EL MADRID
INVERTEBRADO
Hace años
que el Real Madrid es un equipo sin base ni respeto a su historia. Al año
siguiente de llegar Florentino Pérez
a la presidencia decidió que la herencia recibida de Lorenzo Sanz había que laminarla. Y lo que pareció bien al
principio, con aquello tan esperanzador de Zidanes
y Pavones, tornó pronto en un
despropósito generalizado.
Pérez
inauguró su nefasta época galáctica emulando la trayectoria clásica de su gran
rival: el Barça, que siempre había fichado a los mejores del mundo sin que ello
sirviera para triunfar en el campo. Hasta ese momento, los merengues
coleccionaban títulos y los culés destilaban frustraciones, salvo en el corto
periodo del equipo que logró ahormar Cruyff
desde el banquillo.
Y tras
cuatro temporadas criminales, Pérez se largó aburrido de ver a su equipo lucir
figuras y envidiar títulos ajenos. La guinda fue en Mallorca, en el 2006, donde
los blancos cayeron lastimosamente cuando la temporada enfilaba su recta final
con pocas esperanzas de levantar nada.
Cuando don
Florentino volvió años después, con la lección aprendida según dijo, sus
añorantes seguidores se las prometieron felices pensando en que el gran mago
enderezaría el rumbo de un equipo sumido en escándalos administrativos pero con
dos Ligas recientes en sus vitrinas, conseguidas sin él. Pero pronto prescindió
de nuevo de su escudero Valdano, que
se empeñaba en vertebrar el equipo desde el punto de vista futbolístico, y
retornó a los mandos de la política deportiva. Y de esos polvos los lodos
actuales. El Madrid es un club cuya
plantilla se recompone básicamente cada año con grandes fichajes de allende
nuestras fronteras, coincidiendo sus procedencias con los intereses comerciales
de la empresa del señor Pérez. Solo hay que comprobar dónde le otorgan sus
mayores contratos de obra pública.
Y el
resultado de que la marca más lustrosa de España sirva a una gran empresa de
departamento de relaciones públicas es un equipo invertebrado y sin equilibrio
en el campo, como hemos visto a la hora de la verdad esta temporada y en
anteriores. Pero esto no es nuevo. El Real Madrid encadena actualmente sus
peores registros en la Liga desde antes de Di
Stéfano, con solo un trofeo en siete
años; entonces estuvo diecisiete sin tocar pelo. Así, salvo el milagro del año
pasado en Lisboa, con Ramos de Virgen
de Fátima, los blancos ayunan. Y menos mal que Calderón le fichó a Cristiano,
un delantero de cincuenta y tantos goles por año.
No hay otro
equipo de su nivel que atesore tanto media punta en su plantilla y tenga tanta
carencia de medios equilibrantes por delante de su defensa. Pero son los que le
gustan a Pérez, que acomoda sus gustos futboleros a sus intereses
empresariales. Recuerden sus grandes fichajes desde el 2000. ¿El fútbol del
Madrid? ¡Eso es lo de menos! Se trata de lucir nombres y futbolistas capaces de
encandilar a la gente en una jugada, pero incapaces de mantener el tipo toda la
temporada. Hace poco le escuché a un forofo blanco, de los que rinden pleitesía
al actual mandamás, que los buenos jugadores deberían jugar solo en el
Bernabéu. Es un ejemplo de la afición que abarrota el viejo estadio, incapaces
de volverse hacia el palco tras los dos últimos fracasos en los que su equipo
se ha dejado sus posibilidades en Liga y Champions. Y al menos contra el
Valencia sus futbolistas se dejaron la piel, pero contra la Juve cantaron la
gallina de lo que realmente son: un equipo invertebrado sin base de juego donde
asentarse. Por eso lucen con arreones de sus grandes futbolistas pero no
controlan el juego.
Hay un
detalle en el que pocos han reparado. La falta de un medio centro adecuado hizo
que Ancelotti tirara de Ramos para
ese puesto en Turín, y, al decir de casi todos, el invento resultó un fracaso.
Y lo fue en la segunda parte, pero en la primera funcionó. Recuerden ustedes
que en esos cuarenta y cinco primeros minutos el Madrid pudo y debió resolver
la eliminatoria. En Madrid, sin embargo, salvo por el repliegue italiano
inicial, los blancos no controlaron el partido de verdad en ningún momento. Y
cuando los de Morata decidieron ir a
por la eliminatoria se impusieron. Así de sencillo. Los grandes equipos, como
las casas, se construyen desde abajo. Y si es con estilo propio, desde la
cantera, mejor. ¿Les suena a algo? Pues sí. Al Madrid de antes y al Barça de
ahora.
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