Ya
tenemos otra. Ahora resulta que según Pérez
hay una campaña contra España en Europa; otro que siendo una parte se cree el
todo. Y ha protestado el señor presidente blanco porque alguien desde el
Parlamento Europeo ha denunciado las continuas ayudas de los políticos
españoles a los clubes de fútbol españoles. No se explican, como tampoco nos lo
explicamos algunos, que estando nuestros equipos entrampados hasta los
corvejones con deudas mil se puedan hacer esos fichajes multimillonarios
anuales.
Pues
mire usted, señor Pérez, a muchos nos parecería bien que alguien pusiera orden
en ese arcano. Porque también es inexplicable la consabida huida hacia delante
de muchos clubes, o ‘patá palante’ a la ruina, que llevan a cabo con sus
presupuestos anuales. Tiene poca lógica financiera y económica, ni de nada, que
pregonando desde ellos la supuesta riqueza de entidades como el Real Madrid,
por lo mucho que ingresan, sus deudas sean cada vez mayores. Ya veremos lo que
pasa cuando se destapen todos los pufos que sin duda hay detrás de sus
creativas contabilidades.
Así
que si no hay campaña, para aclarar las connivencias entre los poderes públicos
y los intereses de todos con los clubes poderosos españoles sí debería haberla.
Y más que campaña, una acción seria para dejar de ser desde la ruina nacional
que nos asola a los contribuyentes, los tontos del bote de esta película
protagonizada por tanto fresco. La última ha sido la alcaldesa de Valencia, la
señora Barberá, que dice que el
Valencia no se debe vender a pesar de la ruina estratosférica que soporta.
Estará pensando en sanearlo ella desde su también arruinado ayuntamiento, o que
sean todos los ciudadanos españoles quienes, con sus impuestos, ayuden una vez
más a los descerebrados equipos de fútbol, entre ellos al suyo, claro. Mire
usted, señora, si en el Valencia ha habido unos cuantos pelagatos de dineros
ajenos, porque de sus cuartos ni medio, y todos ustedes lo han consentido,
empezando por sus socios y aficionados y terminando por los mandatarios
políticos, pues ‘a joerse tocan’, como ha pasado con otros equipos tan dignos
como el del murciélago.
Y
de can Barça vienen también vientos de frescos. Si en el Madrid piensan que hay
una campaña en Europa contra el fútbol español, creen que hay otra desde Madrid contra ellos.
Es decir, que los blancos para tapar su penuria deportiva en cuanto a títulos y
los blaugranas para cubrir las vergüenzas filibusteras de todo tipo de sus
dirigentes, aquí todos tratan de tirar la pelota fuera del campo para seguir
ocupando sus sillones curales, que diría el inigualable Ansón, don Luis María.
Ahora
bien, contra la selección nacional, que sí es quien representa de verdad al
fútbol español, mucho más que los clubes, no parece que vaya nada. Y nuestro
combinado sí que levanta desde hace unos años las envidias del orbe futbolero
mundial.
Más
le valdría a los señores Pérez y Rosell
limpiar sus casas por dentro y dejar de ser los mimados
de otros frescos, como el señor Tébar, procurando que los dineros del fútbol se
repartan mejor entre todos los equipos porque por el camino que vamos se cargan
la Liga española. Es inconcebible que una competición que ha dado muchos
representantes laureados en el fútbol europeo sea al final una cosa de dos,
como la escocesa. O que la Copa del Rey sea una pugna con cierto interés y no
una mamarrachada para los mismos. Si en lugar de a doble partido se jugara a
uno sólo y el triunfador final tuviera algún aliciente europeo ganaría en
emoción. Otra cosa es que haya a quien no le guste que en el cuadro último
falten los grandes. Pero eso es otra frescura económica de quienes manejan la
Federación.
Y
llegamos a los cantamañanas. Si un futbolista es contratado por un euro al año,
por decir algo, ese dinero es sagrado juegue más o menos, mejor o peor, sea un
buen profesional o un golfo, etc. Ahora bien, si resulta que le suena la flauta
y lo hace muy bien, enseguida viene el representante de turno con la ayuda del
periodista de cabecera exigiendo una mejora de su contrato en vigor y que le
suban a euro y medio, dos o tres euros su ficha. O sea, si no juego cobro hasta
el último céntimo, y si lo hago bien pido más. ¿Les suena Messi? ¿Y la pasada tristeza de Cristiano? Y tantos otros…