martes, 23 de junio de 2020

SIMEONE EJEMPLAR



Al margen de sus cualidades como técnico, basadas en lo que fue como futbolista: garra, corazón, empuje y juego pardo, ejemplifica imaginativa y filosóficamente las cualidades de un líder indiscutible. Ha hecho del Atlético todo un laboratorio de ideas, además de una fábrica de excelentes jugadores, y va camino de convertirse en el entrenador más longevo del fútbol español.

¿Su receta? Una idea clara: pulir hasta dar brillo a lo que siempre distinguió al Atlético, por eso ha mimetizado su figura con los valores colchoneros de siempre —hasta en la desgracia de las finales de Champions—; dibujar con lo que puede un equipo tan singular como definido e inconfundible, dirigir con perseverancia, ortodoxia exclusiva en el tipo de futbolista que solicita porque le agrada, y si no, lo imagina en cualquier otro hasta que lo reinventa; y unas características visibles de notable éxito que le han propiciado manejar el timón en solitario, solo rodeado de un cuerpo técnico fiel a su imagen y semejanza, sin injerencias directivas tan al uso en el antiguo Atlético Aviación o en el contemporáneo Atleti de los Gil. 

Si hubo un controvertido antes y después en el Atlético de Madrid desde Jesús Gil, lo mismo, pero con escasas sombras, se dirá en el futuro de Simeone. Cogió el equipo hace diez temporadas en medio de una de sus recurrentes crisis y ha logrado devolverlo al sitio que le corresponde por historia y categoría. En el camino y el olvido, de club vendedor de figuras: Torres, Agüero, Falcao, Courtois, De Gea o el mismo Costa, como antaño  Hugo Sánchez, a fichar a la promesa del fútbol portugués, Joäo Félix, por ciento veinticinco millones de euro. Mención aparte el lunar de Griezmann, a quien el Cholo otorgó el papel de figura a plena satisfacción tras ficharlo de la Real con vitola de futurible y le salió traidor, aunque ha sido el futbolista que más dinero ha dejado a los colchoneros.

El francés, en todo caso, jamás disfrutará en ningún club, y menos en el Barça, del liderazgo que alcanzó con Simeone; una especie de maldición que persigue a los ex atléticos si exceptuamos en el tiempo a Hugo Sánchez y al Kun Agüero.

Y hay otra peculiaridad en el haber del argentino, que tiene mucho que ver con su eterno rival madrileño. Los jugadores colchoneros cruzaban la ciudad para vestir de blanco y subir de categoría, y solo lo hacían al contrario cuando no cuajaban por Chamartín en busca de una segunda oportunidad o como plácida retirada. Sin embargo, gracias al instinto del enlutado argentino, los exjugadores blancos buscan en el Atleti un trampolín hacia el estrellato: a un extremo como Juanfran lo reinventó como lateral hasta hacerlo internacional con España, camino que inicia ahora un sorpresivo Marcos Llorente al que ha reseteado para que siga esa misma senda pasándolo de medio centro a segundo punta. Si cuaja, y tiene todos los números, es probable que Simeone haya descubierto una figura que une a su portentoso físico, elasticidad y pulmones, una capacidad goleadora y de ruptura de defensas cerradas que puede marcar época en el fútbol.

En tal caso, y si le sonriera la fortuna a nivel europeo, Simeone pasaría de referente atlético a gurú mundial, al nivel de otros descubridores de talento: Rinus Michels y el fútbol total del Ajax de Cruyff, Sacci y los holandeses del Milán, rememorando a los anteriores y rompiendo el tópico del catenaccio; Rexach y el niño Messi, Valdano y Raúl, Guardiola y el Barça coral de Xavi, Iniesta y Messi; Luis Aragonés y la España de los bajitos o Zagallo y aquel Brasil de ensueño de Pelé en Méjico en el setenta, que había iniciado el polémico Saldanha.

Alguien dirá que exagero, pero de cuajar la explosiva mezcla que inició Simeone hace dos temporadas: garra, talento, agresividad y buen juego, y algo así vimos el otro día en Pamplona como antes de la pandemia en Liverpool, con baño incluido al todavía campeón de Europa de Klopp que tantos elogios acaparó la temporada pasada, y si la imprescindible suerte acompaña, el Atlético de Madrid no solo habría superado su maldición bíblica de pupas sino que haría escuela en el fútbol mundial. 

Una golondrina no hace verano, pero Llorente, con una legendaria genealogía madridista, puede ser el símbolo que sume Simeone a su filosófico partido a partido que tanta fortuna ha hecho en el imaginario popular para cualquier cosa.

¡Qué grande es la imaginación!       

miércoles, 17 de junio de 2020

REDONDEZ Y ESQUINAS MURCIANAS



Sin pasión, por la soledad, el gozo vuelve a instalarse en los aficionados. Y me cuentan corazones afligidos que también en algunas consortes, que por fin pueden descansar de ciertos metementodos afanados durante el encierro en hacer del hogar su sayo cuando antes pasaban. Ahora, que sus colegas futboleros aguanten su sobrada sapiencia y las depresiones consiguientes por acertar rara vez al confundir deseos con conocimiento.

Pero para redondez, la de Del Bosque, un legendario sin aristas. Aparte de su reconocida sabiduría futbolística, ha tenido el acierto de no meterse en política, como le hubiera recomendado el mismísimo Franco de haberle pedido consejo o escuchado quejas en su momento, quien dentro de su redonda prudencia, por donde lo miraras, sin embargo, era la némesis del salmantino: más esquinas y penumbras que un zoco.

Asimismo, asegura el seleccionador campeón del mundo que ama el deporte porque le gusta el fútbol base sobre el de los figurones y fichajes y toda su fanfarria; la del dinero también. En eso coincidimos muchos. Los millones son un dopaje que altera la competición hasta el límite de todo cuanto se puede comprar o vender. El poderío basado en la cartera nunca es sinónimo de bondad, de conocimiento ni de ejemplaridad, y es bueno ponerle coto y racionalizarlo, de ahí que aplaudamos los esfuerzos de los organismos futbolísticos para evitar quiebras, mangoneos y abusos por gastar más de lo que se tiene o se ingresa.

De eso deberían tomar nota nuestros gobernantes porque el dinero público sí tiene dueños, al revés de lo que afirmó con pocas luces una impropia ministra de un iluminado ex presidente, ahora metido a Quijote de pitiminí contra molinos gigantes —EEUU—que nos dan más harina que hambres; inteligencia que tiene el hombre para conservar amigos por intereses estratégicos nacionales, como ya demostró hasta largarse aprisa. Y ante los contribuyentes deberían rendir cuentas con todas las responsabilidades legales posibles la referida señora y cuantos manejen la cosa pública porque, chorizos al margen, negligencias manifiestas como endeudar inútilmente a generaciones y el simple descontrol o despilfarro también deberían figurar en los códigos civil y penal, más allá de esa liviandad que llaman responsabilidad política; obligatoria en todo caso por decoro partidista y vergüenza personal, salvo para quienes no la conocen. Y encima, los hay de cualquier nivel y color que tras dimitir por tontucios o echados por algo más se dedican a lucir palmito, asesorar o impartir conferencias e incluso a ocupar poltronas bobas; ¿por qué no se dedicarán a trabajar de verdad?  Ustedes mismos. Y como a nadie obligan, quien no quiera polvo que no vaya a la era.  

Decía que ávidos de fútbol y competición, este fin de semana hemos disfrutado en silencio —qué desaborío es— la calidad de algunos futbolistas. ¡Qué fácil hacen lo que es difícil para la mayoría! Desde D. Carlos del Sevilla a Gayá del Valencia o al propio Messi, y también de la mediocridad de quienes solo deberían estar en Primera un rato.
El Mallorca huele a Segunda, y no por perder ante un Barça más plomífero que lucido sino por su clamorosa falta de intensidad atrás; ni una falta en su campo y pérdidas infantiles. Y los azulgranas también deberán apretar pese a su engañosa goleada; pocos equipos les dejarán jugar tan a placer y desperdiciando ocasiones propicias.

PICOESQUINAS MURCIANOS

Aunque sin balón, por Murcia también se juega en despachos y picoesquinas. No conozco a Alfonso García, pero lo respeto como a Paco Tornel, a quien sí tengo el gusto y aprecio. Y desde tal consideración, planteo evidencias que no se valoran suficientemente.

¿Cómo va a poner dinero grande alguien si con los actuales estatutos nunca podría disponer de mayoría? ¿Con qué autoridad se puede negociar con Hacienda y Seguridad Social si no se es nadie en el Murcia? ¿Qué confianza otorga un consejo donde las decisiones son un hombre un voto, independientemente de las acciones que se tengan? ¿Por qué no son públicas las cuentas del Murcia cuando hay miles de accionistas que deberían conocerlas? ¿Por qué no ha aceptado García el ofrecimiento de Tornel de entrar en el consejo, sin arriesgar, para supuestamente enterarse de todo? Y una última fundamental: ¿por qué el empeño del Consejo en cambiar estatutos cuando el Presidente tenía conversaciones previas con García y otros? ¿Qué es el K-Bussines y qué busca?¿Está secuestrada la voluntad de Tornel? Blanco, líquido y en botella. Y para cuentos alemanes, los hermanos Grimm.

Hay pelotas que tienen más esquinas que púas un erizo de tierra.


miércoles, 10 de junio de 2020

LA AGUJA DE MAREAR DEL DOCTOR MORENO



Es un artilugio para orientar el sentido de la navegación sin descuidar el eje norte-sur como referencia. Y lo que tan bien manejan el doctor Moreno y sus colegas, les haría falta ahora y siempre a nuestros gobernantes y a quienes aspiran o dirigen algo para prever las consecuencias de sus decisiones sin perder de vista la situación real y hacia dónde ir.

En política debería ser el bien común de los españoles, según han ido decidiendo en cada consulta ciudadana durante los últimos cuarenta y cinco años. Y en fútbol, respetar el espectáculo al que tanto han contribuido los clubes y aficionados hasta colocar nuestra liga en primera línea mundial.

España es un estado de derecho basado en los principios liberales de libre concurrencia de ideologías representadas por partidos que respeten sus leyes, empezando por la Constitución que por abrumadora mayoría votamos en 1978, y los fundamentos de la distintiva e inviolable separación de poderes establecida desde Montesquieu en las democracias parlamentarias: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.  Por eso escandaliza el oscuro asunto del ministro Marlaska, precisamente agravado por su condición de juez. Desde esta perspectiva es difícil entender que, si es como parece, un respetado coronel de la Guardia Civil le haya dado una lección magistral de respeto a la ley a todo un ilustre profesional de la judicatura que se ganó a pulso la consideración general en el ejercicio de su profesión. Prestigio ahora embarrado hasta límites insostenibles.

El presidente Sánchez necesita una aguja de marear que le indique continuamente hacia donde dirige la nave España, más allá de sus querencias partidistas y las de quienes le acompañan, a veces tan contradictorias e incomprensibles como insolidarias y trasnochadas, e incluso de su autoproclamada resiliencia personal.

La progresiva crispación ciudadana es geométrica y debería tener presente nuestra cainita historia y que en España no se ganan elecciones; se pierden. Véanse los casos de Zapatero y Rajoy; sus clamorosos errores les derribaron del caballo. La primera herradura perdida por el socialista fue negar en principio la crisis que acabó echándolo, y reiterarse en tal cerrazón hasta que tuvo que gobernar contra estilo, como hacen los principiantes o los toreros ayunos para figurar. Y el conservador, despreciando a personas relevantes y convicciones ideológicas que fueron santo y seña de su partido y minusvalorando corruptelas internas hasta dejarlo hecho unos zorros; recibió un centro derecha sólido aglutinado en el PP y lo dilapidó dividiéndolo en tres. Así les luce el pelo ahora, y lo que les queda mientras no utilicen también una aguja de marear certera y aúnen esfuerzos. 

En nuestro fútbol igual, aunque el navajeo entre Liga y Federación parece aparcado hasta que escampe. Pero el carácter personalista de las disputas entre Rubiales y Tebas hace que la desconfianza se extienda más allá de esta liga. Ahora, a la fuerza del COVID 19 ahorcan, pero pronto volverán a las andadas. El manejo del dinero en torno al fútbol, con sus dádivas personales y mamandurrias, librará una batalla decisiva en las elecciones federativas.

Mientras, Real Madrid y Barça continúan su dispar trayectoria. Los de Florentino haciendo virtud de su apuesta juvenil y remodelando el campo como promesa cumplida, lo cual es sintomático de su seguridad institucional y saneada situación; la aguja de marear blanca está controlada. Y los de Bartomeu coleccionando fichajes virtuales, lo que apunta que no tienen claro el eje norte-sur en su deriva. Como Messi estornude, y parece que algún moco asoma, la pulmonía blaugrana será de aúpa. Ya relampaguea por las Ramblas el afile de cuchillos. No obstante, los resultados, como siempre, dictarán sentencia.

Tomen nota Sánchez y similares. A la larga, el sufrido pueblo, como el general tiempo, pone las cosas en su sitio. Con virus o sin virus, la falta de grandeza en unos y otros es nuestra peor pandemia.

Nos queda la esperanza por eminencias humanas de la talla del doctor Santiago Moreno, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del Ramón y Cajal de Madrid, que en los años más duros del SIDA trabajó en el Morales Meseguer de Murcia con resultados extraordinarios.

Su diario sobre las penalidades por el coronavirus sufrido, cuya lectura reflexiva recomiendo, es una lección de la fidelidad incondicional que distingue su vocación: entereza, empatía, compañerismo, profesionalidad, entrega, humildad, cariño y coraje para luchar por los demás.

¡Honor a él y a cuántos nos regalan su aguja de marear para conducir el sentido de la vida!   


martes, 2 de junio de 2020

DESCOSÍOS



Esta época cuasi conventual nos ha descosido. Costumbres, horarios, roce, aficiones, trabajo, estudios y hasta modos de enfocar la vida, con el positivismo de valorar vivienda y seres queridos como auténtico hogar. Comodidad o carencia que ahora apreciamos y añoranza como enseñanzas de esta etapa de recogimiento y reflexión por las relevancias de un espacio adecuado donde pasamos al menos un tercio de nuestra vida y de quienes nos acompañan siempre.

Pero hay otros descosíos que pueden hacer más o menos pasable el mal trago si se les echa humor, lo que no deja de ser un consuelo inteligente en cualquier crisis por aquello de la buena cara al mal tiempo. 

Por ejemplo, que haya un individuo que ha llegado a ministro de España haciendo oes con canutos. España es el segundo país del mundo en importancia como destino turístico, con muy poco trecho hasta los ochenta y nueve millones de Francia, que es el primero, y algo tendrá que ver la encomiable labor de quienes se han dedicado desde hace más de medio siglo a imaginar, emprender y trabajar en el sector para poner a España en tan relevante escaparate.  Pues bien, el nenico Garzón — le saco algunos decenios—, dice que el turismo español aporta poco valor añadido. Y justifica tal disparate alegando que es una actividad estacional que genera precariedad. Pero vamos a ver, mindango, ¿no crees que desde tu ilustre poltrona deberías hacer el esfuerzo empático de ponerte en el lugar de los empresarios y trabajadores del sector turístico para ver cómo potenciar su actividad generando ideas y proyectos que superen sus puntos débiles, ayudándoles, en lugar de ponerles piedras en el camino? ¿Qué no entendiste en tus estudios económicos para ningunear a una actividad productiva que genera el trece por ciento del PIB de España y ocupa a tres millones de trabajadores? Quizás sea pedirle demasiado a quien por arruinar su partido tuvo que recoger el rabo sin vergüenza para refugiarse en otro.

Otro roto es el Barça de Bartomeu. Para soslayar el desastre institucional al que ha conducido a un club que lo supera en todos los sentidos, lleva meses anunciando fichajes, como hizo en verano con el asunto Neymar. Y así se habla más de Lautaro o de Pjanic, como nuevos, y de Vidal, Arthur o Rakitic como salientes y pone sordina a sus desvaríos. Vamos a ver, figura, ¿no crees que tanto tejemaneje puede desequilibrar el estatus del vestuario en puertas de jugarte la Liga? Pero claro, tampoco le podemos pedir peras a un tormo que ha jugado con entrenadores, futbolistas y exjugadores como si de un monopoly se tratase su gestión presidencial. Así que tampoco extraña que su último fichaje, Setién, ande llorando por las esquinas porque, según asegura, la norma de los cinco cambios puede perjudicarles por su forma de juego. Y lo argumenta con que los últimos minutos son decisivos para que su equipo gane y si los rivales sacan a cuatro o cinco de refresco les pueden quitar esa ventaja competitiva. De locos, porque no es así desde que Messi es Messi y, además, la misma ventaja tendrá él mismo con más cambios. Si su juego se basa en una plantilla de más calidad, dispondrá de mejores aportes en todo momento; ¿o no, campeón? Me da que empiezan a perder una liga que tenían a mano.

Con esos malos ejemplos, solo asumibles desde la ironía, llegamos al peor descosío, que no es ninguna broma: la crispación instalada en una parte considerable de españoles. Una agria división entre detractores y defensores, aunque algunos como simples émulos de consignas tan interesadas como ajenas y otros con la boca pequeña, del engendro que supone un Gobierno legítimo aun difícil de entender, formado por socialdemócratas, contrastados constitucionalistas desde la Transición; neocomunistas, liberticidas y extremistas contrarios al humanismo cristiano occidental y a la España tradicional por convicción; e independientes de vocación europeísta y hasta tecnócrata con alguna sombra como la reciente de Marlaska, amalgamados desde la resiliencia voluntarista con tintes mesiánicos del Sánchez que los preside.  

Y siendo sangrante tanto extremismo, que parecía afortunadamente superado hacía años, es más doloroso comprobar la animadversión que provoca en viejos amigos.

Si el hogar común debiera ser España y la amistad uno de nuestros más preciados pilares, tanto descosío causa una inmensa preocupación. E íntima desesperanza, que es peor.

Casi parafraseando a Anguita —DEP—, a quien rindo tributo de manifiesta honestidad, malditos sean ese descosío y quienes lo provocan. 


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