Cuando
se publique esta columna ya habrá empezado España la Eurocopa y nuestros sueños
volarán altos o rasantes, según haya ido contra Italia. Yo soy optimista porque
creo que a juego no nos supera nadie. Otra cosa será el azar o el acierto en
enchufar la vieja, que diría D. Alfredo. Ahora, tengo varias dudas, si me
perdonan el atrevimiento de entrar en un análisis técnico. Creo que España jugó
mejor con un solo medio centro- Senna- con Luis, que con los dos que
seguramente usará Del Bosque – Alonso y Busquets- como ya hizo en Sudáfrica.
Sin los presumibles goles de Villa harán falta más pequeños jugones abiertos
delante para hacer gol, y eso pasa por sacrificar al delantero centro o a uno
de los citados, tal y como se demostró ante China. La otra opción es jugar con
tres defensas y el catalán metido atrás como falso central; cuestión arriesgada
sin contar con la velocidad y la anticipación de Pujol y descontando la
poderosa vocación ofensiva de Alba.
Por
ahí anda mi inquietud. Porque, además, ya nos conocen todos lo suficiente para plantar
en el campo el antídoto a nuestra poderosa posesión y exquisita técnica. Y no
creo que ahora vayamos a jugar echándola a la olla para superar los tremendos
obstáculos que nos opongan. Otra cosa sería que cualquiera de los tres puntas
clásicos que llevamos rompiera a golear desde el principio; habría más sol en
las bardas.
Las
ausencias del mejor goleador y del defensa más seguro, como han dicho tantos
expertos, tienen esa importancia. En todo lo demás creo que los técnicos de la
selección tienen menos dudas, con la columna vertebral de Casillas, Ramos,
Xavi, Iniesta y Silva. El resto de seleccionados, como los dos mejores medios
centros de Europa citados – el culé y el merengue-, son intercambiables sin
grandes diferencias.
Cambiando
de tercio, el Murcia ha terminado la temporada en la UCI y el Cartagena casi
enterrado.
Y
digo yo, ¿el Sr. Samper, qué necesidad tiene de tomar tantos disgustos con el
‘fulibán’ si sus mejores habilidades son otras? En su lugar copiaría del
presidente más listo del fútbol español, D. Florentino Pérez, y dejaría hacer a
gente del fútbol, que los hay y muy buenos en Murcia sin ir más lejos, controlando
desde el consejo con alguien de mucha confianza de su equipo más próximo y él,
pues a inventar y vender motos, que ahí
es brillantísimo. Y digo que contando con gente honesta de Murcia y del fútbol
de verdad – le podría brindar gratis algún nombre- por aquello de que el club
vuelva a entroncarse con el murcianismo y recupere algunos valores perdidos y
los nunca explotados racionalmente: la proximidad con los socios y peñas; con
los medios de comunicación y otras entidades otrora muy vinculadas;las
rentables relaciones con algunos clubes regionales y otros cercanos ubérrimos
en buenas canteras; cuidar la propia, que antaño era de las mejores; y, en
general, imbricarse en la dinámica genética murciana con vistas a futuro. Es
una pena que con la enorme cantidad de pasta que lleva puesta desde que
aterrizó por esta bendita tierra, trayendo jugadores y técnicos de mil cruces
generalmente sin futuro o cansados de vivir, estemos ahora mirando si la abuela
fuma. Supongo que alguien le habrá dicho alguna vez estas cosas; y si no, de
nada
Del
Sr. Gómez, en Cartagena, se podría decir otro tanto. Pero hombre, si el señor
le llamó por otros caminos, no se empeñe en jugar a ‘fichaor’, ni a motivador
de plantillas con palo y zanahoria, ni en creer que esto es de zahorís ni como
una de sus empresas. ¡Que noooo! El fútbol es otra cosa. Si le interesa
invertir en el Cartagena, no gastar, que es diferente y usted sabrá por qué,
dedíquese a pensar en cómo recoger el fruto de lo sembrado, que también lleva
lo suyo, y deje el club en manos de personas,
que igualmente las hay honestas y futboleras en Cartagena, y controle desde las
alturas sin bajar al vestuario con alguien de su absoluta confianza.
En
ambos casos ganarían en imagen tanto en Murcia como en Cartagena, que tampoco
es despreciable, por aquello de que nunca se sabe a quién
necesitará uno pasado un tiempo. Hasta ganarían ante ‘su gente interesante’. Y
así, con cada mochuelo en su olivo, se otea más claro el horizonte cuando es
oscuro.
Les
iría mejor en su bolsillo y en todo.
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