Pedro también metiéndolas en el Barça para que el gol no sea la debilidad en Brasil. Sin olvidar a Negredo, que anda por la Premier dándolas casi todas, o a un intermitente Torres que puede ser otra opción si Mourinho le da el sitio perdido. Soldado es quien menos posibilidades tiene por jugar a un nivel menor su equipo.

Por el Madrid hay luces y sombras. Por las primeras la eclosión de Jesé es una magnífica noticia siempre y cuando Ancelotti le dé la confianza suficiente haciéndole titular ya sin ninguna duda. Entre el canario y el ‘guadianesco’ Benzema no debería tener ninguna. Aunque reconozco que me pueda perder la querencia por los futbolistas jóvenes, a ser posible españoles, ahora mismo la progresión del canterano debería primar sobre la perenne espera de la calidad del gabacho. Pero claro, eso siempre que el ‘mánager’ de los fichajes deslumbrantes, el señor Pérez, no imponga lo contrario con su mimado francés. Ahora debería estar en otras lides, porque las sombras de su equipo empiezan con la cuestión de los dineros de las renovaciones y las exigencias de otros de segundo o tercer nivel, que han visto como con Bale se han roto las costuras de las fichas contenidas desde la única excepción de Cristiano. Y eso es un asunto tan grave como para poner en peligro algún éxito de esta temporada. La Copa de Europa es donde le veo más posibilidades si eso se supera y sus tres estrellas, los dos citados más Alonso sin olvidar a Ramos, aúnan sus esfuerzos sin reticencias en el empeño. Lo del donostiarra se puede complicar porque es muy goloso  negociar un fichaje en su condición de libre para la próxima temporada. Y las cuentas son fáciles. Teniendo en cuenta sus ficha anual, si pide a cualquier club una mejora de aquélla y encima solicita sólo la mitad de lo que valdría un traspaso suyo en el mercado, quince o veinte millones de euros, la cosa está clara. Le quedarían dos o tres años de fútbol a un buen nivel pero ganaría en esos años más del doble que en el Madrid, como poco. Así que D. Florentino tendrá que rascarse la cartera, con el riesgo de que a continuación vengan los otros damnificados de su clase con el cartelito de ‘la tristeza ronaldiana’; ustedes me entienden.

Y a nivel regional, el Murcia, como antaño, con peligro de desaparecer pero ahora con unas deudas insalvables. Pero siempre habrá un Murcia para sus sufridos incondicionales. Hay demasiada y buena afición para eso. El Cartagena en el mercado, con una buena situación deportiva, y por Lorca triunfando contra pronóstico ¡Toda la suerte del mundo a los tres! Hará falta.

lunes, 6 de enero de 2014

ESPAÑA NECESITA RADICALES

Sí, ya está bien de mediocres y pasteleros. La estupenda Constitución del 78, para su época, está sobrepasada por los acontecimientos. Situación agravada por la miopía de los inquilinos de nuestra política en el último decenio tras encontrar un país con enormes posibilidades el primer desastroso – Zapatero – y mal administrar la ruina hallada el segundo inútil – Rajoy – con un coro de grillos, siguiendo al inigualable Machado, D. Antonio, cantando a la luna en sus partidos y en la oposición.

Aquel gran marco jurídico nació al pairo de una etapa autoritaria y al inicio de otra ilusionante, aun dentro de las reservas que persistían fruto de la memoria histórica buena, la del recuerdo de la ignominiosa política de partidos e ideas del primer tercio del siglo XX tras una meta plausible: la de la libertad democrática del pueblo español. Y de ahí sus defectos buenistas pensando que todos remaríamos en la misma dirección, la de hacer una nación moderna con el objetivo común de engrandecerla por el bien de todos los españoles.

Un reformismo abortado

A ese respecto recuerdo que los entonces llamados nacionalistas  proclamaban que la denominación de separatistas respondía a una retórica franquista. Pues no, tal etiqueta se correspondía con otra memoria histórica acertada, la de quienes recordaban la insolidaridad colectiva de unas burguesías catalana y vasca aún ancladas en su realidad de niñas bonitas cuando España era un imperio. En las buenas, como de visita, todos somos buenos. El problema radicaba, y radica, en pelear por superar épocas convulsas de todo tipo: políticas y, sobre todo, económicas. Algunos creímos hace años en la opción reformista de Miguel Roca y su partido homónimo, pero el fracaso comenzó cuando ni él mismo se afilió a la formación que lideraba; por ejemplo.

Los virus pendulares

Aquella norma fundamental de la Transición llevaba incorporada el virus que con el paso del tiempo se ha revelado como mal que le llevará a la tumba. Y no era otro que la indefinición real de España como nación, viniendo a elevarla a una difusa nación de naciones. Y otra maldad latente, la de creer que en la permisividad indolente en todo estaba la Arcadia de una sociedad libre y democrática. Y las dos eran consecuencia de lo mismo: la legislación pendular tratando de huir de un pasado autoritario. Pues no. La experiencia ha demostrado que precisamente en la fortaleza de las leyes está la garantía de la libertad. Pocas pero claras. Cortas pero explícitas y determinantes. Sin dejar sitio a las interpretaciones interesadas y oportunistas de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

Y ahora, si de verdad quisiéramos aprender de los errores para enmendar el futuro, deberíamos aprovechar lo bueno de aquélla y las lecciones aprendidas por sus fallos clamorosos reformándola en lo necesario. Pero claro, para eso necesitamos políticos con mayúsculas. Gente que prescindiendo de su acomodación miraran hacia el futuro con verdadero espíritu de servicio público y no con el de servirse del público contribuyente para seguir viviendo demasiado bien sin dar un palo al agua. La mayoría se dedica a servir de cla y mamporreros a sus jefes; los que los ponen en las listas.

Radicales y extremistas

Necesitamos radicales, que no extremistas. Demasiadas veces se confunden los términos. Ser radical es ir a la raíz de los problemas, no a parchear sus consecuencias. Ser extremista es no reparar en los medios, que nunca justifican los fines. Lo primero es sinónimo de esperanza, lo segundo de cementerios.

Carrozones, y Cristobicas con licencia para delinquir

Y para eso se debería empezar por la cabeza. El Rey hace tiempo que juega en otra liga, que dirían los futboleros. Y ya no está para trotar al ritmo que las circunstancias demandan. De ahí abajo todos radicales. Él haciendo un generoso mutis por el foro, como los grandes actores, y los demás aplicándose la misma partitura. En una sociedad donde a quienes nos bullía la sangre en los años setenta y ochenta del siglo pasado y ahora, en el mejor de los casos nos fluye por goteo y, sin embargo, nos llueven las ideas, no podemos esperar que la mayoría que debe ir tirando del carro se conforme con una pléyade de mandamases con sus anclas en aquellos tiempos, dedicados, como los castizos chapuceros, en que el tinglado se mantenga mientras cobran. Necesitan políticos que ilusionen, y ya me dirán ustedes las alegrías que carrozones como Rajoy, Rubalcaba, Lara, o los ‘cristobicas pujolianos’ como Mas, por alguna razón que pueda tener dentro de su fracaso electoral, seguido de toda su banda de paniaguados y los que están por llegar; puedan sugerir. Y además, delinquiendo sin consecuencias yendo contra el Estado. ¡Vaya ejemplo para quienes les mantenemos, Rajoy Brei!

Eso por no hablar de los sindicalistas de decenios, más que trienios, y demás representantes canosos de cualquier estamento social, metidos en mil corruptelas.

Y habría que empezar, también por los responsables de la educación nacional. ¿No les dará vergüenza ir enganchados del gobén del carro mundial oliendo sus desechos como bien atestiguan las clasificaciones al uso? Pero eso sí, ellos siguen con sus mascaradas de armiños y birretes y defendiendo también sus cortijos.

Un viejo esquilmador en un tiempo nuevo

Nuevos tiempos, nueva ley fundamental, nuevo espíritu, nueva gente y viejo sentido común. Con renovado entusiasmo, claro, con un par de lo que ustedes quieran.

Ahora veremos la descomposición del partido en el poder; ya empiezan a desmarcarse algunos. Y se acentuará con el cataclismo que sufrirán en las próximas elecciones. Después cualquier otra variante del acabose anunciado del sistema que nos rige treinta y tantos años. ¿Tan difícil es verlo? ¿Y tratar de remediar sus malas consecuencias anticipando soluciones? ¡¡Pues para eso cobra de nuestro sudor tanto mandanga!!

Y mientras, un tal Montoro, redomado esquilmador, ideando sangrías de quienes aún respiran para mantener la ruina. ¡Vaya banda!, que diría Romanones.  

viernes, 3 de enero de 2014

EN CUALQUIER LUGAR DE ESPAÑA…

Hace poco tuve la inmensa fortuna de charlar con un amigo sabio. Lleva tanto tiempo fuera de España que la ha recorrido con ojos de turista extranjero, y está esperanzado a pesar del susto que le producen todos los días los distintos informativos que padecemos.

Esperanzas

Me comentó que su esperanza viene de observar a muchos españoles en cualquier lugar de España levantar cada día la persiana de sus pequeñas empresas con más voluntad que otra cosa, sabiendo que tienen un presente tan negro como el toro de Osborne. Y lo hacen con una mano en sus familias, otra en sus empleados, la mirada en el tendido esperando hallar algún rayo de luz, la boca dándose ánimos de donde no tienen,  y los oídos tapados para no escuchar el balamío de tanto inútil que dice representarles, y tampoco  los cascabeles de quienes, como vulgares mulillas, anuncian muerte a todas horas desde sus negras previsiones en cualquier medio.  El tacto lo reservan para guardar a sus disminuidos clientes en el arca, como al buen paño.

También le ha ilusionado el encomio de los que aún conservan su puesto de trabajo defendiéndolo con uñas y dientes trabajando mejor cada día, y no desde prebendas defensivas de una legislación laboral de otro tiempo, incapaz de promover el empleo sino todo lo contrario. Con trabas por todos sus encajes para criminalizar, además de arruinar, al valiente que se atreve a crear algún puesto de trabajo de un modo limpio y sin usar las sinvergonzonerías de aquélla. Claro que tales situaciones son producto del exceso de normas anti empresariales que asola a la economía real, la única que puede sacarnos adelante, según mi amigo. Y con él tantos otros.

Y le ha sorprendido también positivamente el optimismo de tantísimos españoles que salen a la calle a consumir a pesar de la que tienen encima. Sospechando, por ello, que debe haber una importantísima cantidad de economía sumergida porque de lo contrario no se explica. No hay ni un solo indicador de los de verdad, de los que llegan a los bolsillos de los corrientes, que dé para tanto. Los que usan algunos políticos y demás privilegiados son cuentos para conformar sus precarias conciencias. A esto último le añadí que tuviera en cuenta también la inmensa generosidad de tantos mayores que están manteniendo a hijos y nietos con sus pensiones y ahorros de toda una vida.

Extrañezas

Este hombre no se extrañó, sin embargo, de las ansias separatistas de los nacionalismos periféricos, pues instruido como es en cuestiones históricas y económicas tiene muy presente que eso ha ocurrido siempre que España ha sido débil y no ha podido calmar sus avaricias. Recordándome lo ocurrido en Cataluña, por ejemplo, cuando se perdieron las últimas colonias imperiales a finales del XIX o en la penosa II República. Sí le sorprendió en este caso que sean los descendientes de antiguos emigrantes de tantas regiones españolas los más encendidos defensores de los antiguos enjuagues más o menos subvencionados de la burguesía catalana, en forma de proclamas independentistas para continuar con sus ventajosos chupes del denostado Estado español. Concluyendo que les azuzan  ellos mismos como eficaces ladradores en su ignorancia, en definitiva.

Lo que me dijo que no se podía entender muy bien mirando con ojos de fuera es que pueda sobrevivir tanto mentiroso y estafador en la política, sindicatos y demás organizaciones de supuesta representación pública o empresarial. En cualquier país serio la mentira, la medio verdad o el fraude con tapujos es sinónimo de expulsión inmediata del sistema. Tampoco la poca vergüenza de los partidos financiándose con dinero negro o blanco procedente de ‘mordidas’, o de los sindicatos y organizaciones empresariales con subvenciones para formación, por ejemplo.

De locos

Otro tema que le causó asombro por deplorable fue la tan cacareada Ley de Defensa de Género, dándose el caso del contrasentido jurídico de ser el acusado quien deba demostrar su inocencia y no quien acuse, su culpabilidad. Este exceso y sin Dios normativo tiene como consecuencia demostrada más violencia. Nunca en la historia moderna de España hubo tantos casos de ello como desde la implantación de dicha ley. Ni tanto inocente fastidiado hasta la humillación desde la posición de superioridad que le otorga tal norma  a las supuestas víctimas.

Lo mismo sucede con la disparatada sobredimensión normativa en todos los sectores sociales, laborales y económicos españoles. “Y no digamos nada de la inflación de servidores supuestamente públicos que padecéis”, me decía.

Pero lo más inexplicable para él era la incapacidad y abulia de un gobierno con el mayor poder político en democracia para hacer lo necesario con el fin de salir del atolladero. Y se preguntaba, ¿Para qué se presentaron a unas elecciones entonces? Y más aún ¿Para qué están en política esos señores y señoras?

En la calle

Y yo, con el mayor dolor, le contesté que eso también se lo pueden responder con toda claridad en cualquier lugar de España: pues  para vivir del cuento y de los demás con la mayor cara dura; por no decir  con la máxima desvergüenza.

De todos modos, también le dije que sin duda saldremos, como tanto hemos reiterado. Y lo hice mirando avergonzado las colas de tanto ciudadano en las organizaciones benéficas. Y pensando en la de tantos otros que ni eso. Pero también con una sonrisa muy española : la de la esperanza ilusionada. Que nos dure, aunque ahora sea también dolida.         

jueves, 2 de enero de 2014

CARTA A LOS MAGOS

No se trata de volver a la edad de los sueños infantiles,  sino de desear a quienes mueven los hilos de los sentimientos deportivos que intenten cada día un mundo mejor. La auténtica magia.

Por eso me acuerdo en estas fechas de presidentes, técnicos y deportistas, sin olvidar a los informadores, que sean más ecuánimes en sus actividades o, simplemente, mejores personas. Y eso nos lo deberíamos aplicar todos.

 Al presidente del Barça habría que pedirle que deje de agitar banderas separatistas utilizando a su equipo; detrás de tales inquinas subyace demasiadas veces la paz de los muertos. Y no hable de eufemismos. No sería difícil hacer una relación cuantiosa de cuantos han caído realmente detrás de alguna bandera por ir de carne de cañón desde su ingenuidad, sin percatarse de que quienes les empujaron a ello nunca dan la cara, limitándose a azuzarles a ellos como  ladradores para luego venir a por la cosecha. Y ahí habría que mirar a los políticos irresponsables en su criminalidad en cualquier época que miremos. Y si alguno sufrió las consecuencias de sus actos fue tras huir primero para ser cazado después. No sé si me explico. Pero los que lanzó al infierno no podían huir, eran los tontos de aquel bote; la política para quienes viven de ella, que al menos lo dicen.

Rosell

Y ya de paso, al señor Rosell, rogarle que estuviera en el cargo por amor a unos colores y no, como parece su caso, para abundar en su bolsillo. Pero ya sé que solicitar esto es otra ingenuidad más.

Al del Madrid, a quien hay que felicitar por su grandiosa decisión de largar de una vez a los impresentables ‘Ultrasur’, también cabría pedirle que se decidiera por una vez a presidir con criterios futboleros en lugar de hacerlo mirando por sus intereses particulares. De esa manera veríamos jugar más a sus canteranos que a otros fichados para lucir cromos en sus negocios. Pero también sé que esperar tal bendición del señor Pérez es otra utopía.

A Guardiola lo dicho sobre la mezcla de la política con el deporte. ¡Qué desperdicio! Con el aprecio de tantísimos por su enorme caudal futbolístico tanto de jugador como mucho más de técnico y viene ahora con cuentos llorones de pertenecer a un ‘pequeño país…’ Otro que no ha leído historia. Y es que, como diría Jaime de Armiñán a través del recordado Paco Rabal en ‘Juncal’, nadie es perfecto.  Por eso tal vez muchos no crean que su extraordinaria humildad en cuantas declaraciones hace sea cierta. Si hubiera que hacer un listado de agravios en España respecto al poder del Estado Central, ¿qué no podríamos decir los murcianos?, por poner un ejemplo. Allí, en su Cataluña natal han sido siempre unos privilegiados, y lo siguen siendo, por mucho que se puedan compartir algunas de sus quejas por lo que tienen de verdaderas insolidarias otras regiones, donde miles de sus ciudadanos viven del cuento pagado por el resto de contribuyentes españoles.  

Pero en todo caso, habría que ponerle a este magnífico técnico  ante la dolorosa contradicción de cualquier chaval con una camiseta suya o de cualquier jugador blaugrana, de la región española que fuere, siendo insultado por aquéllos a quienes ellos dan alas para tal disparate por el mero hecho de no ser catalán.  Para llorar.

A quien ya no está con nosotros, pero quiere seguir estando, Mourinho; le pediría que se deje ya de chorradas, como la de que es el mejor técnico que ha tenido el Madrid, ¡que vaya tela!, producto de su frustración por el fracaso global cosechado en él, y se dedique a dirigir a sus equipos con algo más de humildad y menos crispación. Su política de que quien no está con él es su enemigo debería saber que genera actitudes extremadas de demasiados seguidores con la ignorancia por bandera; con el consiguiente peligro.

A ciertos informadores les rogaría que dejen de astillar para el gran circo que montan las declaraciones de deportistas que ni por asomo han dicho lo que ellos proclaman. Y es que, al contrario de en la guerra, en el deporte no debería valer todo.

Y ya, pero esta vez a los Reyes Magos de verdad, habría que pedirle que los clubes regionales alcancen sus objetivos al final de esta campaña, porque de otra manera: ¡largo me lo fiais, amigo Sancho!


Y a nuestros queridos lectores, desearles  mucha suerte en el nuevo año. Ahora y siempre.
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