En
Portugal, entre nativos y asimilados, como en España, debe haber de todo. Hasta
personajes esperpénticos. Y, como en todos sitios, desde los anónimos a algunos muy ilustres en los
diversos registros y actividades en que se manifiesta el ser humano. Y el
fútbol no iba a ser ninguna excepción. Lo que ya es mala suerte es que se
junten dos colosales especímenes de esa cuerda en un mismo club. Y esa
desgracia es la que ha tenido el Madrid de Pérez.
La
lotería del absurdo le tocó al club blanco por partida doble con un jugador que
ensombrece sus buenas dotes futbolísticas con una idiotez galopante y un
técnico que colecciona títulos y gilipolleces a partes iguales. Como a los
caballos pregonaos, a Pepe se le
calientan los suelos, a Mourinho la
boca y a ambos la cabeza.
Dice
el central, quien debía estar fuera de la plantilla madridista desde lo de Casquero si hubiese un presidente señor,
que en España nunca hubo un jugador merecedor del Balón de Oro. Ya sé que
pedirle a un personaje de su tamaño intelectual un ejercicio de reflexión es
una quimera, pero al menos sí debería exigirse, dada su profesión, un poquito
de lectura ilustrativa sobre historia
futbolera. Y se encontraría con un tal Zamora
que pasó como el mejor portero de su época; un Suárez, que lo ganó a primeros de los sesenta pasados; un Paco Gento que debió ganarlo como mejor
extremo izquierdo del mundo y único futbolista con seis Copas de Europa ; un Amancio que estuvo en un tris de
ganarlo; un Butragueño que era el
goleador más exquisito de su década y envidia de todos los equipos; un Raúl que sigue siendo el mayor goleador
de la historia blanca y de la Champions, – todos madridistas, menos el gallego de
pasado blaugrana y que lo ganó en el Inter -; o cualquiera de sus compañeros
actuales que son campeones de Europa por partido doble y del mundo con España,
amén de atesorar más títulos por clubes que los que él pueda soñar en su vida,
como Casillas, Ramos o Alonso. Por
no hablar de sus ahora rivales barcelonistas con los mismos méritos que los anteriores
y varios años ya en el pódium; Pujol, Xavi
e Iniesta.
Y
eso, sin nombrar a cuatro portentos como Di Stéfano – con dos en su haber- Puskas , Kubalao Cruyff , que aun
siendo extranjeros fueron tan importantes para el Madrid y el Barsa que forman
parte de los genes blancos y culés desde entonces de por vida, y del fútbol
español. Hasta el punto que incluso D.
Alfredo y D. Ladislao vistieron la camiseta de la selección española. Se ve que
a estos extranjeros no se les persiguió; como también dice el payo que hacemos
en España.
El
tal Pepe, como brasileño y portugués de adopción, podrá presumir de muchos
compatriotas ilustrísimos en la historia del fútbol, con Pelé a la cabeza. Pero de su querido Portugal la historia se resume
en Eusebio, su mejor jugador de
todos los tiempos, y en Figo, mejor
futbolista en todos los sentidos que el sudo dicho ‘pateador’, además de más
prudente y elegante, y menos ‘boqueras’.
De
Mourinho me queda poco por decir. Y por eso, como ya señalé, la perezade reiterarme
ahora cuando le sueltan estopa tantos; entre ellos muchos de los que antaño le
halagaron o pasaban por alto sus tontunas, ‘lloreras’, mala educacióndeportiva y
desplantes infantiles, atacados de su misma ‘titulitis’, sin reparar en el
inmenso daño que le haría al Real Madrid.
Pero
sí diré algo concluyente. No le critico, como también todos ahora, la suplencia
de Casillas; está en su perfecto derecho a elegir entre su plantilla y a
equivocarse, como todos en nuestras decisiones profesionales y personales, pero
sí en un hecho irrefutable que habla a las claras de su mediocridad como
técnico. En su tercera temporada aún no sabe nadie a qué juega su equipo. El
Madrid vive, sin discusión posible, de los goles de Cristiano y de los destellos de clase de la excelsa plantilla que
el D. Tancredo blanco le ha puesto en sus manos. Nadie nunca tuvo antes los
jugadores ni el poder que acumula. Ni lo
habrá cuando se largue. Pronto, espero.
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