Es lo que
vino a explicarle Pedro León al
portugués Danilo en el Bernabéu. Con
una gran actuación del murciano, el Éibar frenó las ansias expresadas por el
madridista de que el modesto conjunto vasco pagara la cuenta de los desvaríos madridistas,
versión tres partidos seguidos empatados que
tuvo en su mano. Y es que, de la boca al pie hay mucho trecho. Al final,
otro empate, y van cuatro consecutivos con seis puntos desperdiciados en Liga
para perder la cabeza de la tabla, que, como decía don Salvador Ripoll, es la que manda. Por eso la música de viento
empieza a ser repetitiva en el Paseo de la Castellana.
Ya decíamos
que Zidane debería plasmar en el
terreno de juego un sistema reconocible, más allá de los clásicos arreones y
las jugadas aisladas de sus fenómenos, y está tardando el francés en
conseguirlo. Es inconcebible que jugadores con tanta clase no sean capaces de
controlar un partido contra equipos notablemente inferiores. Que Casemiro, sobre todo; Modric y Marcelo, aparte de Ramos,
no estén disponibles o haya que darles descanso no justifican los bajones que
exhiben los pupilos de don Zinedine. Y mucho menos la apatía que aparentan
ocasionalmente algunos de ellos. Tal vez por eso, como profeta antes que
presidente y director deportivo, don Florentino
ofreciera a Mourinho volver al Real
Madrid para poner orden. ¡Válgame Dios! El club ha negado que hubiera habido
negociaciones al respecto, pero eso no lo dijo el técnico portugués. Habló de
una charla con el presidente blanco, con quien le une buena relación, y por eso
el señor Pérez no ha desmentido nada. En todo caso, como decíamos, de la boca
al pie hay tanta distancia como de las palabras de algunos a los hechos. Menos
mal que don Xosé no aceptó; sería la
plaga que faltaba.
El asunto que
quita el sueño a los madridistas es mucho más sencillo: además de la ausencia de
sistema, falta actitud y doblar algunos puestos clave. Sobre todo el del medio
centro, como tanto hemos reiterado. Lo primero tiene arreglo, y está en la mano
y la responsabilidad de Zidane corregirlo, y de lo último ya hemos hablado
demasiado y no tiene solución a corto, salvo que recuperen a Llorente en Enero. Lo peor sería que el
Barça o el Atlético ya estuvieran demasiado lejos.
El Barça,
que sí tiene un juego reconocible, debe pasar el Rubicón de la ausencia de Messi para albergar esperanzas, y en
ello están los de Luis Enrique. La
ventaja blaugrana es que, aparte del argentino insustituible, tienen una
columna que vertebra al conjunto con pocas fisuras. Piqué, Busquets, Iniesta, Alba, Rákitic y Suárez, más
algunas cositas de Neymar, con el
concurso de ese jugadorazo en que se ha convertido Sergio Roberto, y es el mayor mérito de su técnico; sostienen la
base y la estructura del juego culé.
Simeone
ha encontrado esa marcha adicional que necesitaba el Atlético para pasar de
aspirante a equipo grande. Tanto en Liga como en Europa ya cuenta como uno más
de la élite; el triunfo frente al todopoderoso Bayern lo corrobora. Solo un equipo
importante puede hacer un partido para ganar con claridad a los campeones
alemanes. Gabi, Juanfran, Filipe, Koke, Griezman, Saúl, Godín, Oblak o Carrasco no
tienen nada que envidiar a ningún otro jugador en su puesto. Ojito con los colchoneros esta
temporada, como ya aventuramos, 2017 puede ser su año triunfal.
Y el UCAM a
lo suyo. La lástima es que su falta de acierto en la portería rival le haga ir
pasito a pasito cuando podía ir de tres en tres. En Mallorca debieron ganar con
claridad. Y contra el Mirandés, quizás el mejor equipo enfrentado hasta ahora,
pudieron ponerse en franquía de dos o tres goles en los primeros veinte minutos.
El domingo vimos un bonito partido mañanero en el que pudo imponerse cualquiera
de los dos conjuntos, pero los universitarios murcianos tuvieron más y mejores
oportunidades de gol al principio y al final del encuentro. Una pena. Con esos
cuatro puntos estaría ahora el UCAM entre los tres primeros de Segunda. En todo caso, lo positivo es que los de Salmerón progresan, eso sí, a pasos agigantados.
Y, también, que el público va animándose. A ver cuando se llena la Condomina.
Por cierto, ¡grandes Jona y Nono!, dentro del buen tono general.
Ahora, a pasar de ronda en la Copa frente al Mallorca y a mojar en Getafe.
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