martes, 29 de abril de 2014

EL CINISMO NACIONAL

Vivimos en un país de contrastes y eso nos enriquece; es cierto. Pero también hemos construido una nación entre todos en la que sufrimos contravalores comunes que arruinan nuestra sociedad. El cinismo es uno de ellos. Podríamos poner muchos ejemplos, pero con pocos basta.

Populares y socialistas

El otro día entrevistaron en una cadena de radio al político popular González Pons, candidato del PP al parlamento europeo en las próximas elecciones, y ante la pregunta sobre qué le parecía la corrupción destapada en los cursos de formación para parados en Andalucía su respuesta fue de manual político profesional partidista. Según él, la señora Díaz, presidenta de la Junta, debía ponerse del lado de la justicia y colaborar en lo que fuera menester para que se supiera toda la verdad y los corruptos acabaran donde deben. Y lleva razón. Ahora bien, cuestionado por el asunto Bárcenas el asunto ya era otra historia. En vez de hablar de la evidente corrupción por los donativos de ciertos empresarios y del fraude fiscal consiguiente de su partido manejando dinero negro, y por ende de la misma exigencia a los responsables correspondientes de que fueran claros y colaboraran con la justicia, largó una parrafada para decir que todo el daño que el referido extesorero del PP le podía hacer al partido que representa ya lo había hecho. Y, más aún, envuelto en la bandera patriotera nacional, vino a decir que España tenía suficiente crédito en Europa como para que los casos de corrupción destapados en Andalucía con dinero comunitario no le afectaran en su imagen. ¿Cabe más cinismo? Y lo peor es que el periodista que le entrevistaba mantenía con él una charla entre risas por respuestas previstas.

La corrupción y el pueblo

El robo a mansalva del dinero destinado a formar parados para que puedan acceder al mercado laboral en mejores condiciones es de cárcel inmisericorde, además de la reparación consiguiente del roto económico con cuantos medios puedan disponer los ladrones. Y, la responsabilidad política de los sucesivos gobiernos socialistas en Andalucía debería llevarles a no ganar unas elecciones en muchos años. Lo mismo debería ocurrir con la confianza de los actuales y pasados dirigentes del partido en el gobierno de la nación. Si quienes deben velar por la solidaridad nacional y, por lo tanto, por la exigencia general de pagar impuestos, se han dedicado, cosa que pocos dudan, a pagar con dinero negro obras en su sede, además de repartirse sobres opacos como complementos de sueldo, no podrían ganar unas elecciones nunca en un país serio. Ni siquiera presentarse en unas listas para gobernar a quienes estafan.
Pero, desgraciadamente, los socialistas gobiernan en Andalucía a pesar de haberse destapado antes de las últimas elecciones autonómicas la corrupción que ya investigaba la ejemplar jueza Alaya. Y, para colmo de la desesperanza en la regeneración política, muchos votantes del centro derecha español expresan en privado que volverán a votar a los populares a pesar de todo lo que llueve y ha llovido porque, dicen, más vale malo conocido que bueno por conocer. Es decir, sabemos que son malos pero mejor eso que otra cosa porque en todo caso son nuestros malos. Un ejemplo de forofismo político que nos lleva por los caminos de esos contravalores que decíamos, con el cinismo como bandera real rojigualda.

Gobernantes

Como consecuencia de ese cinismo,  el señor Rubalcaba sigue siendo el líder del PSOE después de haber estado en medio de tanto asunto turbio en los últimos decenios. Y el señor Rajoy es el presidente del gobierno incontestado por la mayoría de sus correligionarios después de estafar a  sus votantes haciendo todo lo contrario de lo que prometió, y por lo tanto contrató, en su programa electoral. ¡Hasta su padrino Aznar se lo criticó públicamente!; que tiene tela.    

Comunistas

Y por lo mismo que el señor Cayo Lara, líder de IU, puede decir sin sonrojo que si hubiera una república la voz la tendría el pueblo en lugar de los banqueros. Como si en Francia, Alemania, EEUU o Italia, por ejemplo, las cosas fueran de otra manera a ese respecto. Pero claro, tal vez se refería a una república comunista de partido único. Y en efecto, en ellas la voz la tienen los que mandan en el régimen y no el pueblo, tal y como ocurría en la desaparecida URSS o sucede en Cuba,  etc. Y nadie relevante ni medio de comunicación alguno le dice nada de eso en este país de contravalores; aunque solo fuera que nos hablara de honradez, trabajo y bienestar común, que sería perfectamente defendible desde su óptica, ¿por qué no?, pero que se deje de enarbolar banderas de libertad y democracia, que le son impropias y muy lejanas a su ideología real comprobada donde gobiernan. O que exija explicaciones o deje de apoyar a un gobierno en Andalucía en el que tienen mil rotos en los cajones por donde maman impunemente tantos desalmados.

Nacionalistas

Igual podríamos decir de los diversos independentistas. Me cuesta creer que el conservador Mas y su homónimo vasco, Urkullu, defienda de verdad y no para conseguir dinero y otras prebendas un derecho a decidir, que no es sino una forma de derecho asambleario en el que cualquier parte podría separarse de su todo cuando quisiera. Este año nos sentimos españoles, o catalanes, o vascos, o de nuestro pequeño pueblo; y el que viene, si nos enfadamos por algo, nos vamos con la música a otra parte y en paz. Sería cuestión de hacer propaganda interesada con dinero de todos y un referéndum. Cinismo, desfachatez y desgobierno en estado puro.

Los ciudadanos


Y esa es la música que suena a todas horas en esta malhadada España. ¿Lo peor?, pues que la sociedad parece que baila a gusto con ella en lugar de apagarla para siempre. Si no, no se entiende. O, quizás, solo sea cuestión de inmadurez política. ¿Lo mejor? Se me ocurre que la esperanza de un cambio profundo, que es lo último que deberíamos perder. 

lunes, 28 de abril de 2014

TRES ESTILOS Y UNA PENA

Con el final de la temporada se van también algunas ilusiones para retornar en la próxima, y un buen hombre para siempre.

Tito Vilanova


Tito Vilanova nos ha dejado el sabor triste de su propio semblante y la certeza absoluta de que en la enfermedad, en las desgracias y en la propia muerte todos somos iguales; circunstancia que olvidamos con demasiada frecuencia. Si la tuviéramos presente tal vez nos fijaríamos más en lo que nos une a quienes consideramos rivales que en las diferencias, que, en todo caso, deberían ser enriquecedoras en lugar de bombas para tirarnos unos a otros. Es fácil el halago a quien se muere, y hasta la disculpa de viejas disputas, pero también una buena lección para el futuro si somos capaces de aprenderla. Lo hacemos desde la comprensión piadosa. Sería muy bueno que fuéramos capaces de comprender a quien tenemos enfrente sin necesidad de piedades, sino con generosidad e inteligencia. Ante el dolor todos somos iguales y en la dicha debería ser igual. Pero somos humanos y en esa cualidad anidan nuestras flaquezas. Desde tal realismo, nuestra oración y recuerdo para quien supo ser una figura desde un segundo plano. Y también batir un record de puntos en su Barça en la liga que ganó al Madrid de Mourinho, quien ha tenido un rasgo de reconocimiento en su desaparición que le honra. Cunda este ejemplo del portugués y descanse el catalán en paz para siempre.

Hablando de diferencias, el Atlético, el Madrid y el Barça ejemplifican tres ideas de fútbol distintas: la intensidad, la rapidez y el toque. Y cada una de ellas necesita desde su excelencia de las otras.

El Barça de Pep y Tito, el más grande de todos los tiempos hasta el punto de convertirse en el mejor equipo de la historia en vistosidad y resultados, como afirmaron los grandes del fútbol mundial, unía a su toque y posesión una intensidad en la recuperación y una velocidad en los metros finales que le hacían imbatible. Cuando ha perdido la rapidez, en especial sus estrellas,  se ha convertido en un equipo previsible y anda purgando los males del poderoso venido a menos con poco que rascar en ninguna competición.

El Madrid de Ancelotti, por el contrario, tiene el mérito enorme de haber superado la etapa gris de los últimos años; a un juego ramplón se unía un estado permanente de crispación a todos los niveles con la salvedad de los chispazos de sus buenos futbolistas, en especial los de Cristiano, el mejor goleador de su historia. Y, además, ha consolidado su defensa con aportaciones como las de Carvajal y Nacho, más la mejor versión del controvertido Pepe y del discutido Coentrao en la recta final. Ramos sigue en buen nivel y el debate en la portería, otra nefasta herencia del técnico anterior, ha sabido el italiano llevarlo a buen puerto avalado por la evidencia de que Diego y Casillas son dos grandes porteros, además de dos enormes profesionales. Las sombras blancas han venido con los altibajos de Alonso, que cuando juega bien le da al equipo el equilibrio del que carece con sus ausencias. Lo que le falta al Madrid para ser fiable fuera de casa, que ahí radica su punto más débil, es que Illarra, Isco o Modriz se afianzaran en el mantenimiento del balón y no fueran a veces dos autopistas por las que los medios contrarios llegan al área propia con facilidad.

El estilo del Atlético pasa por la máxima intensidad siempre, y en cuanto le falla en algún punto es un equipo competitivo sin más que no podría aspirar a todo. Ese es el gran mérito de Simeone, hacer un equipo sin necesidad de estrellas. Porque los blancos y los culés en un mal partido tienen en los fogonazos de sus estrellas la válvula de escape. Los colchoneros, sin embargo, o están todos a tope o mal asunto. Sus figuras, Costa y Koke, por ejemplo, quizás no fueran titulares indiscutibles en sus dos rivales. Estoy deseando ver al brasileño-hispano con nuestra selección en Brasil.


A Guardiola, algún ilustre le critica en Munich su estilo, pero seguramente no haya caído en que su libreto es para varios años y no para una temporada. Si cuajara y en poco tiempo tuvieran a media docena de canteranos entre los mejores del mundo, y por lo tanto con escasos grandes fichajes, habría que oírle. Pero ese estilo necesita, como todos, el adorno de los trofeos.          

miércoles, 16 de abril de 2014

EL BARÇA HA LLEGADO ADONDE IBA

El equipo que asombró al mundo tanto con su juego de conjunto como por sus individualidades se ha ganado a pulso su situación actual. Y necesita, además, un aclarador porque sus aguas bajan demasiado turbias. No se ve nada claro en los despachos ni en el vestuario. El Barça ha sido en muchos estadios una caricatura de sí mismo. El mismo dominio de antaño pero sin pegada. El mismo cuerpo pero sin alma. El mismo nombre pero sin hombres. Ya, ni el blaugrana es su color. En la senda desaforada de los políticos que lo pastorean con oportunismo desvergonzado muestran sus dirigentes sus carencias entre balidos; salen al campo con los colores de Cataluña pretendiendo simbolizar a una región en la que juegan docenas de equipos a quienes no representan para nada, y molestan de paso a docenas de miles de seguidores que tampoco sienten esa bandería.  


De aquel equipo cuyo juego sonaba como la mejor orquesta imaginable de la historia nos ha quedado una banda para “el chocolatero”, con todos mis respetos, que ha tirado por la borda sus dos máximos objetivos: Liga y Copa de Europa.

La pedrea puede ser que como los mimbres están y no se les habrá olvidado jugar, les salga un buen partido contra el Madrid en la próxima final de Copa, como ya ocurrió en el Bernabéu hace poco. Pero esas milagrosas reapariciones son escasas. Que le pregunten a los toreros. Y el Barça parece eso, un viejo maestro necesitado de reaparecer por obligación inconfesable; detrás siempre está el bolsillo.

Las causas del bajón barcelonista, que no desastre, siendo finalistas de copa, cuartofinalistas de Europa y yendo terceros en liga; son varias. Ya decíamos el año pasado que hasta los mejores motores necesitan mantenimiento y actualizaciones sucesivas, y su primoroso sistema de juego se ha gripado por falta de guía desde el banquillo. La falta de innovación y de capacidad para imaginar alternativas ante rivales que se le cierran atrás con mucha disciplina, oponiendo la intensidad a la exquisitez, es una de ellas. La pérdida de motivación por todo lo conseguido y por gobernar el vestuario sus figurones es otra. La ausencia de aportaciones de sangre nueva desde abajo es el añadido. ¿Quién con fuerza suficiente les va a imponer a las figuras compañeros que les aprieten? ¿Quién se la va a jugar sentando a alguno de ellos en el banquillo sin la excusa de las rotaciones? ¿Quién va a decir públicamente que no desea que sigan en el equipo determinadas estrellas? ¿Quién va a exigir un fichaje desde las necesidades deportivas y oponerse a otros de interés de los directivos? Pues todo ello son consecuencias y carencias de la falta de mando en el banquillo culé desde la marcha de Guardiola.

Si añadimos los sucesivos escándalos institucionales, con una dimisión  presidencial por presunta mangancia o la absurda sanción de FIFA por  la incorporación de menores, impidiéndole fichar en dos años; y la división en el alto barcelonismo pidiendo elecciones, tendremos el cuadro de su molicie al completo. Se equivocaba Rosell y yerra Bartoméu buscando luengas manos blancas como muñidoras de sus males. Han sido tan cenutrios ellos mismos que no necesitan enemigos. Les han bastado un par de años para dilapidar el legado del mejor presidente barcelonista de su historia desde el punto de vista deportivo, el más importante en un club de fútbol; por impresentable que fuera también en otros temas el esperpéntico Laporta.

Enfrente tiene a un imprevisible Real capaz de lo mejor y lo peor de una semana a otra. Con los lunares de su partido ante el Barça en el Bernabéu y el de vuelta contra el Borussia, amén de algún otro de liga, tiene sin embargo el mérito de golear sin su mejor goleador histórico, Cristiano, aunque carezca de un juego uniforme y reconocible. Quizás el futbolista que mejor define su estado sea Benzema; nadie discute su calidad pero es muy discutible, sin embargo, la regularidad de su rendimiento. No es una apuesta segura.

Y al Atlético, una máquina que para su rendimiento óptimo debe agotar sus revoluciones. Es la única duda que alberga. Porque ni en la extraordinaria dirección de Simeone ni en la excelente disposición de sus jugadores hay ninguna. Si la Liga es regularidad, tampoco las hay en que se la merece. Necesitará también la suerte del campeón. Sería increíble que el Barça se la diera al Madrid, ganándole en el epílogo liguero.    

martes, 15 de abril de 2014

CUANDO SE PIERDE EL NORTE APARECEN LAS BANDAS


Y eso es lo que está ocurriendo en España, porque quienes tienen la obligación de liderar a la sociedad hace tiempo que se echaron también al monte. Realmente somos un país diferente en demasiadas cosas; unas buenas, otras menos y algunas malas de solemnidad.


Lo bueno

Afortunados en situación geográfica, clima, carácter, cultura antigua, moderna y contemporánea; y hasta en deportes. Y un optimismo congénito en que muchos basamos nuestra esperanza. Pero todo lo contrario en actitudes y aptitudes generales empezando por los de arriba.

Lo característico

Aparte de nuestro modo ancestral de encarar tanto lo cotidiano como lo extraordinario, necesitamos tener nuestro santo y nuestro día y nuestras devociones a Frascuelo y a María como cantara el gran Machado, pero no solo para nuestro disfrute o crecimiento personal sino para arrojar sus supuestas grandezas a nuestros vecinos. Tierra de moros y cristianos, de azules y rojos, o blancos y moraos; de cartagineses y romanos, policías y ladrones, pícaros y ciegos; de los de arriba y los de abajo, de nacionalistas de aquí o de allá. Y aparte de todo ello con un balbuceante sentido de la democracia y la libertad junto a una muy dudosa apuesta  por la honradez o de la valoración real de una sociedad ética.

Por eso aquí no dimite nadie de ningún cargo por muy evidente que sea su falta o su manifiesta poca vergüenza. Se trata de no darle en el gusto al supuesto enemigo, que no rival. Al de enfrente. O al que no viste nuestros colores, que no son, lamentablemente, los de la honestidad o la vergüenza, sino en general los que antes citábamos.

La calle

El otro día alguien criticaba en un lugar concurrido lo que hacen los políticos que meten la mano en la caja o gozan de enormes prebendas, deporte nacional ahora con toda lógica. Pero enseguida otro de los que le escuchaban apostilló que llevaba razón pero que él querría ser de aquellos para disfrutar de lo mismo. Esa es la sociedad que mayoritariamente hemos construido entre los hunos y los otros, que vino a decir Unamuno.

Lo malo

Pero a mayor responsabilidad mayor pena, como es natural, y, como titulaba, cuando nos deben guiar pierden el norte aparecen las bandas.

Los banqueros diciendo ahora que están dispuestos a dar todo el crédito necesario, con grandes campañas publicitarias y propagandísticas al uso. Y uno piensa que lo hacen cuando los españolitos de a pie tienen asumido el latrocinio normalizado de que cobren por ellos siete, ocho, nueve o diez veces más que pagan de intereses por sus ahorros. Y mucho más cuando los más poderosos han logrado repartirse el pastel entre media docena, cuando hasta poco eran varias docenas, y les resulta mucho más fácil ponerse de acuerdo hasta sin delinquir.

Pero lo de la defensa de la competencia es otra engañifla, de todos modos. Miren a nuestros distribuidores petrolíferos. ¿Si demasiados gobernantes, políticos, banqueros, sindicalistas o representantes empresariales se dedican a llevarse cuanto pueden sin reparo, cómo no van ellos a aprovechar unas vacaciones de semana santa para subir con desmesura los precios de los carburantes? Y lo han hecho ahora como ninguna otra petrolera en Europa. Otra banda, como las eléctricas en su mercado cautivo con apoyo político.

Vamos a otra cosa. Si ya resulta evidente, como nadie sin nada que ocultar lo dudó en su momento, que el partido que gobierna en España y en la mayoría de municipios y regiones ha estado utilizando una contabilidad B para manejar todo el dinero negro que ha podido a su antojo, como han hecho todos, por otra parte; ¿cómo no van a tratar de defraudar al fisco los ciudadanos y pequeñas empresas y autónomos, o grandes, para eludir ivas, venías y demás peplas fiscales? ¿Quién se puede escandalizar por ello?

Y si además no dimite nadie por ello, ni hay asomos de vergüenzas y ni mucho menos de pedir disculpas y jurar enmienda, ni justicia que de una vez y de oficio ponga a los defraudadores donde deben estar, con aforamientos o sin ellos, porque son ellos mismos quienes hacen las leyes a su antojo y gobiernan a los poderes judiciales que deberían gozar de toda la independencia que en un estado democrático cabe suponer; ¿quién puede desgarrarse la ropa por ello?

Y si con la tasa de paro más alta del mundo homologable los responsables políticos andan enzarzados en disputas independentistas, o aferrados a no cambiar una constitución que al final van a enterrar entre todos, o dándose codazos por un carguico o cargazo, o por un puesto en las próximas elecciones europeas, pero eso sí, todos con la boca pequeña diciendo que el desempleo oficial es una lacra inasumible; ¿quién puede extrañarse de que haya un porcentaje cada vez más creciente de las generaciones que no han vivido otras realidades con la indignación por bandera?

El futuro inmediato

Pues eso, que hace tiempo que los de arriba perdieron el norte y los demás, con pocas excepciones, nos hemos convertido en una banda. Una banda que veremos a ver por dónde sale, como estamos viendo en muchos casos, que algunos ingenuos aún creemos que se podría reconducir hacia una sociedad moderna donde el futuro fuera bueno recuperando los valores perdidos. El problema es que no se intuyen, y se les espera cada vez menos, líderes con esos valores por bandera y con la valentía necesaria para sacarnos adelante. Que Dios reparta suerte, que se dice en los toros, y que nos toque un buen lote, aparte de que alguien nos eche un capote oportuno.

lunes, 14 de abril de 2014

DE MANOS NEGRAS, MANDAMASES, FÚTBOL Y TONTIESTRATEGAS

No hay manera de que algunos dejen de confundir la velocidad con el tocino. Cuando un mediocre está en cualquier poder y le sacan los colores, siempre acude a la supuesta y consabida mano negra para justificar sus desmanes. Es lo que ocurre ahora con los mandamases del Barça, que no quiero ni nombrarlos, salvo al president Bartomeu, que aducen una conspiración – naturalmente blanca – detrás de la sanción de la FIFA. Lo mismo que ven tras el saqueo fiscal, solo de momento, del caso Neymar, porque ya veremos los mangoneos que pueden estar todavía ocultos en este capricho cada vez más oscuro del ex Rosell. De momento, este último creo que no puede pasar por Brasil ni en avión a ocho o diez mil metros de altura. En cuanto a la florentinitis que manifiestan cada dos por tres, deberían dejar en paz al señor Pérez, si fueran inteligentes, porque ni el hombre creo que esté detrás de nada de eso – es bastante más listo y tiene otras ocupaciones – ni encontrarán nunca un rival que sea tan nefasto en lo deportivo para su club y, por consiguiente, tan bueno para sus intereses.

president Bartomeu

Pero vamos a ver, ¿no sería más fácil negociar una salida digna y razonable al enredo, si es que en realidad se ha incumplido algo? ¿O buscar alianzas en los equipos que se preocupan de buscar valores futbolísticos en cualquier país?, que los hay. Porque esa norma de la FIFA, además de absurda, va en contra de la promoción de chavales que en sus lugares de origen no tienen oportunidades. Pongamos dos ejemplos. Messi, a quien le han dado no sé cuántos balones de todos los colores ya, de no haber sido porque el Barça se lo trajo tan tierno y puso a su disposición no solo su célebre Masía sino los mayores avances de la medicina para corregir sus deficiencias de crecimiento, no sería hoy quien es y el fútbol mundial se hubiera perdido uno de esas estrellas que surgen cada veinte o treinta años. Otro caso es el de Eto’o. Pirri se lo trajo al Madrid también muy crío, quince años, y luego ha llegado adonde jamás lo hubiera hecho de seguir en su Camerún natal. ¿O piensa el señor Blatter o alguien de su entorno que sí?
Deberían los señores mandamases federativos ocuparse más de la realidad del deporte, que debe crecer con todas las ayudas posibles, y menos de vivir demasiado bien del cargo. Si se supieran los emolumentos de todos los personajetes que pululan por las moquetas de las instituciones futbolísticas, y todas sus mamandurrias varias, sin darle un palo al agua más allá de los oropeles de todo tipo que conllevan sus cargos, el personal se escandalizaría. Y, además, sus cargos se pueden considerar vitalicios, sin control de nadie, porque ya se ocupan ellos de repartir chupes, medallas y demás fanfarria a los representantes de los clubes y federaciones que les votan. Son, perdónenme algunos, unos reyezuelos de taifas futboleras en demasiadas ocasiones.

Y vamos al fútbol bueno. El partido del otro día entre el Atlético de Madrid y el Barcelona fue un homenaje al juego de intensidad, de clase y de emoción, digno de la eliminatoria que disputaban, con nota especial para los colchoneros en su conjunto y para Iniesta en los culés, que dio un recital acorde con su inmensa categoría resumido en el magistral pase de gol que le regaló a Neymar  Gran noticia para Del Bosque que el manchego llegue al final de temporada en tan buena forma. Dejaron la pelota en el alero para la vuelta, en la que puede pasar cualquier cosa, y han sacado esta semana sus partidos de liga con más pena que gloria seguramente por eso. El Madrid, por su parte, jugó uno de esos partidos europeos que siempre lo hicieron grande; ya está en semis. Habrá dos españoles en ellas. Y en Anoeta, casi andando, también barrió.


Y llegamos a los tontiestrategas. Precisamente en el gol de García al Villarreal los comentaristas de televisión se llenaron la boca de decir que había sido una jugada de estrategia. ¡Anda con Dios!, ahora resulta que marcar de córner, empujando descaradamente a un defensa, es otra estrategia. Serán primos de los que el otro día titularon: “hat-trick de estrategia” Fue una falta directa, un penalti y un vulgar rebote en otro córner en no sé qué partido. ¡Pos pijo, qué sabios! que diría aquel!  

miércoles, 2 de abril de 2014

A REBUFO DE LOS SUBIDONES Y DEL VAMOS A MATARLES

Ya sabemos que los violentos aprovechan cualquier oportunidad para hacerse notar en manada, porque de uno en uno su cobardía es aún más galopante, pero las consecuencias las pagan quienes menos culpa tienen de las circunstancias que originan cualquier protesta en la calle.

He asistido a varias charlas de amigos, y a otras de oídas en grupos cercanos adonde me encontraba:



Sobre la marcha por la dignidad el otro día en Madrid

   —Uno de ellos decía que iba de subidón y había apedreado en la cabeza a un policía que estaba en el suelo herido.
   —Y otro alentaba a los sanitarios a dejar morir a un guardia herido por fascista…
   —A ese le daba yo un bajón de guantás ( en realidad usó otro término) que no las cocía en siete años, por hijo de p….
   —Sí, y al de los fascistas lo mismo, y encima lo tenía a la sombra unos cuantos años. Porque, además, quizás se llamen a sí mismos luchadores por la libertad, como dicen algunos. A ver si en la cárcel reflexionan…¡Qué sabrán esos lo que es el fascismo!
   —Se aprovechan de la blandenguería de quienes nos gobiernan —apuntó un moderado.
   —Sí, pero a esos que dices los ponía yo enfrente de aquellos energúmenos a ver qué hacían.
   —Pues salir corriendo, que es lo que hacen cuando deben tomar alguna decisión que pueda resultar impopular para algunos… —apuntó el primero.

Y es que, los salvajes ganan en cualquier sociedad donde reine la hipocresía social, y por ende la política. Y de cara hacia dentro decimos una cosa, en la que de verdad creemos, pero de cara a la galería optamos demasiadas veces por la corrección mal entendida.

Olvidamos con frecuencia que a mayor libertad, que es lo deseable, debe corresponder mayor firmeza en los poderes públicos, precisamente para salvaguardar la de la mayoría; que son quienes mantienen el tinglado y a quienes se deben los políticos elegidos para procurar el bien común. Y este no se alcanza haciendo la vista gorda ante los que apuestan por la convulsión social.

Desgraciadamente, tanto el gobierno de Rajoy actual como el de Zapatero anterior, tras ópticas diferentes en tantas cosas se parecen demasiado en otras: el don tancredismo ejecutivo cuando hay que reprimir a los que se saltan la ley en la calle o en las instituciones. Véanse las manifestaciones o las amenazas respecto a romper las normas básicas del Estado.

Sobre las huelgas universitarias en ciernes

   —Dijo uno de esos estudiantes que ahora era la ocasión de ir a matarles (a los policías que habían acudido a la petición de auxilio del rectorado).
   —Para que veas lo que estudian algunos. Y eso que se les supone universitarios, ¡anda que si fueran analfabetos…!
   —A esos los tenía yo a pan y agua y haciendo carreteras por ahí de sol a sol, a ver si las meninges se le repoblaban de sensatez, o, al menos de educación.
   —Sí, esos son quienes gritan lo de la enseñanza pública ante todo. Querrán que les paguemos los demás sus desvaríos.
   —Bueno, bueno, es lo que hemos creado. Una juventud que lo tiene todo demasiado fácil. El todo gratis es lo que tienen. En lugar de agradecer lo que se les da, como es de bien nacidos, piensan que han nacido con todos los derechos del mundo. Así que no nos quejemos…

En realidad, hay mucha razón en lo que piensan quienes no lo tuvieron tan fácil en su juventud. Las conquistas sociales son un hecho que se debe defender desde la racionalidad, pero en ningún caso a pedradas. Porque tampoco se conquistaron así. Son fruto de una evolución positiva de la sociedad en base al sacrificio económico de los ciudadanos contribuyentes, a quien quienes las disfrutan deberían agradecérselo aprovechando bien sus oportunidades; pero nunca son una prebenda con la se nace. Otra cosa es que sepamos inculcárselo así a nuestros hijos.

Sobre los asaltos a las vallas en Ceuta y Melilla

   —Oye, es que no hay derecho a pegarles tiros. Habría que acogerles y solucionar los problemas de donde huyen. Yo no tendría valor para disparar a ninguno de ellos si los tuviera enfrente y les mirara a los ojos.
   —Sí, pero tampoco se puede dejar pasar a todo el mundo. Luego los sueltan en cualquier lugar de España y allá se las apañen. A eso tampoco hay derecho, porque luego los problemas los pagan otros.
   —Bueno –argumentó un tercero —, el problema es que les ponemos cara y ojos a los que saltan, que por otra parte son los más fuertes. Pero, ¿qué pasa con quienes no pueden saltar una valla?, que son los más débiles, y, otra cuestión: ¿Y a quienes luego tenemos que mantenerlos con nuestros impuestos? ¿O los que pagan las consecuencias de su marginalidad? No olvidemos que el sesenta por ciento de la población presidiaria en España es extranjera?
   —No, es que según algunos habría que ponerles azafatas, ¡no te fastidia! Mira, una cosa es como actuaría un ciudadano de bien y otra cómo debería hacerlo un político, que está para tomar decisiones.

En esta cuestión se nos olvida con frecuencia que las fronteras, como las puertas de nuestras casas, deberían ser inviolables. ¡Oiga!, usted tiene en nuestro país toda la libertad del mundo, pero no para invadir la de los demás. Y para entrar en mi terreno debe, al menos, pedir permiso, ¿no?

¿Y a los paganos quién nos poner ojos y cara?

Otra cosa es que seamos solidarios con los países de donde huyen para mitigar su pobreza. Pero eso es otra cosa. Y habría mucho que rascar.


En los tres casos, el problema es que a quienes sufrimos las consecuencias de todo ello nadie nos pone ojos y cara. Pero estamos ahí y les mantenemos.

martes, 1 de abril de 2014

DEL TANQUE ATLÉTICO A LAS COSICAS MERENGUES Y CULÉS

Si hay algo que diferencia claramente a unos y otros, aparte de sus diferentes aptitudes de juego, son las actitudes de sus integrantes.

Simeone


El Atlético es un equipo con mayúsculas respecto a la unión que respira su vestuario. Y eso acompaña a que Simeone, su líder indiscutible, pueda sacar todo su partido a la enormidad de un delantero como Costa, quien juega de espaldas y frente a la portería como pocos con una velocidad increíble a pesar de su carrocería. Toca hacia atrás  para desmarcarse y recibir encarando al portero, o se da la vuelta con el balón en los pies y el marcador encima con una orientación sublime buscando espacio para ganarle la carrera hacia el marco contrario; además de que aguanta la presión  y la leña soltando también estopa. Muy pocos en el mundo están ahora a su nivel; ese es uno de los secretos de este atlético como se pudo ver en San Mamés.

Con él coinciden tres medios excelentes: el corre millas Gabi, Koke – enorme volante – , un Suárez omnipresente y cualquier otro interior  pegado a la banda para combinar con el medio punta de turno, Arda, Diego o García y servir balones al españolizado puntero brasileño, aparte de llegar ellos por sorpresa y posibilidades al área rival. Si le unimos una defensa rápida y fibrosa, con dos laterales incansables haciendo de extremos y gol ocasional también todos ellos, más un portero muy bueno, tendremos el cóctel que el técnico argentino ha unido en la santa conspiración de derribar a los dos mitos de nuestro fútbol. Pero sobre todo y ante todo está el espíritu de equipo sin fisuras en lo anímico y en lo personal, donde la mayor estrella es el objetivo a conseguir sin alharacas. Partido a partido, dicen desde su bien pertrechado tanque de estilo germánico.

Por el Bernabéu empiezan a salir cosicas poco buenas. Hasta hace  tres jornadas parecía que su velero iba con viento en popa y con una velocidad de crucero imparable viniendo desde atrás, como cuando en el atletismo de fondo es muy difícil esprintar a quien te sobrepasa con una inercia conseguida a tus espaldas con tiempo y distancia suficiente hasta la meta.

Parece que la culá frente al Barça en el memorable partido del tres a cuatro ha sacado a flote unas divergencias que estaban larvadas o escondidas. Las descabelladas excusas echando la culpa al árbitro con razones peregrinas, más lloronas que ciertas, por parte de algunos, Ramos y Cristiano sobre todo, de las que no quiso saber nada el propio Ancelotti con muy buen criterio; y cercanas a las que se escuchan en la calle a los forofos madridistas, han traído una ruptura peligrosa con quienes desde la objetividad hablaron de posibles errores arbitrales en lugar de las conspiraciones mourinhistas a las que se acostumbraron muchos. Es absurdo asegurar que Undiano tuviera premeditación en contra cuando señaló un penalti a favor  que no era antes de pitar dos que sí lo eran en contra. Se podría haber ahorrado el falso y el que le pitaron a Ramos por sospechosa exageración en la caída de Neymar tras el agarroncito de aquel,  y no hubiera pasado nada, cierto, pero tampoco hubiera cambiado el marcador final. Sí lo hubiera hecho Benzema, que estuvo bien, si acierta en el que tuvo para el tres a uno, como un ejemplo de los varios que hubo en los dos equipos; Messi falló otro, impropio de su categoría.

En resumen,  un partidazo en el que pudo ganar cualquiera que ha traído consecuencias diferentes a ambos. Al Madrid le han aflorado más divisiones, aparte de la desastrosa que dejó el portugués saltarín con el tema de Casillas. Otro efecto de ellas son los pitos en el estadio blanco.  Y al Barça le ha servido para tapar de momento la que tan bien señalaba Cruyff  con el asunto de las perras del brasileño capricho o negociete de Rosell. Efectivamente, ahí, como también hemos señalado aquí desde el principio, tienen los culés una cosica grave.


La Liga estará al final en uno o dos puntos, cuando no en golaverajes particulares, pero las cosicas o cosazas de unos y otros seguirán latentes para la temporada que viene, con el Mundial en medio – qué ganas tenemos algunos –, pero esta temporada quedará en el recuerdo porque unos admirables futbolistas medianos rojiblancos metieron los pavos a la sombra a los dos ricachones patrios. ¡Olé, colchoneros! 
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