El
30% de provisión para préstamos del sector inmobiliario que estén al corriente,
trasvase de activos tóxicos (lo resultante de los que no hayan pagado o no
paguen), interés del 10% para las ayudas públicas a bancos…. ¡Oiga! ¿Y de lo
mío qué?
Nubes blancas de fe
Dando
por buenas las cifras que maneja De Guindos – toquemos madera- resulta que los
Bancos tendrán que añadir 30.000 M de E. adicionales a los supuestos 107.000
que ya tienen provisionados para cubrir los riesgos ya malos, y los por llegar,
del crédito global al sector inmobiliario.
Y,
también, que con los 184.000 M que traspasarán a la Sociedad de Liquidación de
Activos tóxicos – que ahora es obligado- harán hueco en sus maltrechos balances
para poder financiar a los clientes que demanden nuevos créditos en el futuro.
Aquí lo de la fe.
Las
entidades financieras que estén bien – no más de tres o cuatro-, y puedan
asumir su parte de aquellos 30.000 M contra sus cuentas de resultados, podrán
continuar sin excesivos problemas si también tienen cubierto el capital de
máxima calidad exigido por las autoridades europeas y españolas respecto a los
riesgos que mantengan en balance.
Las
que no puedan provisionar con cargo a sus cuentas de resultados tendrán que
acudir a sus recursos propios. Si tienen reservas suficientes adelante y, si
no, pues a iniciar la nefasta senda de la reducción de capital, con las
pérdidas consiguientes para accionistas y clientes de productos considerados
como de recursos propios para el Banco.
El
único camino que les han dejado para evitar el desastre de la reducción es el
de acudir a papá Estado, que les financiará sus necesidades de recursos para
provisionar a un ‘módico’ 10%
Hablando claro
El
Gobierno les ha dicho a los bancos: te ayudo aliviándote el balance para que
puedas buscar financiación – ahora no les presta nadie en los mercados- y
lubriques la economía española abriendo el crédito.
Y,
como nada es gratis en esta vida –aunque a veces lo parezca con la Banca- , te
obligo a ceder tus activos inmobiliarios tóxicos a una sociedadad hoc, al 50% o
menos del valor que tú le dabas, que pueda ponerlos en el mercado a un precio
real de venta en las condiciones actuales. Conformen se vayan vendiendo – hasta
en diez años o más- irás recuperando lo que pusiste, incluso con plusvalías sobre el valor de tasación que
vamos a encargar a dos sociedades independientes, si hay suerte, cosa harto
dudosa. Lo normal es que te cueste, además de lo ya perdido, la comisión de venta.
¿Y de lo mío qué?
Para
el personal de a pie se abren distintos escenarios según su posición. Para los
accionistas hay dos noticias, una buena y otra mala. La buena es que
previsiblemente, si se cumplen los objetivos de la Reforma, el valor de sus
acciones se irá recuperando aunque muy lentamente – olvidémonos durante años de
volver a ver el Ibex sobre los 12.000 de hace unos años-. La mala es que los
dividendos se resentirán notablemente por todo lo anterior; tanto las nuevas
provisiones normativas como las pérdidas por la cesión de activos que ya no
estuvieran cubiertas, ambas obligadas con la Reforma, irán contra los
beneficios. Claro que, la disminución de ingresos fiscales del Estado por esta
merma tampoco será minina; los bancos
están en el 30% impositivo en Sociedades.
Para
los clientes habrá dos cantares. Quienes tengan depósitos estarán
razonablemente más garantizados, y lo normal es que obtengan intereses decentes
ya que la financiación en los mercados de capital para los bancos será costosa.
Aunque, por el contrario, con la subida de impuestos del gobierno del PP a las rentas
del capital tampoco serán ninguna bicoca.
Los nubarrones amenazantes
Donde
estará la cosa más fea será para quienes soliciten un crédito, aunque parezca
paradójico conforme están las cosas ahora. Veamos.
El
Gobierno debería encargar cartelitos con el texto de “abtenerse
promotores, constructores y españolitos
que quieran promover, construir o comprar una vivienda en cuanto escampe”. Y
con ellos a toda la industria dependiente. Porque si a la imagen arrastrada y a
la inanición actual le sumamos el 30% de provisiones para los préstamos que se
pagan o se paguen regularmente en el sector, ¿cuántos préstamos creen ustedes
que se darán en este sector clave?
Y
los pequeños y medianos emprendedores de otros sectores
que quieran ‘tirarse al agua’ y empujar nuestra economía hacia arriba bien
pueden ir ajustando con finura sus costes porque los financieros van a ser de
aúpa; desde luego notablemente superiores al señalado por el ministro. Eso de que el Estado prestará a los bancos al
10%, aunque no tenga nada que ver con esta otra película por ser distintos los
escenarios, será el banderín de enganche de la Banca en sus nuevas condiciones
de tipos de interés en los préstamos y créditos. Que en esas cosas sí que son
muy eficientes y rápidos los bancos. En el sector del consumo hace tiempo que
andan en esa onda.
Precisamente
en el crédito al consumo es donde creo que el Gobierno ha puesto sus miras. Quien
compra un coche o un electrodoméstico no distingue mucho entre pagar un 6 o un
12, siempre ha sido así; no digamos ya en las tarjetas. Se consume, se vende,
se contrata personal, se fabrica, se asesora, se sirve, se financia, se
anuncia, se cobran comisiones, impuestos, se hacen infraestructuras, etc. Es decir, empezar el círculo virtuoso
económico.
Otro
cantar, como decíamos, será el de los
pequeños y medianos empresarios y
los autónomos. Con intereses superiores al 10 % no hay ahora mismos sectores económicos
que puedan pagarlos con los márgenes comerciales que circulan. Aquí estará la piedra angular del remonte de
la crisis a expensas de esta Reforma financiera. Y la prueba del algodón de las
otras.
Las
grandes empresas andan otros caminos y esta movida les vendrá bien en todo caso.
Lloverá,
pero ojo que no será a gusto de todos. Ojalá no sea un diluvio; aunque con la
racha que llevamos, ¡lagarto, lagarto!
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