miércoles, 21 de marzo de 2018

DE LA CHAMPIONS A LOPETEGUI Y MARCELINO



Otra vez la burra en el trigo, dirán en Europa. La Liga sigue a la cabeza de su fútbol, lo que supone reinar también en el mundial. Y no decaerá mientras Messi y Cristiano la protagonicen.
Nunca antes coincidieron en España el  mejor jugador y el mejor goleador del mundo. Y, además, en los dos clubes más laureados, que ahora no son causa sino consecuencia de tenerlos, aunque sean coetáneos de la mejor generación futbolística española.
Otra vez copamos los cuartos de Champions, con el consolidado Sevilla como invitado excepcional, que ya lo vivió en el lejano 1958 cuando el Real cuajaba su legendaria trayectoria. Y no han sido cuatro porque lamentablemente al Atlético lo ninguneó la suerte antes, en Roma.
A cinco partidos de la final puede pasar cualquier cosa, pero aventuro que Barça y Madrid estarán en semifinales. Y el Sevilla, si da su cara buena, suma posibilidades reales porque los Banega, Lenglet, Nzonzi, Sarabia, Ben Yeder y compañía disfrutan de una forma excelente. Y además tienen a Montella, un técnico de los que hacen crecer el fútbol reinventando jugadores; apostar por Navas de defensa lo demuestra.  El viejo zorro Heynkes deberá hilar fino para eliminarles. La exhibición sevillista en Manchester frente a los del incomprensible Mourinho habrá avisado a más de uno y andarán con las orejas tiesas. Los yanquis que gobiernan al United echarán cuentas y no le auguro porvenir al medroso  portugués, que vive del cuento cuesta abajo y sin frenos desde su afortunadísima Champions con el Inter.
El Barça tendrá pocos problemas con la Roma de Monchi. Están fuertes, con Messi disparado, y Valverde puede obrar el renacimiento, como en la Liga. Aparte, les sonríe la suerte y veremos si es la del campeón y tocan pelo tras seis años en barbecho. Y a la Juventus de Allegri le ha vuelto a tocar la negra. El Madrid de Zidane, por irregular que sea, tiene bastante más nivel y si juega al que ofreció contra los del becario Emery puede resolver la eliminatoria en Turín. Máxime con Pjanic, organizador, y Benatia, muro central, sancionados. Buffón, Chiellini y Barzagli no están para muchos trotes y solo Dybala e Higuaín amenazan, pero no demasiado.
Al City de Guardiola le ha tocado un rival inquietante, el Liverpool del súper goleador Salah,  cuña de su misma madera que ya le dio para el pelo en la Premier. Claro que tampoco le hubiese ido mejor con el Madrid, Barça o Bayern, porque con su defensa aún por consolidar en partidos de máxima exigencia tener enfrente a sus delanteros es mal asunto. Los de Manchester juegan mejor que los otros seis cuartofinalistas, exceptuando al Barça, pero habrá que ver su desenvolvimiento a estas alturas. Les hubiese favorecido jugar contra los italianos porque no tienen las agallas delanteras de los españoles y alemanes.
En clave de selección, Lopetegui sigue mostrando síntomas alentadores. Llamar a los viejos canteranos madridistas Parejo y Marcos Alonso y al sorprendente gigantón Rodri, canterano del Atlético, que lo repescará del Villarreal, indica que baraja con cabeza y honradez.  Por el buen gobierno de su equipo, el valencianista hace tiempo que debía estar. Con Busquets en el eje, o el propio Rodri  en su defecto, y Saúl o Koke, nos darían autoridad frente a cualquiera. Imaginémoslos con Iniesta y Silva por delante. O con Asensio, Lucas, Thiago o Isco si no se empeñan en conducir o jugar en redondo.  Y con el lateral del Chelsea, hijo y nieto de internacionales, tiene el relevo ideal de Alba. Marcos es un jugadorazo, aporta altura y es un peligro permanente en jugada y a balón parado cuando sube.
Y arriba no hay mucho más donde escoger. Costa es un valor seguro, Aspas el delantero español de más clase y Rodrigo está cuajando en el goleador que apuntaba. Morata sufre su tercer calvario y solo el relevo cantado de Conte podría avivarlo.
Por lo demás, destacan las ausencias de los polivalentes Sergi Roberto y Javi Martínez y del sevillista Sergio Rico. El navarro es titular indiscutible en el Bayern, el culé se justifica siempre y el meta es un autobús bajo los palos. En todo caso, Lopetegui y sus seleccionados merecen crédito.
Y hay que destacar el trabajo de Marcelino. Ha recuperado el brillo del Valencia, promoviendo y revitalizando futbolistas, y le dio la alternativa a un jovencísimo Rodri en el Villarreal. Otro extraordinario entrenador que imagina futuros internacionales. Para descubrirse.
    

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