ESPAÑA SE
LEVANTA Y RAJOY SE ACUESTA
Emula a su
paisano gallego Casares Quiroga cuando
el 18 de julio de 1936, jefe del gobierno entonces, le alertaron de que los
militares se habían levantado en Marruecos contra la República: “¿Qué se ha
levantado el ejército? ¡Ah!, pues yo voy a acostarme”; dijo más o menos.
Segundo aviso
Igual de
insensato, aunque en una situación afortunadamente en absoluto parecida a
aquella, Rajoy desoye por segunda
vez en un año la llamada de atención de los españoles, y más concretamente de
sus votantes de 2011, envuelto en la maltrecha bandera de la estabilidad con
ribetes económicos para decir que no piensa hacer ningún cambio hasta las
generales. Autoproclamándose, además, como el mejor candidato de su partido, para
pasmo generalizado de los suyos, incluidos la mayoría de sus barones.
Cinco millones de indolencia
Desde las
municipales y generales de aquel año tan victorioso para el PP, los
teóricamente conservadores, cuyos dirigentes realmente son socialdemócratas de remedo
y tapadillo — a sus hechos de gobierno me remito—, y en la peor de sus versiones porque no tienen
ni el valor de reconocerlo; han perdido la mitad de sus votantes: un cuarto en
las pasadas europeas y otro cuarto en las municipales y autonómicas del pasado
día 24. Es decir, cinco millones de votos en tres años de mando omnímodo en
España.
Hay que ser
muy malo para conducir a su partido desde su inmenso poder a tal desastre, y,
por ende, poner a España al borde de una situación inquietante.
Pero como
les ocurre a los mediocres con sus silencios, su nefasta gestión no es
escandalosa porque sigue la vieja escuela de los indolentes: lo mejor para no
equivocarse es no hacer nada. Y tiene la suerte, además, de que cientos de
miles de españoles aún se creen la inmensa mentira que ha propalado junto a sus
secuaces de que estafó a sus votantes por la herencia recibida de Zapatero, haciendo todo lo contrario de
lo prometido en su programa electoral. O que salvó a España del rescate. ¿Y lo
de las Cajas qué fue?
Mentiras como mantras
Como hemos
reiterado, es un insulto a cualquier inteligencia mantener esas falacias tras
un año, el 2011, asegurando conocer el remedio para sacar a España adelante y
gobernando ya ese tiempo e incluso decenios en la mayoría de Autonomías y
Ayuntamientos, donde estaban los mayores pufos. Y, para mayor desfachatez, lo
argumentan con que era de todos sabido que España estaba en quiebra con el
anterior gobierno. ¿Pero en qué quedamos?: ¿sabía usted, señor Rajoy, que la
cosa estaba tan mal, o no?
Solo hay
tres respuestas posibles: que lo sabía, en cuyo caso mintió y miente mucho; que
lo sabía a medias porque luego encontró culebras en los cajones, en cuyo caso
le engañaron no solo los socialistas sino sus mandos en los ayuntamientos y
comunidades, demostrando ser todos de poco fiar; o que no lo sabía, en cuyo
caso sería muy tonto, circunstancia descartable por mucho que sea lo que él y
sus adláteres han proclamado a todos los vientos.
Mi conclusión
es que prometió en su programa algo coherente con su partido, que estaba
contrastado y sonaba bien, para conseguir la victoria electoral, y luego, fiel
a su forma de ser, optó por lo más fácil: subir los impuestos en lugar de meter
la tijera en el gasto superfluo, que indudablemente le iba a suponer un mayor
costo social a corto plazo, aún a costa de defraudar a la inmensa mayoría de
sus votantes. La misma pauta de no afrontar los riesgos de cumplir su programa,
que hubiera sido lo honesto y valiente: despolitización de la justicia, reforma
de la Administración Pública, mercado único, política territorial y antiterrorista,
aborto, etc.
Y las
consecuencias de tantos despropósitos, junto con la misma laxitud respecto a
los casos de corrupción, con el tema Bárcenas
como máximo exponente y el propio Rajoy en primer e implicadísimo plano, son
esos cinco millones de votos perdidos en tan poco tiempo.
Duda, sospecha y una leche
España se
desperezó en las europeas y se ha levantado en las municipales pero Rajoy sigue
durmiendo. Tiene tanta mersa, porque ya se acaban los calificativos, que quiere
aguantar hasta que los ciudadanos le tiren al río con cama y todo; y con él a
su partido. Y lo que es peor, también las esperanzas y la confianza de millones
de españoles que de tan buena fe al final pasarán por tontos; ellos sí.
Queda una
duda. Quizás cuente con que Ciudadanos apoye al PP de alguna manera en los
Ayuntamientos y Comunidades para conservar algún poder y tirar hasta noviembre
con palos y cañicas. Pero mal haría Rivera
si se prestara a un juego tan suicida para sus propios intereses, que no creo.
Y también
una sospecha. Tal vez cuente Rajoy con que la situación tras las municipales
provoque un desgobierno tan notorio que le convierta a final de año, de nuevo,
en la esperanza de los millones de votantes que le han dado la espalda. Pero si
esa fuese su esperanza es que no ha entendido el momento actual de España ni
acepta la realidad de su desprestigio ni ha aprendido nada de sus revolcones.
Pero lo más
grave para la mayoría es su apariencia de que con tal de mantenerse en el
palmito le importa una leche todo, empezando por las “hostias” de Rita Barberá y semejantes.