Y DE LA
CONTEMPLACIÓN A LA NADA
España ha
pasado en Francia de buscar la excelencia a jugar andando, y de ahí al fútbol Y
contemplativo y a la nada. Otra vez a cero porque el pasado solo sirve para
añorar los buenos tiempos, congratulándonos por haberlos vivido, y para
adquirir sabiduría reconociendo y analizando los errores. Ese debiera ser ahora
nuestro lugar.
Lo evidente
es decir que se trata del final de una época. Y lo facilón echar de menos
aquellos años que nuestros futbolistas internacionales llegaban al balón antes
que el contrario con tantas ganas como calidad. Y recordar jugadores que nos
daban un plus perdido: Pujol, Xavi y Villa, por ejemplo. Y criticar a Del Bosque por su conservadurismo en ciertos momentos decisivos,
aunque haya hecho debutar a docenas de futbolistas y se la haya jugado con
algunos que no han dado el nivel exigible. Y criticar presencias y ausencias. Y
sacar en nuestro cainismo tradicional las filias y fobias por jugadores de unos
u otros equipos. Pero todo es mucho más fácil. Nada dura eternamente, y menos
en el deporte en general y en el fútbol en particular. Solo hay que ver las
trayectorias de Brasil, Argentina, Italia o Alemania, por citar las de mejor
palmarés; luces y sombras por añadas, como los buenos vinos.
Si caemos
también en el fatalismo, tan común en nosotros, habremos iniciado el retorno a
aquel pasado que tanto nos deprimió a nivel de selecciones. No. Hay que mirar
adelante teniendo el espejo de nuestros mejores años y la inteligencia de
contemplar con frialdad analítica, tan difícil en el fútbol, los errores que
hayamos podido cometer en no gestionar bien la continuidad de lo bueno que nos
llevó a los triunfos, a veces tan mentirosos como los fracasos, que diría Kipling. Y, como él escribió, volver a
levantarnos para empezar de nuevo con nuestras viejas y desgastadas
herramientas.
Mimbres hay
en nuestro fútbol, y personas con capacidad para gestionar su talento
también. Hay que acertar. Luis y Del Bosque son historia. Es la
oportunidad de otro futuro brillante desde esta pesarosa nada.
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