Salvo en
Manchester, donde el VAR trabajó entre dudas, en el resto de partidos se impuso
claramente el mejor.
El Barça
mostró al United que le queda mucho camino también para competir con garantías
en Europa, el Liverpool hizo lo propio con el Oporto de Casillas con un repaso severo y, sobre todo, el Ajax enamoró con
ese fútbol total que tanto recuerda al de Cruyff.
La Juve fue un equipo agarrotado, en el que solo Cristiano goleando y Allegri
reconociendo la superioridad de los
jovencísimos holandeses estuvieron a la altura.
En unos
cuartos con sabor español, el City de Guardiola
hizo la machada de remontar doblemente, aunque se ahogó en el suspiro final.
Primero el partido, que se le puso cuesta arriba dos veces por errores del
central Laporte, fichado
millonariamente por empeño del técnico, y después la eliminatoria, con Sterling certerísimo y De Bruyne magnífico. Pero el Tottenham de
Pochettino, un técnico que no necesita
fichajes escandalosos para armar equipos aguerridos con personalidad y buen
juego, supo mantener la fe hasta el agónico y discutible gol del renacido Llorente. Los azulinos de Manchester
comprobaron cómo la inmadurez en momentos clave es decisiva en Champions.
En
Barcelona, Messi lució sus lujos
futboleros para demostrar que los manifiestos deseos de ganar la Champions no
fueron brindis huecos. Lo aseguró claramente, y como don Juan en el Tenorio,
cumplió como el galán irremediable que es. Ya es reiterativo decir que nunca he visto a
nadie así, pero a fuer de perseverante y grandioso el argentino tiene a todos
de acuerdo. Son quince años insistiendo en la maravilla de hacer fácil lo
difícil, y lo que es más espectacular, hasta bello. Pocos pueden presumir de
artistas del fútbol y del balón, porque Messi, más que jugar, emociona con el
arte que despliega entre tantos futbolistas de nivel. Se le pone el reparo de
no rendir igual en su selección, pero ha tenido la suerte de coincidir en el
Barça con futbolistas como Pujol, Xavi, Iniesta, Cesc, Busquets, Suárez, Alba, Piqué o Rákitic, y la desgracia de pertenecer a la peor generación
futbolística argentina. Por no hablar de los técnicos que ha disfrutado en el Barça.
Nada que ver.
El Liverpool
de Kloop, Mané, Milner, Van Dijk, Firmino y Salah será el
siguiente para los culés en una semifinal de aparente favoritismo azulgrana, de donde saldrá el fútbol clasicista que
encumbrará la final, porque los de Valverde
cuentan con el mejor del mundo en estado de gracia. Pero si Messi no apareciera
por las meigas del fútbol, los ingleses llegarían al Wanda tan crecidos como el
crédito que les otorgaría haberlo
borrado de otra final europea. Y quizá comenzaría el declive del reinado
mundial del rosarino. Hay momentos en que personajes históricos se juegan el
prestigio o la vida, como Julio Cesar
al cruzar el Rubicón, y la Champions de 2019 puede ser la cumbre definitiva o
el inicio de la cuesta abajo del mejor futbolista que hemos visto generaciones de
futboleros. Messi está en la encrucijada de continuar el camino glorioso o entonar
su canto del cisne.
Pero lo
mejor de esta Champions, como ya ocurriera en el Bernabéu, fue la lección
magistral de fútbol que le dieron los de Ten
Hag a los de Allegri en Turín. La segunda parte del Ajax fue para el
frontispicio de las escuelas de fútbol. Lo mismo defendían ocho que llegaban
otros tantos al contraataque. Despliegue táctico, derroche físico, velocidad,
contundencia, garra, anticipación, técnica exquisita, cambios de juego rápidos,
controles verticales orientados, solidaridad defensiva, apoyos continuos, juego
a uno o dos toques, conducciones con el balón domado, regates en corto y en
largo, llegadas vertiginosas a gol y todo el rosario del fútbol que amamos. El
Totthenam lo tiene crudo con el Ajax, quien puede encumbrar el anticlasicismo
futbolero en Madrid.
Florentino Pérez debería agarrar la chequera y
traerse de Amsterdan la plantilla cerrada. Con De Ligt, Ziyech, Van de Beek, Blind, Neres y Tadic,
ya podría largar a otra media docena para hacer caja y asunto resuelto. Y de
paso, traerse también a los técnicos de la extraordinaria escuela del Ajax. ¡Qué
gozo!
LAS CUARENTA
MURCIANAS
Por fin
llegan las tropelías cometidas en el Murcia a los juzgados. Lo extraño es que
haya sido alguien desde fuera, Higinio
Pérez, y no el club quien cante las
cuarenta. ¡Lagarto, lagarto! ¿Ha tenido que salir para hacerlo?
¿Quién o
quiénes tienen al gato encerrado? También lo sabremos pronto.