Los penaltis
discutidos son parte de la historia del fútbol. Como los arbitrajes polémicos,
la mala suerte, los fallos inexplicables, los jugadores legendarios, los casi
goles, las jugadas extraordinarias y los golazos; la desidia no. El Madrid y el
Barça han acaparado los mayores escaparates del fútbol mundial y coleccionan
experiencias de todo tipo.
Nos
equivocamos al augurar que Real, Barça o
Bayern protagonizarían la final de Champions; solo uno de ellos lo hará porque los
blaugranas cayeron de indolencia. Por eso dicen Iniesta y Busquets, quien
tuvo una mala noche, que fue una de
sus mayores decepciones. Es incomprensible que solo tuvieran una oportunidad
clara de gol, la de trancas y barrancas de Messi.
Antes, pierna floja, lentitud y suficiencia indolente.
La semifinal
entre madridistas y bávaros será complicada, pero mucho más la de romanos e
ingleses. El Liverpool es tan imprevisible como la Roma, con media docena de
futbolistas en cada escuadra que desde su segunda fila son capaces de achantar
a cualquiera. Salah y Dzeko se han llevado los honores, sin
olvidar a De Rossi y a técnico Kloop, que empujaron a sus equipos a la gloria de una
semifinal de Champions con la que seguramente no contaban.
Pero la
polémica estuvo en el último suspiro del Bernabéu, cuando el seguro Benatia arrolló por detrás al listillo Lucas Vázquez, quien hizo más por esa
posibilidad que por buscar el balón de gol que le puso el omnipresente Cristiano. ¿Penalti o no? Lo fue por
dos cosas: porque lo pitó el árbitro inglés y porque tuvo motivos; el galo marroquí
no tocó balón aunque lo pareciera. ¿Si no lo hubiera pitado? Pues tampoco
hubiese sido raro. La polémica sería al revés si la prórroga clasifica a los
turineses. Cosas del fútbol.
El partido
se recordará por ese penalti, magníficamente lanzado por Cristiano al hierro,
recordando a Puskas; pero también
hubo otras claves que no pasarán a la historia. Como el oscurecido juego de Casemiro, al que tanto ponderamos aquí,
aunque no solo él estuvo desdibujado. Pjanic,
Douglas Costa, Sandro y Khedira se comieron
al medio campo madridista, cuyos centrocampistas se dejaban sobrepasar por unos
rivales en plan guerrillero que parecían jugar en moto, como hubiera dicho el
añorado Mesones. Aparte, Marcelo volvió a dar la de arena y a Carvajal le puso Mandzukic un sombrero cada vez que disputaban balones por alto, con
la palpable consecuencia de dos goles casi calcados, aunque el segundo no sabe
todavía el croata si lo remató de cabeza o de chepa. Y hubo otro aspecto que
remarca el partido: Ramos todavía es
insustituible en el Madrid de Zidane,
tanto por su juego aéreo como por la infinidad de cortes eficaces en el flanco
izquierdo — el del peligro Marcelo— y por la personalidad que infunde al
equipo, además de su buena salida de balón.
Ramos,
Cristiano y Casemiro y Modric son la
columna vertebral de los blancos, como en el Barça Ter Stegen, Piqué,
Busquets y Messi. Si fallan más de uno de ese póker de futbolistas decisivos el
desparrame está servido. El Barça lo pagó caro en Roma y el Real estuvo a punto
en Madrid, con dos resultados en la ida que daban más que para el simple
optimismo.
Finalmente,
el colofón lo pusieron sus máximas estrellas. Cristiano acudió a su cita con la
gloria y Messi no. En esto recuerdan a los otros dos referentes antiguos de
merengues y culés. Di Stéfano
siempre estaba, cinco Copas de Europa, y Kubala
no; solo consiguió dos Latinas y una de Ferias. Messi sí ha ganado cuatro
Champions, pero en un pasado reciente que parece lejano. Una sola en siete años,
en la cumbre de su carrera, es algo para hacérselo mirar, que dirán por Can
Barça. Le sucede igual con Argentina, aunque menos acompañado. Últimamente, el
sin embargo mejor jugador del mundo y sus cuates, recuerdan a los celebérrimos
lebreles del tío Alegria, histórico
huertano de la Arboleja: ejemplares siguiendo la pieza, pero cuando la tenían a
tiro levantaban la patita para mear.
Los
atléticos y Simeone también sudaron letra parda pelotera en Lisboa para pasar
ronda. Y ahora se las verán con el Ársenal de Wenger en otra semifinal de dudoso pronóstico; magia parpadeante
contra reciedumbre.
En todo
caso, si sus artistas y la suerte quieren, merengues y colchoneros superarán a los del viejo zorro Heynkes y a
los artilleros londinenses. Así, seguiremos disfrutando de nuestra España cañí
futbolera en Europa.