martes, 19 de mayo de 2015

EL MADRID INVERTEBRADO

EL MADRID INVERTEBRADO
Hace años que el Real Madrid es un equipo sin base ni respeto a su historia. Al año siguiente de llegar Florentino Pérez a la presidencia decidió que la herencia recibida de Lorenzo Sanz había que laminarla. Y lo que pareció bien al principio, con aquello tan esperanzador de Zidanes y Pavones, tornó pronto en un despropósito generalizado.
Pérez inauguró su nefasta época galáctica emulando la trayectoria clásica de su gran rival: el Barça, que siempre había fichado a los mejores del mundo sin que ello sirviera para triunfar en el campo. Hasta ese momento, los merengues coleccionaban títulos y los culés destilaban frustraciones, salvo en el corto periodo del equipo que logró ahormar Cruyff desde el banquillo.
Y tras cuatro temporadas criminales, Pérez se largó aburrido de ver a su equipo lucir figuras y envidiar títulos ajenos. La guinda fue en Mallorca, en el 2006, donde los blancos cayeron lastimosamente cuando la temporada enfilaba su recta final con pocas esperanzas de levantar nada.
Cuando don Florentino volvió años después, con la lección aprendida según dijo, sus añorantes seguidores se las prometieron felices pensando en que el gran mago enderezaría el rumbo de un equipo sumido en escándalos administrativos pero con dos Ligas recientes en sus vitrinas, conseguidas sin él. Pero pronto prescindió de nuevo de su escudero Valdano, que se empeñaba en vertebrar el equipo desde el punto de vista futbolístico, y retornó a los mandos de la política deportiva. Y de esos polvos los lodos actuales.  El Madrid es un club cuya plantilla se recompone básicamente cada año con grandes fichajes de allende nuestras fronteras, coincidiendo sus procedencias con los intereses comerciales de la empresa del señor Pérez. Solo hay que comprobar dónde le otorgan sus mayores contratos de obra pública.
Y el resultado de que la marca más lustrosa de España sirva a una gran empresa de departamento de relaciones públicas es un equipo invertebrado y sin equilibrio en el campo, como hemos visto a la hora de la verdad esta temporada y en anteriores. Pero esto no es nuevo. El Real Madrid encadena actualmente sus peores registros en la Liga desde antes de Di Stéfano, con solo un trofeo en siete años; entonces estuvo diecisiete sin tocar pelo. Así, salvo el milagro del año pasado en Lisboa, con Ramos de Virgen de Fátima, los blancos ayunan. Y menos mal que Calderón le fichó a Cristiano, un delantero de cincuenta y tantos goles por año.
No hay otro equipo de su nivel que atesore tanto media punta en su plantilla y tenga tanta carencia de medios equilibrantes por delante de su defensa. Pero son los que le gustan a Pérez, que acomoda sus gustos futboleros a sus intereses empresariales. Recuerden sus grandes fichajes desde el 2000. ¿El fútbol del Madrid? ¡Eso es lo de menos! Se trata de lucir nombres y futbolistas capaces de encandilar a la gente en una jugada, pero incapaces de mantener el tipo toda la temporada. Hace poco le escuché a un forofo blanco, de los que rinden pleitesía al actual mandamás, que los buenos jugadores deberían jugar solo en el Bernabéu. Es un ejemplo de la afición que abarrota el viejo estadio, incapaces de volverse hacia el palco tras los dos últimos fracasos en los que su equipo se ha dejado sus posibilidades en Liga y Champions. Y al menos contra el Valencia sus futbolistas se dejaron la piel, pero contra la Juve cantaron la gallina de lo que realmente son: un equipo invertebrado sin base de juego donde asentarse. Por eso lucen con arreones de sus grandes futbolistas pero no controlan el juego.

Hay un detalle en el que pocos han reparado. La falta de un medio centro adecuado hizo que Ancelotti tirara de Ramos para ese puesto en Turín, y, al decir de casi todos, el invento resultó un fracaso. Y lo fue en la segunda parte, pero en la primera funcionó. Recuerden ustedes que en esos cuarenta y cinco primeros minutos el Madrid pudo y debió resolver la eliminatoria. En Madrid, sin embargo, salvo por el repliegue italiano inicial, los blancos no controlaron el partido de verdad en ningún momento. Y cuando los de Morata decidieron ir a por la eliminatoria se impusieron. Así de sencillo. Los grandes equipos, como las casas, se construyen desde abajo. Y si es con estilo propio, desde la cantera, mejor. ¿Les suena a algo? Pues sí. Al Madrid de antes y al Barça de ahora.

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