PIQUÉ, O LA
RESACA TONTA DEL ÉXITO
Dice un
aforismo anónimo que el inteligente se recupera fácilmente del fracaso pero que
el mediocre nunca lo hace de un éxito. Y tal vez eso explique mejor ‘la broma’
de Piqué, según él, que la euforia
de la ‘rúa’ y la copita de más con que Cesc
trató de justificar sus palabras en la celebración de la Copa de Europa y el
triplete del Barça en un Nou Camp abarrotado de incondicionales. Y es que, el
central barcelonista es recalcitrante en la celebración inapropiada de sus
triunfos.
Pero el
problema de fondo respecto a los pitos al central barcelonista en León no
vienen de la tontuna referida al cantante que amenizó la inoportuna fiesta de
cumpleaños de su amigo y ahora rival Cristiano
Ronaldo, que no olvidemos su amistad
desde que compartieron vestuario en el Manchester, sino de lo que comentábamos
el otro día sobre la pitada al himno español en la final de la Copa del Rey. Y,
francamente, ahora como entonces, algunos preferimos no tomarnos esa gilipollez
en serio por la sencilla razón de que quienes deberían hacerlo por encima de
los españolitos de a pie, que son los únicos que pueden tomar medidas porque
son los responsables del deporte en España y los primeros ofendidos, tampoco lo
hacen. La duda razonable es si se inhiben por aparente sensatez, cosa que
algunos descartamos, o por falta de ideas inteligentes y valentía para
llevarlas a cabo, circunstancia que consideramos más probable.
Quienes
conocen bien a Gerard Piqué por haber sido compañeros suyos algunos años,
coinciden en que es un buen chico pero un tanto especial. Y yo le valoro igual
que ellos en la distancia. Sin embargo, si compartiera vestuario con él en el
Barça actual le hubiese dicho en confianza que lleve cuidado porque la inteligencia
tiene sus límites pero la tontuna es ilimitada: un tonto nunca reconoce ni
aprecia sus limitaciones. Y en realidad, diciendo que con la indiscreción
citada empezó todo lo bueno que han conseguido este año menosprecia de un modo
flagrante a sus compañeros. No creo que, salvo broma compartida, los Messi, Iniesta, Busquets, Neymar, Suárez, Bravo, Alba, Mascherano y compañía estén contentos con que Piqué menosprecie su
esfuerzo y gran juego. En todo caso, la situación en el vestuario blanco es
anterior y más grave, y tiene más que
ver con las carencias propias que con la excelencia blaugrana. ¡Ay, ese palco!
Del Bosque señaló acertadamente que en realidad
Piqué no había dicho nada del otro jueves, pero le faltó añadir que había
tenido una gran ocasión de callarse y de celebrar su temporada sin recurrir a
necedades innecesarias, demostrando, además, sus complejos. Alguno de estos
chicos que viven en la nube de algodón y miel de su fortuna, a veces no valoran
que son referentes sociales para millones de personas. Sobre todo y más
lamentable para los más jóvenes y por lo tanto más influenciables. Y su
ejemplo, para lo bueno y lo malo, tiene gran trascendencia.
De todos
modos, no es el único caso de salida de madre conocido en el fútbol, tanto en
el éxito como en el fracaso; Mourinho
es un buen ejemplo. Y tampoco en su propio club. Recordemos a Eto’o, tan buen goleador como bocazas. O
a Neymar, que algún día se arrepentirá de intentar lujos ridiculizando al
contrario en la victoria. O al propio Laporta,
que confundió su enorme dimensión directiva futbolera con idénticas
perspectivas políticas, dándose un batacazo de época a las segundas de cambio y
quedando para la opinión pública como un personaje de opereta bufa.
Como en la
vida, yo no recuerdo a alguien importante en el fútbol que haya desertado de la
sencillez tras un éxito: Pelé, Di Stéfano, Kubala, Cruyff, Eusebio, Beckenbauer, Boby Charlton;
o los nacionales Gento, Amancio, Butragueño, Raúl, Casillas, Luisito Suárez, Guardiola,
Pujol, Xavi o Iniesta. Al revés, han sido tan elegantes en el triunfo como
en la derrota.
Mención
aparte merece Maradona, pero sus
excentricidades y escándalos fueron
mayormente extradeportivos.
De los
actuales, Cristiano confunde con sus posturitas, y tras aquello de
autoproclamarse envidiado por ser guapo, rico y famoso no se le conocen más
tontunas de ese calibre. Y el mejor del mundo, Messi, sin embargo, es un
personaje cuya timidez habla siempre por él, salvo en sus trajes. Por cierto,
el sábado comprobamos una vez más que no es el mismo en el Barça que con
Argentina; la Masía es mucha Masía.
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