AZNAR, EL
PÁJARO DEL ALBA
Ni a la quinta
ha ido la vencida. Es el reiterado trino al amanecer y sin recaderos al
encantado Rajoy, del ojizaino y antiguo
presidente del PP y del Gobierno, padrino suyo y referente onírico de las huestes
conservadoras, elevado antaño a sus altares como paradigma de mando y ejemplaridad.
Pero tiene tan poca fortuna en sus despertares mañaneros como alabado fuera por
quienes deberían reflexionar sobre tan ajustado clarín: con Rajoy y sus viejos
olmos de ribera, el bosque pepero acabará en la mar machadiana por ríos y
barrancas.
Pregones
Salvo en
solemnidades y fiestas de guardar, donde se homenajea a algún personaje
haciéndole el honor de pregonar cualquier tradición o ‘fiestorro’, los
pregoneros eran unos mandados para esparcir a los cuatro vientos los anuncios,
recordatorios o advertencias que la Autoridad tenía a bien comunicar a la
ciudadanía.
Nuestro
personaje de hoy aúna ambas caras. Con una se hace un auto homenaje, convencido
de ser la reserva espiritual del centro derecha español, y pregona con la cobertura de FAES, o en el
evento y medio a los que ‘acepte invitaciones’, lo que considera que deberían
tener en cuenta sus ex devotos; hasta hace siete años a pie juntillas y sin
pestañear, por la cuenta que les traía.
Por otra se
otorga la autoridad —que no poder —de la presidencia honorífica del PP, y
sermonea de cosecha propia lo que considera respetable para sus otrora
incondicionales, cada vez más díscolos y descreídos.
De mal estratega a estéril remendón.
Es una pena
que quien creó sueños colectivos desde un razonable manejo del timón de las
Españas, no sumara a sus demostradas capacidades la de buen estratega a largo. De
aquella supuesta primera división mundial, solo queda el remoto reflejo de sus
fotos con quienes sí pertenecían a ella.
Declaró su
amor por interés a un Pujol lagartón en el Majestic, sirviendo como prenda la
inmersión lingüística. Ni su tactismo personal, ni mucho menos ninguna
estrategia coyuntural para favorecer la estabilidad nacional, justificaban tal indignidad. La lluvia del tiempo ha hecho crecer la
cizaña en aquella mala siembra: Cataluña hoy. Por mucho que él apunte remiendos dolidos, triste
consecuencia de lo propiciado junto a sus antecesores, y preludio de lo que
perpetrarían sus herederos monclovitas.
Gurú ruinoso
Tampoco
podría ejercer de pitoniso; si acaso, de echador de cartas trucadas. Lo
demuestra su dedocrática apuesta por Rajoy como proyecto de presidente del
gobierno, desde la realidad que él debería conocer mejor que nadie: probo
militante funcionarial en la nomenclatura de Génova, por muchos cargos electos
y de confianza que ostentara. Lo disculpable y más a mano sería que el Señor no
lo haya llamado por el camino de la intuición, y, lo imperdonable, que optara ladina
aun equivocadamente por un Mariano títere.
La del
millón no se la cree nadie, o… sí: que Rajoy fuera más listo, y lo engañara a
conciencia durante demasiados años vendiéndole su recauchutada moto como de
kilómetro cero. ¡Quién lo iba a decir!
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