El Real
Madrid encarriló su pase a la final de la Champions y está a dos pasos de
refrendar su reinado en Europa. Como siempre, dicen sin embargo algunos con muy
poca vergüenza, aludiendo a una supuesta ayuda arbitral.
Y es que, válgame Santo Tomás, pensábamos que ya no cabían más tontos en esto del
fútbol y viene el Mundo Deportivo de Barcelona y supera a todos los demás. Y
eso, que lo digan los forofos culés produce hasta ternura, es parte de la
esencia del fútbol, pero que lo denuncie en portada un medio de comunicación
solo tiene dos explicaciones: el periodismo de bufanda o la prostitución debida
de los mantenidos, o las dos cosas a la vez. ¿Cómo se le ocurre tamaña
imbecilidad a un periódico que cubre básicamente a un club de la incuestionable
categoría del Barça? ¿Son tan tontos, o tan de hoja parroquial, de no medir lo
que destacan? Porque se lo ponen fácil a sus contrarios. ¿Quieren decir que los blaugranas reinan en la
Copa de España, por decir algo, gracias a los árbitros? ¿O tal vez sucede lo mismo
en la Liga, como proclama el forofismo merengue? Porque de los árbitros no
pueden quejarse, precisamente, los barcelonistas; pregunten al PSG. Y tampoco
los blancos.
Como
siempre, dicen con razón y afirmamos aquí, el Real está cerca de otra final; la
cuarta en cinco años. Como siempre, el
Madrid está cerca de otra gloria en Europa, donde es el club con más
entorchados a distancia abismal del segundo; doce contra siete del Milán —el
Barça, cinco—. Como siempre, los blancos se transforman en cuanto huelen la
Champions y machacan a quienes les tocan. Como siempre, los de Zidane pueden reverdecer su historia ganando tres consecutivas y
cuatro en cinco años; ya ganaron cinco seguidas en sus inicios. Como siempre,
los madridistas tienen a mano seguir sumando trofeos; sería el treceavo. Y como siempre, señores
periodistas catalanes de siesta, pijama y orinal, ustedes hacen el ridículo sin
vergüenza defendiendo lo indefendible cuando se trata de atacar sin razón al
Real Madrid. Exactamente igual que al contrario, cuando los comunicadores
pesebreros madrileños se hartaban hace años de decir gilipolleces sobre la
triunfal racha del Barça de Messi, Pujol, Xavi, Iniesta, Busquets y compañía; su mejor etapa histórica. Y todavía hoy lo hacen,
responsabilizando a los árbitros de favorecerles, sin reconocer que esta Liga,
como tantas otras en el último decenio, la ganarán porque han sido mejores.
Todo lo demás, salvando a los aficionados de unos y otros que defienden
pasionalmente contra viento y marea sus colores, viniendo de quienes viven de
la información, son lamentos vergonzosos de malos periodistas y peores
perdedores; deberían tener una cierta objetividad, que sería de nobleza
profesional, aparte de ahorrar munición barriobajera a posibles descerebrados.
La violencia deportiva se nutre de cosas por el estilo.
Reiteramos
que el fútbol español manda en el continente. El Madrid no hizo su mejor
partido en Munich, pero lo bastó su eficacia delante para desarbolar al
sempiterno campeón alemán. Tuvo suerte también, pero eso es parte del juego y
del equipaje de los campeones. Lo normal es que pase a la final y se enfrente
al Liverpool de Klopp, que pasó por
la piedra de Anfield a los rocosos romanos de Monchi, quienes hasta muy avanzado el partido no cambiaron el
sistema suicida de jugar con tres centrales muy juntos y dejarles las bandas
libres a Salah y compañía. Y si eso
sucede, creo que en Kiev habrá fiesta blanca; el Real Madrid es notoriamente
superior.
Y no acaba
ahí nuestro fútbol. El Atlético de Madrid dio una lección de pundonor y de
juego defensivo a otros ingleses. El Arsenal de Wenger y Ozïl, con Bellerín y Monreal —¡qué jugadorazos!—
se encontró en superioridad numérica desde el minuto nueve, pero no supieron
liquidar a los legionarios de Simeone,
aunque dominaron a mansalva, y tuvieron la flaqueza de concederle una ocasión a
Griezmann. Imperdonable, porque al
colchonero francés le basta media oportunidad para enchufarla; característica
de los muy grandes. Y eso hizo. Así, con un empate a uno tiene medio hecho el
pase a otra final en Europa, y ya colecciona unas cuantas en los últimos años.
De llegar a
las finales el Real y el Atlético, del que también se podría decir como siempre
últimamente, Madrid tendrá otros dos títulos europeos que celebrar. Y España
también.
Y los tontos
a llorarle a la luna.
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