Ya
suenan los cascabeles de las mulillas en el Bernabéu. Confidencias aparte, intuyo
la pronta salida del clan portugués del equipo blanco con el soberbio Mourinho a la cabeza. Me da que D. Florentino
Pérez se ha percatado al fin de que no tiene remedio. Por mucho que ha
intentado su incorporación a los valores sempiternos madridistas la realidad ha
venido a demostrar que eso no es posible con un narcisista lleno de complejos,
además. Y no sería nueva tal situación. El
inefable técnico luso tiene sus tiempos en los clubes por donde pasa y
su ideal es el de no estar más de dos o tres temporadas en cada uno de ellos.
Hasta que le ven el plumero o no puede ordeñar más la cabra. Quema etapas como
el que fuma tratando de ganar cuanto sea
posible para engordar su currículum. El equipo es lo de menos y la institución
que le paga le importa un pimiento. Por eso jamás ha tratado de incorporar
valores de futuro que fortalezcan el patrimonio de sus clubes sino de ir llenando
huecos con jugadores contrastados que le aseguren éxitos a corto; y si son de
su cuerda y de su apoderado Jorge Méndes,
mejor, que para la casa aunque sea una piedra. Se trata de ir poniendo un huevo
en cada sitio ganando un pastón en comandita y engordando sus vitrinas
particulares. Oportunistas en estado puro.
La
pena es que el Real Madrid cayera en sus redes por obra y gracia de un
presidente aturdido ante los éxitos del máximo rival y su necesidad de tener un
renganche exitoso en el 2.010 tras su vergonzosa huida balear del 2.006. Como
hemos reiterado, la presidencia del Real es tan importante para sus ambiciones
personales y empresariales que no podía dirigir el club con criterios
futbolísticos. Eso queda para los amantes del fútbol. Su objetivo es permanecer
en el cargo mientras éste sirva a sus intereses, y no, como sería lo más
honesto, hasta que él sirva a los intereses del club. Es cuestión de antepalco,
palco y post palco. Que para hacer negocios con presentes y quedar bien con
futuros no hay como un buen sillón en la mejor tribuna futbolística del mundo.
Por
eso largó en un suspiro al excelente Pellegrino
para traer al resplandeciente Mourinho. El primero es un hombre de fútbol real y garantiza
resultados en el tiempo, como ya lo ha demostrado largamente, y quien se lo
aconsejó también; además de madridista de pro: Valdano; críticas posibles al margen.
Por
el contrario, Mourinho es también un hombre de fútbol, pero del engañoso y, sobre
todo, de escaparate. Y tuvo la enorme
fortuna de eliminar al Barsa con el Inter en una semifinal de Copa de Europa,
en el que se apareció la virgen de Fátima porque debió salir goleado del Nou
Camp y ganó en Milán con un tercer gol en clarísimo fuera de juego – con lo que
él critica a los árbitros- y que a la postre le sirvió de estandarte para que
D. Florentino engatusara a la otrora exigente afición blanca. El embaucamiento
es otra de sus grandes habilidades. Se trata de dar al personal pan y circo –
como ya hiciera con los galácticos en su anterior etapa- y adormecerles con
grandes expectativas aunque sus resultados deportivos en los diez largos años
que lleva sean los peores en la historia madridista. Y como también hemos
denunciado aquí, si los medimos con el gasto realizado para conseguir sus
escasos triunfos podríamos titular sus presidencias como ruinosas. Otra cosa
son los resultados de otra de sus grandes capacidades: la gestión
económico-política patrimonial inmobiliaria; en esto es un privilegiado, que
todo hay que decirlo.
En
definitiva, Mourinho, que tampoco es tonto, ha visto el toro venir y está
arrancando la moto hacia la liga inglesa. Y Pérez, que hace tiempo que sabe lo
que viene aunque a principio de temporada intentó resucitar al muerto, le pondrá
un puente de plata mediante alguno de sus adláteres. Él, como acostumbra, dará
la cara cuando ya esté enterrado anunciando que lo bueno para el Madrid está
por venir; de su mano, naturalmente. Y apunten un nombre: Arsene Wenger; con el que podrá decir aquello de que era su vieja
aspiración personal en bien del Real. Y no andará descaminado, no, porque con
éste sí servirán algunos canteranos. Al portugués nunca le sirvieron; en ningún
sitio, por cierto. Narciso, ventajista, mercenario y figura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario