miércoles, 25 de marzo de 2015

MADRID Y BARÇA O LA DESIGUALDAD POR LOS DETALLES

Es verdad que cuatro puntos no son demasiados, suponen una derrota y un empate, porque el golaveraje particular es favorable al Rea Madrid. Pero son dos partidos, o mejor, dos pinchazos del Barça y la necesidad blanca de dos victorias; y eso suponiendo que también se gane todo lo demás. Francamente la liga está difícil para el Real, pero aún quedan diez jornadas y en el fútbol hemos visto de todo.

En el peor de los casos, habría perdido la Liga en Bilbao y en el Bernabéu y no en Barcelona. Porque esos mismos cuatro puntos eran la ventaja que tenía antes de esos dos fiascos sobre los blaugranas.

El partido de anoche fue bastante igualado en el juego, con ligera ventaja para el Madrid, y hasta en ocasiones de gol, pero aunque suene a tópico es verdad que decidieron unos pocos detalles. El primero estuvo en los porteros. Sin culpar a Casillas de la derrota, porque sería injusto, sí es verdad que Bravo estuvo más certero que él en una ocasión que pudo cambiar el resultado. Fue cuando desvió en un difícil escorzo, rectificando su primer impulso, un balón que había chutado Benzema y que tras desviar la trayectoria un defensa se iba para dentro. Ese fue su gran detalle, que resultó crucial. Como podía haber sido el de Casillas si hubiese podido desviar el que Suárez le cruzó al segundo palo cuando él se lanzó a cubrir el primero. Luego, también es verdad, ambos guardametas tuvieran intervenciones muy afortunadas, como las dos últimas paradas del madrileño, que evitó así la goleada culé en la última media hora que lució al contraataque.

El Madrid jugó su mejor partido en lo que va de 2015 y por ello pudo ganar en el Nou Camp. Su primer tiempo fue bueno y ahí tuvo las ocasiones para haber casi sentenciado el partido, como ese remate de Cristiano que repelió el larguero o el tiro fuera de Bale con media portería vacía, así como la mala suerte que tuvo en el que le anularon por un ligerísimo fuera de juego del portugués.

Luego, en la segunda parte empezaron bien pero el gol magnífico gol de Suárez les hizo cambiar su buen juego en el medio campo por intentar balones en largo a sus delanteros. Y aún así, pudieron y debieron empatar al menos para que se hubiera hecho justicia en el marcador.

El buen juego blanco durante una hora larga fue por otro detalle, pero este más importante que el de los porteros.  Y es que le ganaron el medio campo a sus rivales. Funcionó el medio centro del dúo Kroos- Modríc y fueron muy superiores al que opusieron Mascherano y Rakitic.  Los madridistas presionaron muy adelantados la salida del balón del Barça e incluso le robaron balones a sus medios al borde del área propia cuando querían salir con el balón jugado. Y es que, como hemos reiterado, el alemán juega más tranquilo con el croata a su lado y, sobre todo, con Ramos detrás haciéndole la cobertura en el centro de su campo.

Pero claro, cuando observamos al campeón del mundo con Alemania jugar tan bien más adelantado, tal y como lo hace con su selección, nos gustaría haberle visto en el Madrid con un medio centro tipo Alonso tras él. ¿Se imaginan al vasco y al teutón con Modric por la derecha e Isco por la izquierda con dos delanteros delante de la categoría que los tiene el Madrid? Seguramente estaríamos ahora hablando de otra cosa.

Y el Barça perdió el control porque no es igual Mascherano que un Busquets en forma; el catalán es más lento con los pies pero mucho más veloz que él con la cabeza. Y en ese otro detalle también está la diferencia. Los blaugranas aguantaron el partido al principio mientras que Iniesta pudo controlar por la izquierda, incluso creando peligro, pero tuvo pocos valores más en medio hasta que Messi, ya muy avanzado el partido, se echó atrás y pudo jugar entre líneas lanzando el contragolpe de su equipo. Y pudo controlar más cuando Busquets y Xavi salieron.

Finalmente, hubo otro detalle decisivo, y fue la superioridad de los centrales barcelonistas sobre los merengues, con mención especial para un espléndido Piqué. Pepe y Ramos dejaron unos huecos por arriba que sus rivales taparon bien.


En definitiva, esos detalles marcaron la desigualdad, al margen del juego general, pero todavía queda liga.  

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