martes, 28 de junio de 2016

Y DE LA CONTEMPLACIÓN A LA NADA

España ha pasado en Francia de buscar la excelencia a jugar andando, y de ahí al fútbol Y contemplativo y a la nada. Otra vez a cero porque el pasado solo sirve para añorar los buenos tiempos, congratulándonos por haberlos vivido, y para adquirir sabiduría reconociendo y analizando los errores. Ese debiera ser ahora nuestro lugar.
Lo evidente es decir que se trata del final de una época. Y lo facilón echar de menos aquellos años que nuestros futbolistas internacionales llegaban al balón antes que el contrario con tantas ganas como calidad. Y recordar jugadores que nos daban un plus perdido: Pujol, Xavi y Villa, por ejemplo. Y criticar a Del Bosque por su conservadurismo en ciertos momentos decisivos, aunque haya hecho debutar a docenas de futbolistas y se la haya jugado con algunos que no han dado el nivel exigible. Y criticar presencias y ausencias. Y sacar en nuestro cainismo tradicional las filias y fobias por jugadores de unos u otros equipos. Pero todo es mucho más fácil. Nada dura eternamente, y menos en el deporte en general y en el fútbol en particular. Solo hay que ver las trayectorias de Brasil, Argentina, Italia o Alemania, por citar las de mejor palmarés; luces y sombras por añadas, como los buenos vinos.
Si caemos también en el fatalismo, tan común en nosotros, habremos iniciado el retorno a aquel pasado que tanto nos deprimió a nivel de selecciones. No. Hay que mirar adelante teniendo el espejo de nuestros mejores años y la inteligencia de contemplar con frialdad analítica, tan difícil en el fútbol, los errores que hayamos podido cometer en no gestionar bien la continuidad de lo bueno que nos llevó a los triunfos, a veces tan mentirosos como los fracasos, que diría Kipling. Y, como él escribió, volver a levantarnos para empezar de nuevo con nuestras viejas y desgastadas herramientas.

Mimbres hay en nuestro fútbol, y personas con capacidad para gestionar su talento también.  Hay que acertar. Luis y Del Bosque son historia. Es la oportunidad de otro futuro brillante desde esta pesarosa nada.         

miércoles, 22 de junio de 2016

ANDANDO NO SE JUEGA
Contra Croacia hubo tres partidos y un fantasma. Nada más empezar, la defensa y media españolas regalaron varios balones y enseguida empezó a faltarnos la décima de segundo y la fuerza. Volvía el fantasma de Brasil: lentos, sin desmarques, salvo Morata, y con plomo en los pases. Después, bastaron tres buenas jugadas de nuestros medias puntas, en especial de Silva y Cesc, para retornar al optimismo, y con tal estado de ánimo y calidad llegó el gol que nos metía en octavos como primeros de grupo por el lado bueno del cuadro final. Pero a continuación pasamos a la segunda fase; la de la suficiencia y el engreimiento: “somos tan buenos que podemos jugar andando”.
Y ahí apareció Croacia; un buen equipo que sí había hecho los deberes con  varios cambios respecto al equipo de sus dos primeros partidos y las ideas tácticas claras: aprovechar los espacios que dejaban nuestros laterales, convertidos absurdamente en dos extremos todo el partido, e intentar hacer daño a la contra.  Finalmente, nos ganaron porque además de inteligencia y calidad le echaron ganas y velocidad, además de acompañarles la suerte, esencial en cualquier juego.
España pudo ganar, sí, pero jugando mal. Y esa suerte suele ser esquiva. Fallar un penalti, que no era, y que tu portero cante en el segundo tiro a puerta del rival en  toda la segunda parte, en el segundo intento de De Gea de jugar al balonmano, es sinónimo de que la suerte no hay que tentarla; ya nos había sonreído en la primera parte tras uno de los fallos reseñados con un balón al larguero y al poste en el mismo remate de Rakitic, un gran futbolista.

Iniesta, al que tanto ponderamos, no estuvo en todo el partido: lento, apático y sin ideas,  y eso debió verlo Del Bosque; apenas se fue una vez de su marcador y solo metió uno de sus balones decisivos. Juanfran y Alba nunca sorprendieron, anclados y estáticos en los extremos, y eso también debió verlo el técnico. Y los cambios en el medio campo debió hacerlos desde el principio, supuesto que los entrena a diario. Ahora a remar como galeotes, encadenados a demasiados fantasmas pasados. La excelencia que decíamos ayer requiere velocidad y pulmones. 

sábado, 18 de junio de 2016

EN BUSCA DE LA EXCELENCIA
Recurro al título del excelente manual para empresarios de los gurús Peter y Waterman, que hizo furor en los ochenta y conserva una vigorosa vigencia, como resumen del camino iniciado por nuestra selección en Francia. Solo un buen comienzo, sí, pero el mejor juego hasta ahora de la Eurocopa y a gran distancia de lo exhibido por los demás.
Buscamos el tesoro que encontramos en el 2008 de la mano del gran innovador de nuestro fútbol internacional, Luis Aragonés, y que conservamos en el Mundial del 2010 y en la anterior Eurocopa del 2012 de la  mano de Del Bosque, perdido lamentablemente en Brasil hace dos años. Un juego exquisito y dominador, a uno o dos toques, y a una velocidad superior a todos, que procuraba una anticipación imprevisible y una eficacia sumamente eficiente: la  mejor relación entre goles a favor y en contra  resumía nuestra excelencia futbolística; esa que ahora buscamos.
Es cierto que no están Senna, Pujol, Villa, Alonso ni Xavi, entre otros; pero siguen  Busquets, Ramos, Piqué, Cesc, Silva, Pedro y don Andrés Iniesta, el mejor centrocampista del mundo ahora mismo, y aparecen realidades importantes como Alba, Juanfran, Koque, Morata o Nolito, sin reparar en que De Gea ha tomado el relevo del portero español más laureado de todos los tiempos, Casillas. Y aguardan los Adúriz, Thiago, Azpilicueta, Vázquez, Bellerín, San José, Bartra, Rico, o los ausentes Alcácer, Carvajal, Javi Martínez, Isco o Saúl, por citar algunos.
España está en camino de reverdecer laureles con su ya mítico estilo de juego, que algunos ningunean porque, tan increíble como humanamente, se han cansado de ganar con la misma partitura. El día que algún iluminado trate de cambiar ese estilo echaremos de menos nuestra envidiada excelencia. El juego eléctrico y bello que, paciencia mediante porque ante su presencia todos se cierran, en tres o cuatro chispazos nos lleva a la gloria de la belleza estética de su culminación, ¡el gooooool!; ese grito que nos libera del estrés que genera la deleitosa emoción contenida ante la mejor versión de este juego.
Sin volear campanas y mientras algunos siguen empeñados en no disfrutarlo —¡Ay, los forofismos estériles!— sigamos saboreando la maravilla española que nos ofrece la acertada selección de Del Bosque.

         

lunes, 13 de junio de 2016

El deporte murciano opinia

Piqué tuvo que ser

El hándicap de la selección de Del Bosque es el gol, pero apareció Piqué

13.06.2016 | 18:51
José Luis Ortín Sánchez
José Luis Ortín Sánchez
España, tricampeona de Europa a pesar de que muchos se empeñan en que optamos a la tercera – les falta añadir que consecutiva, porque ya ganamos la de 1964 a Rusia en el Bernabéu-, abrió el melón de la portería con De Gea, pero al final de la primera parte aún no conocía el color de la pulpa de Chequia.
Dominio total en ese tramo, como resumen típico del juego de España desde el 2008 con Luis Aragonés, pero falta de fineza en el último pase y de puntería, como también es habitual desde que se apagara la llama de David Villa.
El gol es caro y requiere esfuerzos de calidad, como todo lo bueno, y ahí estamos huérfanos de auténticas figuras. Echamos de menos a jugadores que hemos tenido en otros tiempos y a los mejores goleadores del mundo, que ahora brillan en nuestra Liga sin ser españoles. Ese es el hándicap de la selección de Del Bosque.
Afortunadamente no apareció en Toulouse el fantasma de la indolencia que arrastramos desde Brasil, quizás por una mejor forma física de los jugadores básicos, ni la ominosa lentitud del último amistoso perdido, pero tampoco el duende de la décima de segundo en los toques decisivos y en la disputa de algunos balones que tanto nos ha distinguido.
España ha ganado por primera vez un trece de junio porque ha sido muy superior a su rival, sin ninguna duda, y porque también la suerte nos ha acompañado en los dos últimos remates. El de Piqué, tras una maravilla de Iniesta – una más y ¡qué partidazo del manchego!- fue para dentro y el de ellos lo sacó De Gea con los puños; de la materia de la fortuna también está hecho el fútbol. Que le pregunten a Inglaterra con Rusia.
Y tenía que ser Piqué porque es un grandísimo jugador, porque dice que es un honor jugar con España - ¡qué oportuno en estos momentos!, y porque, según dijo al final, tenía a su hijo con la camiseta española en la grada. Seguiremos soñando con el chaval, que no es moco de pavo en estos tiempos procelosos, y, ´joer´, que guarden su música para las fiestas de los pueblos los que pitan a su padre.

lunes, 6 de junio de 2016

UCAM Y REAL MURCIA

SUMAR ESFUERZOS Y UNIR PASIONES
Desde el punto de vista del aficionado, el fútbol es sentimiento y hasta pasión, por encima de gustos futboleros y modas. En mi caso, confieso que algunas veces todavía me despierto preguntando si ha ganado el Murcia. Y es así desde niño, por encima de otras querencias.
Ayer tomé un bocado con mi familia en “La Viuda”, ese excelente bar de  la Murcia profunda entre la calle Sagasta y San Andrés, y nos presidía una foto de aquel equipo legendario de primeros de los setenta cuajado de murcianos: Ponce, Herrero, Murciano, Ruiz Abellán, Canito, Añil y López, junto a los foráneos Ojeda, José, Vera Palmes y Juárez; que con algunos retoques logró subir de Tercera a Primera en dos años consecutivos. ¡Qué años! La pasión murcianista afloró por mis poros y el regusto por lo que bien que jugaban me supo casi mejor que las excelentes viandas que nos servían.  Pero después, disfrutando en la calle de las gotas de ‘perrogordo’ que nos caían del cielo, se me hizo presente la realidad del fútbol actual: en el fútbol manda el dinero por encima de todo lo demás.
Y pensé en lo leído estos días en la prensa nacional sobre la guerra civil que llega al fútbol de la capital murciana, con el muy meritorio ascenso del UCAM a 2ª A y el difícil trance que asola al Real Murcia al quedarse de nuevo en el pozo de la 2ª B.  Conozco muy bien lo difícil que es salir de ahí por haberlo vivido en primera persona, al caberme el honor de presidir al Real Murcia cuando lo logramos en junio de 1.993, siendo más difícil aún porque el campeón de la Liga regular, que fue nuestro caso, debía ser también campeón de la Liguilla a cuatro posterior. Por eso entiendo la angustia que estarán pasando sus directivos al afrontar una nueva temporada, y la liquidación previa de la actual, desde la ruina económica más absoluta, aparte de la desmoralización generalizada por la reciente frustración deportiva; es muy meritorio su esfuerzo.
La cara de esta situación es el exitazo del UCAM. Hace tiempo, cuando empezaba a cuajar la Universidad Católica de Murcia y todavía no era el referente universitario deportivo nacional y mundial en que se ha convertido por la inteligente y apasionada apuesta de su creador, José Luis Mendoza, escribí en este y en otros medios de comunicación que la UCAM representaba el hito social más relevante sucedido en Murcia en el último medio siglo, y quizás me quedé corto. Ciñéndonos exclusivamente a lo deportivo, este final de temporada hemos tenido una muestra de su importancia con la exitosa disputa del ascenso de su primer equipo de fútbol contra el Real Madrid, y la honrosa eliminatoria por el título máximo en baloncesto contra el mismo equipo; institución puntera y laureada en España, en Europa y en el mundo en ambos deportes, y a la que golea la universidad murciana en el resto de especialidades deportivas. ¿Alguien, al margen del magnífico visionario Mendoza, podía imaginar eso en Murcia, y llevarlo a la práctica con éxito junto a su extraordinario equipo de colaboradores? Ustedes mismos.
Con estas premisas es razonable llegar a la conclusión con la que encabezo esta columna: es el momento en Murcia de sumar esfuerzos y unir sentimientos, y de muchas más cosas. Decía, además, otra obviedad: en el fútbol manda ahora el dinero por encima de los sentimientos. La pasión se deja como migajas para los aficionados por quienes se han adueñado de los clubes. No sé ustedes, pero yo no me identificaría con un equipo en manos, con todos mis respetos, de un chino, un árabe o un ruso, o cualquier otro conglomerado económico que sirva a intereses que nada tienen que ver con el murcianismo. A la larga, lo venden, alquilan o prostituyen sin otros fines que los suyos propios; hay numerosos ejemplos. Pero es que tampoco me sirve que sea un inversor patrio, que, como también aventuré hace años en un libro dedicado al Real Murcia, ya sabemos a dónde nos ha conducido.
Si el sentimiento murcianista no puede estar basado en lo que fue antaño: los socios éramos los dueños del equipo, como se ha demostrado también, que sea una institución como la UCAM la depositaria de nuestra pasión futbolera. Además de aportar medios, trasciende para fines nobilísimos el mero interés monetario. ¡Aúpa Murcia, y esos murcianos tan excepcionales que están haciendo historia!


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