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sábado, 31 de mayo de 2014

Una etapa nueva para una nueva España

Con las recientes elecciones ha empezado el proceso que se veía venir. Y era deseable que llegara porque los responsables políticos de la desesperanza que padecemos no han sido capaces de anticiparse a las consecuencias de su ignominia, que ojalá fuera solo por incompetencia. Los responsables socialistas y populares de la última docena de años y sus homónimos nacionalistas periféricos han cavado el foso que ahora les separa de la sociedad a la que dicen servir y a la que mienten sin pudor ni reparo. Y la mayoría de esa ciudadanía, cansada de sus torpezas, ineficacias, engañifas y corrupciones, ha empezado a enseñarles la puerta de salida. Empieza una nueva etapa.
Personajes para la historia

Una nueva era que debería alumbrar una sociedad, con valores también diferentes, que hiciera posible una nueva España. Una nación donde un personaje con el proceloso pasado político de Rubalcaba sea impensable que llegue a dirigir un partido político. O que, en la acera de enfrente, siga siendo presidente del Gobierno quien estafa a sus votantes, caso de Rajoy, y pueda continuar como si tal cosa con sus responsabilidades porque sus valores éticos no le obligan a lo contrario o porque sus gobernados soporten con una desmoralizante apatía las más evidencias que sospechas de que ha estado cobrando sobresueldos en dinero negro y que su partido, bajo su responsabilidad, ha estado manejando fondos no fiscales de procedencia corrupta.
Ante el desastre obtenido en las urnas uno ha dicho que se larga, ¡alabado sea Dios!, y el otro, fiel a su contumacia diletante, anuncia un plan para reanimar al PP a partir de septiembre. Algunos pensamos que el tándem Zapatero-Rubalcaba pasará a la historia como el liquidador del centenario PSOE, pero Rajoy lo hará él solito –con sus cuates Arenas y Montoro sonriendo en primera fila- como el rompedor de la unión del centro derecha español que tanto esfuerzo y trabajo costó a sus antecesores.

Herederos

A los socialistas ya les han salido varios partidos que aspiran a su herencia social, algunos con éxitos sucesivos en diversas elecciones, como el de Rosa Díez, y otro muy reciente: el de Pablo Iglesias; vaya coincidencia con el histórico tipógrafo fundador. Y a los populares pronto le saldrán opciones ciertas de derecha real –lo de Vox es difícil que permanezca como tal y en solitario pero miremos a Francia- mientras crecerán los más centristas que ya cuentan con cierto bagaje, caso de Ciudadanos de Rivera.

Como aviso a navegantes, sería bueno que el citado exitoso homónimo del histórico Pablo Iglesias aclarara si responden a la realidad sus alabanzas ejemplarizantes al desaparecido Hugo Chaves venezolano. Más que nada para que nadie se llamara a engaño respecto a su verdadera filiación política. Hermana, por otra parte, del núcleo duro de Izquierda Unida que defiende a capa y espada la dictadura castrista de Cuba, entre otras lindezas pseudodemocráticas.

Separatismos

Y lo de los nacionalistas catalanes se parece cada vez más a sus colegas vascos. La burguesía centroderechista de uno y otro lado perderá su hegemonía política a favor de los radicales independentistas de izquierda o su extrema, que reman a favor de los nuevos tiempos. El problema de la unidad de España tiene en esas dos regiones el antiguo problema de siempre y ya no hay lugar a las contemplaciones. Se ha dejado crecer la feria de los despropósitos y no tiene solución fácil; ni difícil tampoco con medidas estrictamente políticas.
Los gobernantes democráticos centrales han ido cediendo atribuciones y dinero a los nacionalistas periféricos porque en el fondo era lo que en realidad venían reclamando, pero ahora es otra cuestión. Ha crecido una especie de dignidad nacionalista catalana de amplio espectro ideológico que ya cuenta con la mayoría minoritaria social de la que antes carecía. Y pronto será mayoría absoluta.
Ese tren, por culpa de las ambiciones nacionalistas y de la miopía de los gobiernos centrales y del enanismo político de quienes los han presidido y de sus partidos, no tiene freno salvo algún improbable milagro de sensatez, hasta que llegue a la estación que se han puesto como meta. Mientras es cuestión de dinero casi todo tiene solución. Pero cuando se entra en el mundo de los sentimientos es difícil vencer al de un pueblo. Y ese ha crecido en Cataluña alimentado por la estulticia de demasiados políticos de pacotilla a ambas orillas de la futura frontera. Esperemos que en ningún caso se parezca a la barbarie sanguinaria sufrida durante demasiados años por el conflicto vasco, cuando no a algo aún peor.

Votar con la cabeza y la cartera

El tiempo nuevo para una nueva España no va a ser fácil tampoco en sus orígenes porque la dispersión política no garantiza paz política precisamente, y sufriremos sus consecuencias, pero nada cambia sin el precio correspondiente. Será necesario para construir una nueva ciudadanía y el pago que habremos de satisfacer por nuestra inmadurez democrática al votar por impulsos, romanticismo, principios trasnochados o costumbre, en lugar de hacerlo con una mano en la cabeza y otra en la cartera. Lugares donde residen nuestro futuro, nuestra vida y el bienestar de quienes queremos.

Afortunadamente, nuestros nietos ya no tendrán que pasar ese sarampión; nuestro tiempo les servirá de vacuna. Agárrense que vienen emociones fuertes.

viernes, 14 de marzo de 2014

MÁS ESCUELA Y MENOS UNIVERSIDAD

Ya sé que el título puede levantar sarpullidos en algunos y sonrisas en otros, pero también razonamientos paralelos en bastantes.  Entre los primeros estará los severos defensores de la universidad para todos, como paradigma de una sociedad avanzada e imprescindible dentro de la engañifla general que hemos dado en llamar progreso, y entre los segundos aquéllos que, además, tildan de anticuados los valores que antaño constituían la base de la educación. Afortunadamente, entre los terceros habrá muchos de los que todavía caminan por el mundo con la urbanidad, el respeto, el saber estar a las buenas y a las malas, la generosidad solidaria, la honradez personal y la conciencia por banderas.

El adorable dinero

Mucho se habla de la pérdida de valores como la piedra angular perdida de nuestra estructura social, pero pocas veces caemos en que esos valores son en buena parte los descritos. El dinero se ha convertido en el norte de la brújula humana de nuestra sociedad. No hay nada más importante que correr tras él como meta, olvidando que en el mejor de los casos es sólo un medio para andar el camino con mejores posibilidades de alcanzar lo que de verdad merece la pena en la vida: ser un hombre en el sentido que Kipling le daba en su poema ‘If’; ¡qué gran lección de humanidad!

El sentido de la vida

Cuando se ha pisado la escuela, como todos; cuando se han pasado muchas horas amarrado al mullido banco universitario, como tantos; y, además, se ha trabajado, como la mayoría, teniendo la suerte como los menos de  hollar máster, miércoles, jueves, seminarios, cursos, jornadas y demás cuentos y cuentas sin fin en escuelas de todo tipo; algunas de negocios dirigidas y pontificadas demasiadas veces por quienes no han hecho un negocio privado en su vida, que ya tiene tela; se tiene un panorama, o escenario, que queda más in, para poder opinar. Y siendo todo ello valioso para quien realice estos estudios con verdaderos sentido: aprender cosas nuevas y, sobre todo, analizar dónde se encuentra cada cual dentro de lo que le rodea y a lo que aspira; se echa en falta también demasiadas veces el fallo por su base. Me refiero a que difícilmente se estudia con las materias necesarias las básicas. Ésas que deberían hablarnos del compromiso social como personas que se forman, se desarrollan y trabajan en un entorno de otras personas a quienes deben ser útiles. Como diría Víctor Frank, y trascendiéndolo socialmente, el hombre en busca de sentido.

Pero ese sentido hace años que se ha convertido en el de ganar dinero a costa de lo que sea. A eso se enseña en un porcentaje altísimo en todo lo citado. Así, vemos a infinitos y estúpidos licenciados en cualquier materia viendo dónde meter mano para obtener éxito rápido, que suele ser equivalente a ganar dinero igual de urgente y rápido para saciar el ansia de ser alguien en la sociedad. Porque, lamentablemente, todo ello es un reflejo de esa misma sociedad que así lo demanda en casi todo su conjunto. Y en el casi hay que contar con quienes todavía, pocos, entienden su vida de otra manera. Dinero sí, claro, porque si no se tiene es difícil poder hacer nada; pero no a costa de lo que sea ni para lo que sea. Dinero, sí, por supuesto, pero para andar el camino haciendo un mundo más habitable para todos. Dinero para un empresario como modo de hacer más empresa y crear más puestos de trabajo sirviendo eficaz y eficientemente a la sociedad. O igual para un profesional. Dinero para un trabajador como modo de sacar a su familia adelante dignamente. Dinero para cualquier persona con el fin de que pueda cubrir a satisfacción sus necesidades básicas. Dinero para las Instituciones públicas como materia prima de su equitativa contribución al bienestar general, etc. etc.

El bolsillo lo carga el diablo

Pero no dinero para ser cada vez más guapos, más rubios, más altos, más brillantes, más importantes y pertenecer a la media humanidad que deslumbra a la otra media. Ni para aprovecharse de ello pisando cuellos, vivir en golfo, apretar sogas de ahorcado, enchufar y ‘paniaguar’ a amiguetes y todos los etcéteras que se quieran poner. No sé si se me entiende.

El respeto de los Maestros de verdad

Y acabo por el principio. El otro día un amigo presentaba a otro  en un acto diciendo que era un maestro a la antigua usanza. De los que aún enseñan en su escuela desde la urbanidad o cómo alimentarse bien, a las materias escolares que tenía asignadas. Y uno se queda pensando en la utilidad de saber muchas matemáticas cuando se llega a la universidad, idiomas o lengua, por ejemplo; si se carece de lo básico: de saber el verdadero sentido de la vida. Ése que nos enseñaban antes de ser un hombre de provecho. Ya sé que a muchos les sonará a antiguo, y tal vez los sea, pero nadie podrá decir en serio que por ello sea malo,  inútil o trasnochado. Seguramente es mucho más importante de inicio que todo lo anterior.


Y es así porque lo académico se puede aprender en cualquier edad, ahora bien, lo básico, o se aprende de niño y jovenzuelo o ya no se alcanza nunca. Y luego tenemos lo que nos merecemos. Empecemos por el respeto. Miren a su alrededor.

martes, 13 de agosto de 2013

DE LA INDIGNACIÓN A LA INDIFERENCIA

Hace unos meses tuve la fortuna de poder charlar unos minutos con un gran humanista entre candilejas: el inigualado artista Pedro Ruiz. Fue  en el antiguo cine de Callao tras acabar su actuación. Y realmente mereció la pena.

pedro ruiz

Yo le recordaba, y así se lo indiqué, de cuando se presentó ante el gran público en el Madrid de la Transición, a finales de los 70 y primeros de los 80, haciendo unas interpretaciones personales, que no imitaciones, llenas de sentido de los políticos del momento y criticando con un humor pleno de profundidad las debilidades sociales españolas y las humanas de todos en aquel tiempo de convulsión y esperanza. Y hacía reír y pensar sin complejos de ningún tipo a los tirios y troyanos que tenían el buen gusto de ir a verle y a escucharle sin distinción de ideologías ni condición social alguna. También comentamos su gran programa de entrevistas años después en televisión donde desnudaba también con mucho sentido en primera persona a cuantos personajes de diversa condición se prestaron a ellas. Todo un fenómeno del espectáculo con humor y mensaje.

Aburrimiento

Pero lo que más me impactó, aparte de su aclaración sobre las íntimas y respetabilísimas circunstancias personales y familiares que habían motivado su desaparición pública en los últimos doce años, fue su respuesta a mi pregunta sobre por qué no incluía las parodias a los políticos del momento en su nuevo espectáculo. Y es que me dijo que no contaba con ellos porque sencillamente le aburrían hasta la indiferencia.

Y lo cuento porque se parece bastante a lo que ahora mismo nos ocurre a la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles. La diferencia tal vez sea que Pedro Ruiz haya llegado a esa situación desde la contemplación de la gran mediocridad que agujerea las alforjas de quienes dicen representarnos, como también algunos de nosotros, y la gran mayoría hemos llegado desde la indignación desesperante sobre el futuro que nos aguarda con semejante banda de inapropiados, por no decir indeseables, para los puestos que desempeñan.

Espectáculo lamentable

El lamentable espectáculo del debate pasado en el Senado sobre el papelón de Rajoy en el deprimente asunto de los papeles de su hasta anteayer protegido de confianza Bárcenas, abona lo anterior.

Que unos señores teóricos diputados representantes de la soberanía popular, ‘ocupalistas’ de ocasión en realidad por la deferencia del jefe político de turno, se levanten en volandas para aplaudir al Presidente del Gobierno por reconocer que se había equivocado confiando en quien manejaba los dineros de todos los colores de su partido, es una señal inequívoca de todo lo que ustedes quieran menos de honestidad y responsabilidad. Porque de lo confesado por el jefe de los populares no se desprende en ningún momento que se refiriera al manejo de un dinero cuando menos sospechoso de desvergüenza en todas sus variantes, ni a preguntarse públicamente por su origen y génesis, sino a que su error había sido el de confiar en su discreción y espíritu de sacrificio personal en aras de la salvaguarda pública del partido que a todos ellos les mantiene en sus prebendas. Seguramente don Mariano confiaba en lo que su números dos y ahora también en entredicho esta vez por vía marital, la señora Cospedal, había proclamado al destaparse el escándalo: “que cada palo aguante su vela”. Es decir, que el antiguo tesorero se comiera solo el marrón de su desdicha al haber sido pillado con las manos puestas en demasiados millones de euros de cada vez menos dudosa procedencia. El pueblo soberano a quienes los señores palmeros ‘ocupalistas’ dicen representar, si algo tiene claro en todo este lío de corrupción es que esa pasta es una realidad tan oscura como delictiva; con pocas dudas, además.

La irreverente ‘ley’ de Mahoma

Y ha sacado una acertada conclusión desde el más castizo acerbo popular. Como en aquella jocosa ley de Mahoma respecto a otro tema, “tan chorizo es el que da como el que toma”. Empresarios indignos vestidos de ventajistas, tesoreros de partidos devenidos en corruptos, comisionistas golfos varios, políticos pluriempleados o trincones y desvergonzados, etc. Pocos notables se escapan a lo largo y ancho de la sufrida geografía patria. Tal vez los políticos y empleados de los partidos que aún no han tocado pelo, con todas las excepciones que se quieran, o los empresarios que no tienen el relieve suficiente para poder lubricar la máquina de las adjudicaciones públicas; salvando también a quienes sigan teniendo la honestidad por bandera, que  los hay.

Los otros

Pero no sólo era vergonzante ver aplaudir a los sumisos del gobierno, sino que además de ello producía risa lo de los irredentos opositores. Que otros ‘ocupalistas’ se dediquen a aplaudir las intervenciones del señor Rubalcaba, que ha estado en todos los asuntos turbios del PSOE desde aquellos lejanos pero no por ello menos corruptos temas de Filesa, ‘roldanes’, etc, cuando intentaba darle lecciones de honestidad a Rajoy pidiéndole que por tal virtud debía de marcharse, no sólo es cómico sino de vergüenza ajena.

Aparte de regocijarse indignantemente en otro mundo, tienen por tonto al conjunto del pueblo español que los mantiene. Ese pueblo que como decíamos ha pasado de la indignación a una peligrosa indiferencia  con poca marcha atrás que, ¡ojo!, debería preocuparles.

Cómo estará el patio que algunos políticos tienen reparos de acudir a espacios públicos notorios por pura vergüenza o miedo. Y es que no es para menos. Tal es su descrédito que son señalados despectivamente.

Lo positivo

La parte positiva sería que en el futuro se tuviera la noción general de que un político es un servidor público y no un figurón de nada; las figuras deben reconocerse en el sector privado, que es el productivo.  Y como tal debería ser tenido en cuenta, exigiéndole honestidad como primer valor considerable. Y espíritu de sacrificio el segundo, aparte de valía demostrada e imaginación en otras cosas.  

Después, mandatos limitados, al sol si mete la pata y a la sombra si alarga la mano.     

lunes, 27 de mayo de 2013

ESA MURCIA QUE IMAGINO

Podríamos analizar la precaria situación de la que partimos y enhebrar algunas pinceladas de por dónde debería ir la economía regional para encarar el futuro. Pero yo prefiero hablar de personas. Sí, de esos hombres y mujeres que fueran capaces de superar lo conocido hasta ahora imaginando y trabajando para una Murcia mejor salvando sólo lo bueno de nuestro pasado.

Lo clásico

Así, en un análisis clásico, diríamos que el paro en la región supera en varios puntos a la media nacional, que el crecimiento de nuestro PIB es inferior también a la media española y que en el déficit autonómico nos situamos en el pelotón de cabeza de las más incumplidoras.  

Y también anticiparíamos que el futuro de nuestra comunidad debería estar en aquellos sectores en los que tenemos ventajas competitivas o capacidades de crecimiento sostenible.

 En la agricultura intensiva  por su  producción y eficiencia y en la tradicional y ecológica por la diferenciación, sin olvidar la importancia del asociacionismo para la comercialización. En   el turismo desde un punto de vista poliédrico: sol y playa todo el año; deportivo, aprovechando las enormes infraestructuras construidas en el golf principalmente y en las estaciones náuticas;  rural, sacando producto a la rica diversidad regional;  y cultural y de ocio, dándole juego a los meritorios esfuerzos realizados en lugares de una singularidad especial y aprovechando nuestros espectaculares eventos populares de éxito. También habría que potenciar la industria existente, perpetuo punto débil, y de apoyar todos sus esfuerzos comerciales y su internacionalización; así como aprovechar las importantes realidades  industriales en comarcas como Cartagena  potenciando empresas auxiliares relevantes y aprovechar las oportunidades que la naturaleza nos regala para energías alternativas.  

La formación

Nuestras universidades deberían ser canteras de calidad en profesionales e investigación apostando por estudios,  titulaciones y programas  que tuvieran aplicación inmediata en nuestras aspiraciones sociales y económicas. Las tres, dos públicas y una privada, deberían competir libremente entre ellas y dejarse de rencillas maniqueas y de retóricas sobre la oportunidad o no de pisarse las especialidades; los cotos cerrados nunca son garantía de nada bueno. Y la presunción de bondad o no respecto a lo  público y  privado, menos; es una vieja polémica superada por los hechos. Otra cosa sería medir resultados para asignar recursos.  

La formación profesional debería ser un punto fuerte a potenciar. Pero de verdad, y no como el patito feo de la educación de nuestros jóvenes. Tal vez aquí las universidades deberían poner el ojo pensando en su viabilidad  futura, porque la sociedad demanda más buenos especialistas profesionales  que licenciados a gogó.

Las personas

Pero lo importante son las personas. Aquellas que  hacen fácil y con agrado su trabajo estimulando  el de los demás. Y también las que han imaginado su futuro desarrollando iniciativas que con el tiempo se han consolidado como fundamentales en la sociedad. A esas personas me refiero.

Algunos ejemplos

A murcianos que sabiendo la importancia del agua  y estando en posiciones decisivas no riñan por pedirla o no en base a lo que sus superiores de Madrid les pastoreen. Porque, desgraciadamente, ya sabemos los murcianos más de esas cosas que del agua misma; y de todos los colores. Hemos pasado del esperanzador y abortado trasvase del Ebro al depresivo desaladoras a mansalva, pasando por el redicho ‘agua para todos’ y la supuesta defensa conjunta del trasvase del Tajo que nos legó el general Franco, para llegar ahora a la reserva en la cabecera que previsiblemente sólo nos garantizará agua cuando llueva. 

A murcianos que no les pongan zancadillas a quienes son capaces de alumbrar futuro en materia de infraestructuras básicas. Un cartagenero, diputado por Alicante y ministro, quiso boicotear la idea del presidente murciano respecto del aeropuerto civil internacional de Corvera y en connivencia con un nefasto ministro de Fomento para Murcia muñeron la segunda pista del aeródromo militar de  S. Javier. Sin esa funesta intervención ya estaría en uso.

A murcianos que apoyen a otros murcianos con ideas, iniciativa y posibilidades de hacer cosas por nuestro futuro sin ponerles palos en las ruedas, poniéndoselo fácil, sin embargo, a vendedores de humo venidos  de fuera. De esto podrían hablar bastante algunos de los empresarios más preclaros de nuestra Región que no cito por discreción ajena. Como excepción puedo recordar a  otro cartagenero que hizo posible esa enorme realidad que es la UCAM, imaginándola y poniéndola en marcha contra un huracán de murcianos de vitolas ilustres.    

A murcianos que no se escuden en banderías demagógicas castrando de futuro a sectores importantes como el residencial de extranjeros; a saber si algunos tienen siquiera una maceta que vender.  Tenemos las condiciones naturales suficientes para que cientos de miles de europeos y ciudadanos del mundo con posibles hicieran de Murcia su segundo hogar, con todo lo que eso conllevaría de miles de puestos de trabajo y gran riqueza; pregunten donde es una realidad.

Y a murcianos que no digan jamás lo que le escuché a un paniaguado hace pocos años desde un puesto relevante en una sociedad pública regional de apoyo a emprendedores de nombre rimbombante y alusivo: “A mí me importa una m…que eso – tratamiento de agua y residuos- sea bueno para Murcia y su futuro y que lo hayan hecho murcianos”. Se trataba de una innovadora idea de patente y capital murciano puesta ya en marcha con una inversión importante y presentada allí para consolidarla. Me ahorro los detalles pero puedo darlos si algún responsable tiene la vergüenza de preguntar.

La Murcia que imagino


En fin, me refiero a una Murcia de murcianos, nacidos aquí o no, que tengan iniciativa, capacidad, imaginación, generosidad, coraje, voluntad  y fe en el futuro y determinación como el capital más importante de que disponemos para mirar hacia adelante con esperanza e ilusiones. Y muchos de ellos sólo necesitan que nuestros políticos y asimilados y los representantes de la sociedad civil, también supuestamente murcianos y no de pesebre ignoto o madrileño ni figurones ‘mamandurriados’, empujen del carro en la misma dirección y les apoyen sin reservas. Ahí está nuestro futuro más real e inmediato; en nuestra propia gente. En los murcianos de verdad. Como aquellos de dinamita que cantara Miguel Hernández.    

sábado, 25 de mayo de 2013

EL OPTIMISMO, COMO FE, AUNQUE NOS LLEVEN ZOPENCOS

Muchos amigos  me dicen que agradecen cuando en alguno de estos comentarios surge la esperanza como consecuencia de cualquier idea con alguna posibilidad de ayudar en la salida del hoyo en el que nos encontramos. Y, también, cuando aseguro que muchos pensamos que saldremos de ésta a pesar de la banda que nos gobierna y de las que se oponen.

Y es que, es evidente que tenemos abundantes y lógicas ganas de ver alguna luz que nos alumbre el final de tanto disparate. Pero la realidad es contumaz.

Unos apretándose y otros en la teta y a sartenazos inmisericordes

Cuando la mayoría de ciudadanos y empresas, de mayor o menor envergadura, estamos atravesando este desierto atroz  ajustándonos todos los cinturones y botones posibles de nuestras maltrechas vestimentas, las diferentes AAPP andan peleándose con el Gobierno para que les permita seguir endeudándose más o seguir chupando sin medida del bote de los presupuestos generales del Estado, que costeamos los de siempre a base de impuestos cada vez más insufribles. Y sanciones por cualquier gilipollez, recargos, multas, tasas desmedidas y demás sangrías que nos recetan los diferentes organismos, recaudatorios o no, a los que han dado suelta sin freno para que persigan a la ciudadanía con saña, premeditación, alevosía y todo tipo de agravantes inmisericordes.

Está bien que se persiga el fraude en cualquiera de sus variantes, y que se persevere en ello para que haya equidad y competencia leal, pero de ahí a que nos traten a todos como a presuntos delincuentes media el mismo trecho que hay entre presuponer que todos los funcionarios públicos son unos vagos  o que la mayoría cumple honestamente con su trabajo.  Eso es lo que quienes desde las distintas administraciones tienen la responsabilidad de controlar el cumplimiento fiel de sus obligaciones por parte de los ciudadanos y empresas deberían tener en cuenta a la hora de fiscalizar nuestras actividades.

Desmochar al gigante

Saldremos, sí, pero nos costará sacrificios terribles si quienes nos llevan no son capaces  mediante los acuerdos y consensos necesarios de drenar el gasto público para que los fondos monetarios fluyan hacia los ciudadanos y empresas, así como los financieros, dejando que el dinero llegue a la economía real y no hacia el  camino derrochador de seguir manteniendo el gigantesco tramado público que gestionan. Y no hablo de los servicios básicos de educación y sanidad, por ejemplo, sino de los grasientos organismos y empresas públicas, asesorías mil y demás engendros generados entre unos y otros en el poder. Y, también, adelgazando hasta lo mínimo imprescindible las diferentes representaciones políticas que nos arruinan y acabando de una vez con todo tipo de subvenciones y prebendas a organizaciones políticas, sindicales, empresariales y asimiladas que sólo propician el mantenimiento del estatus del desmesurado sector público que fagocita cualquier intento de tirar para adelante del sector privado de nuestra economía.

Si a ello le sumamos los pensionistas, parados con ayudas, y demás mantenidos del Estado, cada cotizante español costea a más de uno, casi dos, de cualquiera de estos grupos. Es decir, inasumible e insostenible en el tiempo.

Saldremos, sí, pero mientras que no se deje como mínimo a la mitad el entramado de los 3.200.000 empleados públicos y los cerca de 500.000 cargos políticos y sucedáneos que padecemos cualquier salida será una mentira.

Tiempo de rebajar impuestos y no de pasteleos

El otro día dábamos una idea que podría posibilitar la creación de cientos de miles de puestos de trabajo, y seguro que hay por ahí bastantes más que podrían ser útiles, pero observamos con tanta perplejidad como desesperanza que quienes nos gobiernan y se les oponen son incapaces de unir sus esfuerzos para sacarnos adelante.

Pero la mayor responsabilidad corresponde al partido y al gobierno que cuenta con mayoría absoluta en el país, el PP, quienes ahora se dedican a pastelear con las diferentes autonomías el reparto de los miles de millones de euros que supuso el balón de oxígeno que nos dieron en Bruselas rebajando la exigencia del cumplimiento de la rebaja del déficit público en el tiempo, en lugar de emplearlos para darle aire a la economía real rebajando los impuestos que alevosamente subieron incumpliendo su programa electoral. Todo antes que recortar donde a ellos les duele, a unos y otros, entre sus paniaguados de cabecera, pega carteles, amiguetes de carnet en la boca, primos, sobrinos y demás familia.

Ahora dice Rajoy que gracias a su gestión no nos intervinieron, y hay muchos ingenuos o desmemoriados que le secundan el auto halago, pero no dice qué hubiera pasado de haber tomado medidas más valientes, como las indicadas, en lugar de ir a lo fácil; ni de no haber retrasado a conciencia los presupuestos por complejo andalusí; ni de haber afrontado enérgicamente las reformas pusilánimes que ha ido haciendo con cuentagotas; ni de haber puesto en marcha desde el principio su programa electoral que estaba basado en lo que el gobierno anterior del PP hizo para sacar a España adelante en su momento. Ni de gobernar en serio, en definitiva, y no con devaneos ‘socialdemocratacristianosminimamenteliberales y de los Mayores Derroches Públicos Europeos’  de inspiración ‘arenasmontorista’; en detrimento de lo que deseaban quienes les dieron la mayoría absoluta en las elecciones generales y en gran medida en las locales y autonómicas de un año antes.

Un ejemplo tan real como nefasto y una esperanza

Diariamente se intentan poner en marcha en España miles de pequeñas  iniciativas empresariales que se agostan por no encontrar financiación al estar los bancos están muy entretenidos en financiar cómodamente a las AAPP y en sangrar a sus clientes con todo tipo de comisiones y demás zarandajas casi gansteriles; ni de apoyos públicos porque esas AAPP están con el uniforme recaudatorio que antes comentábamos.  


¡Qué lástima de pueblo español anhelando a alguien que le lidere y no que nos pastoree con tanta estulticia! Saldremos, sí, pero mucho antes si nos liberan los medios económicos y sociales y la oportunidad de desarrollar nuestras capacidades. Que así sea.   

miércoles, 8 de mayo de 2013

UNA IDEA PARA CREAR MUCHOS MILES DE EMPLEOS


Son tantas las teorías económicas y sociales y el aluvión de críticas que se hacen al estado actual de cosas en  España que es fácil entender el cansancio de tantos  con tantísima murga. Y confieso mi modestísima aportación a esta cansera aunque también hayamos sugerido desde este blog alguna que otra idea.

En torno al 1 de mayo

Así que hoy, pasado el primero de mayo en cierta reflexión, les propongo una idea para el debate que considero al menos digna de análisis. Se la he comentado a algunos amigos ilustrados y en principio no parece que tenga demasiados puntos débiles, que seguro tendrá, pero también es muy probable que sean razonablemente superables. Uno de ellos, el economista y  profesor José Ignacio Gras, nos hacía una reflexión muy oportuna respecto a la falta de propuestas efectivas desde los poderes públicos. Venía a decir que cuando a cualquiera le diagnostican una enfermedad preocupante se deja todo y  dedica su mayor tiempo  a buscar soluciones, y que, por lo visto, el paro no es lo suficientemente importante para nuestros políticos; ni para unos ni para otros. 

José Ignacio Gras

Veamos, coincidiremos todos que hasta que no se empiece a crear empleo con fuerza no empezará el círculo virtuoso tras el vicioso actual. Me refiero al empleo en la economía real, que es el único en realidad productivo. Es decir, al del sector privado. Porque el público todavía tiene que hacer su gran ajuste: de 700.000 a 3.200.000 empleados públicos desde el 78 hasta acá; elocuente.

Al grano

Al margen de la nula o escasa y carísima financiación que ofrecen las entidades, de la subida indiscriminada del IVA casi imposible de repercutir a una clientela asfixiada, y de todo tipo de impuestos, tasas y sanciones más o menos justas pero absolutamente inoportunas,  y de la falta de demanda interna por razones obvias; hay un hecho que acogota cada día más a los empresarios y autónomos y que hace, además, que sea un imposible contratar a nadie. Me refiero a las cargas sociales que se soportan en las nóminas. A groso modo, para quienes no lo sepan, si un trabajador normal cobra al mes 1.000 euros de su empresa, a ésta le cuesta en realidad más de 1.400 euros sumados los diversos conceptos que la engloban.

En la situación tan dramática actual tengo ejemplos concretos muy cercanos de pequeñas empresas que, además de soportar abnegadamente lo descrito,  se han atrevido a contratar a varios trabajadores a tiempo parcial o total y no han recibido ninguna ayuda del estado; sencillamente porque no existen o porque las escasas que sí están previstas son tan difíciles de aplicar que las hacen inoperativas. Con seis millones de parados esto es una locura muy difícil de explicar; pero es así.

Y me pregunto yo que qué pasaría si en un arranque de imaginación y valentía del probo Rajoy, cosa ciertamente impensable en el personaje pero nunca hay que perder la esperanza; se le ocurriera aquello de decir: a cualquier empresario o autónomo – quienes crean trabajo de verdad-  que contrate a un trabajador se le exime de todas las cargas sociales durante el tiempo que lo tenga trabajando, con un máximo de dos o tres años por ejemplo; y, además, se le rebajan a la mitad las de otro trabajador que ya tenga dado de alta en similar categoría, o parecida, durante el mismo periodo. Y sin discriminaciones de ningún tipo; lo mismo a uno o una de 18 que a otro u otra de 60 años, con el fin, entre otras cosas, de eliminar burocracia.  

Sí, sí, ya sé que podría haber alguna picaresca, pero fácilmente atajable poniendo unos periodos ventana.

Y esas ventajas limitarlas a quien contrate durante un tiempo limitado: en los próximos seis meses, por decir algo, con el fin de apremiar y chequear pronto la medida meditando su reedición o mejora en cualquier momento. Y también, ¿por qué no? a quien lo haya hecho en los últimos seis meses, con el fin de premiar a los que realmente tiran del carro español. Todo ello, claro está, en el supuesto de crecimiento neto de empleo en la empresa de que se trate.

Un cálculo

Sin ser muy optimista apostaría a que al menos medio millón de españoles encontrarían trabajo en España en esos seis meses. Muchos de ellos, ojo, saldrían de la propia economía sumergida a la que se han visto abocados miles de pequeños empresarios y autónomos en los últimos tiempos.

Haciendo cuatro números y en el supuesto de que se consiguieran esos 500.000 empleos, aunque fueran ‘mileuristas’, estaríamos hablando de un coste teórico para el Estado de 1.200 millones de euros al año; que resultan del 50% que dejaría de percibir de la mitad de la cargas sociales de los que ya están en las empresas. Supuesto que los 2.400 millones que no percibirían del medio millón de nuevos trabajadores dados de alta tampoco lo perciben ahora. Y no sólo no lo perciben, sino que en muchos casos cuestan mucho más en subsidios de desempleo o en cursos de formación y demás gabelas en sus diversas variantes. O  costarían muy poco o nada pensando en los impuestos directos e indirectos que generarían.

Y pongan también en el lado positivo lo que serían esas 500.000 personas consumiendo, dejando consumir a sus familias lo que a ellos le sufragan y el tirón en general que ello generaría tanto en la economía como en el ánimo social de la ciudadanía. Y del prestigio internacional.  Eso, por no hablar también de algunos miles de préstamos hipotecarios que podrían pagarse evitando otras tantas situaciones negativas de la banca que luego repercuten en todos o en quien menos culpa tiene y que frena asimismo la financiación del sector privado.

En fin, de cuajar tal medida podríamos estar hablando del inicio del círculo virtuoso que todos sabemos.

Y ahora, las pegas; que seguro habrá. Pero nada peor que no hacer nada.                   

jueves, 22 de noviembre de 2012

AHORA HABRÁ QUE SUICIDARSE. ¡QUÉ CANSERA DE POLÍTICOS!


Como todos los chapuceros, sus señorías, ilustrísimas y excelentísimos andan ahora tratando de parchear un acuerdo de mínimos sobre el cacareado asunto de los desahucios. Al margen de sus dramáticas consecuencias en demasiadas ocasiones, éste es un problema surgido entre personas físicas y jurídicas que en un momento dado y voluntariamente llegaron al acuerdo de suscribir un crédito hipotecario para financiar una vivienda. 

El trigo y la paja

Cuestiones diferentes son que al hipotecado le hayan ido mal las cosas, como lamentablemente a tantos, o que la familia haya pasado por alguna circunstancia negativa excepcional extrema.  Pero también hay demasiados que quisieron comprarse una casa sin muchas perspectivas de futuro y sin haber ahorrado antes casi nada.  Nadie les obligó.

Y también hay que distinguir entre que el banco de turno le diera el crédito alegremente, como sucedió ruinosamente tanto, o que les pusiera condiciones abusivas; lo que ha sucedido tantas veces, pero menos en aquellos años del “crédito fácil, entre, vea y elija”, cuando la competencia entre todas las entidades financieras para captar créditos hipotecarios eran feroz. Ahora sería otro cantar.

Agravios

Efectivamente, habría que aliviar la situación de las familias menos favorecidas y con cargas personales de difícil amparo fuera de la vivienda familiar. Y ahí debería intervenir el Estado. Pero cuestión bien distinta es legislar genéricamente para  casuísticas derivadas de relaciones económicas privadas originando con sus efectos agravios comparativos enormemente perjudiciales para la generalización de los valores humanos en la sociedad y las buenas costumbres. Que nunca han sido  valores reconocidos ni costumbres aconsejables la imprudencia económica ni el gasto excesivo.

Porque, como decía acertadamente el otro día el forero “Delgado” en un comentario a mi anterior colaboración, ¿qué pensarán ahora quienes se dejan la piel  para pagar  honestamente su vivienda? Habrá muchos que estén en la situación que ahora se ampara y que vean su esfuerzo estéril pudiéndose tomar vacaciones.

¿Y quiénes en lugar de comprar una vivienda decidieran alquilar por mera prudencia en el gasto? Pues dirán que les permitan también a ellos no pagar durante dos años el alquiler por aquello de las circunstancias. ¿O no?

Las chapuzas y los valores

Pero  claro, estos disparates son moneda corriente en la generalizada mediocridad actual de nuestros políticos. Acostumbrados, como están, a que el tinglado se mantenga mientras ellos cobren haciendo todo tipo de chapuzas, cuando no cosas peores.

Quienes nos desgobiernan ahora y los que se oponen para conseguir desgobernarnos después, que aunque parezcan distintos son casi todos iguales, son la peor lacra política que ha mamoneado a nuestra querida España y sus derivadas desde que se implantó la actual ‘partitocracia’ allá por 1.978.

En lugar de hacer políticas que nos ayuden a madurar democráticamente  en base a una libertad con mayúscula basada en la plena responsabilidad de nuestros actos y poniendo al Estado al servicio del progreso, se dedican a chapucear los valores que deberían procurarnos avanzar en esa dirección y a engancharse ellos y sus paniaguados a las ubres estatales sangrándonos hasta la desesperación con impuestos de todo tipo para mantener sus estatus.

Otro ejemplo con sangre

Miren, si no, el ejemplo de esa sociedad pública del ayuntamiento de Madrid, por poner uno sólo y de actualidad – hay miles en todo el Estado- que mantiene decenas de gerentes, docenas de empleados y centenares de millones de presupuesto y púas, dedicada a alquilar media docena de locales públicos – por muy grandes que sean- otra media docena de veces al año. ¿Es que no hay funcionarios de carrera en tal institución que podrían llevar con la gorra un negociado – ni siquiera departamento ni concejalía- de ese mini calibre? Pero claro, es más fácil sangrar a los ciudadanos con impuestos y tasas mil que largar a los enchufados “por si acaso saben cosas con papeles, las cuentan y se nos pueda ver el culete”.  Esta clave se les escapó hace poco a dos ilustres diputados hablando por lo bajini en el Congreso; uno popular y otro socialista. Y así en la mayoría de CCAA y  Ayuntamientos.

La Ley Hipotecaria, que data de 1.909, habría que cambiarla, ¡claro que sí!, pero no ahora porque haya tenido consecuencias dramáticas dadas las circunstancias, sino que hace mucho tiempo se debería haber abordado.  

Y la limpia de las miles de sociedades públicas, fundaciones, etc., absolutamente estériles,  también, que a ello se comprometió ese defraudador de tantas esperanzas que atiende por Rajoy. Y tantas otras cosas.

La cansera

Dirigir el futuro cambiando estructuras obsoletas lo hacen los estadistas: grandes políticos. Arruinar el presente viviendo de las chapuzas lo hacen los partidistas: polítiquillos de baja estofa.

¿Se imaginan ustedes a nuestros lumbreras políticos actuales, o los más recientes, dirigiendo cualquier empresa? Grande, mediana o pequeña, sería igual; como también han demostrado largamente. Véanse muchas Cajas de Ahorro y multitud de empresas públicas como desgraciados ejemplos. Unos inútiles, en su mayoría.

Y claro, así estamos: arruinados. Quien tiene posibles echándose mano a la cartera por si el Estado se la termina de pulir; cuando no robar. Los PYME con unas ganas locas de echar la persiana hartos de que los chuleen con todo tipo de inspecciones sangrantes. Y muchos de ellos y autónomos pasándose a la economía sumergida porque no hay manera.  Los parados, sin esperanza alguna de encontrar trabajo. Los comedores sociales llenos.  Los jóvenes que pueden largándose adonde se les valore. Y nuestros socios europeos y el mundo señalándonos asombrados.

¿Qué dónde están los descastados de la Casta? Pues en sus elecciones, sus referéndum, sus trinques por ciento y buscando criminalmente nuestro dinero hasta debajo de las piedras. El mayor problema es que te robe un tonto: te, y se arruinará. El listo permitirá que sigas ganado dinero en su beneficio.

Deberá haber más suicidios, o cosas peores, si cabe,  para que intenten hacer algo de provecho. ¡Qué cansera… de políticos! Como diría el admirado poeta murciano de Archena Vicente Medina.            

viernes, 19 de octubre de 2012

Del desastre del 10 a la aldea catalana

Las secuencias históricas tienen la recurrente manía de repetirse en las sociedades que olvidan su pasado.

Cuando la Restauración alcanzó su máximo grado de ineficacia dando lugar al Desastre del 98, a finales del siglo XIX, inició un declive que duró dos decenios largos hasta desembocar en tal grado de impopularidad que propició la dictadura del general Primo de Rivera;  bien acogida socialmente  en un principio.

De esa dictadura coronada, por la anuencia del rey Alfonso XIII, se pasó a la II República cuando agotó su crédito popular empezando por los intelectuales. De ahí a otro levantamiento militar fallido y la consiguiente Guerra Civil de tan infausto recuerdo. Después, los cuarenta años de Franco  y, por fin, mediante una modélica transición pacífica, al régimen actual de democracia parlamentaria con Juan Carlos I al frente.

Crisis de confianza  

Ya en aquel lejano 1.898, los escasos españoles ilustrados en comparación con los actuales, cayeron en una gran depresión anímica y fueron extendiendo la idea del desastre español en amplias capas de la sociedad hasta llevar a su inmensa mayoría a una crisis general de confianza a todos los niveles.

La pela, es la pela

También entonces, de la mano de incipientes fuerzas nacionalistas independentistas, algunas regiones españolas, como Cataluña y las Vascongadas, iniciaron una deriva centrífuga tratando de huir del previsible desastre español. La historia económica nos enseña que mientras tuvieron a mano sus potentes industrias las enormes posibilidades de los mercados coloniales, en el doble sentido de importación de materias primas baratas y exportación de productos manufacturados exentos de aranceles, estuvieron sumamente gustosas en la, hasta ese momento, imperial España.

La historia siempre vuelve

Y ahora, con todos los matices que se quieran según realidades, visiones e ideologías, estamos en lo mismo.

En 2.010, mediante el disparatado, calamitoso y dos veces votado gobierno socialista de Zapatero, el sistema político y social nacido en aquella Transición española que dio origen a la constitución de 1.978, alcanzó también su máximo grado de nepotismo, corrupción, ineficacia e ineficiencia originando un descontento popular que ha ido degenerando en progresión geométrica hasta nuestros días.

Por medio, el canto del cisne que supuso el triunfo mayoritario del PP de Rajoy en las generales de finales de 2.011.

Como ya hemos reiterado en este blog, si Zapatero fue quien nos  estoqueó, Rajoy se está encargando de recetarnos la puntilla. Aquél heredó, en condiciones trágicas todavía no bien aclaradas, un país medianamente rico y envidia de Europa, con todas las críticas oportunistas que ahora queramos hacerle al legado económico de Aznar; y dejó el país en una ruina galopante tras siete años de mandato.  Tales circunstancias, le obligaron a unas elecciones anticipadas tras gobernar a la postre contra su confesa utopía  socialista.

Rajoy, que llegó a representar durante todo el 2.011 la esperanza blanca de una gran parte de la sociedad española, falló desde el instante mismo de ganar por mayoría absoluta al faltarle el coraje y el sentido de estado de dirigirse a la nación diciendo claramente la tremenda situación heredada y los enormes sacrificios que habría que afrontar para salir adelante, incluso a costa de  quemarse personalmente en el empeño.  Inexplicablemente para muchos, se escondió dedicándose a dar bandazos. Y ahora ya sabemos por qué. Pondrá siempre sus intereses partidistas a los de España y los españoles. Primero fue el interés por preservar sus intereses políticos en las elecciones andaluzas con unas medidas fiscales muy alejadas de su electorado natural y con el retraso adrede de la presentación de los presupuestos de este año. Y ahora es la demora  en solicitar el descontado rescate por no perjudicar los intereses de su partido en las próximas elecciones, principalmente las gallegas. Le da igual que la situación económica general se deteriore a pasos agigantados o que la confianza de los españoles en sus dirigentes caiga a su nivel más bajo desde tiempo inmemorial.

La aldea catalana

Desde mi admiración por  los valores del pueblo catalán, podría entender que quisieran hacer de Barcelona y Cataluña el faro de Europa en cultura, en cuestiones sociales, convivencia, ocio, deporte, industria,  economía, etc., liderando España.  Como de alguna manera  tuvieron posibilidades de intentarlo hasta hace veinte  años. Pero lo que no puedo entender es que prefieran y luchen por encerrarse en sus fronteras regionales haciendo de Cataluña una aldea con su minoritario idioma en España y en el mundo, sus cien mil normas pueblerinas y su endogamia nacionalista con Mas de monigote, los Pujol muñendo y otros burgueses y socialistas ilustres como Maragall de corifeos.

Cuando en Europa se ejerce la supresión de fronteras y se habla de unificar casi todos los resortes del poder económico y político, los  independentistas se empeñan en hacer de esa hermosa y admirable tierra una aldea. La falta de grandeza e inteligencia siempre es lamentable. Los catalanes de cualquier tendencia pagarán la factura de su escasa visión de futuro. Esperemos que no, el resto de españoles.

El riesgo nacional

La historia está para  analizarla y sacar conclusiones, y la España actual se parece demasiado a la de primeros del siglo XX en muchos aspectos. Y el futuro llega inexorablemente; sólo que ahora más rápido por los avances culturales y en comunicación popular que nos diferencian de entonces. El paro, la desconfianza social en el sistema, el descontento generalizado, los intentos de huida de las ratas ante la inminente zozobra, la falta de estadistas, el mal ejemplo de los mediocres y paniaguados como garrapatas en el Estado, y la singular crisis económica española propiciada por unos y otros, al margen de la mundial, nos perfilan un futuro negro e  imprevisible.

Mientras, me reitero en que los millones de ciudadanos que mantenemos el tinglado atracados por tan variopintos como expropiantes impuestos de estéril destino, nos mereceríamos algo mejor. Lo peor, como tras el 98, es que nos sea indiferente quién eche a la chusma que nos asola.

lunes, 17 de septiembre de 2012

ERRADICAR EL VIRUS RAJOY, Y SUS ‘MARIANITOS’


Tras la entrevista en la primera de TVE al Presidente Rajoy, confieso que como a los caballos pregonaos me empezaron a bullir todos los gatos de la barriga. La insustancialidad en sus respuestas a las preguntas básicamente amables que le formularon, me retrotrajeron a tiempos cercanos que parecen ya muy pretéritos.


Las raíces del cinismo infame que nos asola
  
La tragedia nacional del  11-M de 2.004 postró a España. Agentes patógenos, todavía por descubrir, pergeñaron un vuelco político,  institucional y social cuyas enfermizas consecuencias nos consumen ahora.

La plaga de los siete años calamitosos de Zapatero fueron cultivando aquellos virus. Las irresponsables alegrías del ‘Chuflas de León’ con el dinero de todos, producto de nuestros impuestos  y de la buena gestión  económica y fiscal que le dejó su antecesor –innegable superávit público-, por muy  ensoberbecidos y discutibles que fueran los últimos años de Aznar; acabaron en el petardazo que dio quedando como Cagancho en Almagro negándose a rematar la desastrosa faena de su segundo mandato, convocando elecciones anticipadas tras haber renunciado a sus convicciones ideológicas; si alguna vez las tuvo.

Las dudas ‘rajoyanas’

Pero ahora se imponen el presente y el futuro inmediatos. Como decía, escuchando a Rajoy se me vinieron de nuevo todos los demonios encima. Y aun conocidos, vuelven a machacarme las esperanzas que al albur de una supuesta sabiduría reciente por haber aprendido de los errores de estos meses cabrían albergar. El gallego no dejará nunca su plomífera personalidad de indefinición, mediocres anhelos de continuismo,  falta de coraje anclada en que el que aguanta gana parapetado en la nomenclatura y la burocracia, y el más rancio partidismo conservador. Ni un atisbo de hablarle claro a los españoles ni de valentía para abordar el presente y el futuro, como debió hacer desde el principio. Ejemplos tenía muchos en la historia; dentro y fuera de España.

Aceptando que siempre hace lo que cree de verdad:

-         ¿Creía antes que no era bueno subir los impuestos, o cree ahora que son la solución? Y no valen razones de desconocimiento de lo que había, pues entonces hablaríamos de ignorancia inconcebible, incompetencia o mentira. La indefinida temporalidad de las siempre negadas subidas de impuestos– promete que algo queda- es demagogia barata. Y lo de no atreverse  a recortar de donde todos sabemos y a recaudar mejor– las AAPP en su conjunto, las instituciones políticas y la economía sumergida- diciendo que no tiene más remedio que sangrarnos a todos los demás, es la valentía del cobarde: respetar sólo a quien teme o desconoce, y machacar a quienes tiene por mansos; los propios silenciosos de Fraga

-         Siguiendo con la lógica anterior, cuando no hace lo indicado de ser más eficiente en el ahorro y en la recaudación, ¿es que no cree en ello? A esto se le podría llamar vagancia o incapacidad insuperable.

-          ¿Pensaba en diciembre que no era bueno subir el IVA – brutal en un tramo muy sensible-, cuando las empresas y autónomos hacían sus previsiones anuales y podían presupuestarlo; y en junio cambió de convicción cuando estamos a mitad de partido? Esto sería, siendo piadosos, improvisación y ocurrencias – lo que siempre niega y achaca a otros- o impersonalidad escuchando a tirios y troyanos quedándose con el último que llega.

-         ¿Tiene miedo calculado a hablar claro, o es la antiquísima forma de mentir callando o de no comprometerse personalmente a nada por temor miope al futuro propio o por ignorancia? Esto se llama indigencia personal, profesional o política.

-         ¿Estará pensándose de verdad lo de pedir el imparable rescate estudiando sus condiciones, o estamos de nuevo ante otra dilación de lo urgente e importante para que pasen los intereses electorales gallegos y vascos, como ocurrió con lo de Andalucía? Esto sería de un indeseable partidista en lugar de lo que de verdad necesita España: un verdadero estadista.

El principio de la superación del virus

-         Y lo más grave: ¿Ha tenido alguna vez alguna idea propia, o simplemente es un paniaguado que ha estado en el momento y lugar adecuados a la hora oportuna? Entonces más le valdría al centro derecha español buscar un nuevo líder por el bien de España, si es que de verdad les importa; y agotar el mandato quemándose en el empeño un político con mayúsculas, si quieren, también, tener futuro.

Y como buen palo muerto, ha  originado notables ramas secas. Lo de Montoro y sus bandazos inverosímiles; Guindos y sus decretazos buscando un lugar al sol en Europa; el amiguete de Interior calibrando criminales etarras al peso; Gallardón de perfil,  como acostumbra; Arias diciendo que lo del agua para después – a ver si llueve-; Soria defraudando expectativas de inversiones garantizadas en el BOE; Báñez envainándose la importantísima ley del emprendedor; etc. Es decir, ‘Marianitos’ con botas y chubasquero, gorrito de noche, pijama y orinal.

Sé que puedo parecer radicalizado, pero el momento español es excepcional, el futuro no espera, nos jugamos demasiado y sólo me tengo por uno de los muchos españoles ingenuos y esperanzados que pensábamos que Rajoy sería un buen gobernante. ¡Cuántas veces defendí que Rajoy había aprendido sabiamente que en España las elecciones no se ganan, sino que se pierden! De ahí que pensara como tantos que siendo un líder de la oposición blandito sería un magnífico Presidente del Gobierno. Ahora me mata la realidad. Pero sé que hay soluciones. La primera sería cambiar de caballo guía o pericón; éste padece infosura (cojera) irremediable. Ya no creo en curas milagrosas. ¡Ojalá! Y ¡ojo!, pronto en Europa – los de los cuartos- tampoco. (Ver lo ocurrido en Grecia e Italia)

Muchos amigos me dicen que escriba más del futuro que de las causas que nos han traído hasta aquí; seguramente con razón porque quieren creer en algo. Ahí tienen la primera piedra. Lo siento. 

lunes, 10 de septiembre de 2012

LAS PERAS AL CUARTO DE MERKEL A RAJOY


Me cuenta mi amiga, que bebe en las sencillas fuentes del poder ‘marianita’ por proximidad inevitable, que ‘el Jefe’ ha llegado del veranillo con la cara más afilada por los arduos ejercicios tudescos que le recetó  frau Merkel, su desconfiada ‘prima popular’ europea, a mediados de julio tras su enésima  decepción política y personal al hilo del cuadre de los números presupuestarios españoles que le iban llegando. Ni España ni Mariano daban más de sí, y entonces la teutona pasó al primer plan de emergencia ante lo que se avecinaba a las cuentas europeas y a las germanas en particular, enviándole vía Guindos a dos rehabilitadores con hábitos luteranos.

El último decreto financiero como toque de diana

Consumada la expropiación virtual de nuestro sistema financiero, vía decreto; primer renglón de los deberes a realizar, ahora sigue el siguiente paso de lija.

Los países occidentales en general, y los europeos en particular, han inyectado milmillonarias cantidades de euros a sus bancos sin necesidad de amedrentarles con mandarles al verdugo junto con los cuartos. Al Deutsche Bank en concreto le inyectó Merkel mas de treinta mil millones de euros sin asomo de amenazas de intervención. También sabemos lo que hicieron en EE.UU con los suyos después del fiasco de Lehman Brothers. Y los ingleses, holandeses, franceses, etc. Con el último decreto de Guindos no sólo es lo contrario, sino que además asoma la patita sobre el mal llamado Banco Malo amenazando con juntar churras con merinas dándoles a todos los activos inmobiliarios un valor de derribo. ¡Hombre!, no es lo mismo el valor de un suelo en cartera sin urbanizar, o ni siquiera sin calificar, o el de una promoción en su esqueleto, que el de unas viviendas terminadas, por ejemplo. Eso se llama arruinar a los dolientes para favorecer a los futuros buitres que vengan al olor de la cadaverina.

Es cierto y de todos conocido el disparate continuado en el que se han movido demasiados ‘cajarios’ y bancarios en España durante los últimos diez años, pero de ahí a encender el ventilador y llenar de porquería a todos por igual media un trecho enorme por injusto. Aun en las peores circunstancias debería haber distinguido el Gobierno el trigo de la paja. Porque además, ni son todos los que están, ni todos los que fueron andan penando sus culpas; desgraciadamente.

Y después todo lo demás

El jueves, Dña Ángela vino a repasar los deberes con Mariano. Le cogió de la mano y, como los maestros antiguos, le dio un repaso por todas las páginas del libro gordo de Petete. Y de paso iba ilustrándole, como ya lo había hecho alguna vez, con sus fundamentos políticos, sociales, económicos e históricos para poder hacerlo.

“Mira Mariano, yo soy heredera de quien hizo posible unir dos países con el mismo idioma pero con dispares realidades en todos los órdenes. Y provengo de la familia pobre de aquella unión. Además me la estoy jugando contigo y con otros enfrentándome a mi propio pueblo y parlamento, donde cualquier medida enfocada a daros más dinero sin exigentes contrapartidas y la seguridad de que no sois un pozo sin fondo es muy mal vista. Es cierto que también nosotros nos jugamos mucho en el empeño, pero a las malas, si todo explota, también estamos seguros, como todo el mundo y los alemanes en particular, de que saldríamos adelante por nuestros propios medios a base de lo que es nuestra filosofía de vida: trabajo, esfuerzo, austeridad, rigor, inteligencia, creatividad y determinación para hacerlo. Todo lo demás son cuentos, querido”

Por eso Guindos, prevenido por sus ‘alter ego merkelianos’, les dijo a los empresarios españoles y alemanes en la reunión previa, que España estaba haciendo lo que hizo Alemania en el pasado reciente. Ahí está la clave de lo que quiere la Merkel y los prescriptores alemanes y sus adláteres del norte y centro Europa.

Se han acabado los cuentos

Así que Rajoy y sus centuriones se han quedado preñados con parto inminente sólo con matrona, y echándose un ‘pienso’ reconstituyente de efectos inmediatos. Se han terminado los cuentos de las cuentas electorales, de las baronías regionales, de los paniaguados y de las inconcreciones varias. Por eso Aznar, con información privilegiada y estando a la que salta, le ha señalado el camino desde un foro importante en Italia. El modelo de Estado es lo primordial, junto con la insostenibilidad de algunos ‘bienestares’, y para ello hay que dejar las AAPP en lo imprescindible recogiendo las velas necesarias, porque vía impuestos la teta no da para más y vamos de cabeza con esa sangría a la debacle social y nacional; algo dijo también al respecto la canciller alemana refiriéndose a las autonomías.

Y yo con estos pelos

Hay que pedir el rescate sí o sí, mirando, eso también, salvar algunos muebles. Hemos perdido demasiado tiempo, Rajoy mediante, contando granitos de arena en la orilla y olas en la mar. 

De todos modos, veremos lo que son capaces de hacer el de Pontevedra y
su partido, porque ya asoman las orejas los lobos electorales gallegos y vascos. Aparte de las propias dudas e indolencias sempiternas; marca de la casa. Sin olvidar que la Cataluña ‘soberbia’ de Mas anda jugando sus alfiles por el mundo. – ver el reciente editorial del FT al respecto-.

Y yo con estos pelos, que piensa D. Mariano según mi amiga.

martes, 4 de septiembre de 2012

LAS GRIETAS DE LA MARCA ESPAÑA


En marketing no hay producto sin marca ni expectativas sin imagen; y ésta no existe sin confianza.

El empeño de un grupo formado por empresarios españoles multinacionales, con el Rey a la cabeza como pendón significativo del país – sin doblez pretendida de interpretación-, está abocado al fracaso porque se falla por la base. Hubiera sido magnífico si España gozara del respeto internacional basado en la confianza que inspirara como nación, pero desgraciadamente el momento no propicia esa cualidad sino la contraria.


El Obispo Sanahuja

Se cuenta que fueron a ver los huertanos de Murcia a este obispo para pedirle la excepcionalidad de sacar a la patrona en rogativa suplicando que lloviera, ante la ruina que una ‘pertinaz sequía’ les acarreaba. El ocurrente prelado catalán se  acercó a una ventana de su renacentista palacio de la plaza de Belluga, descorrió los visillos y contemplando el azulísimo cielo murciano como techo inigualable del inclemente sol que achicharraba la ciudad, se dirigió a sus fieles,socarrón él, diciéndoles con voz pausada y gesto grave: “Haced lo que queráis hijos míos, pero el tiempo, para llover, no está”

Como todo principio estratégico de marketing

Está bien la idea de reunir a una docena larga de empresarios importantes para dar la impresión de unidad frente a la crisis, subrayando la voluntad de salir de ella poniendo la ejemplaridad de sus exitosas empresas como referencia plausible de lo que es capaz España, pero no hemos empezado por el principio estratégico. Esto sería un buen colofón de una primera fase para iniciar de inmediato la segunda saliendo al exterior con posibilidades reales de éxito.

Antes nos deberíamos haber analizado en profundidad y, después, estudiado la percepción que tienen de nosotros en el mercado al que nos queremos dirigir: ni más ni menos que los principales prescriptores de opinión del mundo, los inversores internacionales y quienes tienen en última instancia en sus manos la toma de decisiones políticas y económicas decisivas para nuestro país. Todos ellos tienen información de primera mano y, además, leen con avidez los editoriales de los principales periódicos mundiales y las informaciones relevantes sobre nosotros; o anecdóticas, que a veces adquieren injustamente categoría de realidades sustantivas.

¿Y con qué nos habríamos encontrado? Pues como diría el inigualable barcelonés y humorista Pedro Ruiz, con que en lugar de ser pretenciosamente “Una, grande y libre”, somos “diecisiete, pequeñas, derrochadoras, arruinadas y en estado permanente de cabreo”, como realidad cierta e imagen de España en el mundo. Y, encima, con un Gobierno que se ha visto tan desnortado por la situación que está haciendo lo contrario que les prometió también a ellos. Rajoy y los suyos vendieron antes de las elecciones a muchos de esos influyentes grupos que su gobierno iba a ser serio porque sabían muy bien lo que tenían que hacer; previsible porque iba en su ADN personal y político; y fiable porque ya demostraron en la época de Aznar sus recetas económicas para el éxito.  Convencieran hasta a la mismísima Merkel, que fue en origen la mayor valedora de Rajoy en Europa.

Si a la propia Administración Central se le desbocan los números, y CCAA relevantes se ponen en la cola de los rescates pidiendo cuanto más mejor y hasta sin condiciones – Fabra dixit y Mas amenaza- antes de recortar todos el monstruo administrativo que nos desgobierna, en Europa cunde que esto tiene muy mala pinta.

Al no corroborar la confianza depositada por la UE en la nueva etapa que se abría en España con el gobierno del PP, tras el calamitoso precedente de ZP, ya no se fía nadie de nosotros. El ejemplo más claro lo hemos tenido con el reciente  decreto sobre el sistema financiero, hecho, como el propio Guindos ha reconocido, al dictado de Bruselas, que supone de facto una expropiación virtual de nuestros bancos y cajas empezando por las entidades más débiles; situación que debe hacer tentarse las ropas también a las poderosas. No en balde es muy significativo que hasta para el Santander y el BBVA, dos de las entidades financieras más y mejor capitalizadas de Europa, estén cerrados los mercados financieros mundiales.

¿Qué hacer?

En primer lugar dejar de insistir en “La Marca España” y tratar de recuperar la fiabilidad, sin la cual estaremos garvillando agua. Y valentía y determinación para imaginar, definir y cimentar la España que necesitarán nuestros hijos; la futura marca.

Mientras, si el rescate duro del sistema financiero ya es una realidad tangible, y el de uno menor y supuestamente blando para España, inevitable, pues tratar de cumplir inteligentementecon los obligados compromisos que conlleven. Las lamentaciones ahora son tan inútiles como arriesgadas otras invectivas que pululan por ahí; suspender pagos, por ejemplo.  Rajoy y su partido deben demostrar de una vez con hechos que son conscientes de la difícil hora que atravesamos y de la responsabilidad que adquirieron en superarla.

El PP y el PSOE deberían unir sus empeños como un equipo nacional, y no chirriarse como una banda. Las grietas de España necesitan una reforma radicalmente profunda, pues se ha demostrado que el Estado nacido de la Constitución del 78 se ha agotado sin remedio. Más grave que una crisis económica es la pérdida de demasiados valores éticos en nuestra sociedad. El primero es el de la responsabilidad colectiva de quienes hayan ocupado algún puesto relevante en los últimos diez años; pocos son inocentes. Y el último el de cada uno de nosotros cuando nos creemos con derecho a todo. En medio quedan la ineficacia e ineficiencia y el mal uso dedeterminadas estructuras políticas, jurídicas y sociales; y tantos golfos como inútiles a los que habría que pedirles todas las cuentas del mundo, y que pagaran inexcusablemente por ello.

Aunque, como seguramente pensaría Sanahuja: “ tan profundas grietas y la falta de grandeza de tantos responsables públicos inoperantes en su mediocridad, no dan para optimismos”.   

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