Reina la
intemporalidad de lo inmediato, pero afortunadamente, las pasiones aún alumbran
caminos de ilusión. Aguardan semanas apasionantes en Europa con la Champions y
días pasionales en España por el doble Madrid&Barça. Sobre todo el de Copa,
porque el de Liga llega descafeinado; esperanza rojiblanca, pena blanca y
alivio culé.
Messi dejó claro en Sevilla que no
renuncian a nada, lo que supone un dedo en el ojo para los blancos. Lideró a
discreción, goleó con un repaso a su repertorio, asistió de calle y hasta
indicó a Valverde que debía entrar Dembélé para ser más incisivos. Cada vez se acerca más a lo que
supusieron Di Stéfano y Cruyff, pero los supera en longevidad
—catorce años en la cumbre —, en títulos individuales y seguramente muy pronto
en colectivos también y en todo.
El Madrid
llega bipolar y ansían en el Bernabéu que sean esos partidos la verdadera
alternativa de un Vinicius que ha
pasado en meses de becerrista a torear con caballos y aspira a matador de toros. Los merengues necesitan la referencia que les
hurtaron con Cristiano y el moreno
brasileño es su esperanza blanca. Y tiene mimbres para serlo: descaro, regate
eléctrico, potencia, velocidad, verticalidad, trabajo y ganas. Pero lo más
sorprendente es que luzca también cabeza siendo juvenil. Lo demostró antes de
vestirse de luces en el Bernabéu por la modestia y profesionalidad con que
asumió su estancia en el Castilla a pesar de su costo y la aureola con que lo
trajeron. Su éxito sería trasladar
también sus goles de Brasil y de Segunda B a la Primera española; palabras
mayores. Y, entonces sí, estaríamos ante un presumible Balón de Oro si el
carisma le durara un par de años. Tan difícil como posible y singular en la
constelación futbolera del siglo XXI, donde impera lo urgente: cuajar en figura
las virtudes de una promesa. Su sueño de imberbe, el de Florentino y el de millones de aficionados madridistas, que ya ven
en Vinicius el Messi blanco.
Tan irreal e incomparables todavía como
ilusionante en este tiempo de pasiones desbordadas de un día para otro a bordo
de ondas o de cable y prácticamente sin intermediarios. Las novedades, la
realidad, las falsedades y los sueños ya no llegan de boca en boca durante
semanas o meses sino de móvil a móvil en décimas de segundo, plataformas de
cualquier cosa mediante. La tecnología que nos lleva.
Por eso no
debe extrañar a Cristiano que le silben por todos sitios y hasta los propios.
Recoge lo que ha sembrado aun siendo generalmente reconocida su capacidad
goleadora. Lo que antes eran rumores entre periodistas o de vestuario ahora son
evidencias tan palpables que todos las llevamos en el bolsillo. Antes era
complicado y lento derribar un mito, y ahora dura en caerse por cualquier gesto
menos que el instante de un sonido. Su manita en el Wanda arrogándose como
individuales títulos colectivos es la última pata del banco tontarrón que se ha
ido creando. Y ese absurdo pesa más que sus goles. Una pena personal grande que
arrostrará mientras juegue y de ahí su aceleración hacia la antipatía general.
Acabarán pitándole hasta en Turín cuando desinfle el globo de su fichaje. Ganar
el scudetto goleando en Italia más que nadie se difuminará en el fracaso
europeo. Simeone y los suyos pueden
cerrarle la penúltima puerta a su carrera; luto que desea la inmensa mayoría
futbolera.
Finalmente,
lo de Guardiola ya es de traca.
Cuanto gana como profesional lo
pierde como hooligan catalanista. Y se da el caso, además, en el colmo de lo
absurdo; de que en su Cataluña natal no es especialmente bien recibido a pesar
de sus esfuerzos por querer disculpar con lazos pajizos y lengua suelta supuestas
traiciones futboleras barcelonistas. Si espera algún reconocimiento futuro, algún
día lo lamentará.
POR MURCIA
CREARÁN OTRA COMISIÓN
En el
trabajo sonreíamos cuando se creaba un comité. Y es que, demasiadas veces, en
ellos se esconden las indecisiones, la ignorancia o la indolencia. Y el que se
avecina no es minino. El grupo de ilustrados con másteres, miércoles y jueves
deberán acometer en el Murcia la madre de todos los comités. El demonio acecha
y no pedirá escrituras, como decíamos del agua, cuando enfile hacia lo hondo.
Mientras, el
Cartagena perfila su presumible liderazgo final y el UCAM sus opciones de
liguilla de ascenso.
¿Y lo de
Gálvez?, se preguntarán. La semana que viene; supondrán. ¡No sea mal pensado,
hombre!