miércoles, 4 de julio de 2018

SIGO EN BLANCO, COMO HIERRO



Rubiales hizo lo que debía, pero el relevo de Lopetegui no ha estado a la altura. Así de sencillo y así de claro, aunque ya sé que cualquier explicación a toro pasado es ventajista y que hay opiniones para todos los gustos.
Y ya no va esto de que con dos delanteros llegamos más; aún no entiendo la cerrazón de Hierro con jugar solo con uno. Tampoco de apostar por mantener a un portero que no ha aportado absolutamente nada al equipo tras el fallo ante Cristiano. Ni lo de mantener a Silva de titularísimo, cuando está en evidente baja forma. No, esto va de un técnico que se ha visto superado por las circunstancias del juego en todos los partidos; no en uno solo o contra Rusia. Ni ha acertado con las alineaciones titulares ni con los sucesivos cambios; siempre hemos jugado con uno o con dos futbolistas menos; con Silva siempre, y luego con Lucas, Thiago o Asensio, quienes han jugado en posiciones forzadas y estáticas; es de suponer que por indicaciones de su técnico. Pero, en fin, más allá de estas opiniones, que como todas en fútbol son subjetivas y válidas o no como las de cualquiera, hemos visto a una selección con una sola idea, la de marear la pelota de una lado a otro sin profundidad alguna. Solo dos veces la tuvimos y fueron dos goles; los pases de Busquets e Iniesta a Costa contra Portugal e Irán.  El resto fue un sin fuste de sobos de balón sin más perspectiva que hallar a alguien, normalmente Isco, que decidiera arriesgar y buscar el área contraria. Y desde las bandas, que tampoco eran lo profundas que deberían haber sido, nos queda el pase de Carvajal a Aspas, que también fue gol. Aparte de todo eso, solo la espléndida jugada de Iniesta que culminó con el golazo de Isco a Marruecos justificó la presencia de nuestros jugones.
España ha tenido de cara el VAR y el cruce en el grupo más asequible para haber hecho mucho más. Pero ni por esas, y viene a echarnos una Rusia que son poco más que un grupo de futbolistas que en todo un Mundial forman una banda más que un equipo de élite. En cuanto la coja una selección seria se quedan sin aire.
Decía en mi columna del lunes en La Opinión que estaba en blanco, y la verdad es que por mucho que he buscado explicaciones no encuentro ninguna más allá de lo expuesto, que tampoco es mucho. Quizás que el fútbol sea solo un juego es la más evidente, donde los jugadores también fallan. Pero es que hasta en un  juego hay que imaginar, apostar y arriesgar cuando se tienen opciones de ser algo más que simples jugadores. Y España tenía y tiene mimbres para haber subido la apuesta en cada uno de los partidos que se nos pusieron cuesta arriba o favorables. Nos faltó guía. Nos faltó valor. Nos faltó asumir riesgos. Nos faltó aprovechar cuanto teníamos. Nos faltó optimizar nuestras ventajas competitivas. Nos faltó eficiencia y eficacia. Nos faltó visión estratégica para buscar los puntos débiles de los contrarios. Nos faltó, en definitiva, alguien con el liderazgo suficiente para dirigir. Y eso se llama un técnico capacitado. Hierro ha dado el cante. El principio de Peter se ha cumplido una vez más; aquello de ir ascendiendo hasta alcanzar el mayor grado de incompetencia. Que se dedique en adelante a otra cosa, donde seguramente será mejor.
¿La ausencia de Lopetegui ha sido decisiva? Pues seguramente, pero eso no lo exime de corresponsabilidad por hacer las cosas mal. Debería haber copiado de Pochettino o Allegri, que le dijeron a don Florentino que hablase primero con sus presidentes, pues tenían contrato en vigor. Y él más, por estar recién renovado.
Ahora ya no queda más que mirar para adelante y buscar a un seleccionador que pueda encarar la próxima Eurocopa con garantías. 2020 está a la vuelta de la esquina y la selección, aparte de renovar a unos cuantos, debe asumir que el tikitaka ya pasó a la historia, por muy glorioso que fuera desde 2008 a 2012, y hemos de buscar otro sistema desde lo que nos quede valioso de entonces. Que no todo es malo. Hemos dominado los cuatro partidos jugados en Rusia, y eso es un buen punto de partida.
¿Dónde estará nuestro siguiente Luis Aragonés? Ese es el quid. Alguien con el conocimiento, la experiencia, la clarividencia y la imaginación necesaria para diseñar el futuro.    

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