jueves, 27 de febrero de 2014

SOBREVIVIENDO EN UN PAÍS DE GOLFOS Y PEORES

Pues sí, sobrevivimos en un país de golfos y peores. Y lo hacemos pagando los impuestos requisatorios de unos burócratas metidos a políticos que siempre han visto en los presupuestos públicos su medio de sustento y el de sus ‘mierdaenbrazos’. Los ‘Rajoyes’, ‘Sorayos’, ‘Montoros’ de ahora; y los ‘Zapateros’, ‘Vegueros’ y ‘Solbesitos’ anteriores; pasando por la mayoría de reyezuelos y ministrillos de las malhadadas autonomías y ‘paniaguadores’ ayuntamientos supuestamente democráticos, émulos de sus mayores, campan a sus anchas por esta empobrecida España de nuestros pesares. Y raquítica en todos los sentidos. Desde el económico al ético, a través de una pérdida de valores galopante.

Sufridores

Cuando uno ve en su entorno más próximo que gentecilla de la calaña más incompetente y rastrera alzan sus testas sobre los sufridos contribuyentes, sin otro remedio que pagar sin remedio el espectáculo variopinto de tanto inútil sinvergüenza viviendo a costa de los demás, enchufados en cualquiera de las cloacas del poder establecido sin dar más palo al agua que el de asistir a plenos, consejos, comisiones, comités, etc., o sencillamente a su inventado puesto de trabajo pseudopúblico; dan ganas de bajarse del tren de la ignominia que nos deparan. Pero es imposible a poco que con mucho esfuerzo hayas hecho algún patrimonio o estés en vías de hacerlo con tu trabajo.

Aprovechados

Ejemplos hay para todos los disgustos: el presidente pepero diciendo sin sonrojo que ahora sí toca cumplir algo de su programa; el que se le opone con todas las sospechas de nada bueno en su curriculum político, Rubalcaba, diciendo que no cuenten con él para seguir votando a favor de la unidad de la nación; el gris Urkullu, rompeolas silencioso de las ansias soberanistas extremas vascas, hablando de que el mudito Rajoy crispa a la sociedad por no darle cancha pública a los criminales de ETA, aunque sí haya hecho la vista gorda en algunos temas lacerantes – lo de la Parot ‘bruseliana’, por ejemplo- ; el tal Granados poniendo risita de conejo tras su impresentable y nada justificada cuenta suiza; su ex jefa Aguirre lanzando puyas día sí y otro también sin atreverse a presentar batalla de una vez en su partido; el valido González madrileño con ático marbellí de vistas de todos los colores, y ninguna al mar, echando pulsos; el ínclito Mas dale que te pego con su carrera independentista catalana hacia la nada, cada vez más sólo en su descabellado empeño; el antiguo dóberman P.A.C negando su contribución activa y pasiva al latrocinio de su extesorero Bárcenas, con sus más relevantes jefes en un silencio tan cómplice como evidente de cooperación necesaria; demasiados y destacados sindicalistas nadando en mares encharcados de corruptelas de diversa consideración, y contrarios empresariales en la cárcel o a punto de entrar; y, en el colmo de la desfachatez, individuos como el convicto expresidente sevillista Del Nido, entre otros muchos especímenes de su catadura, pidiendo indultos como el que juega a las quinielas alegando que ya han aprendido y que son más útiles al sol que a la sombra, con la firma desvergonzada de muchos coleguillas de palco, trinque y representación – como el Bartomeu del Barça haciendo complementarias en Hacienda a toda velocidad por fichajes como el de Neymar -. En fin, un despropósito casi generalizado en las alturas de nuestra sociedad. Eso sin olvidar que la máxima magistratura del país ya ha sido capaz de decir cartucho todo seguido; como aquel chiste cuartelero del recluta aprendiendo a decirlo en lugar de ‘carchuto’. De pena.

La Europa cínica

Quedan, afortunadamente y sin saber hasta cuándo, millones de españoles que levantan cada día la persiana de sus vidas esperando, como Machado en Soria a orillas del Duero, otro milagro de la primavera viendo surgir un brote verde de un tronco desmochado.

Leer periódicos, escuchar emisoras o ver informativos, es un ejercicio diario y tormentoso de cilicios arroscándose a la cintura como víboras viperinas. Y, encima, hay que soportar que desde Bruselas nos pidan explicaciones sobre desgracias como las surgidas al otro lado del estrecho por repeler una invasión de indocumentados. Como dijo alguien allí habrá que poner azafatas para recibirles. Pero en la propia europeísima Bélgica borran a unos cientos de españoles de sus censos negándoles el pan y la sal, porque supuestamente no pueden atenderles en sus servicios sociales, y aquí no ha pasado nada. Es mejor que mueran de inanición que intentando saltar una valla; que está ahí por algo. Esos mismos leguleyos son quienes han estado decenios amparando a los terroristas españoles huidos con mil argucias diferentes. Y es que, la hipocresía y el cinismo de otros burócratas mayores que los de aquí, todos ellos gozando de sueldos escandalosos en las instituciones europeas, tiene difícil parangón.

El tío de la vara

Yo me imagino a los miembros de cualquiera de las bandas descritas llegando a sus despachos por la mañana viendo cómo seguir chupando del bote, y cada día más; y a los millones de amas de casa, padres de familia, empresarios o autónomos en cualquier lugar de España, o de Europa, anhelando poder sacar a su gente adelante con más voluntad y capacidad de sacrificio que medios, y con la espada encima de todo tipo de impuestos, tasas, contribuciones y precios abusivos por todo tipo de suministros básicos, y se me cae el alma al suelo.



¿Cuándo recortarán de verdad estos bandidos el gasto público para bajar impuestos?

Ganas insuperables me dan de hacer como el tío de la vara de Mota; se lo merecen sobradamente. ¿Y a ustedes?     

martes, 25 de febrero de 2014

NEYMAR, EL CAPRICHO OSCURO DE ROSELL

El fichaje del brasileño ya le ha costado a Rosell el cargo y le puede costar mucho más al Barça. Hubo pugna entre él y Pérez, el del Madrid, por hacerse con el joven futbolista, y por cosas de las que ahora nos vamos enterando acabó de culé. Pero no es ahora mismo el tema, enfilando como estamos el tramo final de la temporada. Lo de los dineros y las trampas irán saliendo a poco que la justicia haga su trabajo, gracias a la denuncia ejemplar de un socio barcelonista.



Hablando exclusivamente de fútbol, desde aquí señalamos al principio que Neymar causaría problemas serios al Barça. Y el tiempo nos está dando la razón. Por un lado, como decíamos, con él a la izquierda y dos laterales muy ofensivos: Alba y Adriano, Iniesta perdía su sitio natural. Al menos en el que ha brillado más desde que eclosionó con Guardiola – antes jugaba a ratos en el Barça, eclipsado por Ronaldinho –, jugando ahí mismo también en la selección y llegando a ser considerado como uno de los tres mejores jugadores del mundo varios años seguidos. Pero claro, como es producto de la cantera y no hay nada económico que rascar a su costa, ante la posibilidad de fichar a una promesa brasileña que decían sucesor del mismísimo Pelé, como antes dijeron de Robinho, los dedos se le hicieron huéspedes a algunos; a Rosell el primero. ¿Ustedes se imaginan a cualquier equipo brasileño con dinero tratando de fichar a una promesa española con el riesgo de oscurecer el juego de un consagrado propio con multitud de títulos; campeón del mundo entre ellos? Pues yo tampoco.

Ni en ningún otro país harían nada semejante salvo apuesta firme de un técnico de prestigio. Algo de esto ha pasado en el Bayern de Pep con Thiago, compitiendo con éxito con algunas vacas sagradas bávaras. Pero en ningún caso es comparable ningún futbolista alemán con nuestro Iniesta, en nada.

El segundo problema viene de la convivencia en la plantilla con Messi. Al principio llegó aquél, y aún sigue, con el hábito de la humildad; pero conforme se van sabiendo cosas de sus emolumentos directos, indirectos y oscurecidos, el asunto se complica. De momento tendrán que subir notablemente el salario del argentino para evitar males mayores, pero el descosido ya está hecho. El varias veces balón de oro ya ha visto que los papeles lo aguantan todo y que sus actuales directivos, cómplices de Rosell, le hicieron el avión a sus espaldas. Y volaron billetes por doquier mientras a él le daban palmaditas de buen chico. Ese culebrón empieza ahora.

Y el tercero viene del ostracismo al que mandará a posibles canteranos o jugadores importantes en los últimos años, caso de Tello o Pedro, que juegan en su puesto. Éste, que puede parecer de menor importancia que los anteriores, no lo es de ningún modo. El canario, por ejemplo, ha demostrado cosas y ganado títulos que el brasileño tardará mucho en lograr, si es que llega. Y el extremo-extremo, si le dieran oportunidades tendría un techo muy alto.

Mucho me temo que el enigma Neymar será la herencia envenenada que el dimitido Rosell dejará al Barça. ¡Y vaya tela como no ganen nada este año!

Algo parecido le pasó al Madrid de don Florentino en su primera etapa. Ganó tres títulos seguidos con la herencia deportiva recibida y los importantes retoques personales de Figo, Zidane y algo de Ronaldo, pero con ellos en la plantilla tuvo que coger las de Villadiego en Mallorca después de una derrota vergonzante tras tres temporadas sin tocar pelo. Y esos fichajes estuvieron bien, pero dejar que el Barça se reforzara con Eto’o, entonces propiedad blanca, y con Ronaldinho, a quien tuvo prácticamente fichado del PSG pero que por querer dejarlo un año en París se le escapó rumbo al Camp Nou, fue malo; siendo a la postre la causa de su huida porque hicieron superiores a los blaugranas dejando al Real en plan segundón. Y como Rosell, Pérez dejó la herencia entonces de un Madrid ramplón, perdido entre galácticos e ingobernable.

Y hablando de los blancos, yo me pregunto cuántos goles hubiera marcado Negredo de haberle dado las oportunidades que a Benzemá, buen futbolista sin duda pero demasiado irregular para tener mucho recorrido merengue por mucho que ahora se le aplauda. Pero claro, fue otro capricho presidencial. Ningún canterano tendrá nunca esa confianza mientras Pérez presida fichando. ¡Oído, Jesé!     

miércoles, 19 de febrero de 2014

DE ALGUNOS AMIGOS, A LA BELLEZA Y AL MADRIDISMO

Hoy les pido a nuestros queridos lectores que me permitan un desahogo nostálgico en aras a reivindicar la belleza que hay alrededor del fútbol. Viene esto a cuento de media hora excepcional que vi el otro día en la vuelta de Copa entre la Real Sociedad y el Barça.

Real Sociedad - Barça


Los he comentado con algunos amigos que todavía se sorprenden de que a muchos nos deleite la exquisitez del juego blaugrana cuando lo hacen con los mimbres básicos de la Masía, puestos en su máximo valor por Guardiola en su club y por Luis en la Selección. Ver jugar a uno o dos toques a media docena de jugadores en medio campo o en las áreas tal vez sólo sea valorable, aparte de su belleza nada natural, para quienes sabemos la dificultad de hacerlo por haber sido torpes hasta la reiteración intentándolo en nuestros años mozos. Lo más difícil junto al gol.

Y suele coincidir su negación con quienes antes que del fútbol son madridistas irredentos. Y claro, olvidan que los blancos también han tenido épocas en las que brillaban con un juego tan bello, aun en la diferencia.

Yo iba con mi padre al antiguo hotel Regina en la calle de Riquelme, vecino nuestro por vivir en la plaza de San Nicolás,  a ver los partidos en blanco y negro de Copa de Europa del Real Madrid de Di Stéfano y Gento. Y también, más tarde, tuve la ocasión de verles en directo en la vieja Condomina; cuando el Real Murcia de Lalo, Marsal y compañía. Mucho después volvía ver en directo muchas veces a otro Madrid que encandilaba; el de la llamada quinta del Buitre. Y a otros ‘Murcias’ que también brillaban en cualquier división: el de tercera de Martín y luego Mesones con José, Ruiz Abellán, Murciano, Añil, Valenzuela, Canito y compañía; con el Cartagena de Fiol, Baby, Ginesín, Juanete, Melenchón, o García dándolas todas.  O el de segunda pimentonero del mismo Felipe con algunos de los anteriores y otros como Juárez, Cristo, G. Soriano, Vera Palmes, Ojeda y similares; o el de primera con varios de los citados, habiendo subido de la de bronce a la de oro en dos años. Luego disfrutamos de los Vidaña, Guina, Figueroa, Manolo, ‘los Sánchez’, Ramírez, etc., y también salíamos, como en aquellos viejos tiempos, jugando a la pelota con cualquier bote tratando de emular lo que habíamos visto. Como ocurre cuando se ve una buena faena de un buen torero, que sale uno dando pases de ensueño a la calle.

Y en otra dimensión, paralelamente, hemos disfrutado del Barça de don Johan – y antes del Ajax y de Holanda como jugador -, del Madrid de Zidane, del Milán de Sacci, o mucho antes del Brasil de Pelé. Y nadie puede discutir la belleza del fútbol que desplegaban. Pues eso les digo a mis queridos amigos, madridistas confesos y convictos como yo mismo lo he sido siempre: que el fútbol bueno no está reñido con los colores. Es más, engrandece a los propios cuando uno lo reconoce en los demás, añorando que nuestro equipo no lo haga igual de bien como tantas otras veces.

Últimamente se ha puesto de moda contraponer el fútbol fulgurante del contragolpe blanco. Y lo hacen algunos pareciendo que eso lo hubiera inventado un monosabio portugués, de cuyo nombre no quiero acordarme, olvidando que jugar a la contra es tan viejo como el propio fútbol. Que le pregunten al Atlético de Luis, de jugador  y técnico, por no hablar de los balones largos de los ingleses; la cuna de nuestro juego. O de cómo los italianos tienen cuatro Copas del Mundo.

En fin, amigos, que ganando todo es aceptable, pero emocionar sólo está al alcance de los elegidos. Y el Barça de Pep, como la Selección de Luis o de Del Bosque han sido equipos legendarios; de los que marcan época, tal y como los que de verdad saben de esto señalan. Los últimos en hacerlo, esta misma semana, han sido los extranjeros Lippi y Pellegrini. Como antes Pelé y muchos más. A ver si en Brasil seguimos haciendo historia este verano.


Brindo estas líneas a amigos del alma como Paco López, Pepe Castillo, Pedro Manzanares, Pedro Conesa, Roberto LuengoJosé ‘el Torres’, Enrique y Pedro López, Paco Vera, Alfonso Morcillo o Jesús Belascoaín, entre otros; que quieren que el Barça pierda hasta en los entrenamientos. Jajajaja ¡La política es otra cosa, joer!                 

miércoles, 12 de febrero de 2014

CATALUÑA, DE MAS A MENOS Y A NADA

El farol catalanista de Mas y compañía, cuan barril explosivo amenazante, tan egoísta como inoportuno pero heredero legítimo de la burguesía nacida al albur del extinto viejo imperio español, ya perdido hasta en la memoria de los españoles actuales; empieza a desinflarse como globo pinchado.

El material explosivo y la realidad

Con la madera independista de los teóricos e irredentos republicanos de izquierda catalanes, la dinamita de sus sufridos ciudadanos expoliados por el malandro tripartito del supuesto pacto progresista de izquierdas y mal gobernados por los herederos de aquellos tres por cientos que denunciara un reculado Maragall, en la cumbre de su fama; y la mecha de esos mismos niños bonitos de la más rancia aristocracia menor conservadora catalana: los ‘pujoles y lacayos tipo Mas’, ayudados por la torpe acción o la inanición cómplice de los mediocres gobernantes de España en la última veintena; aquél engendro separatista  ha ido cogiendo vuelos hasta alzarse como la sombra que amenaza a todo lo que suene a español.

Pero claro, la pela es la pela, y lo que se infla con el fácil y demagógico ‘España nos roba’ se desvanece con los riesgos económicos que tal desvarío conlleva. Algunos asistimos desde la barrera de nuestro cariño y orgullo de conciudadanos para con todos, pero también desde la seguridad respecto a que no nos hace falta Cataluña ni similares para nada, ‘ni el Cristo que la fundó’, que dirían en mi pueblo; al esperpento de unos cuantos mandamases ‘mucho barrados’, más cerca del choriceo más ignominioso que de la noble utopía de quienes son capaces de sacrificarse en aras de conseguir el bienestar de sus semejantes. Porque eso es lo que son, tanto quienes gritan desde sus burladeros o en la misma plaza de un modo interesado, como los que muñen desde los palcos para recoger luego lo que siembre el sacrificio ajeno. Y no digamos los frescos que les azuzan con una mano y negocian con la otra con los supuestos opresores: los que siempre ganan. Se trata de chupar del bote de cualquier manera, porque quien no llora no mama; y eso en el mejor de los casos.

Salvando, claro está, a los bien pensantes y honrados que creen de por sí, o les han convencido, de que la independencia catalana es lo más razonable para su tierra pequeña, porque han olvidado, y ahí está su pecado, que la de verdad grande es la de todos: España; y la apuesta más inteligente también. Una nación cinco siglos unida, como poco, pésele a quien le pese o lo diga quien lo diga; la más antigua de Europa, por simplificar.

Un camino inviable para roedores

Expuesto lo anterior, podemos entrar en el análisis de perjuicios puntuales, solidaridades  regionales mal diseñadas, eficacias y eficiencias colectivas diversas y muy diferentes, agravios comparativos, aportaciones  distintas y hasta injustas al bienestar común, divergencias culturales, mangancias institucionales varias y cara duras ilustres y menos para todos los gustos, etc., etc. Y sería un buen ejercicio planteárnoslas y obrar en consecuencia de sus conclusiones, pero querer salir del barco como ratas cuando la tormenta aprieta es sencillamente de miserables.

Dialogar sin nueces y siempre libertad

Tengo un gran aprecio por muchos amigos y conocidos catalanes de una y otra tendencia, más numerosos los convencidos de la bondad de su separación de España, y dialogo con ellos al respecto; pero siempre desde la racionalidad e incluso el respeto a los planteamientos contrapuestos. Pero no puedo decir lo mismo de quienes empujan a quienes mueven el árbol para recoger luego sus nueces con escasos riesgos, como definió tan alevosa como sinceramente Arzallus – señor para algunos e indeseable para muchos más -   en otro asunto aún más lacerante porque hubo demasiada sangre por medio.

Soy partidario de la libertad en su sentido más alto y amplio, pero respetando siempre la de los demás como la propia, y hay cosas que no entiendo desde mi racionalidad ciudadana. Y pongo sólo un ejemplo muy manido pero no por ello menos real y evidente.

Si mi lengua materna fuera el catalán, el gallego o el euskera, pongo por caso, defendería sin ninguna duda mi derecho y el de mis hijos a saberla, hablarla, estudiar y comunicarme en ella. Pero nunca a costa de que los demás no lo hicieran en la suya, aun en mi tierra chica, si fuera oficial y contribuyen con sus impuestos al sostenimiento común. Y esto es lo que ocurre en diversos territorios de eso que muchos llaman Estado español. Hay quien argumenta que es como consecuencia de que durante decenios se prohibió la normalización de la suya, pero precisamente porque esos tiempos ya pasaron no podemos caer en la misma discriminación. Y esto, con ser episódico, no es menos importante que cualquier otra cosa. Y, desde luego, explica bien a las claras lo que se pretende y el talante de quien lo procura.

‘Auténticos y esquinaos’

Dicho todo lo anterior, el espectáculo que ahora nos ofrecen unos y otros es cuanto menos indignante. Los ‘auténticos’ de Madrid amagando ahora con las tan discutidas balanzas fiscales territoriales, que siempre serán injustas porque contribuimos los ciudadanos y no las regiones pero que deberían saberse groso modo por todos; y los ‘esquinaos’ de la Generalitat buscando cabos donde agarrarse porque reconocen que el asunto se les va de las manos. ¿Y para tal viaje tan agujereadas alforjas? ¿Qué les ocurriría a unos y otros si viviéramos de verdad en un país libre y democrático? ¿Y si hiciera estos desaguisados cualquier irresponsable de tan impresentable catadura y tanto calado? ¿Se jugarían sus patrimonios en el empeño? Porque sus vidas tampoco; mejor las de los tontos útiles de siempre.


Ustedes mismos. 

viernes, 7 de febrero de 2014

ENTRE PEDRO JOTAS, MEDIOCRES Y FLORENTINOS

Sí, así hemos vivido los últimos treinta años en España, con los paréntesis de algunos visionarios que desde la política, las empresas, los sindicatos, la llamada sociedad civil y el anonimato heroico han hecho posible la parte aceptable de nuestra realidad actual. Una situación en el mundo homologable de las sociedades avanzadas, a pesar de todos sus defectos.

Pedro Jotas

Pero precisamente por poder hacerlo en eso que llamamos libertad, podemos darnos con el canto de la normalidad occidental en los dientes. Llevan razón quienes critican negando que vivamos en una democracia efectiva por aquello de que en España lo de la separación de poderes es irreal. Y los que aducen que no hay libertad plena en el cuarto poder: la prensa, por su dependencia económica de quienes medran cerca del ejecutivo. Pero aquí también hemos tenido episodios notables de críticas sin cuento a los poderosos. Y ya enlazo con el ejemplo de Pedro J. Ramírez y los que como él han protagonizado  periodismo de raza en largas etapas.

Pedro J. Ramirez


Con todos los defectos que sin duda tendrá el personaje, nadie puede dudar de que le ha soltado estopa tanto a unos como a otros desde su nunca escondida confesión liberal, vocación informativa mediante. La prueba más evidente es que no es santo de la devoción de los socialistas ni tampoco de los populares, pasando por cualquiera de las demás opciones políticas. Y en ello ha cimentado su indudable éxito periodístico durante tantos años, siendo refugio muchas veces de quienes nunca han sido complacientes con el poder establecido.

Notables y muñidores de mediocres

Salvando los primeros tiempos de Suárez, empeñado por muy diversos motivos en liderar nominalmente una transición pacífica desde la dictadura a la democracia parlamentaria; los seis años iniciales de González, metiendo a España en la Europa y en el mundo moderno de las libertades; y los idénticos de Aznar, consiguiendo un país próspero desde la ruina que heredó; hemos navegado con mediocres al timón. Lo peor ha sido su coincidencia en nuestro último decenio. Al exfalangista y franquista primero le sobraron años y gestos y le faltó preparación; al segundo, también exfalangista aunque sevillano, y socialista en la clandestinidad – cuando era ‘Isidoro’- le sobraron sus últimos siete y demasiados mangantes en su entorno; y al heredero tardío de Fraga, más le hubiese valido manejar sus mayoría absoluta en el 2.000 con el talento y el talante de su minoría mayoritaria parlamentaria del 96. Y, sobre todo, haber tenido más inteligencia cuando el todavía no aclarado 11-M – demostrando tener “la cintura de una rueda de tractor”, en afortunada frase del inolvidable Luis Aragonés refiriéndose al holandés Koeman en sus tiempos barcelonistas -, y habernos ahorrado la herencia del ‘Tancredo’ Rajoy, de la que él mismo se arrepiente cada día.  ¡Vaya vista tuvo el tío!

Pero sea como fuere, esos tres presidentes en sus mejores años, con el paso fugaz de Calvo Sotelo; fueron lo mejor de los últimos casi cuarenta años en España. De los siguientes ya está casi todo dicho y no es cuestión de cansar, que ya tenemos bastante.

Mediocres

Y llegamos a los que se han aprovechado en exceso de ‘sus excelentísimas mediocridades’ – Zapatero y el gallego - y de los irresponsables años sabáticos de los anteriores: todos los ‘florentinos’ que en España son, atentos siempre a manejar las debilidades políticas para campar a sus anchas por los palcos, despachos, ministerios, ayuntamientos, consejerías, palacios y demás jaleas reales de cualquier Estado débil. Sólo hay que echar un vistazo a las fortunas que, a pesar de todo lo llovido, han florecido y siguen haciéndolo en los últimos quince años. No más de una docena de aviesos olfateadores de las debilidades ajenas; básicamente de quienes manejan los boletines oficiales.

Florentinos

Entre ellos, además del inefable Pérez – el peor presidente del Madrid en su historia deportiva, sin contar sus gastos corrientes, que ya sería una comparación escandalosa; aunque habría que salvar, sin embargo, el lustre social e institucional y la normalidad económica que le ha dado al club – tendríamos a notables contratistas de obra pública, algunos de ellos metidos de lleno en la corrupción política; a los grandes banqueros que quedan, tras el latrocinio cometido y permitido en las Cajas de Ahorro, propiciando un ‘magamonopolio’ en manos de media docena escasa con los escrúpulos justos para perdición de sus clientes; y a una variopinta especie de conseguidores de todo pelaje, en el que cabrían desde ex políticos y gabinetes jurídicos y económicos siempre bien relacionados con el poder, hasta algunos pseudo periodistas o comunicadores perseverantes en el tajo de las fontanerías partidistas e institucionales, con su consiguiente tráfico de influencias, hagiografías, informaciones privilegiadas y similares; hasta empresarios o sindicalistas más nominales que otra cosa, descuideros de cargos de representación para medrar en sus bolsillos. Todos ellos sin olvidar a los habituales de las nomenclaturas de los partidos que han tocado poder; llenando sus carteras al pairo de la enorme economía sumergida vergonzante de los mismos.

Nosotros, el pueblo

Como resultado de todo ello, nos encontramos ahora con una ciudadanía deseosa de romper con todo lo anterior, y con todas las razones del mundo, sobre todo entre los más jóvenes; y con una sociedad en general defraudada con lo que le han ofrecido a cambio de demasiadas ilusiones democráticas marchitas, aparte de su generosidad fiscal sin límites; no gozando tampoco de aprecio el poder judicial, sino todo lo contrario,  por aquello de su politización – salvo notabilísimas excepciones –; y la cumbre del sistema: la monarquía parlamentaria, por demasiadas cosas también ya muy sabidas.

En resumen, un pueblo desencantado con sus instituciones representativas,  y que sólo puede anhelar a salir adelante con su propio esfuerzo, como siempre ha hecho, sin esperar que nadie le ayude.


Entre los anteriores hemos vivido, y vivimos, y así nos va. De todos modos, si hemos salido de peores, saldremos de ésta sin ninguna duda. ¡Seguro!              

martes, 4 de febrero de 2014

POR USTED, DON LUIS

Por usted he puesto los nocturnos de Chopín para escribirle,  en lugar de cualquier adagio. Porque con su inmensa figura sólo muere la persona, que no el personaje. Si ya es triste la desaparición de un hombre de su talla, mucho más sería la de su obra. Lo primero es ley de vida e igual para cualquiera; lo segundo  sólo  producto del olvido ignorante que tantas veces nos envuelve. Y es normal que en caliente se aireen los elogios merecidos, pero lo bueno sería que en el fondo de los corazones futboleros de todos  subyaciera el reconocimiento a su inmensa labor.

Luis Aragonés


Por usted, don Luis Aragonés, el césped de los estadios españoles, ese que tanto gustaba respirar, estará mustio muchas jornadas. Y le añorarán quienes tuvieron la suerte de que les dirigiera en sus distintos clubes, y muchos más en la selección española. Sus internacionales salían a competir con la seguridad de que en la banda les respaldaba alguien que había jugado a su nivel, o al de cualquiera de sus rivales, y que nunca escondió la cara. Y que se lo imprimía en la caseta en la charla previa. Un hombre que a fuerza de quedarse casi siempre a medio camino de lo que hubiera merecido, conocía como nadie que competir era distinto a jugar. Para lo segundo bastaba con ciertas cualidades y que te dieran la oportunidad, pero para lo primero eran necesarias muchas más cosas. Un entrenador de letra parda que inculcaba a sus jugadores la otra cara del fútbol; ésa que albergan quienes con suerte añadida conquistan los títulos. Un deportista que jamás diría esa tontuna de ser un ganador, como si alguien fuera siempre lo contrario, o eso mismo. Pero claro, de esos absurdos están llenas las palabrerías de demasiados lumbreras. Y don Luis, por poner un ejemplo, prefería que le llamasen ‘zapatones’ antes que ‘sabio’. Porque él jugó con los pies planos de tanto luchar en diferentes equipos y categorías antes de saborear el máximo nivel, y “sólo sabía que no sabía nada”. Otros, por el contrario, parece que hubieran nacido con una copa en la cuna dictando enciclopedias con la chupeta.

Por usted, don Luis, España rompió su gafe sempiterno y se encumbró con los grandes con el penalti de Cesc a Italia y el gol de Torres a Alemania. Y para eso hubo de echarle al cargo lo que sólo los valientes pueden, desde la inteligencia, haciendo algo tan sencillo y difícil como un equipo, y calibrando sus puntos fuertes y débiles. Y encontró el buen trato del balón entre los primeros, que no la furia ni los figurones, y que en los segundos abundaban los cuentos y cuentistas. Y les dijo a sus seleccionados que miraran a sus rivales con la seguridad de que tenían tanta calidad y categoría, o más, que ellos. Y que compitieran con el único fin de “ganar, ganar y ganar”. Y también  que debían empezar ganándose a los árbitros, dirigiéndose por su nombre o apellidos a sus auxiliares, porque eso también era fútbol. Y les habló de “pasillos de seguridad”; ésos que garantizan los ejes de un equipo: el portero, los centrales, el medio centro,  el pasador y el de los goles.

Y respetó, discrepando, a quienes no seleccionaba. Como en el caso de Raúl, reconociendo cuando se pedía multitudinariamente su llamada que era uno de los mejores jugadores españoles de siempre, pero que el tiempo pasa para todos. Eso lo sabía también mejor que nadie;  amasó su sabiduría con sus errores y los ajenos. Cincuenta y muchos años en activo dan para mucho a un futbolero de cabeza, calidad y raza; por ese orden.

Como detalle estratégico, que no las gilipolleces esas actuales de las jugadas a balón parado, me quedo con su iniciativa del famoso cinco, tres, dos; aparentemente defensivo pero con mucha velocidad y dos laterales extremos, reinventando el contraataque.

Sólo le saludé en un par de ocasiones, pero me habló de él un amigo común y compañero suyo de equipo, el murciano Juan Antonio, con quien  formó delantera en el Atlético  junto a Ufarte, Gárate y Adelardo. ¡Casi ‘na’! Y me lo definió como un heterodoxo hasta en los entrenamientos.

El fútbol español le debe tanto que se debería instaurar un trofeo con su nombre. ¿Qué tal al equipo más innovador?  ¡Qué lástima no verle más en la banda haciendo ese gesto suyo de tocar y tocar con su mano! Hasta siempre, maestro.             
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