jueves, 26 de diciembre de 2013

CAMPAÑAS, FRESCOS Y CANTAMAÑANAS

Ya tenemos otra. Ahora resulta que según Pérez hay una campaña contra España en Europa; otro que siendo una parte se cree el todo. Y ha protestado el señor presidente blanco porque alguien desde el Parlamento Europeo ha denunciado las continuas ayudas de los políticos españoles a los clubes de fútbol españoles. No se explican, como tampoco nos lo explicamos algunos, que estando nuestros equipos entrampados hasta los corvejones con deudas mil se puedan hacer esos fichajes multimillonarios anuales.

Pues mire usted, señor Pérez, a muchos nos parecería bien que alguien pusiera orden en ese arcano. Porque también es inexplicable la consabida huida hacia delante de muchos clubes, o ‘patá palante’ a la ruina, que llevan a cabo con sus presupuestos anuales. Tiene poca lógica financiera y económica, ni de nada, que pregonando desde ellos la supuesta riqueza de entidades como el Real Madrid, por lo mucho que ingresan, sus deudas sean cada vez mayores. Ya veremos lo que pasa cuando se destapen todos los pufos que sin duda hay detrás de sus creativas contabilidades.

Así que si no hay campaña, para aclarar las connivencias entre los poderes públicos y los intereses de todos con los clubes poderosos españoles sí debería haberla. Y más que campaña, una acción seria para dejar de ser desde la ruina nacional que nos asola a los contribuyentes, los tontos del bote de esta película protagonizada por tanto fresco. La última ha sido la alcaldesa de Valencia, la señora Barberá, que dice que el Valencia no se debe vender a pesar de la ruina estratosférica que soporta. Estará pensando en sanearlo ella desde su también arruinado ayuntamiento, o que sean todos los ciudadanos españoles quienes, con sus impuestos, ayuden una vez más a los descerebrados equipos de fútbol, entre ellos al suyo, claro. Mire usted, señora, si en el Valencia ha habido unos cuantos pelagatos de dineros ajenos, porque de sus cuartos ni medio, y todos ustedes lo han consentido, empezando por sus socios y aficionados y terminando por los mandatarios políticos, pues ‘a joerse tocan’, como ha pasado con otros equipos tan dignos como el del murciélago.

Y de can Barça vienen también vientos de frescos. Si en el Madrid piensan que hay una campaña en Europa contra el fútbol español,  creen que hay otra desde Madrid contra ellos. Es decir, que los blancos para tapar su penuria deportiva en cuanto a títulos y los blaugranas para cubrir las vergüenzas filibusteras de todo tipo de sus dirigentes, aquí todos tratan de tirar la pelota fuera del campo para seguir ocupando sus sillones curales, que diría el inigualable Ansón, don Luis María.

Ahora bien, contra la selección nacional, que sí es quien representa de verdad al fútbol español, mucho más que los clubes, no parece que vaya nada. Y nuestro combinado sí que levanta desde hace unos años las envidias del orbe futbolero mundial.

Más le valdría a los señores Pérez y Rosell limpiar sus casas por dentro y dejar de ser los mimados de otros frescos, como el señor Tébar, procurando que los dineros del fútbol se repartan mejor entre todos los equipos porque por el camino que vamos se cargan la Liga española. Es inconcebible que una competición que ha dado muchos representantes laureados en el fútbol europeo sea al final una cosa de dos, como la escocesa. O que la Copa del Rey sea una pugna con cierto interés y no una mamarrachada para los mismos. Si en lugar de a doble partido se jugara a uno sólo y el triunfador final tuviera algún aliciente europeo ganaría en emoción. Otra cosa es que haya a quien no le guste que en el cuadro último falten los grandes. Pero eso es otra frescura económica de quienes manejan la Federación. 


Y llegamos a los cantamañanas. Si un futbolista es contratado por un euro al año, por decir algo, ese dinero es sagrado juegue más o menos, mejor o peor, sea un buen profesional o un golfo, etc. Ahora bien, si resulta que le suena la flauta y lo hace muy bien, enseguida viene el representante de turno con la ayuda del periodista de cabecera exigiendo una mejora de su contrato en vigor y que le suban a euro y medio, dos o tres euros su ficha. O sea, si no juego cobro hasta el último céntimo, y si lo hago bien pido más. ¿Les suena Messi? ¿Y la pasada tristeza de Cristiano? Y tantos otros…     

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