Se
dice en teoría de la comunicación que todo lo que no añade, estorba. También,
que entre el emisor y el receptor viaja el mensaje, por el medio elegido, entre
ruidos. Éstos son las interferencias que impiden entendernos con claridad,
añadiendo elementos que distorsionan la
utilísima sencillez con que podemos
comunicarnos. Y muchos de ellos nos los inventamos, a veces, para tapar
nuestras propias carencias.
Ocurre
como cuando vemos a un buen futbolista jugar a la pelota. El que es bueno de verdad lo hace con tanta sencillez
que viéndole parece fácil hacerlo. Es igual que cuando escuchamos a alguien
explicar algo de lo que verdad sabe; se le entiende fácilmente. Y, al revés,
cuando a ese alguien no se le entiende es porque tampoco él sabe de lo que está
hablando; usa términos ajenos y enrevesados para tapar su propia
ignorancia. Y esto ocurre en el fútbol
demasiadas veces.
Viene
todo esto a cuento de la fraseología que hace fortuna vacía en nuestro deporte.
Insisto en ello por los comentarios que me hacen algunos lectores y amigos
respecto a lo que expuse hace unas semanas.
Veamos.
Una jugada determinada a balón parado se puede ensayar repetidamente para
ejecutarla con inteligencia en el terreno de juego, engañando al contrario o aprovechando sus
debilidades y las fortalezas propias, y en ese caso se puede hablar de un
movimiento estratégico. Pero de ahí a llamar a cualquier saque de esquina o de
falta una jugada de estrategia hay el mismo trecho que va entre un comentarista
con personalidad a un piernas. Lo mismo ocurre con la manía absurda de
incorporar términos de lenguajes extranjeros a hechos futbolísticos. El ejemplo
más tonto, por reiterado, lo tenemos en señalar que un futbolista ha marcado
tres goles con dos palabros ingleses de los que no quiero acordarme. El español
es incluso más rico que otros para denominar cualquier circunstancia que se
desarrolle en un campo de fútbol. Así que, como valor a tener en cuenta antes
de seguir borreguilmente modas con poco fundamento y costumbres
extranjerizantes, entendámonos en castellano. Gracias.
Como
valores son también los que perseveran en aprovechar las mejores
características de nuestros internacionales en la Selección Nacional – lo de la
Roja es otra tontuna tópica -. Cuando un equipo se cierra con todo el equipo
detrás de la pelota apuesta por el aburrimiento. Pero a muchos les aburre,
paradójicamente, el equipo que tiene que atacar machaconamente para abrir las
líneas del aburridor. Cuando hay una madeja tupida delante de la portería
contraria y sus mimbres son buenos defendiendo, ya me dirán ustedes qué caminos
tiene el que pretende marcar que no sea el de la paciencia. Pues eso es lo que
hace el equipo de Del Bosque o el
Barça cuando se le cierran los equipos rivales, que es casi siempre.
En
la realidad anterior también ha hecho fortuna el consabido “aburren” en boca de
algunos. Sin embargo, para otros muchos es una manifestación de superioridad
que desearíamos que durara decenios. Cuando eso no sea así añoraremos estos
tiempos de tan buen fútbol y tantos éxitos. Al contrario de lo que ocurre con
aquéllos en los que casi siempre nos quedábamos a las puertas de nada. No son
para desear que vuelvan, creo.
Valores
son también la sencillez, la humildad y el trabajo bien hecho. Al contrario de
algunos especímenes que andan por ahí diciendo que han sido los mejores en
clubes que cuentan su trayectoria por éxitos. Como uno de quien les hago el
favor del anonimato, por tontuna reiterada, diciendo que ha sido el mejor
entrenador del Real Madrid en su historia. Este tipo soñará siempre con sus
años blancos por la frustración que
acumulará sabiendo que cogió el olivo por incapacidad manifiesta. Ha hecho tópicos
de sus absurdos, y la pena es que todavía hay demasiados simplones que los
repiten.
Otro
contravalor que también hace fortuna en el fútbol es el que asegura con
suficiencia infundada que a los jóvenes hay que dosificarlos para que triunfen.
Será a algunos; ya me dirán la calma que necesitaron Raúl, Casillas o los
colegas de Butragueño para llegar a
donde apuntaban. A ver si Ancelotti
se dejara también de tópicos apostando por Morata,
Jesé y Carvajal. ¡Cuántos se han desaprovechado por tal gilipollez!
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