Rememorando
el entrañable poema del inmenso poeta murciano de Archena, Vicente Medina, muchos ciudadanos españoles sufrimos el estado
anímico con el que encabezamos este comentario. Es tan maloliente el plato de mal gusto que nos ofrecen quienes nos ‘mal gobiernan’ y
se ‘peor oponen’ como forma de hacer política en esta España de nuestros
pesares, que nos sume en tal cansera que nos aburre la vida.
La penúltima estafa
Por un lado, el gobierno de quien puede
presumir de cualquier cosa menos de resoluto, el diletante Rajoy, hace algún tiempo que ha encontrado en la estafa del “gracias
a nosotros no nos intervinieron el año pasado” el incierto banderín de enganche
de muchos bien pensados para aparentar ser los salvadores del desastre que nos
dejó en ruina el tsunami Zapatero. Y
el partido que lo sostiene y que obtuvo una desahogada mayoría absoluta ha
encontrado en ese eje comunicativo la justificación a todas las renuncias
hechas respecto al programa electoral con que se presentaron en las últimas
elecciones generales. Pero no han hecho cuentas de lo que hubiera pasado de
aplicar su programa.
La antigua
Es
tal la enormidad de la estafa perpetrada a quienes confiadamente les votaron:
‘peperos’ de carnet, de afición, de cartera, arrimados, o simplemente buenas
gentes que suelen votar opciones de centro, derecha o centro derecha; y otras no
menos buenas que les votaron inopinadamente por considerar que Mariano Rajoy
era, como decía y se le suponía, un político previsible, serio y con la
experiencia suficiente para aplicar programas eficaces y eficientes; que hasta
su padrino Aznar ha tenido que salir
al ruedo a dibujarle cinco pases con los que domeñar a la fiera que le salió
por el portón de los sustos hace año y medio. Y es que, nadie puede creer
honestamente que el pontevedrés y sus acólitos no supieran lo que se les venía
encima cuando llevaban un año esperando razonablemente coger el relevo;
mandaban en casi todas las autonomías y principales ayuntamientos y decían que
ellos tenían la solución para España.
Y
no creo que sea cierta la voluntad que le suponen interesadamente algunos de
volver al ruedo. Él sabe que su tiempo ya pasó y que salvo en situación
catastrófica su vuelta sería más decepcionante que exitosa.
La actual
Y
ahora cantan la nueva estafa por ‘engañeras’. Aseguran sin rubor que lo peor de
la crisis ya ha pasado y que empieza un buen futuro señalando los normalillos
datos de empleo recientemente conocidos.
Miren
ustedes, ya está bien de engañiflas, hasta que no tomen medidas de verdad para
crear empleo a mansalva favoreciendo la contratación con imaginación y medidas
valientes, que las hay, sólo nos espera más ruina. Demasiado saben que los
últimos datos de empleo son tan aparentes como las contrataciones al hilo de
los meses de verano de cara a las vacaciones y al turismo. Pan para hoy y
hambre para mañana.
Mediocres unidos
Lo demás: los ninguneos a Aznar por parte de
personajes de medio pelo ahora en el gobierno o en el partido, mirar para otro
lado por falsa prudencia que en el fondo es miedo de quienes sí debieran darse
por aludidos, o prestarle un poquito más de atención en sus apariciones
públicas pero sólo por aparentar – Club siblo XXI hace unos días- es sólo la
muestra de la dudosa inteligencia emocional, y de las otras, y la nula capacidad
de autocrítica de quienes deberían poner el oído en la calle para pulsar lo que
sus gobernados piensan. Muy al contrario, perseveran en la manida mala costumbre
de los mediocres de siempre: hacerla, mantenerla y no enmendarla. En las
próximas elecciones, sean para lo que sean y que son el único termómetro al que
harán caso, obtendrán la desastrosa cosecha que se están ganando a pulso.
La ruina de enfrente
Y de malo a ‘malopeor’. Con el liderazgo más
débil en la historia reciente, los socialistas andan desarbolados y
desparramando la vista hacia cualquier sitio donde les hagan ojitos. Además de
carecer de un discurso uniforme y nacional como partido que aspira a gobernar,
andan en peleas internas en régimen de alquiler porque a pesar del derrumbe del
PP en intención de voto, según todos los estudios sociológicos, no tienen visos
de escriturar nada a corto plazo por falta de recursos y de crédito ante el electorado.
Rubalcaba lleva camino de dar la
puntilla al partido que dejó Zapatero para el arrastre.
Los liquidadores
Uno y otro, Rajoy y Zapatero, van a conseguir
un hito histórico por el que vienen luchando los partidos minoritarios desde
que fue consolidándose la Transición: la voladura del bipartidismo. Y, además,
pueden pasar a la historia como los grandes culpables de dividir a sus partidos
en diferentes opciones de sensibilidades parecidas.
Tanto
en el PP como en el PSOE hay actualmente serios riesgos, o posibilidades
higiénicas, según se mire; de que surjan personas inconformistas con sus nomenclaturas
que le echen valor al asunto y den la batalla dentro, y que ante la
imposibilidad de regeneración por los grandes vicios que los corroen se decidan
a plantear opciones políticas alternativas. Pero esto sólo ocurrirá,
lamentablemente, tras sus respectivos batacazos electorales; porque antes hay
que colocarse bien con los jefes para salir en las listas. Es la consecuencia
de la ‘partitocracia’ que nos rige; otra estafa vergonzante.
Gracias a los de siempre
De todos modos saldremos,
pero gracias a las iniciativas de miles y miles de ciudadanos que no se
resignan aunque los machaquen un día sí y otro también con impuestos, tasas y
sacaperras de toda calaña porque no hay lo que debería haber: bemoles, dicho en
fino, para empezar a arreglar esto podando seriamente el enorme sector público
y poniendo las condiciones imaginativas y valientes necesarias para crear empleo
privado a todo tren; que, repito, las hay.
Mientras
tanto, la pena de demasiados ante tanta estafa es como aquella de Medina: ‘Éjame’ que duerma, ¡a ver si es ‘pa’ siempre!,
¡si no ‘m’espertara’!, tengo una cansera….