miércoles, 4 de septiembre de 2013

DE CASILLAS A OTROS, Y EL DE SIEMPRE

El asunto de la suplencia de Casillas está adquiriendo tonos saineteros. Me recuerda al que se produjo con la ausencia de Raúl de la Selección por decisión de Luis, quien decidió unir su suerte cuando aún no habíamos ganado nada al grupo de pequeñines que jugaban en conjunto e individualmente como los ángeles. Y acertó.



Fuera de aquel éxito, en el que Casillas tuvo mucho que ver en  lo conocido y también en lo menos, quedaron algunos grandes futbolistas, como el citado Raúl, que habían sido emblemas de un tiempo del que había poco que añorar por muchos éxitos que hubieran obtenido en él individualmente y en sus equipos de origen.

Con esto no quiero comparar una situación y otra, con orígenes y circunstancias muy diferentes, pero hay un hecho que sí aclara  lo que  refiero.  En aquel tiempo, por mucho que el estandarte de “Raúl selección” se entonara por doquier en muchos estadios y ambientes futbolísticos, amén de espacios y programas en los medios de comunicación, tanto Luis como luego Del Bosque se mantuvieron firmes en la idea de conjunto y juego que funcionaba estupendamente en nuestro combinado nacional. Pero hubo un hecho que también les ayudó lo suyo a acallar muchas de las voces que atronaban desaforadamente a favor del jugador madridista. Y ello fue que el propio Raúl se mostró como el más ferviente seguidor de la Selección y siempre defendió que quienes jugaban en ella se merecían el respeto de todos, y el suyo el primero. Y así, poco a poco, se fue acallando el debate. Ahí demostró el madrileño su gran categoría personal, acorde a la que siempre ha tenido como futbolista y profesional.

Casillas, por el contrario, aún no se ha pronunciado al respecto de su situación. Y ya es hora de que lo vaya haciendo.

Aun partiendo de que el inicio de su suplencia fue un capricho del técnico luso egocéntrico, y por lo tanto injusta, también es verdad que después de su lesión Diego López lo ha hecho muy bien y no hay motivos para relegarle al banquillo. Es uno de esos códigos del fútbol que tantas veces se cumplen aunque haya siempre excepciones. Y, siguiendo esa costumbre, el mostoleño debería esperar su oportunidad tratando de demostrar en cada entrenamiento que sigue siendo un enorme portero.

Por ello, decíamos, nuestro meta más laureado en el fútbol mundial de la historia debería demostrar también su sabiduría y honradez profesional declarando sin ambages que su compañero Diego merece todo el respeto del mundo, empezando por el suyo, y que sabrá esperar su turno que sin duda alguna le llegará. Eso le devolvería la grandeza y ayudaría a disolver un debate muy dañino para todos los interesados, empezando por él mismo.

Por enfrente, en Can Barça tampoco están tirando cohetes. El otro día volvió a verse una evidencia que sin dada les debe ocupar lo suyo. Messi sigue renqueante en su condición física y no acaba de apartar los fantasmas de su final de temporada, situación que merma y mucho la eficacia del exquisito juego blaugrana. Y otro asunto que no por más natural es menos
preocupante: a Neymar todavía le falta mucho para ser una alternativa sólida al argentino. Empezando porque tiene que ganar unos kilos de fuerza para agarrarse mejor al césped y apoyarse en los hombros de sus marcadores  sin  resbalar tanto ante las acometidas de las defensas de nuestra liga. Tampoco está adaptado aún, lógicamente, a los códigos de juego de Xavi, Cesc – el culé más en forma -, Iniesta, Busquets y compañía.

Y otro tema que pronto puede dar que hablar es el tapón que puede suponer para el mejor juego del manchego ocupando la banda en la que ha lucido casi siempre. Alba, Neymar e Iniesta no pueden ocupar la misma zona porque se estorban. Y Xavi y Cesc tampoco están para dejar su puesto al de Fuentealbilla. ¿Dónde lo hará en sus mejores condiciones? Tiempo y hierba, que decía un conocido con cierta sabiduría ganadera.

Finalmente, aunque me cansa citarlo, llegamos a Mourinho. ¿Es que nunca alcanzará la elegancia de saber perder? Ahora sigue con su guerra con la UEFA por el tema arbitral sin acordarse de cuando le favorecieron. Recordemos la semifinal Inter-Barça de la Champions que acabó ganando tras el escandaloso arbitraje en San Siro.
 
¿Por qué no mandará a sus futbolistas a jugar buen fútbol en vez de a la contra  leñera?   

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