Es verdad que cuatro puntos no
son demasiados, suponen una derrota y un empate, porque el golaveraje
particular es favorable al Rea Madrid. Pero son dos partidos, o mejor, dos
pinchazos del Barça y la necesidad blanca de dos victorias; y eso suponiendo
que también se gane todo lo demás. Francamente la liga está difícil para el
Real, pero aún quedan diez jornadas y en el fútbol hemos visto de todo.
En el peor de los casos, habría
perdido la Liga en Bilbao y en el Bernabéu y no en Barcelona. Porque esos
mismos cuatro puntos eran la ventaja que tenía antes de esos dos fiascos sobre
los blaugranas.
El partido de anoche fue
bastante igualado en el juego, con ligera ventaja para el Madrid, y hasta en
ocasiones de gol, pero aunque suene a tópico es verdad que decidieron unos
pocos detalles. El primero estuvo en los porteros. Sin culpar a Casillas de la derrota, porque sería
injusto, sí es verdad que Bravo
estuvo más certero que él en una ocasión que pudo cambiar el resultado. Fue
cuando desvió en un difícil escorzo, rectificando su primer impulso, un balón
que había chutado Benzema y que tras
desviar la trayectoria un defensa se iba para dentro. Ese fue su gran detalle,
que resultó crucial. Como podía haber sido el de Casillas si hubiese podido
desviar el que Suárez le cruzó al
segundo palo cuando él se lanzó a cubrir el primero. Luego, también es verdad,
ambos guardametas tuvieran intervenciones muy afortunadas, como las dos últimas
paradas del madrileño, que evitó así la goleada culé en la última media hora
que lució al contraataque.
El Madrid jugó su mejor
partido en lo que va de 2015 y por ello pudo ganar en el Nou Camp. Su primer
tiempo fue bueno y ahí tuvo las ocasiones para haber casi sentenciado el
partido, como ese remate de Cristiano
que repelió el larguero o el tiro fuera de Bale
con media portería vacía, así como la mala suerte que tuvo en el que le
anularon por un ligerísimo fuera de juego del portugués.
Luego, en la segunda parte
empezaron bien pero el gol magnífico gol de Suárez les hizo cambiar su buen
juego en el medio campo por intentar balones en largo a sus delanteros. Y aún
así, pudieron y debieron empatar al menos para que se hubiera hecho justicia en
el marcador.
El buen juego blanco durante
una hora larga fue por otro detalle, pero este más importante que el de los
porteros. Y es que le ganaron el medio
campo a sus rivales. Funcionó el medio centro del dúo Kroos- Modríc y fueron muy superiores al que opusieron Mascherano y Rakitic. Los madridistas
presionaron muy adelantados la salida del balón del Barça e incluso le robaron
balones a sus medios al borde del área propia cuando querían salir con el balón
jugado. Y es que, como hemos reiterado, el alemán juega más tranquilo con el
croata a su lado y, sobre todo, con Ramos
detrás haciéndole la cobertura en el centro de su campo.
Pero claro, cuando
observamos al campeón del mundo con Alemania jugar tan bien más adelantado, tal
y como lo hace con su selección, nos gustaría haberle visto en el Madrid con un
medio centro tipo Alonso tras él.
¿Se imaginan al vasco y al teutón con Modric por la derecha e Isco por la izquierda con dos
delanteros delante de la categoría que los tiene el Madrid?
Seguramente estaríamos ahora hablando de otra cosa.
Y el Barça perdió el control
porque no es igual Mascherano que un Busquets
en forma; el catalán es más lento con los pies pero mucho más veloz que él con
la cabeza. Y en ese otro detalle también está la diferencia. Los blaugranas
aguantaron el partido al principio mientras que Iniesta pudo controlar por la izquierda, incluso creando peligro,
pero tuvo pocos valores más en medio hasta que Messi, ya muy avanzado el partido, se echó atrás y pudo jugar entre
líneas lanzando el contragolpe de su equipo. Y pudo controlar más cuando
Busquets y Xavi salieron.
Finalmente, hubo otro
detalle decisivo, y fue la superioridad de los centrales barcelonistas sobre
los merengues, con mención especial para un espléndido Piqué. Pepe y Ramos
dejaron unos huecos por arriba que sus rivales taparon bien.
En definitiva, esos detalles
marcaron la desigualdad, al margen del juego general, pero todavía queda liga.