Por primera vez desde que
está en el Madrid he escuchado algo elegante de Mourinho respecto al rival; o, al menos, no recuerdo otra. Me refiero a lo que dijo al acabar el partido
de vuelta frente al Manchester: “hoy ha perdido quien fue mejor”. Reconozco que
mi primera impresión fue la de otorgarle el beneficio de la sensatez, si es que
así lo vio él. Pero después, recordando el macuto de este señor desde que le
sigo, me dije a mí mismo que un egocéntrico empedernido como el luso no cambia
de la noche a la mañana por un súbito arranque de modestia. Y, también, que
jugando con su inteligencia emocional, de la que indudablemente está bien dotado,
hizo una carambola a cuatro bandas.
Me explico. Por un lado dejó
la impresión inicial que yo tuve, cosa que nunca viene mal cuando se gana algo con
mucho esfuerzo y se reconoce la valía
del contrario, resaltando, así, la importancia de lo conseguido echándole de paso un capote benevolente al
vencido. Eso siempre es tan elegante como inteligente.
Por otro, le dio un pescozón
a sus muchachos por la indolencia mostrada en muchas fases del partido, sobre
todo en la primera parte, con el fin de que sean conscientes de que aún no han
ganado nada y que hay que espabilar para salir campeones de esa competición y
en la otra. ¡Ojo al Atlético! Esto
tampoco viene mal cuando se dirige a un grupo tan complicado como el vestuario de un
gran equipo de cualquier cosa. Los egos hay que amainarlos un poco para que no
se tornen tormentosos cuando crecen con desmesura.
La carambola mala es la sempiterna lucha con los medios de
comunicación españoles y con la opinión de una legión cada vez más numerosa de aficionados que, aunque tardaron demasiado
en cogerle la matrícula, al fin se percataron de su narcisismo galopante y
demasiadas veces mal educado. A ellos quería darles en la cara en tierra
extranjera, para él muy querida, por cierto, y vender la moto de que también
sabe respetar al adversario y que no es tan egoísta como muchos pensamos en
España. Una jugada infantiloide de desprecio supino para quienes no comulgan
con su forma de dirigir a los blancos ni se han dejado evangelizar por su
pretendida sapiencia futbolística; absurda prepotencia de quien no ha sabido
estar nunca a la altura del Real Madrid en ninguno de sus aspectos.
Y la cuarta y regular está
bien clara: la mercenaria. Y es lógica si cree que el final de la temporada
marcará también su final en el Bernabéu. O, en todo caso, buscando novias para
subir su caché en el club de Concha Espina y pasarle a D. Florentino la factura correspondiente a su ambigua posición
respecto de él en los últimos meses, si, a la postre, deciden que continúe de
conseguir la Décima. En la Premier habrán tomado buena nota de su buena
educación deportiva aparente, y muy inteligente por su parte, y no tardarán en
ofrecerle suculentas ofertas; ¿por qué no el mismo Manchester? Hay que
reconocerle viveza en estas lides. Partiendo de la base de su profesionalismo
esto no es nada criticable, aunque pueda doler a los forofos madridistas que le
tienen ingenuamente por uno de los suyos. Eso a los pocos que piensen y se
hayan percatado de la jugada, claro, en lugar de usar la cabeza para otros
menesteres tan habituales en ellos.
Pasando al tema deportivo hay que reconocer el mérito del Real
Madrid superando los dos tremendos ‘rubicones’ que tenía por delante. No era
nada sencillo, y en ello algo habrá tenido que ver el lusitano, aunque, a pesar
de que ahora las críticas se le volverán elogios porque los resultados mandan,
muchos pensamos que su aportación ha sido mínima.
El Barsa anda sin dirección técnica
un par de meses largos y eso se nota,
como dijimos, en su rendimiento en el campo. Contra los blaugranas, la
intensidad de juego la pusieron los jugadores blancos pasando por encima de los
culés de largo. Y es que, calidad tienen de sobra para ello. Y contra los
ingleses, a pesar de atacar más en ambos encuentros, se les apareció la Virgen
de la Almudena en diversas ocasiones. Ferguson no tuvo su mejor día en casa,
aunque en ambos partidos la única estrategia fue la suya. El Madrid ganó a
remolque.
Algo es algo, señor Mourinho;
aunque a buenas horas…
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