No teníamos bastante con las
irresponsabilidades de los políticos y parió el Castor una indemnización mil
millonaria. El socialista Zapatero
le aprobó el proyecto con rapidez y pocos escrúpulos a don Florentino,
el rey del palco, y el conservador Rajoy le ha pagado el fiasco del almacén gasístico submarino
frente a Vinaroz con una urgencia sin parangón.
Agravios
comparativos
Si usted fuera empresario y
el Estado le indemnizara con 1.350 M millones de euros en pocos meses, por un
error en cadena de unos y otros, pensaría que es muy afortunado; demasiado. Que
cuenten sus cuitas los empresarios del transporte para sacarle a Montoro los céntimos sanitarios pagados
de más en el combustible, según la justicia europea. Pero para ello están las
influencias; eso que para unos se tipifica como tráfico ilícito y para otros es
lo normal. Y es que, codearse con tanta suficiencia como condescendencia con
tirios y troyanos tiene tales ventajas. Por medio quedan enterrados, además,
500 millones de euros de fondos europeos. Y como paganos finales los de
siempre: los consumidores españoles pagaremos por nada 100 millones anuales a
partir de 2016 en los recibos del gas el derroche imperdonable de nuestros
inefables políticos; otro más, después de tantos. Como propina, 1.650 millones en intereses en treinta años a los bancos
financiadores de la jugosa indemnización, resultado del cuatro y pico por
ciento de interés anual cuando ellos lo han cogido del BCE a poco más del cero
por ciento. Hay que ver lo lumbrera que hay que ser ahora para dirigir un
banco.
¿Y
las responsabilidades?
¿Hay alguien más?, como
gritaba, según el inolvidable Eugenio
en uno de sus celebrados chistes un pobre hombre caído en un precipicio y
agarrado a unas hierbas, cuando ‘su ángel de la guardia’ le instaba a soltarse
porque él le llevaría en sus brazos al fondo sin daño.
¿No hay nadie a quien se le
puedan pedir responsabilidades? Como al humorista catalán, ni al ministro Soria ni a su impávido presidente se le
ha movido un pelo de la cara para soltarle la pasta al ‘Don Merengue’ ni para
señalar a los de siempre como paganos sempiternos de los errores y estulticias
de sus señorías. Quisieron esquivarlo pero con la boca pequeña porque ya lo
tenían apalabrado con el ‘ser superior’, Butragueño
dixit; ese tan gran futbolista como limitadillo tonadillero blanco. El próximo
partido al palco del Bernabéu, y a otra cosa.
Dicen que para que haya un
listo tienen que haber muchos tontos. Y algunos golfos y mediocres también. Si
no, es difícil.
Decían que era imposible
encontrar en la historia a unos ministros más indigentes intelectualmente que
algunos de los que ocuparon sus poltronas con Zapatero, y quizás llevaran
razón, pero lo que es indudable es que será imposible hallar a dos ministros
más perniciosos para los bolsillos de los contribuyentes y de los consumidores
que los ‘rajoyanos’ Montoro y Soria. Uno, incapaz de aligerar la Administración
Pública, que tiene encomendada junto con Hacienda, y subiendo los impuestos y
tasas sin freno para pagar el inasumible Estado que padecemos; nunca, al
contrario que con Aznar, se han
pagado tantos impuestos como en estos años de mayoría absoluta del PP. Y el
otro, haciendo que se pague la energía eléctrica y el gas más caros que nunca,
sin alternativas a la vista, y machacando alevosa y retroactivamente de paso a
los emprendedores que se arriesgaron invirtiendo hace años en energías limpias.
Unos
fenómenos
Por cierto, y hablando de
Pérez y Aznar, a don José María le crecen los enanos tratándose de compañeros
de pupitre, de estudios, de carrera, de gabinete o de palco: Blesa y Rato – qué desperdicio de hombre- por cosas poco edificantes; Rajoy y Montoro por inanición o
acción requisatoria, que ambos blasones llevarán a su partido a su peor
escenario histórico; Villalonga antes por desafección
personal, y ahora en plan estrella, y de momento sin guiñar para los juzgados, don Florentino, cuya virtud personal hace
honor a su nombre; ¡qué brillante es el tío, también de momento…! Y qué fotos más desafortunadas del ex en el
palco blanco con el empresario de moda desde el 2000, cuando llegó al poder en
el Madrid; antes no lo conocía nadie fuera de su círculo inmediato.
Mientras el presidente
madridista, ingeniero, ex político poco afortunado y ex gestor de la guía del ocio de la capital;
y unos cuantos más cuentan los billetes que le sacan al estado de millón en millón,
los ciudadanos vivimos permanentemente con los manos en los bolsillos,
temiéndonos lo peor, ante los derroches y corrupciones mil que vamos sabiendo
gracias a la labor de algunos jueces, fiscales, funcionarios policiales y de
seguridad y de los escasos periodistas que se empeñan, ¡loado sea Dios!, en que
aún luzca el sol en las desvaídas bardas de nuestra desvalida democracia.
Que
pase de nosotros este cáliz
Antes fue más corrupción y
el rescate de demasiadas entidades financieras, sobre todo Cajas, que sufrieron
una ignominiosa dirección, básicamente por las meteduras de pata y de mano, con
sus correspondientes ‘sacaduras dinerarias’ de personajes de distinto hierro y
políticos medio pelo, ¡oh casualidad!, amén de las torpezas de algunos
dirigentes profesionales.
A ver si escampa pronto y se
acaban los castores, los linces, los frescos y los sinvergüenzas, con sus
correspondientes cuadrillas de tontucios, tonticos, palqueros, aprovechadillos
y trincones, que de todo hay.
Y de paso, que surjan
políticos de verdad; imaginativos, sensatos, eficientes y honrados, sobre todo;
que sean capaces de darle un vuelco al panorama reformando con valentía todo lo
reformable y necesario. De lo contrario auguro efemérides luctuosas, que diría
un recordado médico de mi tierra. Para ello, y como decían los antiguos
reclamos, abténganse medianías.
¿Hay alguien más?...; qué
bueno era el tío aquel. Que no tarden.
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