jueves, 12 de julio de 2012

Rato, o la soledad del 'pagano' y otras desvergüenzas

La figura del ‘cabeza de turco’ es normal, pero lo que no es tan corriente es que el ‘pagano’ sea un grande. No sabemos si será el broche al rosario de escándalos en las antiguas Cajas o si se trata del primer acto de una larga sesión continua de escarmientos públicos y judiciales, pero coincidiremos en señalar que seguramente será el más sonado por la relevancia del principal encausado.


Rato llegó a la Caja de Madrid con la vitola del éxito y se marcha de Bankia listo de papeles. En medio, tres años tan intensos como desconcertantes. El brillante ex ministro económico y vicepresidente con Aznar parecía superar el borrón de su prematura salida del FMI iniciando una nueva escalada hacia la cumbre. Rodrigo, ‘a secas’– como le llaman sus conmilitones-, estaba de nuevo en primera línea tras permanecer en la retaguardia asesorando a distintos estados mayores de entidades relevantes. Otra vez con el casco hasta las orejas y la bayoneta calada para ganar una nueva guerra que por la dificultad reinante en el sector financiero ‘le ponía’ sobremanera. El antiguo general victorioso en la macroeconomía nacional bajaba ahora a la arena para fajarse con sus antiguos administrados y poderosos patronos. En la mirada el brillo de la ilusión de encabezar la cuarta entidad financiera nacional. ¡ A mí el pelotón que los arrollo!, parecían traslucir sus ojos y gestos emulando a Belauste, el legendario delantero centro del Atletic, y pronto atisbó en las malhadadas fusiones frías para las Cajas del inefable MAFO el vehículo propicio para su gran objetivo: dirigir un grupo financiero nacional tan importante como sus ambiciones. Tras varios intentos con algunas manejadas por antiguos subordinados de partido pergeñó el invento alado de Bankia, y a su aterrizaje se entregó apasionadamente.

Y el aterrizaje se tornó en tragedia

Obviando por sobre conocido el desenlace, entremos en la tragedia personal que le ha supuesto estrellarse a pocos meses de la llegada al poder de sus compañeros de partido y de gobierno. Pudo optar a una airosa fusión con la Caixa al poco de llegar a la Caja de Madrid – la que sí apoyaba hasta Esperanza Aguirre- pero seguramente por aquello de quedar oscurecido ante el gran Fainé, antiguo patrón suyo, y por las expectativas de llegar a ser un grande por otros caminos, optó por seguir en solitario. 

Y pudo firmar la fusión por absorción de Bankia por Caixabank a finales de 2.011 – la que no apoyó Aguirre contra el criterio de Rajoy y Guindos-, cuando ya era consciente del ‘marrón’ que tenía encima en el banco ‘sietecajino’. Volvió a elegir el camino en solitario – ya lo analizamos en otro artículo- y esa fue su perdición; los suyos entregaron su cabeza en Bruselas en señal de buena voluntad bajo una pretendida higiene político-financiera.

La soledad

Y aquí entramos en los adentros del personaje ¿Qué pasará por una cabeza tan brillante, que tuvo tanto poder, y tan victoriosa en otras guerras de más altura cuando todos le abandonan? Quizás piense ahora en la sabiduría de saber guardarte las espaldas porque a los enemigos los tienes enfrente. En cualquier caso habrá sentido el lacerante punzón de la soledad cuando la traición real o imaginada, justificada o no, de los tuyos te aboca al desastre. Y más aún cuando quien apunta con su dedo al suelo fue un igual y supuesto amigo y ‘el verdugo’ un antiguo subordinado. Hay que tener mucho estómago para digerir tal desaguisado emocional. Y mucho valor para levantarse, como diría Kipling, y con viejas herramientas iniciar de nuevo el camino. Tampoco sería la primera vez que lo hiciera; recordemos el varapalo que llevó cuando el partido lo pedía a gritos como sucesor y Aznar eligió a Rajoy. Pero, ¡ojo!, con casi diez años menos.

Y en éstas aparece Rosa Díez

Y ya, el colmo de su situación es iniciar una larga travesía judicial por la exitosa denuncia planteada en la Audiencia Nacional por UPyD. Yo le pediría a Rosa Díez que no se quede sólo en la rentabilidad política del caso Bankia, y que una vez abierta la veda por su loable iniciativa siga con los demás casos en las distintas Cajas y en las diferentes instancias financieras. Si no sigue cabría tildar su actitud de oportunismo político por la relevancia del caso.

Dos casos donde rascar

A tal fin le apunto dos casos muy notables. Uno el asunto de la colocación indiscriminada y a todas luces fraudulenta de participaciones preferentes a personas sin ninguna capacidad de análisis financiero; aquí tiene muchas entidades a quienes apuntar. Y otra, y mucho más sangrante, es el enjuague hecho entre el FROB – Banco de España y Ministerio de Economía- y el Banco de Sabadell, cuando acordaron la compra venta de la CAM dejando fuera del acuerdo- ¡ qué latrocinio! - el tema de las cuotas participativas; recordemos que eran como acciones, sí, pero sin voz ni voto en nada.

La desvergüenza

Mientras algunos consejeros relevantes de otras Cajas desastrosas siguen saliendo desvergonzadamente sonrientes en algunas fotos con los políticos que les nombraron- miren hemerotecas por zonas de la CAM- Rato, en lugar de nubes como ‘el chuflas de León’, contará años peregrinando juzgados. Y él no era, pongamos por caso, el que autorizaba desmesurados créditos inmobiliarios en lotes de 100, 500 ó 1.000 millones en Caja Madrid, ni en ninguna otra Caja. Ni las auditaba ni era el supervisor ni dirigía la economía nacional cuando el cesto empezó a pudrirse. Más madera para esta higiénica guerra, Sra. Díez.

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