Decíamos que
las certezas son tan efímeras como engañosas en el fútbol, pero diez puntos de
ventaja a estas alturas competitivas para el eficaz Barça del Valverde parecen muchos. Significan
cuatro partidos que debería perder y ganarlos el Real o el Atlético, y a la
vista de cómo andan unos y otros se antoja una misión muy difícil; heroica si
se consiguiera por parte de blancos o colchoneros, con especial fijación para
los primeros por su sempiterna
obligación de aspirar a todo, y un derroche catastrófico para los
blaugranas que por ahora no se vislumbra.
Sensato y
práctico, Valverde ha dotado meritoriamente a su equipo de la eficacia imprescindible
para ser campeón de liga; el trofeo de la regularidad se gana contra los
modestos. Hay que sacar la renta suficiente para afrontar a los iguales con la
calma como bandera. Las prisas, como en los toros, nunca son buenas. Y las
urgencias tampoco.
En Madrid se
jugaron el sábado algo más que dos partidos. En Leganés, el Barça refrendó su
apuesta liguera con más resultadismo que brillo, como acostumbra desde el
principio, y sumó tres muescas más a su martillo pilón con un Busquets muy fino. A este ritmo batirá records y ya pueden
echarle un galgo los blancos. Y en el nuevo estadio atlético también quedaron
reflejados los porqués de merengues y colchoneros.
Sin ser
exhaustivos, Correa confirmó por qué
es difícil que pase de buen delantero a figura; no se puede fallar un gol como
el que tuvo a los dos minutos de partido. En ese momento recordé al primer Ronaldo, el brasileño, experto en
resolver partidos desde el primer instante. Griezmann está más fuera que dentro del Atlético, y eso se
manifiesta en su poca determinación desde primero de año, tanto en la Liga como
en Europa. Simeone sigue jugado sin
delantera, de ahí sus ya viejas frustraciones y la costosa apuesta por los
futuros Vitolo y Costa. Marcelo demostró por qué es una caja de bombas en los dos campos:
el contrario y el suyo; por muy bien que suba la banda, un lateral no puede
regalar tantos balones y tan en franquía a los rivales. Ni tantos espacios. Modric evidenció el tiempo que hace ya
que tocó techo; tampoco pasará de ser un muy buen volante, pero nada más. Lo
mismo que Kroos. ¿Cuánto hace que no
resuelven un partido desde fuera del área? Los laterales blancos centraron
veinte o treinta balones hacia atrás y no llegaron a ninguno desde segunda
línea. Ni Benzema tampoco, y por muy
exquisito futbolista que resulte debería cambiar el número de su camiseta;
nunca ha sido un nueve y tal vez su lugar, como han dicho siempre por ahí, sea
de nueve y medio, pero en ese puesto hay barullo en el Madrid con tanta clase
como la suya y bastante más recorrido. Zidane
estará echando de menos a Morata
porque el año pasado le resolvió algunas papeletas determinantes jugando mucho
menos que su paisano. Incluso a Mariano. Y Cristiano,
pues a lo suyo, buscando el gol desesperadamente; su razón de ser. Por su profesionalidad y encomiable amor
propio caben pocas dudas de que pronto empezará a enchufarlas de nuevo. Es su
peor racha goleadora liguera desde que salió de Lisboa, pero en Champions sigue
acertado.
Lo más destacable
del derbi sabatino fue la intensidad de unos y otros, junto a la fortaleza
defensiva grupal atlética y el excelente partido de Isco y Casemiro por los
blancos, faros ofensivo y defensivo, que estuvieron en todas. Aparte, hay que
señalar a Lucas, que además de lucir
tapó una ocasión clara de Cristiano, y a Varane,
que redimió su fallo inicial salvando una vaselina de gol de Gameiro sobre Casilla tras un fenomenal pase interior de Torres.
En resumen,
la ventaja actual del Barça son diez puntos para la historia. Si la mantienen,
Valverde inscribirá su gestión con letras doradas en el palmarés blaugrana. Y
si el Madrid remontara sería otra heroica legendaria.
Pero ¡ojo!,
que en enero rearman el acorazado de Simeone, y como reverdezcan laureles el
artillero Costa y el ingeniero Vitolo y puedan reilusionar a Griezmann, habrá
un cuarto en discordia, contando con el Valencia, devuelto por Marcelino a la
élite con un fútbol vistoso y una docena de futbolistas recuperados; los
canteranos madridistas Rodrigo y Parejo son unos magníficos botones de
muestra. Hay Liga, aunque muchos tengan
la engañosa certeza, por azarosa, de darla por liquidada.