IGLESIAS, EL
OSO DE SÁNCHEZ
Como Pedro Sánchez se deje abrazar por Pablo Iglesias está listo. Ahora mismo,
es el mayor peligro que se cierne sobre la esperanza blanca socialista. Porque,
de rebote, darían a Mariano Rajoy el
oxígeno que necesita para que la exigua mayoría del miedo que se le prevé al PP
en las próximas generales adquiera relieve de gobierno, con el apoyo puntual,
activo o pasivo, de Ciudadanos o de cualquier otra opción periférica no
izquierdista.
La realidad de Podemos
Podemos ha
alcanzado su adolescencia como partido, y con esa virtud juvenil también han
llegado las contradicciones que desde aquí preconizamos hace meses. En cuanto
se ha estructurado como un partido político desde sus orígenes asamblearios, la
superestructura en torno al líder Iglesias, controla, censura, tacha,
discrimina, señala y promociona. Es decir, lo típico de quienes tanto
criticaban. La casta podemita es dueña de carreras y haciendas de sus
patrocinados. Y todos quienes no se acogen a su sagrado, como el recinto
interior amojonado por las cadenas en torno a los antiguos recintos
eclesiásticos, quedan expuestos a las turbulencias externas y, normalmente,
reducidos a la nada; la vulgaridad partidista española tan denostada.
Los desengañados
del partido de los círculos lo definen como modelo leninista, recordando la
vieja experiencia bolchevique rusa o los diversos y variados ejemplos que han
tratado de imitarla, y desde fuera se ha visto siempre como la consecuencia
lógica de un movimiento populista engendrado en torno a un triunvirato, con
Iglesias como sumo sacerdote y Monedero y Errejón de prelados distinguidos, junto al predicador del pueblo
desencantado, Echenique, y la
consiguiente cohorte de curicas obreros y monaguillos internautas. Lo que pronto
derivaría, como sucede, hacia un liderazgo a la vieja usanza con cadáveres
entrañables en el armario.
El único que
resiste es Errejón, avezado en sueldecicos con la excusa de estudios
sociológicos a distancia para universidades afines o infiltradas, y veremos por
cuánto tiempo. Porque el experto en
grandes análisis internacionales para países ‘hermanos’, Monedero, hace tiempo
que campa a sus anchas como el marrano de San Antón, y por eso da rienda suelta
a sus peroratas. Pero igual que le llegaron las vísperas con la ingeniería
fiscal que le desbarataron a tiempo, también le llegará el gran día en que sea
un proscrito para su íntimo Pablo; y sanseacabó. En cuanto al heterodoxo líder de Podemos en
Aragón, Echenique, ha consolidado su baronía maña con un cargo de elección
ciudadana que será difícil de anular por parte de la nomenclatura circuliana. Ahí tiene Iglesias un callo difícil de limar.
Tanto por lo anterior como por su discurso coherente con el espíritu originario
de la formación morada, aparte de que ya le ganado algún pulso personal dentro
del partido.
Su futuro
Pablo
Iglesias se ha percatado de la realidad que le alcanza: el previsible resultado
de Podemos en las próximas elecciones. Con el 15% como horizonte máximo de expectativas
debería largarse a casa si es coherente con lo que siempre ha dicho: que él
está en política para gobernar y no para ser oposición irrelevante. Pero
también me temo que tal promesa quedará en el limbo de lo que el viento político
se lleva, y optará a mercadear votos con tal de influir en el futuro gobierno y
justificarse. Ahí se enmarca su novísima estrategia de acercar posiciones con
el PSOE; otrora partido burgués de casta
y trinque.
Es lo que
tiene la realidad numérica del voto, que es muy cabezona, y propicia arreglos
matrimoniales de difícil previsión. Tanto a priori como a posteriori, en cuanto
a relaciones, duración y consecuencias. Salvo en países con cierta madurez
democrática, tipo Alemania, lo suyo es acabar en división de opiniones cuando
no en bronca o gran bronca, que decían las antiguas crónicas taurinas.
El difícil equilibrio de Sánchez
En fin, que
debería Sánchez andarse con mucho cuidado a la hora de elegir a sus colegas
afines en el Congreso, más allá de los diputados propios, porque el PSOE solo
tampoco podrá gobernar.
Pero antes,
habrá de hilar muy fino en los apoyos a futuro que se visualicen, porque como se deje abrazar por
Iglesias, le ocurrirá, seguro, lo que al rey que fue a cazar un oso para
hacerse un abrigo con su piel y acabó
siendo él ‘quitafríos’ del plantígrado.
No está el
patio español para bollos tras lo de Grecia, y lo caribeño ya descontado, más
el propio desbarajuste de los antiguos asamblearios de Iglesias y compañía. El
personal quiere estabilidad para entrever un futuro de esperanza después del
‘langosterío zapateril’ y la pertinaz sequía ‘rajoyana’. Dos plagas bíblicas
que nos duran ya doce años y hacen odiosa una tercera. Demasiado hasta para las
pacientes y poderosas espaldas de los españoles.
Con Podemos
rondándole, mal pájaro se le ha puesto al PSOE en la bardiza. Y el PP de Rajoy,
mientras tanto, frotándose las manos. Como
repita, vaselina a Rivera y
Ciudadanos mediante, habrá que alabar la inteligencia a largo del pontevedrés a
pesar de todos los pesares, que no son pocos ni cuestiones menores, que él
diría.
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