jueves, 20 de agosto de 2015

IGLESIAS, EL OSO DE SÁNCHEZ

IGLESIAS, EL OSO DE SÁNCHEZ
Como Pedro Sánchez se deje abrazar por Pablo Iglesias está listo. Ahora mismo, es el mayor peligro que se cierne sobre la esperanza blanca socialista. Porque, de rebote, darían a Mariano Rajoy el oxígeno que necesita para que la exigua mayoría del miedo que se le prevé al PP en las próximas generales adquiera relieve de gobierno, con el apoyo puntual, activo o pasivo, de Ciudadanos o de cualquier otra opción periférica no izquierdista.
La realidad de Podemos
Podemos ha alcanzado su adolescencia como partido, y con esa virtud juvenil también han llegado las contradicciones que desde aquí preconizamos hace meses. En cuanto se ha estructurado como un partido político desde sus orígenes asamblearios, la superestructura en torno al líder Iglesias, controla, censura, tacha, discrimina, señala y promociona. Es decir, lo típico de quienes tanto criticaban. La casta podemita es dueña de carreras y haciendas de sus patrocinados. Y todos quienes no se acogen a su sagrado, como el recinto interior amojonado por las cadenas en torno a los antiguos recintos eclesiásticos, quedan expuestos a las turbulencias externas y, normalmente, reducidos a la nada; la vulgaridad partidista española tan denostada.
Los desengañados del partido de los círculos lo definen como modelo leninista, recordando la vieja experiencia bolchevique rusa o los diversos y variados ejemplos que han tratado de imitarla, y desde fuera se ha visto siempre como la consecuencia lógica de un movimiento populista engendrado en torno a un triunvirato, con Iglesias como sumo sacerdote  y Monedero y Errejón de prelados distinguidos, junto al predicador del pueblo desencantado, Echenique, y la consiguiente cohorte de curicas obreros y monaguillos internautas. Lo que pronto derivaría, como sucede, hacia un liderazgo a la vieja usanza con cadáveres entrañables en el armario.
El único que resiste es Errejón, avezado en sueldecicos con la excusa de estudios sociológicos a distancia para universidades afines o infiltradas, y veremos por cuánto tiempo.  Porque el experto en grandes análisis internacionales para países ‘hermanos’, Monedero, hace tiempo que campa a sus anchas como el marrano de San Antón, y por eso da rienda suelta a sus peroratas. Pero igual que le llegaron las vísperas con la ingeniería fiscal que le desbarataron a tiempo, también le llegará el gran día en que sea un proscrito para su íntimo Pablo; y sanseacabó.  En cuanto al heterodoxo líder de Podemos en Aragón, Echenique, ha consolidado su baronía maña con un cargo de elección ciudadana que será difícil de anular por parte de la nomenclatura circuliana.  Ahí tiene Iglesias un callo difícil de limar. Tanto por lo anterior como por su discurso coherente con el espíritu originario de la formación morada, aparte de que ya le ganado algún pulso personal dentro del partido.
Su futuro
Pablo Iglesias se ha percatado de la realidad que le alcanza: el previsible resultado de Podemos en las próximas elecciones. Con el 15% como horizonte máximo de expectativas debería largarse a casa si es coherente con lo que siempre ha dicho: que él está en política para gobernar y no para ser oposición irrelevante. Pero también me temo que tal promesa quedará en el limbo de lo que el viento político se lleva, y optará a mercadear votos con tal de influir en el futuro gobierno y justificarse. Ahí se enmarca su novísima estrategia de acercar posiciones con el PSOE; otrora partido burgués  de casta y trinque.
Es lo que tiene la realidad numérica del voto, que es muy cabezona, y propicia arreglos matrimoniales de difícil previsión. Tanto a priori como a posteriori, en cuanto a relaciones, duración y consecuencias. Salvo en países con cierta madurez democrática, tipo Alemania, lo suyo es acabar en división de opiniones cuando no en bronca o gran bronca, que decían las antiguas crónicas taurinas.
El difícil equilibrio de Sánchez
En fin, que debería Sánchez andarse con mucho cuidado a la hora de elegir a sus colegas afines en el Congreso, más allá de los diputados propios, porque el PSOE solo tampoco podrá gobernar.
Pero antes, habrá de hilar muy fino en los apoyos a futuro que se  visualicen, porque como se deje abrazar por Iglesias, le ocurrirá, seguro, lo que al rey que fue a cazar un oso para hacerse un abrigo con su piel  y acabó siendo él ‘quitafríos’ del plantígrado.
No está el patio español para bollos tras lo de Grecia, y lo caribeño ya descontado, más el propio desbarajuste de los antiguos asamblearios de Iglesias y compañía. El personal quiere estabilidad para entrever un futuro de esperanza después del ‘langosterío zapateril’ y la pertinaz sequía ‘rajoyana’. Dos plagas bíblicas que nos duran ya doce años y hacen odiosa una tercera. Demasiado hasta para las pacientes y poderosas espaldas de los españoles.

Con Podemos rondándole, mal pájaro se le ha puesto al PSOE en la bardiza. Y el PP de Rajoy, mientras tanto, frotándose las manos.  Como repita, vaselina a Rivera y Ciudadanos mediante, habrá que alabar la inteligencia a largo del pontevedrés a pesar de todos los pesares, que no son pocos ni cuestiones menores, que él diría. 

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