Paseando
Toledo, un guía explicaba lo que era un trampantojo; esas fachadas pintadas que simulaban las añejas nobles
en edificios de la antigua ciudad imperial. La épica sería hacer realidad
cuanto suponen. Y así, entre trampantojos y épicas, andan ilustres como el
Madrid o Barça y hasta modestos como el Murcia y el Cartagena.
Mijatovic dijo acertadamente que los merengues
están fichando suplentes. Y se puede añadir que serían suplentes de suplentes,
porque de los treinta y seis jugadores en plantilla, sumando a los que están
los que vuelven y los fichados, solo siete u ocho podrían considerarse
titulares y no todos a tiempo completo. Courtois
o Keylor, Carvajal y Varane —si
las lesiones los respetan—, tres cuartos de Benzema y Casemiro —si
se mantienen finos—, media parte de Ramos
y Kroos y una cuarta de Modric. Todos los demás apenas llegan a
complementos o reservas aceptables. No veo a Bale o Isco, por citar
significados, titulares ni suplentes ejemplares. Y solo Hazard
y a medias Jovic son fichajes titulares. Otra cosa es que
aclararan, lo que sería loable, que el objetivo es acometer e inaugurar el renovado
estadio y que la afición debe armarse de paciencia hasta que cuajen y maduren los
Vinicius, Asensio, Rodrygo, Brahim y compañía para configurar un
equipo campeón. El brasileño ilusionante está para cederlo a un primera hasta
que logre enchufar, al menos, una de cada tres ocasiones de gol. Al balear se
le puede pasar el amor blanco de tanto usarlo, el otro carioca es una incógnita
razonable y el malagueño no está, de momento, para sentar plaza. Finalmente, el
Castilla actual es un páramo baldío y los que vuelven de otros equipos no
superan el nivel de los que ya están. Así que solo con vestirlos de blanco luciendo el glorioso escudo merengue, la
mayoría de tales golondrinos no harán verano. Serían solo trampantojos de lo
que alguna vez representó, como Toledo, una realidad grandiosa. Ojalá hubiera paciencia
con la ilusionante apuesta por la juventud, pero eso sería una épica que hoy se
antoja lejana por el Bernabéu. Lo real
es que al Madrid hay que llegar aprendido, así que deben apostar fuerte y traer
cuatro o cinco titulares para completar un equipo de garantías, si no, es
posible que para Navidad ande de nuevo Pérez
buscando entrenador; el turrón está caro por la Castellana. Hace bien Zidane en pedir realidades en lugar de
conformarse con apariencias.
Y el Barça,
aun desde una perspectiva muy diferente, también visualiza trampantojos. En su caso se trata de ir preparando
el relevo al equipo que en los últimos años ha triunfado en torno a Messi. Abandonado el estilo cruyffista
de la Masía, el recién confirmado Valverde
lo tiene tan crudo como Zidane. Sin peloteros al relevo de Xavi e Iniesta, solo Busquets, el deslumbrante De Jong y en menor medida Sergi Roberto y Aleñá pueden reinventar el antaño glorioso, pero sin base detrás y
con el orgullo herido de los últimos años serán solo los últimos mohicanos de
una idea que hizo grandes a los culés. Temo que volveremos al viejo Barça; el
de los nombres rimbombantes y exorbitados fichajes que solo comían migajas. Tan
penoso como natural porque una excepcionalidad como la de Messi siempre deja
herencias magras, con la salvedad del Barça de Guardiola tras el de Rijkaard
y Ronaldinho, que fue la gran épica blaugrana.
PANORAMA
REGIONAL
El Cartagena
busca superar traumas con el ascenso que tanto merece. Tienen oportunidad,
técnicos, jugadores, directivos y afición de sobra. El asunto está en que el
equipo corra y juegue en Ponferrada con cabeza y pierna dura como ante los
bisoños madridistas en la vuelta. En las dos idas fueron trampantojos jugando
de mentira.
Y llegamos
al nuevo Murcia que los actuales dirigentes desean. Ver a Pepe
Vidaña, el gran capitán, y al exitoso técnico Vicente Carlos Campillo presentando apuestas locales es ilusionante,
pero hay un riesgo extremo: el de ahogar esa hermosa esperanza arrastrados por
el tsunami de una deuda asfixiante. Sería imperdonable. Lo ideal hubiera sido
empezar de cero con gente de aquí e instalaciones deportivas adecuadas para
apostar sin complejos y con paciencia por la prolífica cantera murciana. La
valentía de explicar al murcianismo que sería la mejor salida para el equipo
soñado hubiera sido una épica real. Esperemos que la heroicidad de intentarlo
con tanto lastre no sea un engañoso trampantojo. Podría ser el último.
Suerte a
todos, de todo corazón.