Hay elementos que estorban a
grupos de interés. Al PSOE no le salen bien las primarias o las elecciones
libres internas, y el PP ni se las plantea porque aquí pintan poco los
electores; solo se respeta a quien manda.
La
libertad en España
En fin, la historia repetida
de todas las nomenclaturas políticas y no que en España han sido y son, cuando
la libertad es una estrofa suelta; un adorno solitario sin mucho contenido en
el himno uniforme de cualquier sociedad adormecida. Un cuento de truculencias.
En
el PSOE
El pecado de Pedro Sánchez es el original: no
deberle el puesto a ningún santón
socialista. Y su fallo, aparte de sus inocuas meteduras de pata, ponerse de
perfil respecto a las posibles responsabilidades en las tremendas corruptelas
andaluzas de sus dos últimos capos: Chaves
y Griñán. La vieja guardia
socialista, con el omnipresente Felipe
al fondo, no se lo perdona y, además, le tienen un miedo cerval a otro
“zapateriano”. Como tampoco le han pasado por alto los recientes mandamases,
con Zapatero también al fondo, que
no haya sacado pecho de los supuestos avances conseguidos durante los mandatos
del estulto leonés, que por eso dejó así al PSOE.
Ha querido rectificar en
Valencia este fin de semana alabando a unos y otros, pero llega demasiado tarde
su amago de vuelta al redil. La suerte del larguirucho madrileño ya está echada, - una pena- y salvo un tan milagroso como poco factible
éxito en las municipales y autonómicas de mayo, porque el previsible éxito en
Andalucía no constará en su haber - es cosa de doña Susana-, será descabalgado antes del verano pare enfilar las
generales con otro jinete; amazona más bien. Y ahí la Díaz tendrá todas las
posibilidades de encabezar un movimiento aglutinador de las diversas corrientes
socialistas.
El clamoroso silencio de los
socialistas norteños, con los vascos como mayor exponente; los movimientos
hacia el sur de los catalanes, con la Chacón
como mascarón de proa surcando las prometedoras aguas andaluzas; la movida ‘podemosa’
del propio Zapatero, con Bono de
muñidor y agitador de conciencias – recuerden sus dos pontificadoras y
televisivas manos en el fuego por Chaves y Griñán-, contrastan con el poderío y
suficiencia de la sultana andaluza convocando elecciones en su feudo dándole un
sartenazo a los comunistas de IU, como reto y recado a sus primos de Podemos de
lo que les puede esperar con ella enfrente. Tal vez, la única alegría socialista
en meses ante al auge de los hasta antes de ayer asamblearios y herederos aspirantes
del 15 M. Pablo Iglesias se puede llevar el primer revolcón de su corta y
fulgurante carrera.
En
el PP
Pero no solo han sido sus
colegas de partido quienes le han amortizado, también sus rivales del PP, con
el poder de Génova y el de Moncloa unidos en el mismo empeño. Sánchez no es
fiable tampoco para ellos porque no tiene puntos débiles visibles ni intereses
personales desde donde amarrarlo. No le pueden decir a la cara el …y tú más,
sino el genérico vosotros, y se les vuelve en contra; se encoge de hombros y
les reprueba que él sí tomaría medidas enérgicas e inmediatas, no como ellos
han hecho en clamorosos casos recientes.
Consecuencia de todo es la
situación de su liderazgo generada en las últimas semanas. Propios y extraños
empiezan a llamarle ya ‘el breve’, como al Rey
Juan Carlos moteaban unos y otros a
la muerte de Franco, aunque ahí se
equivocaron.
El
acuerdo entre bambalinas
Pero tal circunstancia no es
casual ni fortuita. Está orquestada desde el más allá de las salas de máquinas
de ambos partidos al constatar que el liderazgo de Sánchez no frena a Iglesias.
A esos poderes fácticos populares y
socialistas les ha unido un miedo común: Podemos. Y lo han hecho envueltos en
la bandera benéfica del bien de España. En la cuestión de estado; esa falacia
que tan extraños compañeros de cama ocasiona.
Y
no han enhebrado posibles pastos electorales ni una gran coalición de gobierno
posterior, no; sus bases no están preparadas para ello, por mucho que una gran
mayoría social de no comprometidos ideológicamente lo pudiera desear. Están
llegando a una conclusión pactada de menos riesgo para ambos. Se trata de
dejarse gobernar allí donde
más votos obtengan porque Podemos les asusta; y es que es para acongojarse.
Para muchos millones de españoles, y con todas las razones que ellos mismos
airean en cuanto a sus ideales políticos – al margen de sus críticas a la
corrupción, compartidas también por quienes les temen-, el panorama de una
España gobernada por Monedero, Errejón y compañía es devastador.
El pacto no escrito al que
han llegado es claro: si en Andalucía, como es de esperar, el PSOE de Susana
Díaz consigue ser el partido más votado, el PP le apoyará en temas puntuales
para que pueda gobernar. Y al revés.
Y en coherencia, de momento,
estudian hacer lo propio en las generales. Quedan fuera las municipales porque
no competirá el rival común, y en las autonómicas se vería caso por caso.
La
última bala de Rajoy
Otra cosa serán los carteles
para la Moncloa. Es claro quién optará por los socialistas si todo se
desarrolla como han previsto: Susana Díaz. Pero en el PP puede haber una gran
sorpresa por el mismo miedo que les une. Si los populares no salvan los muebles
en las de mayo, que es lo más probable, Rajoy puede y debe dar un paso atrás.
Lástima que no lo haya hecho antes. Y ahí aparecería otra mujer. Apunten el
nombre de Soraya Sáenz de Santamaría.
Por ahí van los tiros, porque ningún otro nombre, ni hombre,
podría enfrentarse al reto con ciertas garantías. Aunque no controla el partido
- en un partido tan presidencialista tiene relativa importancia- , tiene a su
favor una potente hoja de servicios sin corruptelas. Y eso ya es mucho con lo
que llueve y se avecina.
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