jueves, 24 de mayo de 2018

LA SUERTE SUPREMA



Como en los toros, la calidad, el riesgo, la estética y hasta las emociones se funden en la memoria de los triunfos. Y estos llegan con la suerte suprema, que en los ruedos litúrgicos de sangre noble es manejar bien la espada y en los campos de sudor y clase marcar más goles que el contrario. Después vienen los trofeos y los recuerdos, aunque a veces atesoremos alguno huérfano de laureles.
Los atléticos conservarán siempre las tres finales de Champions perdidas en el último instante, pero con Simeone tienen ya más alforjas rebosantes que vacías. Emocione más o menos su juego, el Atlético del argentino es garantía de competitividad y tiene en Griezmann al artista que tumba rivales sin puntilla. Con la tercera Europa League,  Simeone es el técnico más laureado de su historia y corona el parnaso colchonero con el mítico Luis, de quien heredó el gusto por la seguridad, la garra y la velocidad como mordientes de su juego.  
Comentábamos que España y Madrid reivindicarán el reino y la capital del fútbol europeo. El Real está a pocos días de optar con posibilidades a su decimotercera Champions, que no treceava —gracias, Maestro Marcial—. Máxime cuando el problema de Zidane es que dispone de toda su plantilla; bendito dolor. Si salen cohetes y usan la de verdad no hay Liverpool, Klopp ni Salah que valgan. Otra cosa será si juegan andando, lidiando desapegaos en plan chuflas, y en lugar de estoque tiran de petardo.
Por su parte, Barcelona es desde hace una década el crisol del envidiado fútbol español. El octavo doblete culé, y cuarto en esos años más dos tripletes, con Valverde, Iniesta y  Messi batiendo records, es tan complicado de conseguir como meritorio. Los atléticos recuerdan uno y los merengues cuatro. A cada cual lo suyo, Ramón — amigo culé y cartagenerista—, y a Iniesta la gloria. Quizás el calificativo de irrepetible sea el más apropiado para el enorme futbolista manchego. Como reiteramos aquí y decía el elegante Butragueño en su homenaje, el Iniesta deportista supera al deslumbrante futbolero; un ejemplo mundial.
Y en la Región andamos montando la espada para salir de la negra faena de Segunda B. Sin embargo, el sábado asistimos en el Cartagonova a un partido vibrante con episodios de buen juego y a una desacostumbrada apuesta, por vistosa y valiente, del técnico visitante Iriondo, que con un uno a uno en el marcador salió en la segunda mitad con un medio menos y un delantero más para jugar con tres puntas. El Rayo Majadahonda, máximo goleador de la categoría con sesenta dianas, lució mejor tono físico y fútbol, saliendo siempre jugando desde atrás, aunque el Cartagena le superó por la eficacia de Cruz y Aketxe y por la diosa fortuna. Los madrileños tienen dos buenos extremos: De Frutos y Coto, un organizador excelente, Carlitos, y un medio centro de garantía, Óscar, que en la segunda mitad enhebraron varias triangulaciones de una calidad inusual en este pozo de segunda. Un gol anulado por fuera de juego dudoso, en la mejor jugada del partido, y dos paradones de Pau Torres evitaron su triunfo. Los de Monteagudo lo tendrán crudo en la vuelta si salen a conservar. Preveo una eliminatoria incierta, y hasta tenebrosa para el Cartagena, salvo que les acompañen las fuerzas y destilen en el Cerro del Espino la clase que atesoran Hugo, Ramírez, Alvaro, Gaspar y Chavero, sobre todo, para tener opciones de culminar la faena.
Y el Murcia, pues…, Salmerón en estado puro. Los aficionados granas vienen soportando, con suerte, una estafa de medio tiempo; lo que desprecia el soporífero técnico almeriense, porque en la mayoría de los casos no ven nada interesante hasta que los contrarios marcan o sigue todo a cero, mediada la segunda mitad.  Entonces, el ex del UCAM cambia a uno de los tres medios defensivos para sacar un delantero o un interior ofensivo. Y de ahí no lo saca nadie, amigos. Eso fue el partido frente a los de Pacheta. El Elche vino a jugar con más ambición que los granas, pero tuvo que imaginar poco porque el Murcia, fiel al reservón entrenador —de equipos pequeños—  le regaló la iniciativa. Y así, aseados, encontraron un gol de rebote aunque pudieron hacer alguno más. Igual que los granas olieron el suyo en los arreones finales; el arrimón de los toreros mediocres. Ni faena ni estoque ni nada.
A la vuelta, en Elche, lo volverán a vender tinto. ¡Suerte!                   

viernes, 11 de mayo de 2018

DEL FÚTBOL AL ABURRIMIENTO



Donde hay goles hay alegría y sin ellos se aburren hasta las ovejas. Ya sé que es tan cierto como de Perogrullo, pero hay muchos que defienden el fútbol defensivo como otra forma de verlo y disfrutarlo. Y es que,  como le dijo el Gallo a Ortega y Gasset, presentado al torero sabio como filósofo por José María de Cossío, “tié q’haber gente pa to”. 
El jueves pasado me aburrí con el partido que hicieron el Atleti y el Arsenal. Además de ver solo un gol, bonito, eso sí; jugaron andando unos y otros hasta el minuto setenta, cuando a los de Wenger se les iba la eliminatoria. Y eso, tras disfrutar con los partidos que hicieron el Madrid y el Bayern y el Liverpool y la Roma en Champions, parece que también es fútbol. Pues sí, amigos, pero del cansino; cansa más verlo que seguramente jugarlo.
 Hay profesionales que también lo defienden, y están en su derecho, como lo estamos muchos aficionados en denunciarlo. Algunas veces se amparan en que con los mimbres que tienen no pueden jugar de otra manera, pero mienten, o, al menos, no dicen toda la verdad. Simeone, por ejemplo, que es el paladín del Atlético como don Florentino lo es en el Madrid y Messi en el Barça, ha llevado a su equipo a cotas importantes en España y en Europa, sin ninguna duda, pero solo conocemos una versión de su equipo. La de si no nos marcan normalmente debemos puntuar y la de si marcamos uno hay que defenderlo con uñas y dientes. Y así ha ganado una Europa League, una Copa de España y una Liga como títulos relevantes. Lo que nunca sabremos es lo que podría haber ganado jugando de otra forma, porque jugadores tiene para tal. Recordemos las dos finales de Champions contra el Real Madrid, al que tuvo contra las cuerdas en Lisboa —ganaba por uno y le empató Ramos en el último minuto— y en Milán, donde se conformó con llegar a los penaltis tras empatar Carrasco el gol inicial de Ramos; otra vez su verdugo. Es verdad que a su primera final llegó con el equipo entre algodones, pero en la segunda pudo y debió hacer bastante más por ganarla. Y seguramente lo merecía, pero no cambió el guion y como proclamaba Luis Aragonés nadie se acuerda de los subcampeones.
También hay otra forma de jugar que aburre si no hay goles, la del dominio apabullante sin profundidad, pero eso es otra historia, aunque se vean algunos detalles para el recuerdo. Como también se ven en el sistema Simeone: en el partido de ida de la pasada semifinal el héroe fue Oblak y en el de vuelta Godín, lo que indica a las claras el relato de la eliminatoria.
Ahora se está poniendo de moda el sistema de presión alta, robar y salir corriendo, que es el que manejan dos técnicos atractivos por su filosofía futbolera que medirán sus fuerzas en Kiev; Klopp y Zidane. Y está cayendo algo en desuso el del toque y toque hasta encontrar la ocasión; el famoso tikitaka de la España campeona de Luis y Del Bosque y del Barça de Guardiola, que después exportó a Bayern y ahora al Manchester City. Me gustan las dos formas de juego por lo que tienen de belleza,  pero el primero, el basado en el acoso y la velocidad, tiene más garantía de gol y sobre todo es más espectacular.
Por aquí tenemos también el ejemplo de Salmerón, el actual técnico del Murcia, que el año pasado decía en el UCAM, en Segunda, que sus aficionados debían acostumbrarse a sufrir; y les aseguro que así fue. Presencié en directo casi todos los partidos con él en el banquillo, dentro y fuera, y salvo contra el Almería en la Condomina no me divertí en ninguno; tal vez tenía la excusa de un presupuesto modesto. Pero este año, sin ese hándicap y en Segunda B, hace jugar a su equipo exactamente igual. Tres medios defensivos, balones largos a un delantero centro robusto y a esperar segunda jugada. He visto todos los partidos de su Murcia y me aburre tanto como el año pasado con los universitarios.
Pero ojo, que aburrir también puede tener premio. Al UCAM lo subió a Segunda, aunque lo dejó listo de papeles después, y este año puede subir al Murcia. Ojalá suceda, lo que no quita para que su fútbol aburra hasta decir basta.          

martes, 1 de mayo de 2018

COMO SIEMPRE Y SIN VERGÜENZA



El Real Madrid encarriló su pase a la final de la Champions y está a dos pasos de refrendar su reinado en Europa. Como siempre, dicen sin embargo algunos con muy poca vergüenza, aludiendo a una supuesta ayuda arbitral.
 Y es que, válgame Santo Tomás, pensábamos que ya no cabían más tontos en esto del fútbol y viene el Mundo Deportivo de Barcelona y supera a todos los demás. Y eso, que lo digan los forofos culés produce hasta ternura, es parte de la esencia del fútbol, pero que lo denuncie en portada un medio de comunicación solo tiene dos explicaciones: el periodismo de bufanda o la prostitución debida de los mantenidos, o las dos cosas a la vez. ¿Cómo se le ocurre tamaña imbecilidad a un periódico que cubre básicamente a un club de la incuestionable categoría del Barça? ¿Son tan tontos, o tan de hoja parroquial, de no medir lo que destacan? Porque se lo ponen fácil a sus contrarios.  ¿Quieren decir que los blaugranas reinan en la Copa de España, por decir algo, gracias a los árbitros? ¿O tal vez sucede lo mismo en la Liga, como proclama el forofismo merengue? Porque de los árbitros no pueden quejarse, precisamente, los barcelonistas; pregunten al PSG. Y tampoco los blancos.
Como siempre, dicen con razón y afirmamos aquí, el Real está cerca de otra final; la cuarta en cinco años.  Como siempre, el Madrid está cerca de otra gloria en Europa, donde es el club con más entorchados a distancia abismal del segundo; doce contra siete del Milán —el Barça, cinco—. Como siempre, los blancos se transforman en cuanto huelen la Champions y machacan a quienes les tocan.  Como siempre, los de Zidane pueden reverdecer su historia ganando tres consecutivas y cuatro en cinco años; ya ganaron cinco seguidas en sus inicios. Como siempre, los madridistas tienen a mano seguir sumando trofeos; sería  el treceavo. Y como siempre, señores periodistas catalanes de siesta, pijama y orinal, ustedes hacen el ridículo sin vergüenza defendiendo lo indefendible cuando se trata de atacar sin razón al Real Madrid. Exactamente igual que al contrario, cuando los comunicadores pesebreros madrileños se hartaban hace años de decir gilipolleces sobre la triunfal racha del Barça de Messi, Pujol, Xavi, Iniesta, Busquets y compañía; su mejor etapa  histórica. Y todavía hoy lo hacen, responsabilizando a los árbitros de favorecerles, sin reconocer que esta Liga, como tantas otras en el último decenio, la ganarán porque han sido mejores. Todo lo demás, salvando a los aficionados de unos y otros que defienden pasionalmente contra viento y marea sus colores, viniendo de quienes viven de la información, son lamentos vergonzosos de malos periodistas y peores perdedores; deberían tener una cierta objetividad, que sería de nobleza profesional, aparte de ahorrar munición barriobajera a posibles descerebrados. La violencia deportiva se nutre de cosas por el estilo.
Reiteramos que el fútbol español manda en el continente. El Madrid no hizo su mejor partido en Munich, pero lo bastó su eficacia delante para desarbolar al sempiterno campeón alemán. Tuvo suerte también, pero eso es parte del juego y del equipaje de los campeones. Lo normal es que pase a la final y se enfrente al Liverpool de Klopp, que pasó por la piedra de Anfield a los rocosos romanos de Monchi, quienes hasta muy avanzado el partido no cambiaron el sistema suicida de jugar con tres centrales muy juntos y dejarles las bandas libres a Salah y compañía. Y si eso sucede, creo que en Kiev habrá fiesta blanca; el Real Madrid es notoriamente superior.
Y no acaba ahí nuestro fútbol. El Atlético de Madrid dio una lección de pundonor y de juego defensivo a otros ingleses. El Arsenal de Wenger y Ozïl, con Bellerín y Monreal —¡qué jugadorazos! se encontró en superioridad numérica desde el minuto nueve, pero no supieron liquidar a los legionarios de Simeone, aunque dominaron a mansalva, y tuvieron la flaqueza de concederle una ocasión a Griezmann. Imperdonable, porque al colchonero francés le basta media oportunidad para enchufarla; característica de los muy grandes. Y eso hizo. Así, con un empate a uno tiene medio hecho el pase a otra final en Europa, y ya colecciona unas cuantas en los últimos años.
De llegar a las finales el Real y el Atlético, del que también se podría decir como siempre últimamente, Madrid tendrá otros dos títulos europeos que celebrar. Y España también.
Y los tontos a llorarle a la luna.  

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