De Mourinho
a Del Bosque
Es tan
difícil establecer comparaciones entre profesionales futboleros como entre
personas corrientes. Todos llevamos en la mochila circunstancias tan distintas
que nos harían irreconocibles en las experiencias de otro y, por lo tanto, en
su trayectoria vital y profesional, que junto a la formación, el carácter y la
personalidad que al final conforman, pueden explicar los éxitos y fracasos
ocasionales. Sin olvidar, como diría mi desde hace sesenta años amigo Tato, la suerte. Ese azar que se busca
en la lucha tesonera e inteligente diaria, y también en su lotería: andar el
camino durmiendo lo justo. Luego hay tipos con suerte y otros que parecen
gafados, pero siendo necesaria tal fortuna, no es suficiente.
Napoleón, además de buscar en su mujer el
secreto de cualquier hombre relevante, indagaba si sus oficiales eran hombres
de suerte antes de ascenderlos. Experiencia, valía e intuición no le faltaban
al militar y emperador francés, aunque, como a tantos, al final le perdieron la
ambición y la soberbia. Y es que, hay quien tiene la voluntad y la sabiduría de
levantarse después de uno o varios fracasos, y, por el contrario, todos
conocemos a gente que no se recupera nunca de un éxito, y sigue entontecido
hasta que la vida les da una lección de humildad. Los más señalados dentro de
esta categoría mesiánica, jamás se recuperan de su cadena de éxitos y terminan
en el hoyo.
Desde esas
premisas, vayamos a las figuras que originan estas líneas. Mourinho lleva en el candelero desde el año 2000, con el Benfica,
hasta ahora, que anda empantanado en el Chelsea. Ganó dos Ligas con el Oporto,
dos Premier con el Chelsea en su primera etapa, dos Serie A con el Inter y una
Liga con el Real Madrid. A ello hay que sumarle como títulos más relevantes dos
Champions: Oporto e Inter y una Europa League con el club portuario portugués,
aparte de ser nombrado tres veces como mejor técnico del mundo. Un palmarés al
alcance de pocos entrenadores: diez títulos en 15 años. Como jugador fue
mediano en la mediocridad.
Del Bosque, por el contrario, estuvo 13 años en
la primera plantilla del Real, jugando más de trescientos partidos y fue
dieciocho veces internacional, con un Mundial. En esa época ganó cinco Ligas.
De entrenador, se curtió en la cantera madridista hasta que en 1999 le dieron
la alternativa en el primer equipo. En cuatro años ganó dos Ligas y dos
Champions. Relevó en el 2008 al inolvidable Sabio de Hortaleza en la selección
española, y con ella ha sido campeón de Europa y del Mundo. Individualmente, ha
sido nombrado dos veces mejor entrenador del mundo y cuatro mejor seleccionador
mundial. Otro palmarés deportivo – nueve títulos y dos titulazos en 11 años-
difícil de alcanzar, por no decir imposible.
Es decir,
que como profesionales, y con la decisiva fortuna de haber entrenado a grandes
equipos, estarían los dos en el podio de los diez mejores de la historia, sin
establecer diferencias notables, salvo que el portugués ha sido más errante y
solo en clubes, con el valor añadido de triunfar en tres ligas importantes, y
el español ha sido de un solo club de relieve y de nuestra selección, con el
galardón de ser el mejor equipo del siglo XX, el Real, y la mejor del mundo en
el último decenio: España.
Ahora bien,
si vamos a los valores personales que traslucen como personajes públicos, las
diferencias son abismales. Hablando en callejero, Mourinho es un bocazas maleducado
y Del Bosque un señor. El luso, además de metededos, metepatas y desatado saltarín,
es tan lenguaraz en sus desvaríos con la sin hueso que resulta imposible
sintetizarlos: desde despreciar a un periodista español calificándole de
‘mierda en su profesión’, proclamándose él como top en la suya, hasta retar a
su último equipo pontificando que si lo despiden echarían al mejor técnico que
pueden tener. Del Bosque, al contrario, como recomendaba Kipling en “If”; es hombre en la victoria y en la derrota. Sobran
comentarios.
Por eso, el
ensoberbecido “special one”, Xosé, es como Atila:
por donde pasa no crece la hierba – deja
plantillas, y hasta aficiones, rotas: Oporto, Chelsea, Inter y Madrid-, y don
Vicente genera equipos para el triunfo. Lo hizo en el Madrid y lo hará con
España, como Luis Aragonés, salvando
su enorme distancia: el Sabio valiente creó estilo y escuela. Como otros en
diferentes momentos: Zagallo, Michels, Cruyff, Sacci, Guardiola..., o Bernabéu de presidente.
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