lunes, 30 de noviembre de 2015

EL ALMA EN JUEGO

EL ALMA EN JUEGO
Es invisible, pero no inodora. Transparente, pero no incolora. Clara, pero no insípida. Y ante todo, no ocupa lugar pero es determinante. El alma está hecha del mismo material que los sueños, y, como ellos, ilumina el camino a la inteligencia. Su brillo acompaña a quienes luchan, y su ausencia oscurece la mar de la cobardía, del conformismo, la resignación o la falsa prudencia. Es igual en un hombre que en cualquier actividad de grupo, como el fútbol. Benítez debería leer menos estrategia y más filosofía, y mirar menos al palco.
Cercana la Navidad, mucho más hermosa que el solsticio de invierno anhelado por la actual alcaldesa —esa desgracia con bastón de mando y antes con pancarta alborotadora—de la ciudad del Barça, los culés brillan con el alma que decíamos. Sin renunciar al juego base de la Masía; ahí están Busquets, Iniesta, Alba, Sergi Roberto, Rafinha y Piqué con el punto y aparte de Messi, dentro de lo mismo, para atestiguarlo; Luis Enrique ha sabido amalgamar a ellos a otras dos estrellas como Neymar y Suárez, de lo que muchos dudábamos con razones fundadas, y unidos a los antiguos valores de Mascherano y Alves, más el concurso de Rakitic, Mathieu y Bravo, y las esporádicas apariciones de los canteranos Munir, Sandro y otros, están consiguiendo aunar el objetivo de los grandes: ganar, jugar bien, golear, divertir a su parroquia y encandilar sin distinción de colores a los aficionados.  Por lo que decíamos, el Barça es un equipo con un juego claro, transparente, con sabor, oloroso y brillante. Un equipo, juegue quien juegue, con alma. Decimos los futboleros que cuando un equipo está bien, entre quien entre se contagia del buen juego y saca lo mejor de sí hasta salirle casi todo lo que intenta. Por el contrario, cuando un grupo no está bien no le sale nada a nadie. Si el alma que ahora atesoran los blaugranas no se les apaga, el triplete del año pasado puede quedarse corto esta temporada. Por eso, sus aficionados sueñan con toda la razón que les dan sus jugadores. Están intratables y encima divierten y se divierten. No se puede pedir más.
El Atlético, por su parte, continúa con el alma que poco a poco Simeone fue inculcándole. Lo ratifica el hecho de que cada año cambian a varios jugadores determinantes y la marcha apenas se resiente: sigue siendo el mismo equipo peleón, eficaz y eficiente, que saca sus partidos adelante con más dificultad que brillo. Y en ese partido a partido que preconiza el aguerrido técnico argentino encuentran su gloria. Por eso, también, sus aficionados sueñan con repetir las gestas que vienen alcanzando estos últimos años. La llama que les ilusiona no será siempre rutilante, pero sí generosa, emocionante y esforzada; el alma eterna de los colchoneros. La de los pupas; la de los Adelardo, Luis, Gárate, Ayala, Futre, Pantic y tantos otros, con nuestro Juan Antonio López Gallego entre ellos —ánimo, amigo—. Esa que el Cholo les ha devuelto.
Finalmente, el Madrid sigue buscando la suya. Tras la debacle ante el Barça parecieron encontrarla en Ucrania, pero el último cuarto de hora volvió a traer sombra a su estrella. Y ayer, en Éibar, ante un equipo menor tan gris y romo como el juego desplegado por los blancos, a pesar de su victoria, volvieron las negras golondrinas a anidar en la tiniebla de lo insulso. Dicen algunos cronistas que el Madrid ganó bien, pero no añaden ante quién ni cómo. Solo en la primera parte, sus medios centros de fortuna: Modric y Kroos, perdieron varios balones en el inicio del juego que ante un equipo fuerte les hubieran costado, como ante el Barça la semana pasada, más de un disgusto. En Ucrania pareció que Benítez había vuelto al buen criterio para jugar como siempre lo han hecho sus equipos, con equilibrio, pero en tierras vascas la burra ha vuelto al prado. Un equipo grande, como el Real Madrid, no puede jugar con arreglo a sus rivales, salvo cuando lo hace con alguien de su nivel y aún así es discutible. Por eso necesita optar a una alineación que los aficionados conozcan de memoria; como en los buenos tiempos.
Si Benítez entiende que debe jugar como Ancelotti el año pasado no justificará su fichaje. Su fracaso será peor que el del italiano: no habrá aprendido de sus errores.

“Chapas”, lo recalcitrante es contrario a la sabiduría. Y con los ajenos, de tontos.       

lunes, 23 de noviembre de 2015

¡ES EL MEDIO CENTRO, ESTÚPIDO!

¡ES EL MEDIOCENTRO, ESTÚPIDO!
Permitan que recurra al sobado aserto de Clinton referido a la economía en la gobernanza política, pero es un desahogo por el hartazgo sobre lo que llevamos escrito respecto a la situación del Real Madrid: ni Kroos ni Modric, siendo excelentes jugadores, son mediocentros.
Y lo señalamos desde que Ancelotti puso ahí al alemán, si bien es cierto que tras la marcha imprevista de Alonso solo tenía a Illarra – menudo partido hizo contra el Sevilla el sábado —, en quien dejó de confiar demasiado pronto por un mal partido en Alemania.
Benítez empezó esta liga con el equipo del sábado contra el Barcelona y, percatado de lo anterior, sacó enseguida a Casemiro, que ha sido su equilibrio, consiguiendo una racha importante invicto. Por eso el título de este artículo, sin ir dirigido contra nadie, como reflexión para opinantes, futboleros y periodistas que han  hablado de mal juego o excesivas precauciones defensivas, alabando a Keylor como el equilibrio blanco.  El portero costarricense ha estado bien, como cabe esperar del sustituto de Casillas, y con sus buenas intervenciones ha evitado goles, pero nunca ha sido el eje del Madrid. Ese tiene un nombre: Casemiro.
Los tres primeros goles del Barça vinieron por el mismo sitio. La corona del área blanca era un merengue por donde Sergi Roberto e Iniesta, sobre todo, metieron sus botas e inteligencia como cuchillos de tarta. Y tras el golazo del extraordinario manchego, que ha heredado el sitio del inolvidable Xavi, se acabaron el partido y los pitos a Piqué. Un encuentro que pudo quedar cero a ocho, uno a siete, o cero a seis porque, paradójicamente, la suerte estuvo esta vez del lado madridista y le evitó un bochorno escandaloso.  Si hubiera estado Casillas, los forofos paniaguados que Mourinho dejo como herencia entre los aficionados blancos, y los periodistas de su cuerda, le hubieran echado parte de la culpa, pero tampoco su sucesor pudo hacer nada para evitar la debacle. Solo la enorme superioridad blaugrana desde el minuto uno explica la goleada, y la suerte, como decíamos, impidió que fuera la mayor humillación madridista de su historia. 
Benítez ha cavado su tumba porque Pérez no le va a perdonar el bochorno de las pañoladas y los gritos mayoritarios de “Florentino dimisión” que se escucharon en el descanso y al final del partido, por mucho que subieran el volumen de la megafonía del estadio. Su ingobernable soberbia se lo impide, a pesar de que tiene buena parte de la culpa de los pesares presentes del Real. Como hemos reiterado también, la plantilla está hecha a la imagen y semejanza de los gustos futboleros del presidente, que para eso ficha y desficha él. Un grupo abarrotado de medias puntas y con un solo especialista en el medio centro.
En cuanto se supo la alineación de Benítez,  medida política por lo de agradar al palco y a ciertos jugadores en detrimento de sus convicciones, algunos aventuramos que el Barça le pasaría por encima al Madrid. Y ocurrió lo que decíamos a los compañeros de tribuna. Lo sorprendente es que tal realidad no la previeran quienes tienen muchas razones para apreciarla, porque tampoco era tan difícil el pronóstico. Enfrentar a Kroos, Modric y James, con el supuesto apoyo de Bale, a Iniesta, Rakitic y Sergi Roberto, con el soporte del seguramente mejor mediocentro europeo y del mundo, Busquets, al decir de los técnicos más reputados, es una apuesta segura al fracaso. Nunca sabremos lo que hubiera pasado si en lugar del galés o del alemán, en un estado de baja forma preocupante, hubiese jugado Casemiro por delante de los centrales, dando cobertura tanto a los medios como a los laterales. Marcelo subió con timidez y Danilo ni eso, porque Modric y Kroos, en línea, no pudieron nunca con sus rivales y a ellos les llegaban siempre los culés en superioridad, igual que a los centrales.
Otros temas inquietantes son el físico y las lesiones blancas. Y es que, como dicen en privado algunos futbolistas de peso específico, las pretemporadas que se planifican y los servicios médicos del club no responden a las necesidades deportivas, sino a intereses inconfesables.
Finalmente, si lamentable fue no ver en el Madrid a ningún canterano, peor fue la presencia de un solo español de inicio mientras que en el Barça lo hacían cinco canteranos internacionales con España. Y en la grada blanca gritando ¡España, España! Sería para animarles, digo yo. Penoso.
Y a todo esto, sin Messi.

   

lunes, 16 de noviembre de 2015

ESPAÑA ANTE SU ESPEJO

ESPAÑA ANTE SU ESPEJO
Si hacemos una fusión de la primera con la segunda parte contra Inglaterra, y recordamos lo de Ucrania, la selección nos retrotraería a la España campeona de todo hasta hace dos años. Hay varias imágenes de las constantes de seguridad de Luis Aragonés, que nos catapultaron a la cabeza del concierto futbolístico mundial hasta el punto de ser objeto del deseo émulo de todos.
Empezando por atrás, la portería española está más que garantizada con dos porteros de enorme nivel. Casillas y De Gea, o viceversa, aúnan distintas condiciones y primaveras contrapuestas en su idéntica solidez: juventud y experiencia. El exatlético y futuro merengue reposa en sus alámbricas extremidades unos reflejos solo al alcance de los mejores, que nacen en un corazón explosivo bajo un cerebro rebosante de intuición. Casillas, que tenía esas mismas cualidades hace unos años, aunque fuera peor por alto en los balones cruzados, ha suplido el paso del calendario por el poso de la sabiduría. Antes llegaba en plan gatuno a cualquier balón sobre la raya de la verdad y salía a por el contrario en ventaja con idéntica rapidez, y ahora suple la décima de los reflejos por la calma y la colocación.
De laterales muy bien, con el goleador Mario recordándonos al sobrio Capdevila y al oportunista Alba, que continúa con Juanfran,  Carvajal, Azpilicueta y Bernat; y por el centro amanece otra estrella. Bartra dio en Alicante un recital de gran futbolista —cómo recuerda a los mejores Sanchís  y Pujol en su juego de anticipación —, y es el asegurador del candado que suponen Ramos y Piqué, todavía titulares indiscutibles en cualquier equipo del mundo; con Nacho en la recámara.
Y en la media seguimos sobrados. Aún no hay en el panorama mundial  unos centrocampistas, ni en calidad ni en calidad, que igualen a nuestros Iniesta, Busquets, Cesc, Silva, Cazorla o Mata, como veteranos en plenitud, y muy pocos equiparables a sus recambios coyunturales: Navas, Thiago, Koke, Isco, Javi Martínez, Muniaín, Sergi Roberto, San José o Bruno, más los que vienen apretando desde la sub 21. España, como entonces, se puede permitir jugar con tres, cuatro o hasta cinco medios, sacrificando a un delantero, porque cualquiera de los que jugaran más adelantados tiene tanto gol como los mejores puntas, salvando, claro está, a los especialistas consumados de los que España carece. Si Cristiano o Messi fueran españoles, o Raúl tuviera doce años menos, el ahora reinado español seguiría siendo el imperio que instituyó Luis hace ocho. Y eso que ya no está el mejor medio español de la historia, Xavi —con el balón de oro Luisito Suárez— tan indiscutido como insustituible.
Y llegamos a la delantera, nuestro único punto flaco. Desde que se fue el Villa eléctrico todavía no ha aparecido un punta de su efectividad: el máximo goleador histórico. Han pasado algunos pero ninguno con la necesaria regularidad y esa chispa que distingue a los delanteros imprescindibles. Llorente, Soldado o Negredo, por ejemplo, como Costa o Alcácer  y tantos otros, son delanteros de club, en el mejor de los casos, pero carecen del marchamo de los elegidos.  Antes hemos nombrado a cuatro que le darían a nuestra selección actual el aura suficiente para afrontar el futuro con las máximas garantías, pero dos de ellos nunca hubieran podido, por ser extranjeros, y los dos mejores goleadores españoles de los últimos veinticinco años ya no están para estos trotes. Habrá que buscar en los jóvenes como Morata o Nolito — ¡qué calidad atesora y en qué forma se halla el celtiña exblaugrana! —, o tal vez en los veteranos como Adúriz, que lleva unos años en estado de gracia; o en los que están llamando a la puerta desde la citada Sub 21  —Munir, Williams, Deulofeu, Asensio— aunque no sean puntas puros, quien bata con regularidad al portero que menos conozca, como decía Di Stéfano.
Finalmente, no podemos obviar la lacra sempiterna de nuestro combinado: el calendario de las competiciones nacionales. La selección nunca ha podido preparar con tiempo suficiente un campeonato. Si a ello le unimos que los jugadores básicos juegan en los equipos que disputan las semifinales y finales de Europa, tendremos la mezcla tóxica que debilita sus fuerzas. El Mundial de Brasil fue un ejemplo. Además de falta de imaginación táctica, jugaron andando por carencia de reservas.
En todo caso, debemos ser optimistas si juegan como saben. ¿Del Bosque? Merece el máximo respeto pero da para otro capítulo. De momento, como él, todos tranquilos.         

    

jueves, 12 de noviembre de 2015

DOMADOR DE EGOS, DESATASCADOR Y ESPABILADOR

DOMADOR DE EGOS, DESATASCADOR Y ESPABILADOR
Se buscan un domador de egos, un desatascador y un espabilador. El Madrid necesita un especialista capaz de serenar al mejor goleador de su historia: Cristiano Ronaldo, y al presidente más listo: Florentino Pérez.  En el Barça, por su parte, urge hallar un desatascador capaz de sacar al club del caos que padece en todo lo que no sea fútbol: hacienda, juzgados, UEFA, FIFA, despachos y política. Y en la Federación Española alguien que espabile a Del Bosque; que le susurre la evidencia del deterioro con el paso del tiempo en alguno de sus preferidos: Diego Costa, por ejemplo.
Cristiano está otra vez triste. ¿Qué le pasa al rey del gol? ¿Por qué se pone otra vez volantero y merodea nuevos lares, ahora parisinos, provocando los celos llorones del emperador Pérez?  Es muy sencillo, como veremos. Algunos lo achacan a que no está contento con el juego blanco; yerran en el diagnóstico sobre su dolencia. Benítez, ante la ausencia del resucitado goleador Benzema, que afronta tras su lesión otro lío judicial, uno más; le ha colocado de ariete libre, sin posición delantera fija, y ello, aunque le suponga más opciones de gol, lo ha dejado sin referencia geográfica en el campo y, lo que es peor, sin metros por delante para llegar con ventaja al área y encañonar inmisericorde a los porteros rivales. Pero eso no es la causa de sus devaneos extramatrimoniales con el club. Más que nada porque es una situación transitoria y de fácil arreglo, aparte de que no le afectan al ego ni a su bolsillo; crisoles donde funden sus querencias. La causa de sus flaquezas, y de sus infantiles llamadas de atención, fue la publicación reciente de los sueldos de su club y de los del máximo rival a todos los niveles: el Barça y Messi. Que el argentino cobre tres millones más que él al año por ese concepto ha desatado los sentimientos: le han tocado el corazón y la cartera. ¿Qué más tiene que hacer por el Madrid para ser el jugador mejor pagado del mundo, ya que lo de los Balones de Oro depende de otras instancias, y hollar, al menos en eso, el número uno en el podio? Ahí está la rata que hace rechinar sus dientes. Tome buena nota Florentino si no quiere una tempestad en el vestuario que ocasione otra temporada en blanco; una más, también.
En el Barça parece que vuelven a sus antiguas andadas; lo llevan en los genes. Aquellos larguísimos años en los que con los mejores jugadores y técnicos del mundo, al menos sobre el papel, posibilitaron, sin embargo, que el Madrid fuera nombrado mejor club del siglo XX. Lo de ser más que un club le puede pasar ahora una factura demoledora. ¿Se imaginan lo que ocurriría si por la gilipollez de las esteladas le echaran de la Champions? ¿Qué es exagerado? Como el ínclito Villar pierda pie en la FIFA y en la UEFA, que está al caer, lo veremos más pronto que tarde porque la tontuna galopante de sus mandamases es manifiesta. ¡Qué falta de personalidad para dirigir un club tan grande en lo futbolístico como el Barça! Ya debieron ser expulsados de la Copa del Rey en España cuando se presentaron a una final para negarse a jugarla. Entonces, el primo de Bilbao, Villar, se sacó uno de los conejos de su chistera y enterró el desmán. Lo mismo que hizo para no cerrarle el estadio tras la lluvia de objetos por el asunto de Figo, con la cabeza de un cochinillo como estandarte. Pero ahora, con la política comunitaria europea por en medio con el tema independentista del enloquecido Mas y sus mariachis antiespañoles y antisistema, carnes de presidio todos que deberían ser por sediciosos, traidores, sinvergüenzas y algo más, que no digo por no atraer antes de tiempo la sangre que originarán impunemente a los tontos que echen por delante, como siempre hacen los mayores cobardes del mundo; se pueden encontrar con la horma del zapato que nadie ha querido ponerle en España nunca. Necesitarán un desatascador tan enorme como la tontuna que arrastran.
Y, en la selección, haría falta alguien que fuera justo con los mejores futbolistas de cada momento y desenredara el clientelismo de Del Bosque y compañía. Adúriz lleva tiempo siendo el mejor delantero español y lo tienen olvidado. Debe ser porque nunca ha sido del clan federativo. ¡Ay, Luis, cómo te echamos de menos!   


jueves, 5 de noviembre de 2015

AZNAR, EL PÁJARO DEL ALBA

AZNAR, EL PÁJARO DEL ALBA

Ni a la quinta ha ido la vencida. Es el reiterado trino al amanecer y sin recaderos al encantado Rajoy, del ojizaino y antiguo presidente del PP y del Gobierno, padrino suyo y referente onírico de las huestes conservadoras, elevado antaño a sus altares como paradigma de mando y ejemplaridad. Pero tiene tan poca fortuna en sus despertares mañaneros como alabado fuera por quienes deberían reflexionar sobre tan ajustado clarín: con Rajoy y sus viejos olmos de ribera, el bosque pepero acabará en la mar machadiana por ríos y barrancas.
Pregones
Salvo en solemnidades y fiestas de guardar, donde se homenajea a algún personaje haciéndole el honor de pregonar cualquier tradición o ‘fiestorro’, los pregoneros eran unos mandados para esparcir a los cuatro vientos los anuncios, recordatorios o advertencias que la Autoridad tenía a bien comunicar a la ciudadanía.
Nuestro personaje de hoy aúna ambas caras. Con una se hace un auto homenaje, convencido de ser la reserva espiritual del centro derecha español,  y pregona con la cobertura de FAES, o en el evento y medio a los que ‘acepte invitaciones’, lo que considera que deberían tener en cuenta sus ex devotos; hasta hace siete años a pie juntillas y sin pestañear, por la cuenta que les traía.
Por otra se otorga la autoridad —que no poder —de la presidencia honorífica del PP, y sermonea de cosecha propia lo que considera respetable para sus otrora incondicionales, cada vez más díscolos y descreídos.
De mal estratega a estéril remendón.  
Es una pena que quien creó sueños colectivos desde un razonable manejo del timón de las Españas, no sumara a sus demostradas capacidades la de buen estratega a largo. De aquella supuesta primera división mundial, solo queda el remoto reflejo de sus fotos con quienes sí pertenecían a ella.
Declaró su amor por interés a un Pujol lagartón en el Majestic, sirviendo como prenda la inmersión lingüística. Ni su tactismo personal, ni mucho menos ninguna estrategia coyuntural para favorecer la estabilidad nacional, justificaban tal indignidad.  La lluvia del tiempo ha hecho crecer la cizaña en aquella mala siembra: Cataluña hoy.  Por mucho que él apunte remiendos dolidos, triste consecuencia de lo propiciado junto a sus antecesores, y preludio de lo que perpetrarían sus herederos monclovitas.
Gurú ruinoso
Tampoco podría ejercer de pitoniso; si acaso, de echador de cartas trucadas. Lo demuestra su dedocrática apuesta por Rajoy como proyecto de presidente del gobierno, desde la realidad que él debería conocer mejor que nadie: probo militante funcionarial en la nomenclatura de Génova, por muchos cargos electos y de confianza que ostentara. Lo disculpable y más a mano sería que el Señor no lo haya llamado por el camino de la intuición, y, lo imperdonable, que optara ladina aun equivocadamente por un Mariano títere.

La del millón no se la cree nadie, o… sí: que Rajoy fuera más listo, y lo engañara a conciencia durante demasiados años vendiéndole su recauchutada moto como de kilómetro cero. ¡Quién lo iba a decir!  

SÁNCHEZ Y LOS PERROS DEL TÍO ALEGRÍA

SÁNCHEZ Y LOS PERROS DEL TÍO ALEGRÍA

Pedro Sánchez arrastraba con la dignidad de su honradez el pesadísimo lastre ‘zapateril’, luciendo un discurso renovado con el que establecer su lugar al sol.
Las últimas elecciones le supusieron el respiro que todo luchador necesita para coger aíre. Y las sucesivas encuestas posteriores confirman un segundo puesto en las preferencias ciudadanas, que en Ferraz sabe a gloria viniendo de donde vienen; el pasado reciente no permite otras alegrías. Es lo único que justifica que los sucesivos ‘hostiones peperos’ no le propicien un ascenso proporcional.
Pero las viejas burras sociatas no descansan y han vuelto a parir humo en la siega. Enjugascan al personal con partos superados y paren ratas, cuando lo que necesitan es imaginación para distanciarse de quienes han estado chupándoles el voto desde su supuesta izquierda: Podemos está en caída continua y el PSOE no necesita esfuerzos baldíos buscando recuperar lo propio. 
Además, Sánchez hace de Florentino ramplón con un fichaje tan mediático como polémico, que no le dará ni para, al  menos, hacer caja vendiendo camisetas. Irene Lozano llega al PSOE pisando los justificadísimos callos de los socialistas honestos, que se han sentido durante años ofendidos por sus continuas descalificaciones sobre las más diversas corruptelas. Haberlas ‘haylas’, y corruptos también, pero generalizar es malvado e indemostrable, y demuestra indigencia mental y retórica.  La nomenclatura del PSOE quiere sumarse con ello al festín carroñero de los despojos de UPyD, cuando ese controvertido movimiento puede acelerar la fuga a Ciudadanos de unos y el reforzamiento en otros de la fidelidad al partido liderado ahora por Herzog, quien puede añadir a su antigua baza de látigo de corruptos, el banderín de reenganche de la coherencia honesta desde la lealtad a unos principios. Emblema que pierde el PSOE con su ex bicha.
¿Es que no tendrá Sánchez nada nuevo que ofrecer a la expectante ciudadanía que la cabeza de la religión en las aulas, ausente en los informes PISA sobre la escasa calidad de la enseñanza en España;  las secuelas de la Guerra Civil de la malhadada Memoria Histórica, de lo que habría mucho que hablar y nada bueno, como por ejemplo incluir las fosas de anarquistas de la CNT y la FAI y troskistas del POUM,  masacrados por los comunistas estalinistas del PCE y PSUC — con Campanys mudito— en connivencia activa con el gobierno republicano del PSOE de Negrín;  la defensa de los insolidarios conciertos vasco y navarro, consecuencia de señoríos y conflictos bélicos civiles también; o el traslado del trampantojo Senado a Barcelona, verdadero panteón ruinoso de hombres dudosamente ilustres?
Les puede suceder al líder socialista y a sus asesores, con el objetivo de las generales a mano, lo que a los lebreles del tío Alegría: eran buenos siguiendo la pieza pero cuando la tenían a la vista levantaban la patita para hacer pipí.
Mientras, Rajoy aleando en cabeza y Rivera subiendo pletórico. La tercera división acecha por mucho cara a cara folletinesco que promueva Sánchez. ¡Imaginación al poder! ¿Le sonará?


   (artículo publicado en diversos medios, como todos los de este blog)

lunes, 2 de noviembre de 2015

DE LOS DESPACHOS AL FÚTBOL Y AL ESCÁNDALO

DE LOS DESPACHOS AL FÚTBOL Y AL ESCÁNDALO

En cualquier espectáculo priman los artistas sobre los gestores. En el fútbol, como evento que concita las mayores concentraciones de espectadores en los países donde reina, ocurre lo mismo. Se recuerdan los nombres del pasado: Pelé, Di Stéfano, Beckenbauer, Maradona, Cruyff y compañía, y se nombran con deleite los contemporáneos: Messi, Cristiano, Ramos, Iniesta, Ibrahimovic, etc., comparándolos muchas veces con los recientes: Raúl, Ronaldo, Romario, Van Basten o Xavi, por citar algunos.
Con los entrenadores pasa lo mismo, aunque su memoria es más corta. Actualmente podríamos meter en ese grupo de gerentes artistas a los Guardiola, Mourinho, Del Bosque, Klopp o Ancelotti, junto a quienes lideran en cualquier momento a los grandes equipos: Luis Enrique, Van Gal, Benítez, Simeone y pocos más. También en este cupo se recuerdan a los recientes: Michels, Menotti, Cruyff, Capello, ValdanoSacci, Fergusson o Aragonés, por rescatar a algunos que aportaron novedades futbolísticas destacadas.
Sin embargo, salvo el legendario Santiago Bernabéu, es difícil que los aficionados rememoren los nombres de quienes dirigieron el cotarro desde los despachos: los presidentes de clubes y de instituciones. Y cuando se les recuerda no es precisamente sin polémica; un ejemplo podría ser Florentino Pérez, al margen de contadísimas excepciones. El segundo plano es una virtud institucional para quienes llevan las riendas de cualquier organización, y una muestra de servicio honrado a la cosa. Por eso, a muchos nos escandaliza que ahora estén en candelero los Blatter, Platini o Villar de turno; es un decir, porque más que de turno son de oficio sempiterno, cuando no de escasa vergüenza o, directamente, de mangoneo descarado continuo. Es insólito en cualquier escala comparativa que los mandamases del fútbol manejen los cotarros a su antojo, durante decenios, sin nadie que los fiscalice.
Los lobos se guardan entre ellos, lo que demuestra que el fútbol está en manos de gente sin escrúpulos llegada a los cargos con el afán exclusivo de echarse al bolsillo cuanto puedan, directa e indirectamente, además de lucir un lustre para el que no suelen tener mérito, formación ni bagaje personal alguno, salvo el de una alarmante y  demostrada mediocridad en sus derroteros profesionales y vitales antes de llegar al sillón.  Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para comprobar tal evidencia. Y empeoran aún más la situación de lo que en teoría administran, que en realidad saquean, rodeándose, como buenos mediocres, de más ‘mierdaembrazos’ para reinar como soles en el desván de sus tinieblas.
A pesar de ello, algunos, como el propio Villar, aciertan a veces en materia exclusivamente deportiva y consiguen éxitos indiscutibles. El tiempo reciente de la laureada selección española es un buen botón de muestra, aunque para ello se han de concitar circunstancias tan excepcionales como el propio brillo ocasional de estos personajes; nefastos en su mayoría. ¿Cuándo vamos a contar en España con una pléyade de magníficos futbolistas como la de Xavi, Iniesta, Pujol, Casillas, Villa, Senna, Busquets, Alonso o Ramos, y de un técnico como Luis que supiera ver los puntos fuertes reales que les adornaban, conjuntándolos bien, con el coraje y el valor de jubilar a otros tan buenos como ellos — Raúl o Salgado—pero con el paso cambiado para la idea que finalmente resultó acertada; y otro como Del Bosque que supiera darle continuidad al invento? Desgraciadamente pasarán generaciones de artistas y de aficionados para que se pueda repetir. Porque, además, el modelo que tan sabiamente impuso Luis, el del dominio mediante un toque exquisito, sin prisas, y con buena llegada: el celebérrimo “tiquitaca” que todos quisieron imitar después en el planeta, coincidía con la forma de jugar de quien mejor fútbol hizo en esos años en el mundo: el Barça.
A quienes aún ningunean el modelo de la Masía aduciendo que los blaugranas contaban con el mejor Messi, se les caen los palos del sombraje con el argumento contrario de que el argentino no jugaba con España y sí con Argentina, sin que los albicelestes se parecieran en juego ni en resultados a nuestra selección. Y, ¡ojo!, los que se aburrían eran los rivales y sus forofos, a quienes los del “tiquitaca” hacían pequeños en cada partido haciendo arte del juego de la pelota. 

La pena es que los escándalos de corrupción de Blatter, Platini y ahora parece que de Villar, ensombrezcan algo que puede ser tan bello, amparados en las sombrías prácticas que avergüenzan el fútbol desde los despachos. ¿Penarán? Lo dudo. Ellos juegan con baraja marcada.
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