El Real de Lopetegui juega muy bien y golea. Ya
gustó en la Supercopa de Europa aunque no ganara por desafortunados detalles
defensivos, al margen del repaso que le dio el Atlético en la prórroga con un
acertado Simeone en ciertos
argumentos tácticos.
Parece que
el primer título europeo de la temporada genera síndromes contradictorios. El
Barça salió trasquilado el año pasado frente al Madrid y, sin embargo, empezó
tan enchufado en la Liga que antes de Navidad ya la tenía en el bolsillo. Y este
año se repite el comienzo con el perdedor europeo hecho un cohete y el vencedor
pasando penurias. El Madrid juega súper engrasado y al Atlético le chirrían las
bisagras. Advertimos que los colchoneros no deberían caer en la euforia porque
el partido lo perdieron los merengues; Simeone ha podido comprobarlo en cuanto
ha empezado a competir. Dos goles a favor y tres en contra en tres partidos de
liga y la espesura por argumento le marcan el camino. Con ese plantillón debe reflexionar. Además, es contradictorio
con la esencia de su pasado.
Lopetegui,
cara de la moneda anterior, está convenciendo a todos. Reconozco que a mí el
primero. Y no por el juego atractivo, que ya lo conocíamos de su paso por la
selección, sino porque está consiguiendo lo que muchos negábamos: que Benzema y Bale encuentren la continuidad de su mejor vena goleadora desde que
visten de blanco. Al paso que llevan cualquiera puede optar al Pichichi, o los
dos, aunque aún sea pronto. Y más que por sus goles por la facilidad con que
los hacen y la cantidad de oportunidades que tienen y tendrán con sus
surtidores de juego: Isco, Kroos, Asensio, Marcelo, Carvajal y Ceballos son capaces de darles varios balones de gol por partido, aparte
de los que pueden facilitarse entre ellos o a sí mismos. Un espectáculo este
Real Madrid de tan nuevo cuño y éxito que nadie se acuerda de Cristiano Ronaldo, lo cual es
paradigmático de lo que pueden hacer esta temporada por mucho que también sea
cierto que todavía no han llegado las cuestas. Enseguida llegarán y será cuando
podamos contrastar lo que ahora apuntan. Octubre será el mes rojo de los
blancos. Si lo superan con éxito será difícil pararles porque, sumada a la
calidad, su confianza subirá
exponencialmente. Otro logro importante de Lopetegui es hacerles jugar rápido a
uno o dos toques, como tanto hemos anhelado, y desahogar los atascos con
cambios de juego constantes. Da gusto verles jugar y presionar. Y nadie nombra
a Zidane con nostalgia; ¡para
descubrirse!
Y llegamos a
Luis Enrique. Al margen de lo
acertado o no de su primera lista, de la que es muy dueño, empezó queriendo
hacerse el simpático, pero la bufonada de preguntar a sus colaboradores si
empezaban con el himno, marcándose un amago de la posición de firmes, es sencillamente
lamentable. Además, a los sobrados antipáticos les queda feo impostar cercanía
y sencillez; parece que quisieran reírse del personal. Más le vale empezar con
buen pie ante Inglaterra y Croacia porque si pintan bastos necesitará casco de
acero.
Desde el
punto de vista deportivo, me parece tan acierto la selección de Marcos Alonso como error la ausencia de
Aspas. El nieto de Marquitos es para mi gusto el defensa
español de más personalidad junto a Ramos
y Carvajal. Y el gallego es, con diferencia, el goleador español de más calidad.
No obstante, parte de la grandeza del
fútbol es la cantidad enorme de opiniones que genera, con o sin argumentos y
más o menos apasionadas, pero a todas les llega su San Martín. Los resultados y
el tiempo dan y quitan razones aunque a veces no aparece ni estaca.
TRAS EL
VERANICO DE LOS MEMBRILLOS
El Murcia,
el Cartagena, el UCAM y el Jumilla también tendrán su octubre decisivo.
Entonces sabremos a qué aspiran en realidad y qué Liga jugarán. Los dos
primeros tienen el ascenso como objetivo ineludible, los universitarios son una
esperanzadora incógnita y los vinícolas han empezado con buen tono.
También
sabremos si al Murcia le llegan los dineros, si logra Gálvez los apoyos que
demanda, si sale o no del embrollo legal que lo nubla y si cuajan o no las
expectativas deportivas que ha generado.
Y, en la ciudad departamental, con buenos mimbres, si echan de menos o
no a Monteagudo, un técnico excelente
al que la suerte abandonó; y si han superado la orfandad mediocampista que
padecen.
¡Suerte a
todos!
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