EL SERIAL DE
LOS DETALLES
Esta semana
hemos asistido a un capítulo más de una temporada futbolera de altos vuelos. Y
en el relato emocionante de la Liga nos han sorprendido el guión de detalles,
no por previsibles menos explícitos.
Luis Enrique empezó la semana tirando de
carácter, tan desagradable como suyo, donde es divisa el desprecio mal educado
por cuanto le sea ajeno. Desprecio prepotente y mal encarado, con pretensiones
de gracioso, en el que se retrata hasta
los tuétanos. Echar mano del apellido de un periodista para definir sus
apreciaciones o preguntas, por reiterativas o hirientes que fueran, es como
afirmar que el enrevesado semblante del asturiano, por ser caritativo, es
sinónimo de su condición de tuerce botas cuando jugaba con futbolistas de
muchísima más calidad que la suya. ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra?
¡Nada! Pues eso mismo. Luis Enrique revela su condición de tuerce lenguas en
cuanto se le tuercen un poco las cosas: no es acreedor al puesto que ostenta ni
por sapiencia ni por capacidad de liderazgo ni por educación. Lo primero lo
demostró en el clásico con el cambio que hizo de Rakitic por Arda, para
gozo del Madrid; lo segundo quedó claro al renunciar a sus convicciones para
convertirse en el paniaguado de sus futbolistas, fundamentalmente de Messi; y la tercera patita la ha
asomado esta semana con sus desmanes lenguaraces desde un lugar que le viene grande. Qué pena que en los días del recuerdo
a un grande de verdad, Cruyff, ocupe
su sitio un mindundi. Y qué nostalgia de tiempos recientes, en las que el
Barça encajaba los reveses competitivos
con elegancia. El arroz de Guardiola
es demasiado para tan poco pollo.
Las dos
últimas jornadas no han aclarado el panorama. El Barça, el Atlético y el Madrid
siguen su lucha por no fallar, y el Granada, Getafe, Gijón y Levante pelean por
salvarse del trío maldito. Por el título no cabe nadie más, pero por el descenso
puede que asome alguno; el Español tiene papeletas. Por otra parte, como es
natural por humano, los árbitros se han sumado al coro de detalles singulares.
Clos Gómez
dejó patente en el Nou Camp su antigua condición de árbitro de conveniencia.
Una cosa es equivocarse, que les sucede a todos aparte de la gran dificultad de
su trabajo, y otra es ser reiterativo hacia el mismo lado. De los seis goles
del Barça, que hubiera goleado igual sin ayudas, al menos tres fueron regalo
del colegiado aragonés. Dos penaltis de pitiminí y un fuera de juego de Suárez clamoroso. ¿Qué ayudan a los
grandes? Eso siempre, por tal producen risa los clubes poderosos cuando se
quejan, pero a veces son muy descarados en el machaque al débil. Y los muy
malos lo hacen con una suficiencia indignante; exhiben la valentía del cobarde:
fuerte contra los débiles y sumiso ante los fuertes. En España nos salva que
hay una docena larga de buenos colegiados y, algunos de ellos, dejan su
marchamo de calidad por Europa cuando les requieren: Velasco, Matéu, etc.
El Madrid
también nos dejó detalles. El primero fue su antiguo empeño de jugar sin medio
centro en Vallecas: Kroos quedó
retratado una vez más. Y a Danilo le
puede su afán por salir del encasillamiento negativo por sus despistes y pierna
blanda. Es mejor futbolista de lo que parece, pero debería serenarse y empezar
por defender bien, porque es defensa. Isco,
sin embargo, demostró en Vallecas que si le dan responsabilidades las puede
asumir sin arrugarse. Hizo un partidazo, igual que Bale y Vázquez, y por el
gallego llegamos a Zidane. El
francés acertó empujado por las circunstancias, sacándole para aportar trabajo,
cuando se lesionó Benzema. Un medio campo con Kroos, Kovacic e Isco, sin ancla, es carne de cañón hasta para un equipo
tan justito como el Rayo, en el que Trashorras
parece Di Stéfano, sin quitar mérito
a su reconocida calidad futbolística.
Y Simeone y su Atlético a lo suyo.
Intensidad, pierna, velocidad, solidez, pocos goles contra quien sea,
contragolpe y balones fuera o tramposos hacia dentro. Tal vez sea porque es el
más humano de los tres. No tiene jugadores extraterrestres.
Y entramos
en la última curva de la Champions. Zidane, Guardiola, Pellegrini, Simeone…, Tan elegantes como educados ¡Qué semanas! Cristiano,
Griezman, Agüero, Lewandoski.
Igual nos sorprenden otros. Yo apuesto por ellos: Isco, Vázquez, Ramos, Carvajal, Torres, Juanfran Saúl, Koke, Silva, Navas, Javi Martínez, Thiago, Bernat… Con eso
sueña Del Bosque.